martes, 6 de marzo de 2018

El Movimiento Carismático

EL MOVIMIENTO CARISMÁTICO: UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA Y DOCTRINAL

El Movimiento Carismático es un fenómeno religioso nacido en el Cristianismo, en la década de 1960. Para este artículo he repasado las razones que sus partidarios presentan, y las he contrastado con la regla de nuestra Fe: la Santa Biblia. No he tomado una postura conservadora e inmovilista y, mucho menos, caprichosa, porque aún vale aquel dicho: Iglesia reformada, siempre reformándose”. Si después de un análisis detallado de la Sagrada Escritura se llegara a la conclusión de que el Movimiento Carismático está en la Verdad, entonces habría que recibirlo con gozo, pues el único compromiso que tenemos es con Dios nuestro SEÑOR y su Palabra. Por esto mismo he partido del principio de que “sólo la Escritura” es la única autoridad para la Fe y la práctica del pueblo de Dios.

Terminología

La palabra “católico” significa universal. Así que, cuando llamamos católica a la Iglesia Romana, no excluimos del término católica (: universal) ni a otras iglesias cristianas ni a todos los que no pertenecen a dicha iglesia. Antes al contrario, afirmamos que todo verdadero creyente pertenece a la Iglesia universal o católica de Jesucristo. No obstante, el calificativo católico se usa, en general y abusivamente, para designar a una denominación eclesial dentro del Cristianismo: la Iglesia Romana.

Algo semejante ocurre ahora con el término carismático, el cual se debe aplicar a todo hijo de Dios; pues no se puede ser tal hijo, si no se es carismático. Ahora bien, el calificativo carismático, aplicado al movimiento que tratamos, pierde su sentido original, y es usado para designar a personas o grupos que creen tanto en la permanencia de las condiciones que se dieron en Pentecostés como en la permanencia de los ministerios y dones propios de tales condiciones: apóstoles, profetas, lenguas, revelaciones, sanidades, etc.

Atención al Espíritu Santo

En los últimos años está proliferando mucho la literatura sobre los temas carismáticos, tanto a favor como en contra.

A base de mucho repetirlo, los carismáticos y los pentecostales, cuya diferencia es sólo denominacional, parece que han forzado la aceptación generalizada de que ellos han sido quienes han dado importancia al Espíritu Santo, y que, de no ser por ellos, la Iglesia no se hubiera acordado de Él.

Pero esto no es cierto. El SEÑOR usa las herejías para afirmar a su pueblo en la Verdad, por medio de la cual deja convictos de rebelión a cuantos se apartan de ella.

Si lo que carismáticos y pentecostales afirman fuese cierto, es decir, que hasta su aparición la Iglesia no estaba despierta a la realidad del Espíritu Santo, entonces han llegado tarde; pues Montano (126-180 d. C.) ya “despertó” a la Iglesia hace muchos siglos con las mismas doctrinas que ellos pregonan, y sus pasos se han seguido, más o menos intensamente, en todas las épocas. ¡Que ninguno se engañe:

Nadie ha dado más honor y gloria al Espíritu Santo que quienes han creído y defendido la doctrina bíblica de la salvación por gracia, pues se basa precisamente en la persona del Espíritu como Señor, y en su acción soberana!

Antecedentes

La aparición del Movimiento Carismático presupone la existencia de las iglesias pentecostales, y de una literatura afín a las mismas.

Dentro del “movimiento de sanidad americano” o influidas por éste, aparecen las personas que crean las nuevas denominaciones que conforman el pentecostalismo.

El primero en separarse de su iglesia y formar un grupo independiente es el pastor bautista Richard G. Spurling. Corría el año 1896. Ya entonces declaraban haber tenido experiencia de hablar en lenguas. Su organización la llaman: Unión Cristiana; pero en 1902 se denominará Iglesia de la Santidad; y en 1907, Iglesia de Dios.

Charles F. Parham (1873-1929), para muchos el fundador del pentecostalismo, estableció el Hogar de la Sanidad Betel y la Escuela Bíblica Betel, donde se acude con un propósito definido: “Conocer y experimentar las señales del bautismo del Espíritu Santo”.

De Agnes Ozman se dice que habló en lenguas el 1 de junio de 1901; y como esta experiencia fue fruto de una búsqueda concreta, se considera aquella fecha como punto de partida del pentecostalismo moderno.

Su crecimiento siempre fue por grupos independientes; pero para sus propósitos evangelísticos buscaron una cierta unificación. Con este fin, se convocó una convención en Arkansas (USA) en 1914, la cual condujo a la formación de las Asambleas de Dios: la denominación pentecostal más numerosa y mejor organizada. En 1948 se unieron diez grupos para formar la Comunidad Pentecostal Americana.

En Europa, el pentecostalismo tuvo primero una moderada acogida; pero, en las últimas décadas, su crecimiento ha sido muy importante.

En Iberoamérica aproximadamente el 80% de los protestantes son de tendencia pentecostal.

Nacimiento y expansión

El 3 de abril de 1960, en Van Nuys (California, USA), en el púlpito de una iglesia episcopal, Dennis Bennett anunciaba haber hablado en lenguas. La conmoción fue notoria.

De aquí y de allá surgieron numerosos testimonios de personas que confesaban haber experimentado el mismo fenómeno. Como todo esto tenía lugar dentro de iglesias no-pentecostales, se toma esta fecha –a título referencial– como el momento en que nace el Movimiento Carismático; aunque este acontecimiento sólo puso de manifiesto algo que ya existía. A partir de aquí, son muchos los que ven en las manifestaciones carismáticas la solución a todos los problemas que aquejan a la Iglesia. Todas las denominaciones eclesiales, en mayor o menor grado, quedan afectadas por las nuevas ideas.

Dos organismos deben mencionarse como gestores del rápido crecimiento de este movimiento: La Comunidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, y la Sociedad de la Bendita Trinidad. Especialmente la primera ha financiado banquetes y convenciones locales e internacionales con el fin de presentar el mensaje carismático a las iglesias no-pentecostales.

Al apoyo económico se une la gran difusión de literatura carismática. Junto a los temas de escatología milenarista, ocultismo, sexualidad y otras modas, las editoriales han encontrado un buen filón en lo carismático. Esta literatura simplista y sensacionalista es una de las piezas clave -por no decir, la fundamental- del nuevo pentecostalismo.

En el ámbito romanocatólico, el Movimiento Carismático comenzó en 1966. Fue encabezado por algunos profesores de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh) y por otros de Notre Dame (Indiana).

Las principales influencias, como ellos mismos admiten, les vinieron de dos libros pentecostales: La Cruz y el puñal, por D. Wilkerson, y Hablaron en otras lenguas, por J. Sherrill. Especialmente el primero fue como un libro de texto en los comienzos de este Movimiento en círculos romanocatólicos.

A estos libros debe añadirse la acción personal de unos grupos carismáticos de oración, dirigidos por respetables damas, donde se respiraba una atmósfera que era “la más clara expresión de la teología de los Cursillos de Cristiandad”, según declaración de uno de los pioneros del Movimiento Carismático Romanocatólico, el cual recibió el bautismo del Espíritu en una de aquellas reuniones, y trasladó su experiencia carismática a su esfera católicorromana y, a partir de aquí, el Movimiento Carismático en la Iglesia de Roma tiene un rápido crecimiento. Y el reconocimiento del mismo, por parte de la jerarquía romana, ayudó a que su expansión internacional sea actualmente bastante señalada.

Importantes figuras, especialmente las de inspiración ecuménica, apoyan este Movimiento, procurándole unas adecuadas parcelas de existencia dentro de la institución romanocatólica. En este menester, debe ser señalado como portavoz teológico del Movimiento Carismático Romano-católico y representante del mismo ante la jerarquía romana al Cardenal L. J. Suenens.

Fundamentos básicos

1. El hombre. El pentecostalismo recogió su antropología del campo pietista representado por el Movimiento de Santidad, el cual, a su vez, estaba influido por el espíritu del romanticismo. Éste había afectado a la práctica totalidad de las esferas sociales como una reacción frente al racionalismo del siglo XVIII.

En el terreno religioso, pensadores como F. Schleiermacher y S. Kierkegaard elevaron a primer plano la experiencia personal y la individualidad en medio de un contexto cada vez más profundamente configurado por la filosofía de E. Kant, en la cual el hombre queda formalmente entronizado como ser autónomo, juez y rector de sí mismo y de la realidad que le circunda.

La dicotomía romanocatólica de naturaleza-gracia, simplificada en materia-espíritu, da a la visión pentecostal del hombre su dimensión característica. Hay que salirse de la materia y elevarse a un mundo donde su contaminación no le afecte: -”Salid de Romanos 7 y entrad en Romanos 8", era el slogan del Movimiento de Santidad. Las experiencias carismáticas son un método eficaz para tal consecución: Cuando estás en un trance de revelación, visión, lenguas o así, entonces es el momento en que te sientes más “libre” de la materia. Las experiencias sensacionales son, pues, el terreno donde el pentecostal se siente realizado.

Este concepto sobre la naturaleza y condición del hombre no es otro que el semipelagiano o arminiano, en el cual se fundan la Iglesia Católica Romana y la mayoría de las iglesias evangélicas -aun cuando algunas de éstas se llamen “reformadas”.

El Movimiento Carismático tiene la misma antropología que el pentecostalismo. Además, con un dato a tener en cuenta: desde su nacimiento hasta nuestros días se mueve en un contexto en el que la experiencia personal y la individualidad autónoma reciben de mano del existencialismo un énfasis mucho más radical que antes.

Así pues, el hombre, tal como lo ve el neopentecostalismo, no está totalmente corrompido; su entendimiento, voluntad y afectos pueden percibir las cosas de Dios, y responder positivamente ante ellas. Si en algo está separado de Dios, eso se debe a su condición “material”, no a su rebelión y muerte espiritual.

Pero tal postura o creencia está condenada por la Palabra de Dios, en la cual se dice que el hombre no regenerado no puede percibir ni responder positivamente a las cosas de Dios, porque está muerto en sus pecados, y de sí mismo sólo puede producir el mal (1 Co. 2: 14; Jn. 6: 36, 37, 44; etc.); que la regeneración o nuevo nacimiento no es obra del poder humano, sino de la gracia de Dios (Jn. 1: 13; 2 Ti. 1: 9-10; Tito 3: 5; etc.); y que seguir el criterio propio o ser dejado el hombre a sus propios caminos, no es libertad y realización, sino perdición y confusión (Sal. 81: 12-13; Ro. 1: 21-22; etc.).

Así lo confiesa la Iglesia que permanece fiel a su Señor: “El hombre, por su caída a un estado de pecado, ha perdido absolutamente toda capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a la salvación; por tanto, como hombre natural que está enteramente opuesto a ese bien y muerto en el pecado, no puede por su propia fuerza convertirse a sí mismo o prepararse para la conversión” (Confesión de Fe de Westminster, IX: iii).

2. La Sagrada Escritura. “Ahora bien, los que desechando la Escritura imaginan no sé qué camino para llegar a Dios, no deben ser tenidos por hombres equivocados, sino más bien por gente llena de furor y desatino. De ellos ha surgido hace poco cierta gente de mal carácter, que con gran orgullo, jactándose de enseñar en nombre del Espíritu, desprecian la Escritura y se burlan de la sencillez de los que aún siguen la letra muerta y homicida, como ellos dicen. ( ... ) De donde fácilmente se entiende que debemos ejercitarnos diligentemente en leer y oír la Escritura, si queremos percibir algún fruto y utilidad del Espíritu de Dios. Porque comoquiera que Satanás se viste de ángel de luz, ¿qué autoridad tendría entre nosotros el Espíritu Santo, si no pudiese ser discernido con alguna nota inequívoca? (...) No es una afrenta que el Espíritu quede sometido a la Escritura. Si se le redujera a una regla cualquiera, humana, angélica o cualquier otra, entonces podría decirse que se le humillaba, y aun que se le reducía a servidumbre. Pero cuando es comparado consigo mismo, ¿quién puede decir que con esto se le hace injuria?” (Juan Calvino, Inst. de la Religión Cristiana, 1, ix y SS.).

Estas palabras ponen de manifiesto la postura, no sólo de Calvino sino también la de los reformadores en general, frente a los exaltados espiritualistas anarquizantes que aparecen ya en el siglo XVI. En esas mismas palabras pueden contemplarse las actitudes de los modernos herederos del anabaptismo subjetivista: - La Biblia es letra muerta; la voz del Espíritu es otra cosa más individual.

Así pues, el hombre autónomo como juez único no puede tolerar otra autoridad que no sea él mismo. La Sagrada Escritura, como autoridad absoluta e independiente del hombre y de cualquier circunstancia, es algo impensable dentro de un sistema que está fundado sobre el individuo. Frases piadosas como “Dios me ha dicho”, “el SEÑOR me ha mostrado”, etc., son únicamente una capa con la que se pretende ocultar el fondo de la cuestión: ¡No se quiere la Palabra escrita infalible de un Dios soberano, porque, cuando el hombre se coloca como absoluto, sólo permite la existencia de dioses menores que no tengan otro poder o autoridad que la otorgada por el individuo!

La Iglesia Católica Romana se puso por encima de la Sagrada Escritura por medio de su magisterio eclesiástico, y también ha concedido autoridad moral y doctrinal a la tradición.
El pentecostalismo ha puesto por encima de la Escritura lo que ellos llaman “una obra independiente” del Espíritu, la cual, en el fondo, no es más que la proyección de la subjetividad humana. Las interpretaciones alegóricas de la Biblia son un método eficiente para reducir la verdad de Dios al límite de los intereses humanos.

El Movimiento Carismático nace y se desarrolla entre iglesias que, de la mano de la neo-ortodoxia, consideran la Biblia como un libro que no es la Palabra de Dios escrita (: revelación), infalible e inerrante en todas sus declaraciones y narraciones históricas. El desprecio, pues, hacia la Sagrada Escritura no es privativo del pentecostalismo.

La Palabra de Dios declara que el hombre natural la rechazará siempre (Jn. 8: 43, 47). Por eso no nos extraña lo que el cristianismo nominal hace con la Biblia. Al mismo tiempo, la Palabra de Dios pone bajo condenación a todos los que la aborrecen y pretenden instalar su propio criterio en el lugar de la revelación divina (1 R. 12: 25-33; Mt. 15: 8-9; etc.); y, además, se, ordena solemnemente que toda pretensión humana debe probarse por la misma Escritura (Gá. 1: 8; 2 Jn. 10; etc.).

La Iglesia del SEÑOR es clara cuando confiesa: “La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la que deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino exclusivamente del testimonio de Dios (quien en Sí mismo es la Verdad), el Autor de ellas; y deben ser creídas, porque son la Palabra de Dios. ( ... ) La regla infalible para interpretar la Biblia, es la Biblia misma. ( ... ) El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espíritus individuales, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el Espíritu Santo que habla en las Escrituras” (Confesión de Fe de Westminster, I).

3. El pecado. Cualquier sistema montado sobre el hombre como ser autónomo, juez de sí mismo y de la realidad que le rodea, estará compuesto por elementos que tengan como propósito final expresar y afirmar tal carácter autónomo y autosuficiente del individuo.

¿Qué concepto se tiene del pecado en el sistema carismático-pentecostal? -”La letra muerta de la Biblia no sirve para definir nada con autoridad; por lo tanto, la idea de pecado la elabora el hombre mismo, y lo hace para sí mismo”. Considera pecado fundamentalmente, todo aquello que le impide llegar a la medida que de sí mismo se ha trazado. Cuando elabora la imagen del creyente perfecto (sin referencia a lo que al respecto diga la Escritura), establece los modos de llegar a esa imagen. Todo lo que le estorbe en ese propósito es pecado. Si el hombre ideal es el que vive en el “bautismo del Espíritu Santo”, en medio de experiencias extraordinarias de lenguas y visiones en un ambiente superespiritual, entonces es pecado todo lo que te impide “elevarte” de la materia. Así pues, el pecado se concibe como carencia. En este caso, carencia de vivencia “espiritual”. Como la materia impide subir muy alto, de ahí que se la considere la más clara expresión de la pecaminosidad. (La oposición a lo material se traslada a la misma Biblia: hay unas palabras materiales que son letra muerta; y frente a ellas hay un espíritu vivo).

Cuando los límites de la perfección los ha trazado el hombre, éste puede alcanzarlos; pero más aún si los obstáculos los ha puesto él mismo a su manera. El Movimiento Carismático respira la soberbia del perfeccionismo. Quien está en un mundo superespiritual se siente un superhombre (todo lo contrario a la obra verdadera del Espíritu de Dios), y basta con que desde ahí mire a su prójimo para que lo haga “por encima del hombro”. Cuando la medida del pecado la establece el ser humano, tenemos una santidad también humana al alcance de cualquiera.

Pero la Sagrada Escritura dice que el pecado no es una simple carencia, sino una rebelión positiva y activa contra Dios y su Palabra. Nadie por sí mismo puede librarse del poder del pecado; y ni aun los elegidos escapan a su corrupción después de ser hechos salvos. Esa es la Confesión de Fe de la Iglesia:

“De esta corrupción original, por la cual estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien y enteramente inclinados a todo mal, proceden todas las transgresiones actuales ( ... ) Esta corrupción de naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados ( ... ) Todo pecado, ya sea original o actual, siendo una transgresión de la justa Ley de Dios y contrario a ella...” (Confesión de Fe de Westminster, VI).

Conclusiones

Cuando existen tales fundamentos, se eliminan las posibilidades de comunicación y argumentación con el Movimiento Carismático para aquellos que tenemos las Sagradas Escrituras como única regla de Fe y práctica de vida. Por esta razón, en este artículo no he prestado atención particular a aspectos como: hablar en lenguas, bautismo del Espíritu, etc., pues es más conveniente que se conozcan los fundamentos en que cada cual se apoya; lo demás son aspectos secundarios.

Aquí siguen unas concisas declaraciones que por la limitación de espacio no puedo ampliar. Son datos que deben recordarse en todo estudio sobre el neopentecostalismo:

– La Iglesia en su plenitud, como un cuerpo, participa de lo que se obre en cualquiera de sus miembros. Los milagros y señales portentosos reseñados en las Escrituras (que son los únicos dignos de crédito) están con nosotros actualmente; no necesitamos que se repitan; vemos la gloria de Dios en ellos. Si alguien necesita nuevas señales para “ver” a Dios o creer en Él, con esa actitud está haciendo a Dios mentiroso, al no creer en su testimonio escrito.

 La conversión es el bautismo con (o por) el Espíritu Santo.

– Cuando se hacen reuniones específicas y se emplean métodos concretos para recibir el bautismo del Espíritu y hablar en lenguas, se está considerando al Espíritu Santo como siervo, y no como Señor.

– Satanás tiene (recibido y ordenado por Dios) el poder de obrar señales y milagros dentro y fuera de la Iglesia. Tales milagros sirven para probar al pueblo de Dios (Dt. 13: 1-5) y confundir a sus enemigos (2 Tes. 2: 9-12).

– El neopentecostalismo florece en medio de un clima religioso pragmático. El problema no es si las cosas son o no son de acuerdo a las Sagradas Escrituras, sino qué resultados producen, es decir, en qué medida sirven para alcanzar la meta personal que cada uno se tiene trazada.

 El Movimiento Carismático Romanocatólico tiene sus bases y formas idénticas a las del neopentecostalismo. Es significativo ver que, no obstante, el “bautismo del Espíritu” ha dado a los primeros un nuevo amor y solicitud por María y un nuevo sentido a las tradiciones, o sea, que fortalece a la Iglesia de Roma.

– La tiranía, aunque fácil en el terreno religioso, tiene en los grupos carismáticos su contexto más idóneo.

 Algunos luchan contra el neopentecostalismo desde sus mismas bases arminianas y humanistas. En tal posición y actitud sólo pueden moverse un poco las hojas, pero las raíces permanecen intactas.

A LA LEY Y AL TESTIMONIO

Como ya hemos tenido ocasión de ver en este opúsculo, la cuestión de fondo que nos preocupa en relación con el llamado “movimiento carismático” es la de la suficiencia de la Sagrada Escritura, en cuanto fuente de revelación doctrinal, y en cuanto guía de nuestra vida. Si la Biblia es suficiente para mostrarnos el camino de salvación y para ordenar nuestra conducta, entonces no necesitamos ninguna otra luz. Por el contrario, cuando alguien busca instrucción espiritual o revelación fuera de la Biblia y al margen de ella, lo que está diciendo, quiera o no, es que su confianza en la Escritura es parcial y limitada.

El gran peligro que encierra la ideología “carismática” es que, en el nombre de Dios, se pretende recibir nueva revelación sobre cuestiones de conducta, de actividad e incluso de doctrina. La pretensión de una revelación directa de Dios al individuo, sin pasar por la Escritura y sin ningún control ni verificación, es un arma peligrosísima contra la vida de la iglesia cristiana. Es el viejo error de los falsos profetas que imitaban el “Así dice el Señor” de los profetas verdaderos, sin que Dios les hubiera enviado. Recordemos aquí el conflicto de Jeremías con aquellos profetas, Jer. 28.

Ahora bien, en modo alguno podemos limitar la inmensa riqueza y variedad de las formas que Dios tiene de comunicarse con nosotros. Por un lado tenemos la llamada “revelación general” a través de la creación y de la providencia. Por otro lado tenemos la auténtica dirección del Espíritu, que se manifiesta en la vida de los creyentes por medio de hechos circunstanciales y por la comunión espiritual con el Señor. A través de esta comunión y de los vínculos del amor mutuo, los creyentes “sabemos” lo que Dios quiere que hagamos. Esto es una dirección personal. No se trata de revelaciones privadas sobre cuestiones generales que afecten a la iglesia en general, sino de comunicaciones singulares que el creyente puede discernir. De esa manera, en muchos momentos de nuestra vida, recibimos verdaderas instrucciones, correciones, consolaciones y liberaciones del Señor. La Palabra escrita no interviene directamente en esas manifestaciones, pero es evidente que la riqueza de su enseñanza ha quedado establecida en nuestro corazón, y de este modo nos garantiza que es el Señor, y no otro, quien habla a nuestro corazón.

Si nos preguntamos por qué existe en las iglesias carismáticas de hoy una preferencia por las “señales”, “milagros”, “dones” y “revelaciones” la respuesta directa es que la Palabra de Dios ha dejado de estar en el centro de atención de esas iglesias. De hecho, no es sólo eso; se trata también del síntoma de una grave enfermedad espiritual, la misma que el apóstol Pablo diagnosticó en la iglesia de Corinto, 1 Co. 1:22; 2:1-5. Los creyentes de origen judío tenían una preferencia por las “señales”, mientras que los de origen gentil se sentían atraídos por la “sabiduría”. Pero el apóstol no cedió ni a unos ni a otros, porque su misión no consistía en hacer demostraciones maravillosas y llamativas, sino en “predicar a Cristo crucificado”. A los creyentes les debe bastar el conocimiento de Cristo y de  Su Palabra. Todos los anhelos y deseos han de quedar satisfechos en Él. Todas las necesidades y carencias quedan resueltas en Él. Quien tiene el conocimiento de la verdad revelada en la Escritura no necesita más. Así lo expresa el salmista en el maravilloso Salmo 119. A través de ese Salmo podemos percibir la plenitud de gozo y seguridad de los hijos de Dios. La Ley de Dios, o mejor dicho, la “instrucción” de Dios (porque la palabra Toráh -Ley- viene de una raíz que significa “enseñar”, “instruir”) contiene todo lo necesario para nuestra vida presente y nuestra salvación futura. Nuestra vida privada, al igual que nuestra vida comunitaria, ha de ser regulada e inspirada por el testimonio escrito de la Palabra.

Cuando alguien viene diciendo: “El Señor me ha dicho…” debemos ponernos en guardia. Sí, el Señor nos habla, pero lo hace por medio de la Escritura, por sus verdades, doctrinas, ejemplos, principios e, incluso, por sus silencios. Esa es la forma del hablar de Dios. Nadie debe arrogarse el privilegio de tener una “revelación especial” de parte de Dios, como la tuvieron profetas y apóstoles, porque ello equivale a declararse fundamento de la iglesia, Ef. 2:20, y bien sabemos que ese fundamento ya quedó establecido. El origen de la mayoría de las sectas heréticas se encuentra precisamente en los delirios de grandeza de algún iluminado que se presenta con un “Así dice el Señor...” cuando en realidad sólo le ha enviado su propia ambición. Todo lo que el creyente necesita saber para su vida presente y venidera, ya lo ha revelado Dios en su Palabra.

Tampoco debemos permitir que nadie manipule nuestra vida con un falso mensaje de Dios. Han habido, y aún los hay, quienes tratan de dirigir nuestra vida con la falsa autoridad de una revelación destinada a nosotros. Es aquello de: “Hermano/a, el Señor me ha dicho que tú debes hacer esto y aquello…” ¡como si Dios no pudiera decírmelo a  mí! Esa manipulación de la Palabra de Dios ha causado grandes estragos entre las filas del pueblo de Dios. ¡Cuántas tragedias y sufrimientos han tenido que soportar quienes han dado crédito a tales palabras! Debemos mantener firme el principio de que el Señor conoce a cada una de sus ovejas, y como Buen Pastor, las llama por nombre y trata con ellas en particular. El amor y consolación del Señor no requiere mediadores imprescindibles. Cierto es que el Señor, en su sabiduría, puede usar a otras personas para hacernos llegar su socorro, pero eso nunca significará una barrera ni una mediación de carácter sacerdotal. Nuestro único sacerdote es Cristo mismo, y en Él tenemos la fuente de la sabiduría.

Si esas pretendidas revelaciones no son necesarias, menos aún lo son las “señales”. Cuando nuestra confianza está puesta en la Palabra de Dios, nada ni nadie puede sustituirla. La fe no precisa de “muletas” para andar. Andamos por fe, y no por vista. Creemos en la autoridad de la Palabra por sí misma. La verdad de Dios es más evidente que cualquier testimonio de nuestros sentidos. La exigencia de ver señales es una evidencia de falta de fe en la Palabra. Así se pone de manifiesto en Mt. 12:38-39. Un pasaje de especial interés es el de Jn. 4:43-54, la curación del hijo de un hombre importante de Israel. Lo importante de este pasaje es que el propio Jesús establece la diferencia entre el creer por las señales y el creer por la palabra. Jesús dijo: “Si no viereis señales y prodigios, no creeréis” vs.48. El atribulado padre captó de inmediato la diferencia y en una rápida reacción puso su confianza en la palabra de Jesús: “...el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.”

Uno de los problemas más acuciantes de las iglesias de nuestro tiempo es el de la exagerada importancia que se da a todo lo que el apóstol Juan llama “los deseos de los ojos” 1 Jn. 2:16. Dentro de ese fenómeno hay que inscribir la exagerada importancia que se atribuye a todo lo que entra por los sentidos. Los cultos de las iglesias se organizan como si fueran un espectáculo, para gratificar lo sensorial. La música, el ambiente de humor, la almibarada alocución, etc. es un marco ideal para excitar los sentidos y preparar a la audiencia para presenciar alguna “señal” o “milagro”, como por ejemplo alguna pretendida “curación”. Mientras tanto, la necesidad de la fe va disminuyendo.

Cuanto más se depende de signos externos, menos se depende de la fe. Cuanto más valor se le da a los dones, menos se valora la Palabra. Pero lo que el Señor nos manda es “Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros, como nos lo ha mandado” 1 Jn, 3:23. Antes de pedir señales, antes de exhibir los dones, antes de gloriarnos en los milagros, estemos seguros de que nuestra fe se puede sostener sin todas esas ayudas. Estemos seguros de que la Palabra de Dios, la Escritura, es suficiente para mantenernos fieles al Señor, llenos de amor y gratitud por su obra de redención.

RECURSO PDF:

Soli Deo Gloria



jueves, 1 de marzo de 2018

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La Adoración Corporativa de Hoy (Principio Regulador) CBL 1689

Ofrezcamos continuamente mediante El, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre. (Hebreos 13:15)

Viendo hoy la realidad de la adoración corporativa, es donde todo parece ser aceptable en estos días. Existe el estilo de culto contemporáneo o el carismático entre otros. Pero, ¿Tenemos tal libertad de las Escrituras para adorar de cualquier manera que el hombre pueda elegir o pensar que tal vez sea fácil de usar y por lo tanto, atractivo para las multitudes?

Todo lo que se practica en la Adoración de Dios, o establecido como una ordenanza sin la garantía de Dios en su Palabra, puede ser comprendido bajo la idolatría, tomando idolatría en un sentido amplio, pero que todo se establezca o practique en la adoración de Dios o en las ordenanzas es tal idolatría como es terreno suficiente para separarse de una Iglesia en donde se practica; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el orden por la palabra de Dios es la separación por la verdad. Ahora en pleno siglo XXI la tendencia de estetizar  el culto de una iglesia reformada traiciona a la pérdida de la conciencia del principio regulador del culto en la adoración.

A lo largo de la historia de la iglesia, uno de los temas más importantes que se encuentran en toda la Biblia, o, para el caso, las vidas del pueblo más conocido de Dios, es la naturaleza de la verdadera adoración. Todos los cristianos a lo largo de la historia se han esforzado por agradar a Dios en una adoración aceptable. La conversión, a través de la redención soberana en Jesucristo, debe continuar en su proceso de santificación en la adoración corporativa regular, así como en la adoración privada diaria. Sin embargo, tanto el culto corporativo como algunas formas de adoración privada se han corrompido en nuestros días, como dijo Jesús, muchos están enseñando  como doctrinas los mandamientos de los hombres.

¿Qué hay de  nuevo  en este tiempo?

En nuestros días, no es similar a la iglesia de la Reforma, o de los puritanos, tenemos ministros de música, coros, instrumentos musicales, bandas, solos,  etc. Incluso encontramos que las fiestas nacionales se han convertido en parte del servicio de adoración. Vemos bandas, conciertos, música especial, danza interpretativa, obras de teatro y obras de teatro inundando el santuario. En el extremo, encontramos horas de sanación, ministerios proféticos, salas de profecía, ladridos en el Espíritu, risa en el Espíritu, y la lista anti-Escritura sigue y sigue. En contraste con todo esto, desde el tiempo de la iglesia primitiva, hasta la recuperación del Evangelio bajo la Reforma, hasta la segunda Reforma y los  teólogos puritanos, ha habido una adhesión general a lo que la Biblia enseñaba acerca de la adoración aceptable bajo el Principio Regulativo (es decir,  solo Dios determina la manera en que los pecadores deben acercarse a Él). Pero, ¿Qué es  lo  que creen?

Existe una necesidad creciente de estudiar la doctrina de la iglesia y la doctrina de la adoración. La ignorancia sobre este tema  se ve hoy  y Dios ordena la reunión de su pueblo para el propósito expreso de la adoración (Hebreos 10:25) de acuerdo con su voluntad. Los puritanos conocían muy bien la posición de la Biblia sobre la adoración. Gran parte de sus escritos fueron dirigidos a este fin. La adoración debe reflejarse en toda la vida del creyente como su manera de glorificar a Dios. Sin adoración, los hombres pierden el sentido de "ser cristiano". Es por eso que el incrédulo continúa llenando el vacío de su corazón no regenerado con diversas actividades mundanas, actividades y pecados íntimos, porque solo la adoración verdadera al Creador del Universo destinado a llenar ese vacío. Ellos tienen una sensación de vacío cuando se descuidan de la adoración verdadera, algo que Dios ordena y requiere que den, porque Dios es el Sustentador de su ser; cada uno de sus respiraciones pecaminosas testifica del poder de Dios para mantenerlos vivos. La adoración y la iglesia, entonces, incluso en ese nivel es básico y es uno de los más importantes, pero más importante es la doctrina que uno podría estudiar para adorar conforme a las escrituras.

La iglesia hoy también está teniendo una crisis de identidad, como  no conocen sus Biblias,  han perdido la noción de quiénes son ante Dios y por eso la crisis en la adoración. Quiero comenzar diciendo que el tema del Principio Regulativo de Adoración es una doctrina muchas veces malentendida de la iglesia. La mayoría de los profanos no tienen ni idea de que existe. La mayoría de los líderes fueron educados en el principio mientras estaban en el seminario, pero no aplicaron la idea en sus respectivas iglesias. Cuando lo aplican, se basa en un entendimiento normativo y no en la palabra de Dios. En la iglesia del Antiguo Testamento, particularmente el sacerdote levítico, la forma en que el sacerdote se presentó ante Dios directamente afectó su vida o su muerte… El sacerdote entendió esto. Al entrar al Lugar Santísimo tuvo su responsabilidad. Sin embargo, a la luz de estos hechos, en nuestra época, ahora que somos parte de un sacerdocio santo a través de Cristo, a menudo damos un paseo por la iglesia como si estuviéramos cayendo en la casa de un amigo por la calle. El Principio Regulativo corrige este enfoque descuidado hacia Dios y su adoración ordenada. Despierta lo que está durmiendo. Ayuda a iluminar la realeza, la santidad, la majestad de Dios. ¡Esto es verdad! Dios no es tu amigo de la calle y considerarlo así es pecaminoso. Con esto en mente, abordamos este estudio con compasión y con prudencia para honrar a Dios. 

Este es un tema delicado y por eso lo abordamos con amor. Por favor considera la oración antes de continuar leyendo. 

Lev. 10:1-4 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR. Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que el SEÑOR habló, diciendo: "Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado." Y Aarón guardó silencio.

Deut. 4:1-2 Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos y los decretos que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el SEÑOR, el Dios de vuestros padres, os da. No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que yo os mando.

Deut. 12:29-31 Cuando el SEÑOR tu Dios haya destruido delante de ti las naciones que vas a desposeer, y las hayas desposeído y habites en su tierra, cuídate de no caer en una trampa imitándolas, después que hayan sido destruidas delante de ti, y de no buscar sus dioses, diciendo: "¿Cómo servían estas naciones a sus dioses para que yo haga lo mismo?" No procederás así para con el SEÑOR tu Dios, porque toda acción abominable que el SEÑOR odia ellos la han hecho en honor de sus dioses; porque aun a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego en honor a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.

Deut. 28: 1-2 Y sucederá que si obedeces diligentemente al SEÑOR tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el SEÑOR tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra. Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces al SEÑOR tu Dios.

Hechos 7:44 Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como le había ordenado que lo hiciera Aquél que habló a Moisés, conforme al modelo que había visto.

Hebreos 8: 5 Los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE.

Puedes ver en las escrituras que se menciona que Dios ordena de una manera particular que debe ser adorado; esa adoración debe verse a la luz de la ley de Dios. En la ley de Dios está su carácter. La ley es uno de los atributos perfectos de Dios. No puedes separar esta idea de nuestra comprensión de Dios y el Principio Regulador. 

Veamos algunas escrituras de las cuales se deriva la doctrina del Principio Regulador

Juan 4:19 La mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.

Lo que Cristo le estaba diciendo a esta mujer samaritana era que la adoración que ella entendía no era menor que la adoración; ella adoraba lo que "no sabía". Cristo estaba, en esencia, rechazando ese tipo de adoración. ¿Cuántos en esta era hacen lo mismo al redefinir presuntuosamente lo que ordenan las Escrituras? Solo hay una manera de adorar a Dios. Sólo hay una verdad. O posee la verdad o no. Una verdad a medias no es menos que una mentira. Esta mujer fue engañada, su comprensión fue cegada y el resultado, nada menos que desastroso. Piensa en la continuidad Dios que es inmutable; Su ley sin cambios. ¿Cuántos, en el ámbito del cristianismo, adoran de muchas maneras diferentes? La mayoría de estos círculos creen que, siempre que el corazón esté en lo correcto hacia la adoración, es permisible. ¿Acaso esta mujer samaritana no pensó en la misma línea y, sin embargo, el Salvador la reprendió? El Principio Regulador de Dios se parece mucho a su carácter, inmutable y consistente. ¡Adorar en espíritu sin verdad es “fuego extraño” y adoración infructuosa!

En Éxodo 20:25, el Señor deja en claro que las innovaciones son profanas. Él prescribe exactamente cómo debe ser adorado. “Y si me haces un altar de piedra, no lo construirás de piedras labradas; porque si alzas tu cincel sobre él, lo profanarás.”

Otro ejemplo perfecto es la autonomía y la presunción de Saúl

1 Samuel 13: 5-14 Y los filisteos se reunieron para pelear contra Israel: treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo y gente tan numerosa como la arena a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en un apuro (pues el pueblo estaba en gran aprieto), el pueblo se escondió en cuevas, en matorrales, en peñascos, en sótanos y en fosos. También algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad. Pero Saúl estaba todavía en Gilgal, y todo el pueblo le seguía tembloroso. El esperó siete días, conforme al tiempo que Samuel había señalado, pero Samuel no llegaba a Gilgal, y el pueblo se le dispersaba. Entonces Saúl dijo: Traedme el holocausto y las ofrendas de paz. Y él ofreció el holocausto. Y sucedió que tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, he aquí que Samuel vino; y Saúl salió a su encuentro para saludarle. Pero Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Como vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no llegabas dentro de los días señalados y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,  me dije: "Ahora los filisteos descenderán contra mí en Gilgal, y no he implorado el favor del SEÑOR." Así que me vi forzado, y ofrecí el holocausto. Y Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te ordenó, pues ahora el SEÑOR hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre.  Pero ahora tu reino no perdurará. El SEÑOR ha buscado para sí un hombre conforme a su corazón, y el SEÑOR le ha designado como príncipe sobre su pueblo porque tú no guardaste lo que el SEÑOR te ordenó.

Saúl tenía muy claro cómo esperaría la llegada de Samuel, pero en su ansiedad se corrompió.

Podemos ver claramente que hay limitaciones y prescripciones en la adoración y así es como  se llega a la doctrina del Principio Regulador.

El tema a menudo se considera dentro de un marco teológico. Por ejemplo, la suficiencia de las Escrituras, la trascendencia de Dios, la obra mediadora de Cristo, el objeto de la fe, la naturaleza de la adoración, la institución de la iglesia, los límites del poder de la iglesia, etc. Tales doctrinas, consistentemente entendidas desde una perspectiva reformada requieren el principio regulador de la adoración. Cualquier examen de la Escritura debe tener en cuenta el significado regulativo de estas doctrinas.

Otras Escrituras que vale la pena considerar dentro de este marco teológico

Mateo 6: 9, 10, la gloria de Dios, la voluntad y el reino son el objetivo de la adoración.
Mateo 28: 18-20, los mandamientos de Cristo dirigen y limitan la comisión de la iglesia.
Romanos 14:23, la necesidad de la fe.
1 Corintios 2: 11-16, la necesidad de la revelación divina.
1 Corintios 4: 1-2, la mayordomía del ministerio.
1 Corintios 11, especialmente los versículos 2, 18, para la importancia de las ordenanzas y la reunión en la iglesia, y el versículo 23, porque los elementos de la adoración son los mandamientos de Cristo.
1 Corintios 14, especialmente los versículos 37 y 40, para la autoridad del mandamiento apostólico y el principio de hacer todas las cosas decentemente y en orden.
Gálatas 5: 1-6, para la conexión entre los actos de adoración desautorizados y el ser extraviados por la falsa doctrina.
1 Timoteo 3:15, cómo se comporta uno en la casa de Dios.
2 Timoteo 3: 16-17, la suficiencia de la Escritura para equipar al hombre de Dios en todas las buenas obras.
Hebreos 11: 6, la necesidad de la fe para agradar a Dios cuando viene a él.
1 Pedro 2: 4-10, especialmente el versículo 5, donde el servicio de los santos es para ofrecer sacrificios espirituales.
2 Pedro 1: 18-21, la supremacía de la Palabra sobre la experiencia personal.
1 Juan 4: 1-3, el deber de probar los espíritus (incluidos los que introducen nuevas formas de adoración) para ver si son de Dios.
1 Juan 5: 9, 10, la dependencia de la fe en el testimonio divino.
Judas 3, 4, combatiendo por la fe en contra de aquellos que pervierten la gracia de Dios en una libertinaje para hacer lo que quieren.

La realeza de Dios

Cuando consideramos la adoración, debemos considerar a quién adoramos. Debemos considerar lo que el Rey demanda cuando nos acercamos. No está abierto a la especulación. Los reyes terrenales demandan un decoro específico de sus siervos, ¿cuánto más el Rey de toda la creación?

Mire el Salmo 104 y vea cómo el Rey David entendió la monarquía:
Salmo 104: 1- 5 Bendice, alma mía, al SEÑOR. SEÑOR, Dios mío, cuán grande eres; te has vestido de esplendor y de majestad, cubriéndote de luz como con un manto, extendiendo los cielos como una cortina. El es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento; que hace de los vientos sus mensajeros, y de las llamas de fuego sus ministros. El estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida.

Salmo 96: 7-9 Tributad al SEÑOR, oh familias de los pueblos, tributad al SEÑOR gloria y poder. Tributad al SEÑOR la gloria debida a su nombre; traed ofrenda y entrad en sus atrios.  Adorad al SEÑOR en vestiduras santas; temblad ante su presencia, toda la tierra.

Muy pocos de nosotros lo consideramos. Sí, reconocemos a Dios como Rey, pero a menudo de una manera mal interpretada; no vemos más allá del final de nuestras narices. Estamos atrapados dentro de los confines de nuestro propio intelecto y cultura. Nos relacionamos con nuestro presidente como un rey de clase y en la mayoría de las situaciones, consideramos que nuestro presidente es muy deficiente. Aunque la palabra de Dios nos dice que debemos honrar a nuestros reyes, los honramos de una manera atribuida a meros hombres, muchas veces mal aplicando en lo más fundamental al Rey de toda la creación. De hecho, dado que estamos teniendo esta discusión sobre el Principio Regulador solo prueba mi punto. ¿Por qué es necesario que nos recuerden estos hechos? ¿Qué fue lo que Jesús le dijo a Pedro después de que Pedro confesó a Jesús como "El Cristo"?

Mateo 16:13-17 Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Pedro lo logro. No poder entender la gravedad de la Realeza de Dios puede ser el resultado de que el Espíritu Santo no te haya impartido esta información. Puede considerar esto a la luz de lo que estamos discutiendo.

¿Es posible que ofendamos a Dios por la forma en que lo adoramos? ¿Es posible que podamos ser encontrados como los hijos de Levi y castigados con la muerte por esa ofensa? Esta distinción es importante y debería hacernos temblar. La ley de Dios es perpetua; El Señor no está en desliz cuando se trata de sus mandamientos. Nada pasa desapercibido

Salmo 10:13-14... Ha dicho en su corazón: Tú no lo requerirás. Tú lo has visto, porque has contemplado la malicia y la vejación, para hacer justicia con tu mano. A ti se acoge el desvalido; tú has sido amparo del huérfano.

Mire lo que le sucedió a Israel cuando construyeron su becerro de oro.

Éxodo 32: 2-10 Y Aarón les dijo: Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto. Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón hizo una proclama, diciendo: Mañana será fiesta para el SEÑOR. Y al día siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y trajeron ofrendas de paz; y el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Entonces el SEÑOR habló a Moisés: Desciende pronto, porque tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. Bien pronto se han desviado del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición y lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto." Y el SEÑOR dijo a Moisés: He visto a este pueblo, y he aquí, es pueblo de dura cerviz. Ahora pues, déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; mas de ti yo haré una gran nación.

El Señor no estaba contento con su adoración según su voluntad. Su enojo ardió hasta el grado en que tenía la intención de matarlos a todos. Cuantas veces adoramos en la misma vanidad. Este pasaje debe hablar a nuestros corazones. Solo hay una forma en que Dios ha prescrito adorarlo. Observe cómo Aarón cubre este pecado: "Y Aarón hizo una proclamación y dijo:" Mañana será fiesta para el SEÑOR".  

Muchas veces, los creyentes confunden el hecho de que se nos dice que podemos ir con valentía ante el trono de la gracia y atarlo todo en un nudo antinómico.

Hebreos 4:16 Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.

Cuando se trata de la adoración a Dios, todo lo que hacemos los creyentes debe basarse en el principio bíblico conocido como el Principio Regulativo de la Adoración ... La adoración no se deja a la imaginación de los hombres. Dios es un Dios de plan y propósito y nada de lo que Él hace es por casualidad ni se le deja a los hombres en cuanto a cómo lo adoran. Piensa por el momento qué clase de Dios sería si dejara esta decisión a la criatura. ¿No sería un poco irresponsable y presuntuoso si Dios lo hiciera? Después de todo, la verdad solo se puede encontrar en Dios; nuestro pensamiento también es imperfecto. Dios es perfecto y todo lo que hace es bueno, correcto y santo. ¡Acercarse a Dios, sí, audaz, todavía debe ser correcto! ¿Tú logras eso? Venir con valentía ante el trono de Dios debe hacerse de la manera prescrita. Debe ser correcto! La exhortación a acercarse audazmente no se puede ver a la luz de la irresponsabilidad. La valentía que tenemos, la plena confianza que nos dicen que podemos poseer se basa en la palabra de Dios, no en nuestras imaginaciones orgullosas. Venir valientemente de manera errada es presuntuoso y arrogante. De hecho, es antinomiano. No confundas el antinomianismo con la gracia. En la era de la gracia, todavía tenemos la ley de Dios.

En Cristo tenemos acceso

No solo debemos acercarnos a Cristo, debemos acercarnos a Él en confianza. Esto no significa que vengamos arrogantemente exigiendo el perdón como un derecho. Nos acercamos confiados no por nuestros propios "derechos" sino por la persona y la obra de Cristo. Estamos seguros porque Dios, que no estaba obligado a redimirnos, no obstante, promete perdonarnos si nos sometemos a Cristo. Acercarse en confianza significa que creemos firmemente en la promesa de la gracia de Dios en Cristo.

Caín y Abel trajeron sacrificios. Ellos también tuvieron acceso audaz. ¿Por qué fue rechazado el sacrificio de Caín? Muchos dirán porque no actuó con fe en su ofrenda; esto es cierto, pero hay más. En esa fe, los hombres son llamados, según la palabra de Dios, a tener frutos que estén de acuerdo con esa fe que nos fue dada para actuar. ¿Qué dijo Santiago? Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.  (Santiago 2:18). Aunque las Escrituras no muestran que Dios le dio a Abel una idea de su Principio Regulativo, está implícito. Al igual que el Hijo de Leví, no se les dieron otras instrucciones específicas aparte del fuego que se les dio que descendió del Cielo; pero ellos sabían. El único trabajo de los hermanos era mantener el mismo fuego que Dios les había dado encendiendo las 24 horas al día, 7 días a la semana, a lo que ellos les fallaron grandemente (Lev. 10: 1,2). En la misma situación, Caín sabía que el sacrificio que se le ordenaba era ser sangriento. ¡Abel lo consiguió! Él entendió. Caín decidió tomar el asunto en sus propias manos y enmendar la doctrina como si el mandato necesitara mejorar; tal vez era perezoso y no se preparó en consecuencia? Esto nos dice mucho en esta era; Necesitamos prepararnos para el día del Señor.

Confesión Bautista de Fe de 1689 dice de  la Adoración Pública  Cap. 22, Parr. 8

"El día de reposo se guarda santo para el Señor cuando los hombres, después de la debida preparación de su corazón y de haber ordenado de antemano todos sus asuntos cotidianos, no solamente observan un santo descanso durante todo el día de sus propias labores, palabras y pensamientos1 acerca de sus ocupaciones y diversiones seculares, sino que también se dedican todo el tiempo al ejercicio público y privado de la adoración de Dios, y a los deberes que son por necesidad y por misericordia.2".
1. Ex. 20:8-11; Neh. 13:15-22; Is. 58:13,14; Ap. 1:10. 2. Mt. 12:1-13; Mr. 2:27,28.

¿Cuántos hoy hacen lo mismo que Caín? No entendemos cuál es realmente el día del Señor ni cómo debemos adorar a Dios correctamente. Agregamos todo tipo de cosas aberrantes a nuestra adoración, cosas que no han sido ordenadas por Dios. Damos por hecho la misericordia de Dios, presuntuosamente pensando que Él nos hará nada por estas ofensas. 

Escuche lo que dice el profeta Isaías acerca de todas estas cosas:

Is. 29:13 "Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es sólo una tradición aprendida de memoria, por tanto, he aquí, volveré a hacer maravillas con este pueblo, prodigiosas maravillas; y perecerá la sabiduría de sus sabios, y se eclipsará el entendimiento de sus entendidos".

Comprendiendo el Principio Regulador en la Adoración

En otras palabras, cada práctica religiosa o símbolo en la adoración del pueblo de Dios debe tener una orden divina de la Palabra de Dios, ya sea por (1) mandato; o por (2) ejemplo autorizado de los apóstoles. Consideremos brevemente cómo estos medios nos ayuda establecer el orden divino opera en las Escrituras.

(1) La orden divina establecida por orden es bastante clara. Cuando el apóstol inspirado ordena a Timoteo: "Predica la Palabra" (2 Timoteo 4: 2), concluimos con razón que la predicación de las Escrituras cada día del Señor es un elemento de adoración ordenado. Nuevamente, cuando el Señor ordena: "Haced esto, en memoria de mí" (1 Corintios 11:25), tenemos la prescripción expresa de Cristo para celebrar la Cena del Señor como un elemento obligatorio de la adoración. 

(2) La orden divina establecida por el ejemplo autorizado de los apóstoles también requiere nuestra obediencia en asuntos relacionados con la adoración. Por ejemplo, no hay un mandato explícito para que los creyentes del Nuevo Pacto se reúnan para adorar a Dios el primer día de la semana. Sin embargo, al buscar en las Escrituras, Dios nos aclara por medio de un ejemplo autorizado que Cristo fue resucitado el primer día de la semana ("Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana ..." Mr.16 : 9), y desde que Cristo se reunió con sus apóstoles el primer día de la semana (Juan 20:19), y desde que el Espíritu Santo fue derramado en la iglesia el primer día de la semana cuando fueron reunidos para adorar (Hechos 2: 1, véase Levítico 23: 15-16), y ya que era la práctica de las iglesias apostólicas reunirse para el culto el primer día de la semana ("Ahora, el primer día de la semana cuando los discípulos se reunieron para partir el pan ..." Hechos 20: 7), y desde esa era la práctica de las iglesias apostólicas era recoger sus ofrendas para los pobres y necesitados el primer día de la semana ("en el primer día de la semana, cada uno ponga algo ..." 1 Corintios 16: 2 ), concluimos que la Palabra de Dios requiere adoración para todos los creyentes del Nuevo Pacto en un primer día de reposo en lugar de en un séptimo día de reposo. Si, por ejemplo, debemos encontrar en el Nuevo Pacto un ejemplo aprobado de los apóstoles quemando incienso en la adoración a Dios, eso sería una garantía suficiente para requerir que se incinere incienso en la adoración en el Día del Señor. El ejemplo autorizado de los apóstoles es tan moralmente vinculante como un mandato expreso de los labios de Cristo.

El Principio Regulativo se basa en los mandamientos de Dios

Ex. 20: 4-6 No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación  de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

Adorar al único Dios verdadero de una manera ilícita es nada menos que la adoración de ídolos y una ruptura directa en el segundo mandamiento. En esencia, adorará.

Isaías advierte de este tipo de pensamiento:

65:2-7 Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde, que anda por el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos; un pueblo que de continuo me provoca en mi propio rostro, sacrificando en huertos y quemando incienso sobre ladrillos; que se sientan entre sepulcros y pasan la noche en lugares secretos; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de carnes inmundas; que dicen: "Quédate donde estás, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú." Estos son humo en mi nariz, fuego que arde todo el día. He aquí, escrito está delante de mí: no guardaré silencio, sino que les daré su pago, y les recompensaré en su seno, por vuestras iniquidades y por las iniquidades de vuestros padres juntamente dice el SEÑOR. Porque quemaron incienso en los montes, y en las colinas me injuriaron; por tanto mediré en su seno su obra pasada.

El párrafo 1 del capítulo 21 de la Confesión Bautista de Fe de 1689 dice:

La luz de la naturaleza muestra que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía sobre todo; es justo, bueno y hace bien a todos; y que, por lo tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído y servido con toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas.1 Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios fue instituido por él mismo, y está de tal manera limitado por su propia voluntad revelada que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satanás, ni bajo ninguna representación visible ni en ningún otro modo no prescrito en las Sagradas Escrituras.2
1. Jer. 10:7; Mr. 12:33.
2. Gn. 4:1-5; Ex. 20:4-6; Mt. 15:3,8,9; 2 R. 16:10-18; Lv. 10:1-3; Dt. 17:3; 4:2; 12:29-32; Jos. 1:7; 23:6-8; Mt. 15:13; Col. 2:20-23; 2 Ti. 3:15-17.

Lea nuevamente lo que lee la segunda parte de este capítulo, ya que contiene la clave:
"Pero la manera aceptable de adorar al verdadero Dios fue instituido por él mismo"

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (Colosenses 3:16)
Soli Deo Gloria