jueves, 12 de abril de 2018

CRUZ (σταυρός)

A. La cruz y la crucifixión en el mundo del NT.

I. Significado de la palabra

1. σταυρός es una «estaca» erguida, como las que se usan para cercas o empalizadas.
2. El σταυρός es un instrumento de suplicio para delitos graves. Puede ser una estaca vertical puntiaguda, o un palo vertical con un travesaño encima, o un poste con una viga de igual longitud que se interseca.

II. El castigo de la crucifixión

1. Esta forma de ejecución parece haber sido inventada por los persas. La usan Alejandro Magno y sus sucesores, y luego los romanos, aunque no oficialmente para los ciudadanos. Josefo menciona crucifixiones masivas de insurrectos en Judea.
2. El condenado transporta el travesaño hasta el sitio de ejecución, es asegurado a él con sogas o con clavos, y luego es izado en la estaca, que ya está erguida en su sitio. Hacia la mitad del poste hay una pieza de madera que sostiene el cuerpo suspendido. La altura de la cruz varía. Una tableta colgada alrededor de la víctima enuncia la causa de la ejecución, y luego esta tableta se fija a la cruz. A menudo, antes de la ejecución se azota a la víctima y se la expone a burlas. La crucifixión se efectúa públicamente, y el cuerpo se puede dejar a que se pudra en la cruz. La muerte es extremadamente lenta y penosa. Constantino suprime esta forma de castigo.
3. El derecho judío no impone la crucifixión. Las personas que son lapidadas son luego colgadas de un árbol para mostrar que han muerto malditas por Dios. El judaísmo aplica este principio a los que mueren crucificados.

B. σταυρός en el NT.

I. La cruz de Jesús
Los autores de los Sinópticos y Juan cuentan el relato de la crucifixión en narraciones que tienen una calidad kerigmática y cultual. En el trasfondo está la idea de que Jesús muere como el cordero sacrificial de la nueva alianza. Los acontecimientos van siguiendo las costumbres de la época. Algunos toques judíos son la bebida estupefaciente de Marcos 15:23 y el descendimiento del cuerpo de Jesús en la víspera del sábado (Jn. 19:31). La cruz es un poste con travesaño, y Jesús es clavado a ella. Juan atribuye significación teológica al levantamiento de Jesús en la cruz (3:14; 8:28).

II. La teología de la cruz
1. Pablo muestra la significación salvífica de la cruz. En ella, como la etapa más baja de la humillación, Jesús completa su obediencia y así realiza la obra de redención (Fil. 2:8). La sabiduría humana, que no logra captar esto, despoja a la cruz de su contenido esencial (1 Co. 1:17). La palabra de la cruz es tontería para los que van a la perdición, pero es poder de Dios para los creyentes. Como revelación de la sabiduría de Dios, ella es verdadera sabiduría para los perfectos (2:6–7). Aquellos cristianos que por su manera de vivir desprecian la cruz, son enemigos de ella (Fil. 3:18). Los judaizantes están tratando de esquivar la persecución a causa de la cruz, al abogar por la circuncisión (Gá. 6:12). Los propios sufrimientos de Pablo se relacionan con su predicación de la cruz, ya que la circuncisión obligatoria y la cruz se excluyen mutuamente. La cruz es decisiva en la historia de la salvación. Al suprimir toda glorificación de uno mismo, ella es la propia gloria de Pablo (Gá. 6:14).
2. La cruz es el medio de expiación en Colosenses 1:20 y Efesios 2:16. Es el fundamento de la reconciliación cósmica (Col. 1:20). La sangre de Jesús tiene un poder expiatorio que todo lo abarca. Como signo de su gracia de indulto, Dios ha fijado a la cruz el recibo de acusación (Col. 2:14). Por la cruz Dios ha reunido a judíos y gentiles en una nueva humanidad, y los ha reconciliado con Dios mismo (Ef. 2:16).
3. Hebreos usa σταυρός sólo en 12:2, que dice que Jesús eligió la cruz ya sea «en lugar de» la felicidad celestial o «a causa de» ella. Lo primero tal vez sea el sentido más natural; Jesús renunció al gozo que se le presentaba, con el fin de recorrer el camino de la obediencia y del sufrimiento.

III. Uso figurado
1. Jesús exige que sus discípulos tomen la cruz y lo sigan. El dicho figura cinco veces en diferentes contextos (Mr. 8:34 [par. Mt. 16:24; Lc. 9:23]; Mt. 10:38; Lc. 14:27).
2. Entre los rabinos no existe paralelo para este dicho. Puede haber sido una expresión popular surgida entre los zelotes. O tal vez Jesús ve en su muerte un modelo para sus seguidores, los cuales deben estar dispuestos a sufrir e incluso a morir por causa suya. El dicho acerca del yugo en Mateo 11:29 posiblemente esté conectado con el dicho acerca de la cruz. El cargar la cruz hasta el sitio de ejecución sugiere un proceso continuo. La señal de la cruz sirve como confesión de Jesús y como sello de pertenencia a él. En todo caso, la relación con la negación de sí muestra que la referencia es a una vida de compromiso que podría implicar el sufrimiento, y en última instancia la entrega de la vida misma.

IV. Uso posterior
1. En Ignacio, la cruz eleva a los creyentes como piedras vivas en la construcción del templo de Dios (Efesios 9.1). Es un tronco que, con una fuerza vital, produce ramas (Tralianos 11.2). Los cristianos están clavados a ella (Esmirniotas 1.1). Bernabé demuestra que la crucifixión es necesaria, a partir de Génesis 14:14; Números 19:6; Salmo 1:3 (cf. 8:1; 9:8; 11:1). En A Policarpo, la cruz da testimonio de la verdadera corporeidad de Cristo (7.1). En las especulaciones gnósticas acerca de la cruz se da una cruz doble: la cruz del Gólgota, y una cruz de luz.
2. En los papiros encontramos pocos usos que sean distintivamente cristianos. En un caso σταυρός significa «penuria». En tiempos bizantinos, la cruz es común en las cartas. Tres cruces sirven de marca para los analfabetos. La cruz figura también como señal de oración.


Fuente: Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich, and Geoffrey W. Bromiley, Compendio Del Diccionario Teológico Del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 1050–1051.
Soli Deo Gloria



lunes, 9 de abril de 2018

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¿Qué es la Providencia Divina? CBL 1689

¿Qué es la providencia? ¿Qué abarca la providencia? ¿Cuál es su propósito?

La Providencia Divina es el medio por y a través del cual Dios gobierna todas las cosas en el universo. La Doctrina de la Providencia Divina afirma que Dios está en control absoluto de todas las cosas. Esto incluye al universo en su totalidad (Salmo 103:19), el mundo físico (Mateo 5:45), los asuntos de las naciones (Salmo 6:7), el nacimiento del ser humano y su destino (Gálatas 1:15), los éxitos y los fracasos humanos (Lucas 1:52), y la protección de su pueblo (Salmo 4:8). Esta doctrina se levanta en oposición directa a la idea de que el universo sea gobernado por la casualidad o el destino. 

El propósito, o la meta, de la providencia divina es llevar a cabo la voluntad de Dios. Para asegurar que sus propósitos sean cumplidos, Dios gobierna los asuntos del hombre y obra a través del orden natural de las cosas. Las leyes naturales son nada más que una representación de Dios obrando en el universo. Las leyes naturales no poseen poder inherente, como tampoco obran independientemente; son las reglas y los principios que Dios ha puesto en efecto para determinar cómo se desarrollarán las cosas. 

Es lo mismo en las decisiones humanas. En un sentido muy verdadero no somos libres de escoger o actuar fuera de la voluntad de Dios  ni aun nuestras decisiones pecaminosas (Génesis 50:20). Al final de todo, es Dios Quien controla nuestras decisiones y acciones (Génesis 45:5; Deuteronomio 8:18; Proverbios 21:1), pero Él lo hace de tal manera que esto no viola nuestra responsabilidad como agentes moralmente libres, ni tampoco invalida la realidad de nuestra decisión. 

La Confesión Bautista de Fe de Londres de 1689, expone la Doctrina de la Providencia Divina de una manera sucinta, pero que capta todos los elementos de esta doctrina:


1. Dios, el buen Creador de todo,1 en su infinito poder y sabiduría,2 sostiene, dirige, dispone y gobierna3 a todas las criaturas y cosas, desde la mayor hasta la más pequeña,4 por su sapientísima y santísima providencia,5 con el fin para el cual fueron creadas,6 según su presciencia infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad;7 para alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, infinita bondad y misericordia.8

1. Gn. 1:31; 2:18; Sal. 119:68. 2. Sal. 145:11; Pr. 3:19; Sal. 66:7. 3. He. 1:3; Is. 46:10,11; Dn. 4:34,35; Sal. 135:6; Hch. 17:25-28; Job 38-41. 4. Mt. 10:29-31. 5. Pr. 15:3; Sal. 104:24; 145:17. 6. Col. 1:16,17; Hch. 17:24-28. 7. Sal. 33:10,11; Ef. 1:11. 8. Is. 63:14; Ef. 3:10; Ro. 9:17; Gn. 45:7; Sal. 145:7

2. Aunque en relación con la presciencia y el decreto de Dios, la causa primera, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente, de modo que nada ocurre a nadie por azar o sin su providencia;1 sin embargo, por la misma providencia, las ordena de manera que ocurran según la naturaleza de las causas secundarias, ya sea necesaria, libre o contingentemente.2

1. Hch. 2:23; Pr. 16:33. 2. Gn. 8:22; Jer. 31:35; Ex. 21:13; Dt. 19:5; Is. 10:6,7; Lc. 13;3,5; Hch. 27:31; Mt. 5:20,21; Fil. 1:19; Pr. 20:18; Lc. 14:25ss.; Pr. 21:31; 1 R. 22:28,34; Rt. 2:3.

3. Dios, en su providencia ordinaria, hace uso de medios;1 sin embargo, tiene la libertad de obrar sin ellos,2 por encima de ellos3 y contra ellos,4 según le plazca.

1. Hch. 27:22,31,44; Is. 55:10,11; Os. 2:21,22. 2. Os. 1:7; Lc. 1:34,35. 3. Ro. 4:19-21. 4. Ex. 3:2,3; 2 R. 6:6; Dn. 3:27.

4. El poder omnipotente, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios se manifiestan en su providencia hasta tal punto que su consejo determinante se extiende aun hasta la primera Caída y a todas las demás acciones pecaminosas, tanto de los ángeles como de los hombres1 (y eso no por un mero permiso), las cuales sapientísima y poderosamente limita, y asimismo ordena y gobierna de múltiples maneras para sus santísimos fines;2 sin embargo, de tal modo que la pecaminosidad de las acciones de ellos procede sólo de las criaturas, y no de Dios, quien siendo justísimo y santísimo, no es, ni puede ser, autor del pecado ni aprobarlo.3

1. Ro. 11:32-34; 2 S. 24:1; 1 Cr. 21:1; 1 R. 22:22,23; 2 S. 16:10; Hch. 2:23; 4:27,28. 2. Hch. 14:16; 2 R. 19:28; Gn. 50:20; Is. 10:6,7,12. 3. Stg. :13,14,17; 1 Jn. 2:16; Sal. 50:21.

5. El Dios sapientísimo, justísimo y clementísimo a menudo deja por algún tiempo a sus propios hijos en diversas tentaciones y en las corrupciones de sus propios corazones, a fin de disciplinarlos por sus pecados anteriores o para revelarles la fuerza oculta de la corrupción y del engaño de sus corazones, para que sean humillados; y para llevarlos a una dependencia de él más íntima y constante para su apoyo en él; y para hacerlos más vigilantes contra todas las ocasiones futuras de pecado, y para otros fines santos y justos.1 Por consiguiente, todo lo que ocurre a cualquiera de sus escogidos es por su designio, para su gloria y para el bien de ellos.2

1. 2 Cr. 32:25,26,31; 2 S. 24:1; Lc. 22:34,35; Mr. 14:66-72; Jn. 21:15-17. 2. Ro. 8:28.

6. En cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios, como juez justo, ciega y endurece a causa de su pecado anterior, 1 no sólo les niega su gracia, por la cual podría haber iluminado su entendimiento y obrado en sus corazones,2 sino que también algunas veces les retira los dones que tenían,3 y los deja expuestos a las cosas que su corrupción convierte en ocasión de pecado;4 y, a la vez, los entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás,5 por lo cual sucede que se endurecen bajo los mismos medios que Dios emplea para ablandar a otros.6

1. Ro. 1:24-26,28; 11:7,8. 2. Dt. 29:4. 3. Mt. 13:12; 25:29. 4. Dt. 2:30; 2 R. 8:12,13. 5. Sal. 81:11,12; 2 Ts. 2:10-12. 6. Ex. 7:3; 8:15,32; 2 Co. 2:15,16; Is. 6:9,10; 8:14; 1 P. 2:7; Hch. 28:26,27; Jn. 12:39,40.

7. Del mismo modo que la providencia de Dios alcanza en general a todas las criaturas, así también de un modo más especial cuida de su iglesia y dispone todas las cosas para el bien de la misma.1

1. Pr. 2:7,8; Am. 9:8,9; 1 Ti. 4:10; Ro. 8:28; Ef. 1:11,22; 3:10,11,21; Is. 43:3-5,14.

A veces también Dios obra directamente para cumplir su voluntad. Esto es lo que llamaríamos nosotros un milagro (es decir, algo sobrenatural en vez de natural). Un milagro es Dios obrando, por un período breve de tiempo, fuera del orden natural de las cosas para realizar su voluntad y sus propósitos. Dos ejemplos del libro de Hechos deberían servir para destacar la obra de Dios obrando directa e indirectamente para realizar su voluntad. En Hechos 9 vemos la conversión de Saulo de Tarso. A través de una luz brillante y con una voz que sólo Saulo - Pablo pudo escuchar, Dios cambió su vida para siempre. Era la voluntad de Dios usar a Pablo para realizar su voluntad, y Dios usó un medio directo para convertir a Pablo. Hable a cualquier persona que usted conozca que se haya convertido al Cristianismo, y usted con mucha probabilidad escuchará una historia parecida a ésta. La mayoría de nosotros llegamos a Cristo a través de un sermón predicado o por leer un libro o por el testimonio persistente de un amigo o un familiar. Además de esto, por lo general hay circunstancias de la vida que preparan el camino, la pérdida de un empleo, el fallecimiento de un familiar, un matrimonio fracasado, una adicción química. La conversión de Pablo era directa y sobrenatural.

En Hechos 16:6-10, vemos a Dios cumpliendo su voluntad indirectamente. Esto sucede durante el segundo viaje misionero de Pablo. Dios quiso que Pablo y su compañía fuesen a Troas, pero cuando Pablo salió de Antioquia en Pisidia, él quiso ir hacia el este a Asia. La Biblia dice que el Espíritu Santo les prohibió predicar la Palabra en Asia. Luego, ellos quisieron ir al oeste a Bitinia, pero el Espíritu de Cristo les impidió, por tanto ellos fueron a Troas. Ahora esto fue escrito en retrospectiva, pero en el momento hubo probablemente algunas explicaciones lógicas por las cuales ellos no pudiesen ir a aquellas dos regiones. Sin embargo, después del hecho, ellos se dieron cuenta que esto fue Dios dirigiéndoles donde Él quería que fuesen,  esta es la providencia. Mi texto bíblico favorito que habla de esto es Proverbios 16:9  “La mente del hombre planea su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos.”

Al otro lado hay los que dirán que el concepto que Dios esté orquestando directa o indirectamente todas las cosas destruye toda posibilidad del libre albedrío. Si Dios está en control absoluto, ¿cómo podemos estar verdaderamente libres en las decisiones que tomemos? En otras palabras, para que el concepto de la libertad sea significativo, tiene que haber algunas cosas fuera del control soberano de Dios. Por ejemplo, la contingencia de la elección humana. Supongamos por caso del argumento que esto sea cierto. ¿Qué entonces? Si Dios no está en control absoluto de todas las contingencias, entonces, ¿cómo podría Él asegurar nuestra salvación? Pablo dice en Filipenses 1:6, “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Si Dios no está en control de todas las cosas, entonces esta promesa es inválida (y otras promesas bíblicas también). No podemos tener la seguridad plena de que la buena obra de la salvación que haya sido iniciada en nosotros llegará a su finalización.

Además, si Dios no está en control de todas las cosas, entonces Él no es soberano, y si no es soberano, entonces, no es Dios. Por tanto el precio de mantener contingencias fuera del control de Dios resulta en un Dios que no es Dios en nada. Y si nuestra “libre” voluntad sobrepasa la providencia de Dios, entonces ¿quién es Dios al final de todo? Somos nosotros. Esto es, obviamente, inaceptable a cualquier persona con una cosmovisión que sea cristiana y bíblica. La providencia divina no destruye nuestra libertad. Más bien, la providencia divina es lo que nos permite hacer uso de esta libertad correctamente.

La Doctrina de la Providencia de Dios nos brinda más argumentos para estar maravillados y confiados en el Dios que adoramos.
Soli Deo Gloria



lunes, 2 de abril de 2018

¿Qué es la Apologética Cristiana?

Estando siempre preparados para presentar DEFENSA ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia; 
(1 Pe. 3:15)  


Probablemente el versículo clave en la Biblia para la apologética cristiana es 1 Pedro 3:15, “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” No hay excusa ninguna por qué un cristiano sea completamente incapaz de defender su fe. Todo cristiano debe poder dar una presentación razonable de su fe en Cristo. No, no todo cristiano necesita ser experto en la apologética. Todo cristiano, sin embargo, debe saber lo que cree, por qué lo cree, cómo compartirlo con otros, y cómo defenderlo contra mentiras y ataques.


La palabra inglesa “apology” viene de una palabra griega que significa fundamentalmente “dar una defensa.” La Apologética Cristiana, entonces, es la ciencia de dar una defensa de la fe cristiana. Hay muchos escépticos que dudan de la existencia de Dios y/o atacan una creencia en el Dios de la Biblia. Hay muchos críticos que atacan la inspiración y la inerrancia de la Biblia. Hay muchos falsos maestros que promueven doctrinas falsas y niegan las verdades claves de la fe cristiana. La misión de los apologéticos cristianos es combatir estos movimientos, y en su lugar, promover al Dios cristiano y la verdad cristiana.

El segundo aspecto de la apologética cristiana, la cual es evitada muchas veces, es la segunda mitad de 1 Pedro 3:15, “con mansedumbre y reverencia”. El defender la fe cristiana con la apologética nunca debe involucrar el ser mal educado, enojado, o irrespetuoso. Mientras practicamos la apologética cristiana, debemos esforzarnos a ser fuertes en nuestra defensa, y al mismo tiempo, como Cristo en nuestra presentación. Si ganamos un debate, pero alejamos aún más a la persona de Cristo por nuestra actitud, hemos perdido el propósito verdadero de la apologética cristiana.


Hay dos aspectos primarios / métodos de la apologética cristiana. El primero, comúnmente conocido como la apologética clásica, involucra el compartir pruebas y evidencias que muestran que el mensaje cristiano es verdad. El segundo, comúnmente conocido como la apologética presuposicional, involucra el confrontar las presuposiciones (ideas preconcebidas, suposiciones) tras de las posiciones anticristianas. Proponentes de los dos métodos de la apologética cristiana a menudo se debaten sobre cuál método sea el más eficaz. Parece ser más productivo usar ambos métodos, dependiendo de la persona y la situación.


La apologética cristiana es fundamentalmente la presentación de una defensa razonable de la fe y la verdad cristiana a aquellos que no estén de acuerdo con ellas. La apologética cristiana es un aspecto necesario de la vida cristiana. Somos todos mandados a estar preparados y equipados para proclamar el evangelio y defender nuestra fe (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:15). Esta es la esencia de la apologética cristiana.
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Soli Deo Gloria


viernes, 30 de marzo de 2018

¿Qué es el Antinomismo?

En estos tiempos modernos hay un grupo de teólogos liberales y sus (libros) e Iglesias con sus líderes rechazando el mandato de obedecer la Ley de Dios. Estos con conocidos como los antinominianos manifiestan su rechazo a la ley de varias maneras. Algunos acreditan que no tenemos obligación de obedecer la ley moral de Dios por que Jesús nos liberó de la Ley. Insisten en que la Gracia no solo liberta de la maldición de la Ley, sino también, nos liberta de la obligación de obedecerla. La Gracia en este caso se torna una licencia a la desobediencia.

La palabra antinomismo proviene de dos palabras griegas, anti, que significa “contra”; y nomos, que significa “ley.” Antinomismo significa “contra la ley.” Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere que obedezcan los cristianos.

Esta  palabra se refiere a la práctica no bíblica de vivir sin la debida consideración de la rectitud de Dios, emplear la gracia de Dios como si fuera una licencia para pecar y confiar en la gracia para ser limpio del pecado. En otras palabras, ya que la gracia es infinita y somos salvos por gracia, entonces para el antinomianismo podemos pecar cuanto queramos y aún ser salvos.

El antinomismo lleva la enseñanza bíblica a una conclusión antibíblica. La enseñanza bíblica es que los cristianos no requieren la observancia de la ley del Antiguo Testamento como un medio de salvación. Cuando Jesucristo murió en la cruz, Él cumplió la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15). La conclusión antibíblica es que no hay ley moral que Dios espere que obedezcan los cristianos.

El apóstol Pablo trató con este problema del antinomismo en Romanos 6:1-2, “Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”

Esta idea es errónea porque, aunque como cristianos no estemos bajo la Ley (Ro. 6:14), todavía somos llamados a cumplir la ley como la Ley del amor (Ro. 13:8,10; Gál. 5:14; 6:2). Debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lc. 10:27) y, de este modo, evitar la ofensa del pecado que le costó a Dios su unigénito Hijo. Pablo habla contra la noción del antinomianismo en Romanos 6:1-2: No hemos de usar la gracia de Dios como una excusa para pecar; en lugar de esto, hemos de ser controlados por el amor de Dios y de esta forma traer el fruto del Espíritu Santo (Gál. 5:22-25).

El ataque más frecuente sobre la doctrina de la salvación solo por gracia, es que ésta alienta el pecado. La gente puede preguntarse,  ‘Si soy salvado por gracia y todos mis pecados son perdonados, ¿por qué no pecar todo lo que quiera?’ Esa lógica no es el resultado de una conversión verdadera, porque la verdadera conversión produce un mayor deseo de obedecer, y no lo contrario. El deseo de Dios  y nuestro deseo cuando somos regenerados por Su Espíritu es que nos esforcemos por no pecar. En gratitud por su gracia y perdón, deseamos agradarle. Dios nos ha dado su infinitamente grandioso regalo de la salvación a través de Jesucristo (Juan 3:16; Romanos 5:8). Nuestra respuesta es consagrar nuestras vidas a Él mediante el amor, la adoración y gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros (Romanos 12:1-2). El antinomismo es antibíblico porque aplica equivocadamente el significado de la gracia y el favor de Dios.

Una segunda razón por la que el antinomismo es antibíblico, es que hay una ley moral que Dios espera que obedezcamos. 1 Juan 5:3 nos dice: “Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” ¿Cuál es esta ley que Dios espera que obedezcamos? Es la ley de Cristo  “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:37-40). No, no estamos bajo la ley de Antiguo Testamento. Sí, sí estamos bajo la ley de Cristo. La ley de Cristo no es una extensa lista de códigos legales. Es una ley de amor. Si amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con toda nuestra fuerza, no haremos nada que lo ofenda. Si amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no haremos nada que los dañe. Obedecer la ley de Cristo no es un requerimiento para ganar o mantener la salvación. La ley de Cristo es lo que Dios espera de un cristiano.

El antinomismo es contrario a todo lo que la Biblia enseña. Dios espera que vivamos una vida de moralidad, integridad y amor. Jesucristo no liberó de los onerosos mandamientos de la ley del Antiguo Testamento, pero eso no es una licencia para el pecado, sino más bien un pacto de gracia. Debemos luchar para vencer el pecado y cultivar la justicia, dependiendo de la ayuda del Espíritu Santo. El hecho de que somos liberados por gracia de las demandas de la ley del Antiguo Testamento, debe tener como consecuencia el vivir nuestras vidas en obediencia a la ley de Cristo. 1 Juan 2:3-6 dice, “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

Huellas de tal pensamiento son evidentes en el Nuevo Testamento. La espiritualización de la ley en el único precepto del amor a Dios, enseñado y ejemplificado por Jesús, estimuló a algunos entusiastas devotos a creer que habían sido exaltados hasta tal altura de espiritualidad y a tal dominio del amor a Dios que no necesitaban tener en cuenta los preceptos morales o la conducta externa. El duro conflicto de Pablo con los judaizantes respecto a las ceremonias judaicas, podía hacer creer a sus partidarios más anti-judaicos que el esfuerzo para mantener la ley no sólo era inútil sino que vaciaba el evangelio de la gracia en Cristo Jesús. Es probable que alguna de tales perversiones de la enseñanza de Pablo se contemple en 2 Pedro 3:16. Los miembros de la iglesia de Corinto que estaban enorgullecidos y no se afligieron por la persona incestuosa, así como las facciones culpables de unión abominable (1 Corintios 5:1-6) eran probablemente antinomianos y de semejante tendencia eran sin duda los nicolaítas (Apocalipsis 2:2,15), los que sostenían la enseñanza de Balaam (Apocalipsis 2:14) y los que toleraban a Jezabel (Apocalipsis 2:20).

La enseñanza de Pablo de que los cristianos son libres de la ley es en ocasiones mal interpretada como antinomiana. Pero Pablo venera la ley de Dios, y enseña a los creyentes, quienes son libres de la ley como sistema para salvación, a que la guarden como muestra de agradecimiento por la salvación que se les ha brindado libremente, y porque la santidad según definida por la ley es un llamado a los cristianos.

Una característica central de las iglesias y de la predicación y enseñanza bíblica modernas es el antinomianismo, una posición contraria a la ley. El antinomiano piensa que la fe libra de la ley al creyente, y este no está fuera de la ley sino más bien muerto a la ley.

No hay absolutamente ninguna garantía en las Escrituras para el antinomianismo. La expresión «muerto a la ley», en verdad está en las Escrituras (Gál. 2:9; Ro 7:4), pero se refiere al creyente en relación a la obra expiatoria de Cristo como el representante y sustituto del creyente; el creyente está muerto a la ley como acusación, como sentencia de muerte en contra suya, pues Cristo murió por él, pero el creyente está vivo a la ley en cuanto a la justicia de Dios. El propósito de la obra expiatoria de Cristo fue restaurar al hombre a una posición de guardar el pacto en lugar de romperlo, capacitar al hombre para guardar la ley al libertarlo «de la ley del pecado y de la muerte» (Ro 8:2), «para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros» (Ro 8:4). El hombre es restaurado a su posición de cumplidor de la ley. La ley, pues, tiene una posición de centralidad en la formulación de cargos contra el hombre (sentencia de muerte contra el hombre pecador); en la redención del hombre (el hecho de que Cristo, aunque fue perfecto cumplidor de la ley como el nuevo Adán, murió como sustituto del hombre), y en la santificación del hombre (proceso en que el hombre crece en la gracia conforme crece en su observancia de la ley, porque la ley es el camino a la santificación).

Entonces en conclusión el antinomianismo es una designación comparativamente moderna para varios tipos de pensamiento ético en los cuales la hostilidad hacia la ley de Moisés (incluyendo el Decálogo) y a los principios incorporados ha desembocado en una enseñanza y práctica inmoral.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Jn. 14:15
Textos a leer: Ro. 3.27-31; 6.1, 2; 1 Jn. 2.3-6; 5.1-3 
Más recursos para su información en el siguiente enlace de Richard Baxter, Benjamín Cox, William Mason,  Charles Spurgeon Antinomianism ZIP
Soli Deo Gloria


miércoles, 28 de marzo de 2018

¿Es Bíblico el Dispensacionalismo?

El dispensacionalismo es un sistema de teología que tiene dos características principales. (1) Una consistente interpretación literal de la Escritura, especialmente de la profecía bíblica. (2) Una distinción entre Israel y la iglesia dentro del programa de Dios.

(1) Los dispensacionalistas sostienen que su principio de hermenéutica es el de la interpretación literal. “Interpretación Literal” significa dar a cada palabra el significado que comúnmente tendría en el uso cotidiano. Los símbolos, figuras del lenguaje y tipos son todos interpretados sencillamente bajo este método, y no son en manera alguna contrarios a la interpretación literal. Aún los simbolismos y figuras del lenguaje tienen interpretaciones literales contenidas en ellas.

Hay por lo menos tres razones por las que esta es la mejor manera de ver la Escritura. Primero, filosóficamente, el propósito del lenguaje en sí parece requerir que lo interpretemos literalmente. El lenguaje fue dado por Dios con el propósito de poder comunicarse con el hombre. La segunda razón es bíblica. Cada profecía acerca de Jesucristo en el Antiguo Testamento, fue cumplida literalmente. El nacimiento de Jesús, Su ministerio, Su muerte y Su resurrección, todas ocurrieron exacta y literalmente como fueron predichas en el Antiguo Testamento. No hay ningún cumplimiento no literal de estas profecías en el Nuevo Testamento. Este es un fuerte argumento a favor del método literal. Si no se utiliza la interpretación literal en el estudio de las Escrituras, entonces no hay un denominador común por el cual se pueda entender la Biblia. Cada y toda persona podría interpretar la Biblia como le acomodara. La interpretación bíblica denigraría en “lo que este pasaje me dice a mí....” en vez de “la Biblia dice...” Tristemente, este es ya el caso en lo que actualmente se conoce como interpretación bíblica.

(2) La dispensación Teológica cree que hay dos clases del pueblo de Dios: Israel y la Iglesia. Los dispensacionalistas creen que la salvación siempre ha sido por fe (En Dios en el Antiguo Testamento, y específicamente en Dios Hijo en el Nuevo Testamento). Los dispensacionalistas sostienen que la Iglesia no ha reemplazado a Israel en el programa de Dios y las promesas a Israel en el Antiguo Testamento no han sido transferidas a la Iglesia. Ellos creen que las promesas que Dios hizo a Israel (de la tierra, muchos descendientes y bendiciones) en el Antiguo Testamento serán finalmente cumplidas en el período del milenio del que se habla en Apocalipsis 20. Creen que así como Dios en la época actual enfoca Su atención en la Iglesia, Él nuevamente en el futuro, enfocará Su atención en Israel (Romanos 9:11).

Usando este sistema como base, los dispensacionalistas entienden que la Biblia está organizada en siete dispensaciones; Inocencia (Génesis 1:1 – 3:7), Conciencia (Génesis 3:8 – 8:22), Gobierno Humano (Génesis 9:11 – 11:32), Promesa (Génesis 12:1 – Éxodo 19:25), Ley (Éxodo 20:1 – Hechos 2:4), Gracia ( Hechos 2:4 –Apocalipsis 20:3), y el Reino Milenial (Apocalipsis 20:4 – 20:6). Nuevamente, estas dispensaciones no son medios para la salvación, sino maneras en las que Dios se relaciona con el hombre. El dispensacionalismo como un sistema, resulta en una interpretación premilenial de la Segunda Venida de Cristo, y usualmente una interpretación pretribulacional del Arrebatamiento.
LAS PROMESAS DE DIOS 
Primera parte
Segunda parte
EL PROPÓSITO DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
LA IGLESIA DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
EL ISRAEL DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
EL SION DE DIOS
LA GRACIA DE DIOS
LA LEY DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
LA PALABRA DE DIOS
Primera Parte
Soli Deo Gloria


Imitando la devoción y fe de los santos del pasado

En verdad que sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría. (Job 12:2)

Pregunta, te ruego, a las generaciones pasadas, y considera las cosas escudriñadas por sus padres. (Job 8:8) 

En nuestros días, deberíamos prestar "más atención" a las cosas que fueron dichas por nuestros hermanos en el pasado y consideras sus caminos de devoción y sabiduría.

La generación actual haría bien en prestar atención a lo que las Escrituras y las generaciones piadosas anteriores han dicho. Muchos hoy podrían encontrar su beneficio en estas voces del pasado que tienen una verdad importante para impartir sabiduría en estos días.

Por muchas generaciones voces se han levantado para lamentar la condición espiritual de la Iglesia. La mundanalidad en todas sus variadas formas y expresiones ha ahogado el testimonio de los cristianos profesos, y el mundo mira una mezcla de deleite y desprecio mientras se burlan: "usted no es diferente de nosotros". Lamentablemente, tienen razón.

Mil remedios hoy están siendo propuestos y probados: Programas, estilos de vida, retiros, conferencias, alianzas, camisetas, calcomanías, sitios web, podcasts, blogs, grupos pequeños, grupos grandes, sesiones de capacitación e incontables más que terminan siendo poco más que débiles intentos de hacer que la "iglesia" sea más atractiva para los perdidos con la esperanza de que la simpatía será un sustituto suficiente para llegarles con el evangelio el cual es falso, según sus proponentes es para mantener sus miembros  en sus Iglesias.

En el día de hoy, un buen lector cuidadoso del Nuevo Testamento puede observar el estado actual de la iglesia, y puede estar convencido de lo que le falta ahora es una gran espiritualidad.

La línea de separación entre la iglesia y el mundo se vuelven cada vez menos perceptibles, del carácter del cristianismo genuino, tal como se expone desde los púlpitos en el día de hoy.

¿Cómo se puede remediar esto, y de qué manera se debe revivir el espíritu de piedad? ¿Cómo surgió este sueño sobre la iglesia? ¿No fue desde el púlpito? Y si un avivamiento ha de tener lugar en la iglesia, ¿no debe comenzar en el púlpito? Y así revivir la tibieza del rebaño del Buen Pastor?

"Entonces comencemos, donde en verdad debemos comenzar, con nuestra devoción misma, ¿cuál debería ser la piedad de ese hombre, sobre el estado de cuyo corazón depende en un pequeño grado la condición espiritual de toda una comunidad cristiana? Si buscamos las fuentes de poder, descubriremos que están en el ardor de su devoción. Y los hombres en el pasado eran hombres de oración y de fe. Pasaron horas, días en comunión con Dios, de donde descendieron como Moisés a la gente en radiante de la gloria en la que ellos mismos habían estado mirando fijamente. Estaban donde podían mirar las cosas invisibles y eternas.

Si hoy viéramos un renacimiento del poder desde el púlpito, debe ver en primer lugar un renacimiento de piedad de quienes lo ocupan. Lamentamos la falta de piedad que es real y evidente en el día hoy.

La mundanalidad impregna a la Iglesia de nuestros días, y su resultado se hace notar en que dejaron de ser sal y luz.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”  (Mat 5:13-16

Hoy debiéramos tomar el ejemplo de Cristo y de los santos hombres que nos dejaron un legado.

Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo. 1 Corintios 11:1
Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe. Hebreos 13: 7
Demostrando ser ejemplos del rebaño. 1 Pedro 5: 3

TEXTOS DE REFERENCIAS: 

Job 6:24-25, Job 8:8-10, Job 11:2, Job 11:6, Job 11:12, Job 15:2, Job 17:4, Job 20:3, Job 32:7-13; Prov. 28:11; Is. 5:21; 1 Cor. 4:10, 1 Cor. 6:5
Soli Deo Gloria



lunes, 12 de marzo de 2018

Un Dios de la Verdad

Dios es un Dios de verdad (Deuteronomio 32: 4

Cristo es llamado Dios verdadero en 1 Juan 5:20  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Verdadero Dios, y la vida eterna.

Es llamado Dios verdadero así en oposición a  las deidades ficticias, y aquellos que solo lo son por su nombre u oficio, pero no por naturaleza; mientras que él es verdadero y propiamente Dios, como aparece por sus nombres y naturaleza, por sus perfecciones, obras y adoración, atribuidas a Él; la verdad de todos los tipos, promesas y profecías, que todos tienen su realización en él; la suma y el contenido de todas las verdades y doctrinas, de quienes todos proceden, y en quienes todos se centran como el objeto de la fe, y el autor y consumador de ella; y quien es fiel, como el Dios - hombre y Mediador, al que lo nombró y confio a  todos los elegidos de Dios, con todas las promesas y bendiciones de gracia para ellos, con la plenitud de la gracia para comunicarles, con la gloria de Dios en su salvación, y en un futuro la felicidad final; y es fiel en el cumplimiento de sus funciones de profeta, sacerdote y Rey.

Y todos los que lo adoran deben adorarlo en "Espíritu y en verdad" (Juan 4:23). Se podría haber dicho que Cristo mismo es "la Verdad". (Juan 14: 6)" La gracia y la verdad" vinieron por el Señor Jesús y se lo describe como "lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:14 y 17) Pero el que es Él mismo "la Verdad" no puede separarse o creída aparte de la "palabra de verdad". Pablo les dijo a los Efesios, "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación".  (Efesios 1:13). No podemos creer en Aquel de quien no hemos escuchado. (Romanos 10:14) Además, si lo nota, la "palabra de verdad" es "el evangelio de su salvación." ¡Se trata de pecadores y las "noticias"!  Muy ¡Buenas noticias! A los pecadores en la esclavitud del pecado, Satanás y la justicia propia y nos declara: "¡Dios te ha salvado! " La verdad tiene que ver con algo que Dios ha hecho. Son las buenas nuevas de tu salvación a través de los sufrimientos y la muerte sustitutiva de Cristo el Salvador. Cuando Dios nos trae esta noticia y nos da fe para creerla, ¡es una buena noticia de nuestra liberación total y eterna de todos nuestros pecados, de todas nuestras asociaciones con Adán y de todos nuestros esfuerzos para establecer nuestra propia justicia! La verdad no es solo acerca de Cristo mismo en su persona gloriosa como el Hombre Dios, sino también de lo que hizo en esa humanidad perfecta. Él nos salvó, salvó a su pueblo de sus pecados, nos salvó y ahora nos llama a él para disfrutar plenamente de su don, y nos lo revela por "el Espíritu de verdad". Él declara esto diciendo: "conoceréis la verdad" y la verdad os hará libres "(Juan 8: 32) Todo su pueblo es separado y distinguido del mundo por este evangelio que lo glorifica a Él, y les proclama las cosas que les fueron dadas gratuitamente en Cristo. "Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad." (Juan 17:17) Muchos dicen algunas cosas verdaderas, pero la verdad tiene que ver con el Salvador y su exitosa tarea de salvar todo lo que el Padre le dio en ese pacto eterno. Se trata de la verdad redentora, la verdad de su dignidad y el trabajo como mediador entre Dios y los hombres. La característica peculiar de la verdad es que lo glorifica y abduce al hombre. Todos los que predican la verdad lo hacen  "con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" (2 Timoteo 2:25).


El SEÑOR está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad. (Salmo 145:18)
Soli Deo Gloria