jueves, 15 de junio de 2017

DÍA DEL SEÑOR

Entonces te deleitarás en el SEÑOR... (Isaías 58:14)

Deleitemonos en guardar el “día del reposo” de Dios, así también Dios hará que nos deleitemos en Él. Y el SEÑOR promete reunirnos y recrearnos.  Dice Isaías 56:7  Yo los traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi casa de oración.

El primer día de la semana es un bendito recuerdo para nosotros de varias cosas de los que somos como creyentes por su Gracia mediante la fe en Jesucristo. Y podemos decir como el Salmista:  Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él (Salmo 118:24).

Una meditación para un corazón regenerado en el Nuevo Pacto, Cada semana me recuerdan que tengo un Creador.

El Sábado está arraigado en los hechos de la Creación.

Cada semana me recuerdan que tengo un Legislador.

El Sábado, aunque es un gran regalo para el hombre, es una obligación moral del Rey de la Creación.

Cada semana me recuerda la debilidad de mi carne.

La venida del Nuevo Pacto no reescribió el ADN de nuestra humanidad. Somos criaturas débiles que necesitan (y al parecer que necesitan ser dichas) para tomar un descanso semanal.

Así como me recuerda mi descanso en Jesús, me recuerdo la necesidad de que mi cuerpo descansara de mis trabajos.

Cada semana me recuerdan que soy el hombre redimido.

¿Por qué me complace tomar un día para estar en la casa de Dios y entre el pueblo de Dios y refrescarme en descanso, adoración, servicio, reflexión y compañerismo? Una razón: Jesús se apoderó de mí y cambió mi corazón.

Cada semana me recuerdan que soy parte de una comunidad.

Amo la reunión del pueblo de Dios. Me alegro cuando se dice, vamos a ir a la casa del Señor.

Cada semana recuerdo la naturaleza de este mundo y la incomparable gloria del mundo por venir.

Necesito tiempo lejos del mundo y de las cosas del mundo (incluso aquellas cosas inocentes, aceptables y necesarias) para que no tomen constantemente mi corazón y mi atención.

Cada semana me recuerdo la promesa de un descanso sabático mejor y eterno para el pueblo de Dios.

Cada semana me recuerda la realidad del Espíritu Santo en la vida de la iglesia y la belleza de lo que es la iglesia.

Fue en el primer día de la semana que el Espíritu vino con poder en el día de Pentecostés.

Cada semana me recuerdo que Jesús resucitó de entre los muertos. Es por eso que la iglesia se ha reunido todos los domingos durante dos mil años. Ningún acontecimiento en la historia humana es tan célebre. De una manera enfocada cuando tomo las decisiones que hago de lo que voy a hacer y lo que no haré, donde iré y no iré, lo que voy a decir, lo hago no sólo bajo la sombra de la Cruz, sino de la gloriosa luz de la tumba vacía.

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo 133:1)

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Soli Deo Gloria


¿Existe el Cristiano Carnal?

Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo (1 Cor. 3:1).

Introducción

Hoy se tiene la enseñanza del “cristiano carnal” es, después de todo, la consecuencia de un evangelismo hueco, centrado en el hombre, en el cual se buscan decisiones a cualquier precio y utilizando cualquier método. Cuando aquellos que dicen ser convertidos no actúan como cristianos, no aman lo que los cristianos aman ni odian lo que los cristianos odian, y no sirven a Cristo voluntariamente en su Iglesia, se debe encontrar otra explicación que la de llamarlos a “decidirse” por Cristo. Ya lo han hecho y ya el predicador o el evangelizador personal los ha declarado “cristianos”. Pero cuando no actúan como cristianos algo anda mal. ¿Qué es? La enseñanza que he tratado de refutar dice que el problema es que son sólo “cristianos carnales”; no han hecho a Cristo “Señor” de sus vidas; no le han permitido ocupar el trono de sus corazones. Una vez se comprende que esta enseñanza es antibíblica también se comprenderá que está íntimamente relacionada con el error inicial cometido al evangelizar. Muchas veces, el evangelismo moderno sustituye la “decisión” por el arrepentimiento y la fe salvadora. El perdón se predica sin la verdad igualmente importante de que el Espíritu de Dios debe cambiar el corazón. Como resultado, se da el mismo trato a las decisiones y a las conversiones, aunque no haya evidencia de una obra sobrenatural en la vida de las personas.

La teología del "cristiano carnal" asume que todos los que hacen profesión de fe son creyentes genuinos, independientemente de cualquier evidencia de lo contrario. Los que no viven y actúan como cristianos están relegados a la segunda posición en la clase de "cristiano carnal", cuando en realidad puede que no sean verdaderos creyentes en absoluto. De hecho, el verdadero creyente tendrá que luchar con el pecado y experimentar dolores de crecimiento en el proceso de la santificación. Si uno no experimenta estos dolores de crecimiento, es poco probable que uno posea una fe genuina.

A algunos les ha llegado a sus manos unos trataditos, donde se muestra tres círculos que tres tipos de personas. En el del centro vemos el ego sentado en el trono, y una cruz que representa a Cristo sin señorío fuera del trono y unos puntidos alrededor que indica que «no ha habido una reorganización o cambio básico en la naturaleza y el carácter de la persona. El primero representa el no regenerado, el segundo el hermano carnal y el tercero al regenerado. Lo más grave sobre esta suposición es que no hay base bíblica para tal aseveración y postura. Uno debe preguntarse como revisionismo histórico ¿Esa doctrina la ha enseñado la iglesia desde la antigüedad? ¿Existen tres categorías de hombres? ¿Y uno de ellos el cristiano carnal?.

Conociendo la obra literaria de grandes hombres de antaño y teólogos renombrados: John Gill, Charles Hodge, James P. Boyle (fundador del primer seminario Bautista del Sur), Robert L. Dabney, James H. Thornwell. Unos más antiguos: Matthew Henry, George Whitefield, Juan Bunyan, Calvino, Lutero y San Agustín; no encontramos evidencia alguna sobre esa enseñanza. Y si nos vamos a los viejos catecismos y confesiones: Westminster 1647, Heidenberg, la Confesión Bautista de 1689 y la de Filadelfia de 1712 y la Declaración de Fe de la Iglesia Bautista del Sur. También reafirman lo que dicen los credos históricos. Nunca se ha enseñado la doctrina del “cristiano carnal”. Hoy muy promovida en las iglesias liberales y otras fundamentalistas con “tinte” legalista, la doctrina es nacida en el siglo XIX, buscando una segunda experiencia, época de la iluminación e ideas antropológicas. Y como siempre “Madre” de muchas controversias en la iglesia, es la Biblia de Scofield que dice en sus notas« Pablo divide a los hombres en tres clases: “natural”, es decir, el hombre adámico, no regenerado a través del nuevo nacimiento; “espiritual”, es decir, el hombre nacido de nuevo que anda en el Espíritu y en plena comunión con Dios; y el hombre “carnal”, es decir, el hombre renovado que al “andar en la carne” sigue siendo un bebe en Cristo». Pero lo que interesa aquí, ¿Qué enseña la Biblia, no la de Scofield? Esta  biblia tiene cuestionamiento respecto a esta enseñanza sobre la doctrina del hermano “carnal”. ¿Dónde estamos? Para quienes sostienen esa doctrina se basan en el pasaje de I Co. 3:1-4. El escritor reformado Reisinger, dice: «este tema esta estrechamente relacionado y entretejido con la doctrina central de la iglesia, particularmente con la justificación y la santificación». La palabra de Dios se interpreta mediante la teología desarrollada por la iglesia a través de la historia. Para quienes creemos en el “consejo completo de la Escritura”, Hch. 20:27, su palabra revelada que es el consejo de Dios no podemos sacar un texto fuera de contexto. Por tanto quienes son “unipasajeristas” esto es aquellos que usan un único pasaje para inventar una doctrina nueva. A continuación unos pasajes o cita bíblica, sin desviarme del tema, que sostienen una doctrina errada.

Ro. 11:26. El Israel terrenal que es el pueblo de Dios. Mt. 16:18. La sucesión apostólica y vicaria del papa. Ap. 20:1-6. El Milenio de 1000 años literal (Dispencionalista) I Ts. 4:13-18. El Rapto secreto de la iglesia. Mt. 18:17. La iglesia cristiana gentil del nuevo pacto que existía antes de Pentecostés. Mt. 5:34. El cristiano no debe jurar. Gn. 2:7. El alma no es inmortal. Ez.18:20 El pecado personal (niegan la trasmisión e imputación del pecado adámico, depravación total). 2 Co. 5:17. Una nueva creación, por tanto no tendremos conciencia en el cielo de nuestra vida antigua. I Co. 3:1-4. El cristiano carnal. Dos tipos de hombres. Cuando se estudia la Biblia encontraremos dos tipos de hombres: los perdidos y los salvos, dos naturalezas, dos tipos de obras. El mismo apóstol Pablo menciona dos listas en cuanto a las obras: Las obras de la carne y las obras del Espíritu, Ga. 5:16-23. La escritura habla del regenerado y el no regenerado, del no nacido de nuevo y el nacido de nuevo. El hombre natural y el espiritual, el que tiene a Cristo y el que no tiene a Cristo. Notemos como el apóstol Pablo previo al pasaje citado, habla del hombre natural (quien no conoce a Cristo) y del hombre espiritual, I Co. 2:6-16, no menciona otro tipo de hombre. Y cuando llega al capítulo 3 el apóstol Pablo usando su retórica menciona el adverbio de modo “como” que es un símil. Los está comparando como si no tuvieran la mente de Cristo y fueran naturales. Entonces usa la palabra sarki,noij, “carnales”. ¿Cuáles parámetros de pecados tendríamos para clasificar un cristiano carnal y otro espiritual? Quienes ven una división de dos tipos de cristianos en este pasaje. Tendrán que ver como Pablo, en Romanos 8:1-9, menciona una división establecida: aquellos que andan conforme a la carne (los no regenerados) y lo que andan conforme al Espíritu (los que están en Cristo). No habla de dos cristianos. Cuando Pablo dice “carnales” habla de su conducta, no habla de un tipo de cristiano. Eran Santificados, resultado de la santificación, I Co. 1:2. El apóstol está apelando a la obra de Cristo cuya sangre nos hace presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de él (Col 1:21,22). Ha confiado en Cristo? Llaman “Cristiano carnal” al que ha hecho una profesión de fe, pero no está «confiando en Dios». Tal posición es anti-bíblica. Todo cristiano tiene remanente del pecado y hay bebes en Cristo, el crecimiento en gracia, el cristiano que es castigado siempre se ha enseñado. Y siendo congruentes tenemos el pecado adámico heredado, Ro. 7:19,23 y la lucha del creyente “la carne se opone al Espíritu” Ga. 5:17, es doctrina del hombre en relación con Dios. Los conflictos de los corintios no eran doctrinales sino de problemas prácticos de una iglesia joven, sus divisiones eran producto de la carnalidad, de ese pecado remanente. Por eso la Epístola no es doctrinal primeramente. Pero pretender que un carnal existe es separar las bendiciones del nuevo pacto cuando dice “y hare que andéis en mis estatutos” Ez. 36:24-27, Lc.22:20. Aquel que nunca anda no puede ser cristiano. Cuando muchos teólogos hacen una distinción entre los tipos de fe: fe temporal, fe milagrosa, fe especulativa o muerta, fe histórica y la fe salvadora. La enseñanza del “cristiano carnal” no permite ninguna de estas distinciones. Existe el peligro de quienes no distinguen esa fe puedan decir que« han invitado a Cristo a su corazón» y se crean salvos. Y en realidad no lo son. Se dice del “cristiano carnal” «no ha cambiado en práctica», eso es una exclusión del arrepentimiento. Por eso el evangelio es una convocación a la fe y el arrepentimiento. Hch. 17:30. El arrepentimiento es un cambio drástico de la mente y el corazón, es una auto negación y servicio al Rey. Creencia sin confianza y remordimiento sin cambio no salvan.

La imagen de Cristo equivocada. Lo que siempre se ha enseñado desde el siglo XIX; «lo tiene como Salvador pero no como Señor». Esto es su obediencia a su señorío como algo opcional. Cristo no puede ser dividido Lc. 2:11. Matthew Henry dijo: «toda la gracia contenida en este libro (Mateo) se debe a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y a menos que consintamos en que sea Señor no podemos esperar ningún beneficio de él como nuestro Salvador».  Charles H. Spurgeon</strong> enemigo del pragmatismo decía «cuando decimos a los mundanos que pueden ser salvos en ese momento simplemente con aceptar a Cristo como Salvador, mientras sus corazones siguen aferrados a sus ídolos y amando el pecado. Si les digo esto, estoy mintiendo, pervirtiendo el evangelio, insultando a Cristo y convirtiendo la gracia en lascivia». <strong>John Cotton</strong> dice «No hay nadie bajo el pacto de la gracia que se atreva a permitirse cualquier tipo de pecado, ya que si un hombre negligente cometiere cualquier pecado, el Señor le instruirá completamente y le hará aprender tristemente cómo se ha atrevido a jugar con los tesoros de la gracia de Dios».

Conclusión

Es una visión distorsionada de la gracia. Ro. 6:1,2.decir: «Si, puedes continuar en pecado y ser un cristiano carnal. Y eso es antinomianismo». Promueve la negligencia y almas para el infierno si no se arrepienten. Crea almas que «no aman lo que los cristianos aman ni odian lo que los cristianos odian». Son aquellos “cristianos” flojos, sin pasión por las almas, no leen la Biblia, no oran, no cantan, no se congregan, no muestran interés en servir a la iglesia. Siempre están metidos en problemas y lo más evidente no muestra fruto del Espíritu ni glorifican a Dios. La obediencia está íntimamente ligada a la seguridad de salvación, Jn. 15:10, no dice «para ser cristiano espiritual, guarda mis mandamientos» ya que la obediencia es para todos los cristianos. I P.1:2. El problema de muchas iglesias en su reiterativo llamado al altar, pasar a “decidirse por Cristo” decida que él sea su Señor. Nosotros no somos quienes hacemos Señor a Cristo, Hch. 2:36, Dios le ha hecho Señor y Cristo. No se distingue entre la fe salvadora y la espuria. Convencido pero no convertido, muchos están preocupados por las consecuencias del pecado y no por la limpieza o impureza del pecado. Y el mejor parámetro es cuando después de mucho tiempo no reciben disciplina y castigo por parte de Dios, entonces se cumple aquello de “Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” He.12:8. Uno de los dos tipos de personas que sí habla la Biblia y no tres. A. A Hodge escribió: «No puedes tomar a Cristo para justificación a menos que lo tomes para santificación».


No es solo el mundo de hoy el que necesita el evangelio. También la Iglesia lo necesita. (Ernest C. Reisinger) - Extracto La necesidad de esta Hora (Arrepentimiento Bíblico) Del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Hechos 20:21)
Soli Deo Gloria



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¿Cómo deberían ser nuestros Himnos?

Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (Col. 3:16)

La gratitud de la Iglesia Cristiana siempre se ha elevado a Dios Padre en alabanza y cánticos. Y la Biblia está llena de alabanza y adoración a Dios. La alabanza puede definirse como un homenaje a Dios por sus criaturas en adoración a su persona y en agradecimiento por sus favores y bendiciones.

Nosotros como creyentes del nuevo pacto; tenemos en nuestras manos una revelación completa y somos los beneficiarios de una obra de redención que ya fue consumada una vez y para siempre en la cruz del calvario y eso debe cantarse como himno ya que es digno de El por su obra.

Para muchos cristianos el concepto de los himnos son solo para personas mayores ya que lo ven  como de la época pasada.  Como cuerpo de Cristo no nos oponemos en absoluto a cantar algunas de las canciones (himnos) más contemporáneas, pero los himnos más antiguos siempre serán un pilar. Esta son algunas de las razones basados en el principio regulador

Ellos glorifican a Dios: por supuesto viejo no significa necesariamente bueno; Hay muchos himnos sin sentido del pasado. Pero de aquellos que son fieles a las Escrituras, elevan el corazón y la mente a Dios. La prioridad del canto es atribuir al Señor la grandeza y honor debidos a Su nombre. Los viejos himnos nos permiten hacer esto. El lenguaje es a menudo de tal calidad poética que es difícil imaginar que alguna vez sea superado. Son edificantes: Al glorificar a Dios en el canto, también nosotros nos edificamos unos a otros (Ef 5:19, Col 3:16). Los himnos más antiguos son doctrinalmente ricos y experimentalmente amplios, incluyendo no sólo expresiones de alegría, sino también dolor, desánimo y temor (como los salmos). En el clima espiritual de hoy, si uno no es siempre feliz y encima de las cosas entonces algo está mal. Sin embargo, venir a Dios "quebrado" es en realidad un aspecto de nuestra adoración. Demasiadas canciones contemporáneas están vacías de sustancia teológica y realidad experiencial

Son generalmente fáciles de cantar: Los himnos más viejos fueron escritos con el fin de cantar congregacional. Las melodías en su mayor parte están estructurados de una manera que los hace fáciles de seguir y participar. He visitado iglesias donde las únicas personas que parecían saber lo que estaba pasando eran los líderes de adoración. Las canciones con sus complejas melodías y pausas instrumentales eran más adecuadas para la radio que para el canto congregacional. No me importa si una canción fue escrita la semana pasada siempre que tenga sustancia  podemos cantarla.

Nos conectan a nuestras raíces: cuando cantamos canciones escritas por los santos de antaño cantamos con ellos. Su Dios es nuestro Dios; Su doctrina es nuestra doctrina; Sus luchas son nuestras luchas; Su esperanza es nuestra esperanza.  Estamos en una tradición que nos remite a los días de los primeros creyentes. Todo esto nos conecta con la iglesia del pasado.

En un nivel tal vez no deberíamos pensar mucho en los himnos en términos de "viejo" y "nuevo", sino más bien "bueno" y "malo". Si un himno es bueno entonces es atemporal y apto para las edades independientemente de cuando fue escrito. Cuando cantamos debemos ser afectados por lo que cantamos ya que están centrados en el evangelio sea salmos, himnos y canticos espirituales para la gloria de Dios. Como bien ha dicho alguien: “La consumación de la redención en Cristo requiere todo un nuevo lenguaje de alabanza: acerca de Jesús el Dios-Hombre, Su expiación definitiva, Su resurrección por nuestra justificación, y nuestra unión con El por la fe como el nuevo pueblo de Dios”.
Soli Deo Gloria



¿Quíen puede ser Salvo?

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36)

A. Lo que dicen las Escrituras acerca de la salvación de los hombres.

La salvación de los párvulos

Lo que enseñan las Escrituras acerca de este tema, en conformidad a la doctrina común entre los protestantes evangélicos, es primeramente: Que todos los que mueren en Ia infancia son salvos. Esto se infiere de lo que la Biblia enseña de la analogía entre Adán y Cristo. «Así pues, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificaci6n de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos (hoi polloi = pantes) fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos (hoi polloi = pantes) serán constituidos justos» (Ro 5: 18, 19». No tenemos derecho a poner límite alguno a estos términos generales, exepto los que la misma Biblia les imponga. Las Escrituras no excluyen en ningún lugar a ninguna clase de infantes, bautizados o no, nacidos en tierras cristianas o paganas, de padres creyentes o incrédulos, de los beneficios de la redención de Cristo. Todos los descendientes de Adán, excepto Cristo, están bajo la condenación; todos los descendientes de Adán, excepto aquellos de los que se revela expresamente que no pueden heredar el reino de Dios, son salvos. Éste parece ser el claro sentido de las palabras del Apóstol, y por ello no duda en decir que donde abundó el pecado mucho más ha sobreabundado la gracia, que los beneficios de la redención exceden con mucho a los males de la caída; que el número de los salvos excede con mucho al de los perdidos.

Esto no es inconsecuente con la declaración de nuestro Señor, en Mateo 7:14, de que sólo unos pocos entran por la puerta que conduce a la vida. Esto debe entenderse de los adultos. Lo que la Biblia dice se dirige a aquellos en todas las edades a quienes atañe. Pero se dirige a aquellos que pueden bien leer, bien oír. Les dice lo que deben creer y hacer. Sería una total perversión de su significado aplicarla a aquellos a los que y de los que no habIa. Cuando se dice: «EI que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que rehusa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él» (Jn 3:36), nadie comprende esto como impidiendo la posibilidad de la salvación de los infantes. ...La conducta y el lenguaje de nuestro Señor en referencia a los niños no deben ser considerados como una cuestión de sentimientos, ni como una mera expresión de una actitud bondadosa. Es evidente que las consideraba como ovejas del rebaño por el cuaI, como el Buen Pastor, ponía su vida, y de las cuales Él dijo que jamás perecerian, ni nadie las arrebataria de sus manos. De ellos dice Él que es el reino de los cielos, como si el cielo estuviera, en gran medida, compuesto de las almas de los infantes redimidos. Es por ello la creencia general de los protestantes, en contra de la doctrina de los romanistas y de los romanizadores, que todos los que mueren en la infancia se salvan.

B. La regla del juicio para los adultos

Otro hecho general claramente revelado en la Escritura es que los hombres serán juzgados por sus obras, y en base de la luz que cada uno haya tenido. Dios «pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en hacer bien, buscan gloria y honra e inrnortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia. Tribulación y angustia sobre todo ser humano que obra el mal, el judio primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que obra el bien, al judio primeramente y también al griego; porque ante Dios no hay acepción de personas. Porque todos los que han pecado sin ley, sin ley también perecerán; y todos los que han pecado bajo Ia ley, por la ley serán juzgados» (Ro 2:6-12). Nuestro Señor enseña que aquellos que pecaron con conocimiento de la voluntad de Dios serán azotados con muchos azotes; y que los que pecaron sin tal conocimiento serán azotados con pocos azotes; y que el dia del juicio será más tolerable para los paganos, incluso para Sodoma y Gomorra, que para los que perecen bajo la luz del evangelio (Mt 10:15; 11:20-24). El Juez de toda la tierra hará lo que es justo. Ningún ser humano sufrirá más que lo que merezca, ni más que lo que su propia conciencia reconocerá como justo.<

C. Todos los hombres bajo condenación

 Pero Ia Biblia nos dice que si fueran juzgados según sus obras y según la luz recibida, todos los hombres serían condenados. No hay justo, ni aún uno. Todo el mundo es culpable delante de Dios. El veredicto queda confirmado por la conciencia de cada hombre. La consciencia de la culpa y de la polución moral es absolutamente universal.

Es aqui que falla totalmente la teologia natural. No puede dar respuesta a la pregunta: ¿Cómo se justificará el hombre delante de Dios?, o ¿Cómo puede Dios ser justo y justificar al impío? La humanidad ha ponderado ansiosamente esta pregunta durante siglos, y no ha logrado satisfacción. Se ha aplicado el oido en el seno de la humanidad para captar el son suave y bajo de la conciencia, y no ha recibido respuesta. La razón, la conciencia, la tradición y la historia se unen en proclamar que el pecado es muerte; y por ello que por lo que a la sabiduría y recursos humanos concierne, la salvación de los pecadores es tan imposible como la resurrección de los muertos. Se ha probado todo medio concebible de expiación y purificación, sin mérito alguno.

Las Escrituras, por tanto, nos enseñan que los paganos están «sin Cristo, excluidos de la ciudadania de Israel y extranjeros en cuanto a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo» (Ef2:12). Son declarados sin excusa, «Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus pensamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inrnundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a las criaturas en lugar de al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amém (Ro 1:2-25). EI Apóstol dice de los gentiles que «andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza» (Ef 4:17-19).

Siendo todos los hombres pecadores, y pudiendo ser con justicia acusados de una impiedad e inmoralidad inexcusables, no pueden ser salvados por ningún esfuerzo ni recurso de su propia parte. Porque se nos dice que «los injustos no heredarán el reino de Dios ... No os dejéis engañar; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios» (1 Co 6:9). Porque tened bien entendido, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios» (Ef 5:5). Más aún, Ia Biblia nos enseña que uno puede ser externamente justo delante de los hombres, y ser sin embargo un sepulcro blanqueado, siendo su corazón la morada de la soberbia, de la envidia o de la malicia. ... Y más aún que esto; aunque un hombre estuviera libre de pecados externos, y, si fuera posible, lo fuera de pecados del corazón, esta bondad negativa no seria suficiente. Sin santidad «nadie verá al Señor» (He 12:14). «El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Jn 3:3). «El que no ama, no ha conocido a Dios» (1 Jn 4:8). «Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él» 1 Jn 2:15). «El que ama a su padre o a su madre más que a mi, no es digno de mi» ¿Quién, pues, puede ser salvo? Si la Biblia excluye del reino de los cielos a todos los inmorales, a todos aquellos cuyos corazones están corrompidos con soberbia, envidia, malicia o codicia; a todos los que aman al mundo; a todos los que no son santos; a todos aquellos en los que el amor de Dios no es el principio supremo y controlador de todas sus acciones, es evidente entonces que por lo que a los adultos se refiere, la salvación se tiene que encerrar a limites muy estrechos. También es evidente que la mera religión natural, el mero poder objetivo de la verdad religiosa general, tiene que ser tan incapaz para preparar a los hombres para la presencia de Dios como las aguas de Siria para sanar la lepra.

D. Las condiciones necesarias para la salvación

Viendo pues que el mundo no conoce a Dios mediante la sabiduría; viendo que los hombres, dejados a si mismos, inevitablemente mueren en sus
pecados, «agradó a Dios salvar a los creyentes mediante la locura de la predicación» (1 Co 1:21). Dios ha enviado a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Si hubiera sido posible cualquier otro método de salvación, Cristo ha muerto en vano (Gá 2:21; 3:21). Por ello, no hay ningún otro nombre por el que los hombres puedan ser salvos (Hch 4:12). El conocimiento de Cristo y la fe en Él son declarados como esenciales para la salvación. Esto se demuestra: (1.) Porque los hombres son pronunciados culpables delante de Dios. (2.) Porque nadie puede expiar su propia culpa y restaurarse a sí mismo a la imagen de Dios. (3.) Porque se declara de manera expresa que Cristo es el único Salvador de los hombres. (4.) Porque Cristo encomendó a su Iglesia la misión de predicar el evangelio a toda criatura debajo del cielo, como medio designado de salvación. (5.) Porque los Apóstoles, en el cumplimiento de esta misión, fueron por todas partes predicando la Palabra, dando testimonio a todos los hombres, judíos y gentiles, a los sabios y a los ignorantes, que debían creer en Cristo como el Hijo de Dios para ser salvos. Nuestro mismo Señor enseño esto por medio de su precursor: «El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él» (Jn 3:36). (6.) Porque la fe sin conocimiento es pronunciada como algo imposible. «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no han sido enviados?» (Ro 10: 13-15).

Por ello, y como ya se ha dicho, es la fe común del mundo cristiano que por lo que se refiere a los adultos, no hay salvación sin el conocimiento de Cristo y la fe en Él. Ésta ha sido siempre considerada como la base de la obligación que tiene la Iglesia de predicar el evangelio a toda criatura.

E. Objeciones

A la objeción de que esta doctrina no es consecuente con la bondad y la justicia de Dios, se puede responder: (1.) Que la doctrina sólo da por supuesto lo que el objetor, si es Teista, tiene que admitir: esto es, que Dios tratará a los hombres en base del carácter y conducta de los mismos, y que los juzgará en correspondencia a la luz que cada uno de ellos haya tenido. Es debido a que el Juez de toda la tierra tiene que hacer lo justo que todos los pecadores reciben la paga del pecado, por una ley inexorable, a no ser que sean salvos por el milagro de la redención. Por ello, al enseñar que no hay salvación para los que ignoran el evangelio, la Biblia sólo enseña que un Dios justo castigará el pecado. (2.) La doctrina de la Iglesia acerca de esta cuestión no va más allá de los hechos del caso. Sólo enseña que Dios hará lo que vemos que realmente hace. Él, en gran medida, deja a la humanidad a si misma. Permite que se hagan pecaminosos y desgraciados. No es más difícil conciliar la doctrina que el hecho innegable con la bondad de Dios. (3.) En el don de su Hijo, la revelación de su Palabra, la misión del Espíritu y la institución de la Iglesia, Dios ha dado abundante provisión para la salvación del mundo. Que la Iglesia haya sido tan remisa en dar a conocer eI evangelio es la culpa de la misma Iglesia. No debemos atribuir la ignorancia y consiguiente perdición de los paganos a Dios. La culpa es nuestra. Nosotros nos hemos guardado para nosotros mismos el pan de vida, y hemos permitido que las naciones perezcan. ...

Los Arminianos WesIeyanos y los Amigos, que admiten la insuficiencia de la luz de la naturaleza, mantienen que Dios da gracia suficiente, o una luz interior sobrenatural que, si es abrigada y seguida de manera apropiada, conducirá a los hombres a la salvación. Pero ésta es simplemente una hipótesis amable. No hay evidencia de tal gracia universal y suficiente en las escrituras, ni evidencia de su experiencia. Además, si se admite no ayuda en esto. Si esta gracia suficiente no salva realmente, si no libra a los paganos de aquellos pecados sobre los que se proclama el juicio de Dios, sólo sirve para agravar su condenación. Todo lo que podemos hacer es adherirnos estrechamente a las enseñanzas de la Biblia, seguros de que el Juez de toda la tierra hará lo que es recto; que aunque haya nubes y oscuridad alrededor de Él, Y que sus caminos sean inescrutables, la justicia y el juicio son la morada de su trono.
Soli Deo Gloria



¿Qué es fe?

Confía en el SEÑOR, y haz el bien; (Salmos 37:3)

Es por fe que vivimos nuestra vida de cristianos, "El justo vivirá por la fe" (Hab. 2:4; Ro. 1:17).Esta fe no se basa en una aceptación ciega e irracional, sino en una suprema confianza en la capacidad y la integridad de Dios. Tal fe es un prerrequisito para acercarse a Dios. Hebreos 11:6  Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.

La fe es un modo de vida liberado de la tiranía de la independencia, la confianza en sí mismo, el amor propio, la auto-satisfacción y se hace depender de Dios para la revelación, la guía, el significado, el valor y el empoderamiento. La fe de los hombres tiene el sentido de una llana y entera confianza en Dios. Es así la fe empieza donde termina el poder del hombre.

Lo más importante es que nuestra fe está en el Evangelio de Jesucristo.

El evangelio es: somos más pecaminosos y perdidos de lo que jamás nos atrevimos a admitir, pero a través de la relación con Jesús, somos más aceptados y amados de lo que nunca se atrevió a esperar. Este Evangelio es sabiduría de Dios porque nos libera de la tiranía de la autoprotección, haciéndonos honestos acerca de nosotros mismos, de los demás y del mundo, y permitiendo que el cambio real comience en nuestras vidas. La fe es el medio por el cual la gracia de Dios es otorgada al creyente que confía en la obra de Jesús en la cruz (Efesios. 2:8). La incredulidad es falta de fe en el evangelio cristiano, aparece por todo el NT como el mal supremo. No dar una respuesta decisiva a la oferta de Dios en Cristo significa que la persona permanece en el pecado y está perdida eternamente. Sólo la fe puede salvarla. Por lo tanto, nuestra fe nos une juntos en una comunidad de pecadores en proceso juntos, que es la iglesia. Juntos, experimentamos el Espíritu de Dios trabajando a través de unos con otros, estimulándonos al amor ya las buenas acciones, para la gloria de Dios solamente. La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. Tener FE es saber que si Dios me saca o no de mis pruebas o tribulaciones, yo sigo creyendo que Dios me ama. Aumenta tu fe cada día más y más, y Dios hará grandes cosas en tu vida. La fe del creyente en Dios habilita al Señor a hacer cosas milagrosas en su favor y por medio de él. Mateo 9:21,  pues decía para sí: Si tan sólo toco su manto, sanaré.

La fe honra a Dios y Dios honra a la fe.
Soli Deo Gloria



Perseveren en la Oración

Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? (Lucas 18:1,7).

La parábola es esencialmente un estímulo para seguir en oración sin perder las fuerzas a través de los tiempos difíciles de la espera antes que llegue el Hijo del Hombre. ¿Qué pasa con Dios? ¿Puedo esperar que responda a mis oraciones de una manera especial porque soy yo? Si bien es cierto que en Dios  no hay acepción de personas, también es cierto que algunos son amigos de Dios En un sentido especial. Ellos conocen a Dios y ven las respuestas a la oración más consistente que otros.

Nosotros no sabemos lo que nos reserva el futuro; sólo Dios lo sabe, y por tanto sólo Dios sabe si aquello va a ser para nuestro bien a la larga. Por eso Jesús nos dice que no tenemos que desanimarnos en la oración, y por eso dijo que no sabía si quedaría fe en la Tierra cuando El viniera otra vez. No nos cansaremos nunca de orar, y nunca nos faltará la fe si, una vez que le hemos hecho a Dios nuestras oraciones y peticiones, añadimos la perfecta oración: "¡Hágase tu voluntad!»

Dios quiere que Sus amigos prevalezcan con Él, como el Justo y misericordioso Juez de toda la tierra.  El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?  Gn. 18:25 Ser el amigo de Dios es la conexión definitiva. Abraham era el amigo de Dios, leemos de él en las escrituras. 2 Crónicas 20: 7  ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham Isaías 41: 8 Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de  Abraham, mi amigo Santiago 2:23 y se cumplió la Escritura que dice: Y ABRAHAM CREYO A DIOS Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA, y fue llamado amigo de Dios.

El pueblo de Dios es la salvaguarda de una nación, mientras oran y viven rectamente delante de Dios. Mientras oramos, Dios se complacerá en Salvar a muchos antes de ese gran y horrible día. Si Satanás ha cegado y atado a hombres y mujeres ¿cómo podemos alguna vez ver las almas redimidas? Es allí donde nos toca nuestra obra. Es allí donde se requiere la oración.

ORAR ES TRABAJAR (Ilustración)

Un pastor visitaba a una anciana que era miembro de su congregación. Dicha anciana había estado inválida durante mucho tiempo. Lamento mucho haber llegado a esta hora le dijo; pero he tenido que recorrer todo el pueblo antes de venir. Yo también, señor pastor, acabo de recorrer todo el pueblo. ¿Cómo es posible? Usted no puede moverse de la cama. ¡Ah! contestó la viejecita; mi alma no está atada a la cama, y así todos los días recorro el pueblo con mis oraciones, sin moverme de aquí. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.


Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón (Jeremías 29:13).
Soli Deo Gloria



Relativismo Moral

Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. (Col 2:8)

Estos maestros en Colosa ofrecían una filosofía que presentaban como necesaria además de la enseñanza de Cristo y de las palabras del Evangelio para al hombre y ponían en entre juego la verdad y es ahora una vez más meditar.


En el mundo postmoderno que vivimos las personas tienen la tendencia de aceptar  múltiples afirmaciones y supuestas verdades que existen de diferentes pates del mundo, asegurando que todos tienen la verdad. Sin embargo esta concepción es imposible, puesto que cuando existe una verdad, existe también una falsedad. Así que cuando la verdad objetiva ya esta establecida fuera de nosotros, cualquier cosa que difiera o contradiga esa verdad tiene que ser una mentira, una falsedad.


Hay un movimiento no sólo en el mundo, sino también en nuestras iglesias para acabar con la verdad absoluta. El relativismo moral es el concepto de que no existe una norma moral absoluta que presione a cada uno de nosotros. Algunos dirán que lo que es verdad para ti puede no ser cierto para mí. ¿Es este concepto verdadero? La verdad absoluta no es absolutamente verdad para todos. Alguien puede creer que no pueden mojarse si salen cuando llueve. Simplemente creer algo no es necesario que sea verdad. Sin embargo, aquellos que argumentan esto, creen en la verdad absoluta, pero cambian de posición cuando la verdad se ocupa de ellos. Por ejemplo, argumentarán que lo que es verdad para mí no es necesario verdad para usted. Puedes hacer tus propios valores. Sin embargo, cuando se hacen mal por alguien que se dará la vuelta y llorar mal. Llorando mal o diciendo que no es justo, entonces están apelando a un estándar que está fuera de sí mismos. Son inconsistentes con lo que creen.


El relativismo es la posición filosófica de que todos los puntos de vista son igualmente válidos, y de que toda la verdad es relativa al individuo. Esto significa que todas las posiciones morales, todos los sistemas religiosos, todas las formas de arte, todos los movimientos políticos, etc., son verdades que son relativas a los individuos. Bajo la sombrilla del relativismo, todos los grupos de perspectivas son categorizados.


Los teólogos liberales propagan esto desde sus púlpitos debido a un prejuicio contra Dios y su palabra. Ellos dirán que no podemos saber si Jesús realmente dijo eso. Por otro lado dirán que no importa si Jesús resucitó de los muertos físicamente. Lo que importa es cómo afecta su vida hoy. Debemos ser coherentes con nuestras opiniones. O creemos en la Biblia o no. Al predicar tales tonterías es evidente que algunos no creen lo que dicen las Escrituras.


Frente a un mundo relativo es necesario fundamentarse en Verdades Absolutas y esas “sólo” las encontramos en la Palabra de Dios. La Biblia es objetiva, es decir, es una verdad fuera de nosotros. Es inspirada por Dios y por tanto es considerada su palabra.


“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2Tim 3:16-17)
Soli Deo Gloria