jueves, 13 de octubre de 2016

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Separación Secundaria

Separación Secundaria: ¿Fueron los pastores Martyn Lloyd-Jones y Charles H. Spurgeon herejes? “Cuando la verdad es silenciada, los puntos de vista falsos parecen plausibles” (Walter J. Chantry) Supongo que al leer este artículo, piense que estoy reaccionando o dando respuesta a una reciente publicación en las redes sociales por las que se calificó de “hereje” a un pastor que cuenta con más de 50 años en el ministerio y cuyo testimonio es impecable como ministro del evangelio de Jesucristo. La verdad no he escrito este artículo para defender a ningún pastor o ministro evangélico.

En las redes sociales se pueden leer multitud de escritos sin fundamento ni prueba alguna, en los cuales se puede apreciar claramente el desconocimiento de sus autores no solo de la Biblia misma, o de la historia de la iglesia sino peor aún, de términos tan sencillos como“herejía” A la verdad, responderlos sería darle importancia a aquello que no lo tiene.

Entonces ¿Por qué tomo el tiempo para escribir sobre este asunto?

Lo hago movido por las consultas que algunos hermanos de diferentes países me han enviado con la siguiente pregunta “¿Qué significa la separación secundaria?; y ¿Por qué una persona que lo practica es considerada como un hereje?”

Soy un asiduo lector de algunos blogs en el idioma inglés con cuyos autores no comparto necesariamente las mismas posiciones teológicas. Precisamente, es en el ámbito “anglo” donde he visto debates serios acerca de este tema, pero nunca he leído u oído que alguno de estos autores haya llamado “hereje” al Dr. Peter Masters o a cualquier otro que defienda la doctrina bíblica de la separación secundaria; en algunas partes quizás sean llamados “extremistas”, “radicales”, “fundamentalistas”, etc.; pero nunca se les ha llamado “herejes”.

Pero en el ámbito hispano, estoy convencido que muchos no tienen claridad sobre esta doctrina y los que verdaderamente la conocen prefieren no hablar de ella, supongo que siguiendo sus intereses “eclesiásticos”, de allí que me he visto en la necesidad de escribir sobre ello.

Me sorprende de igual manera que quienes llaman hereje al Dr. Peter Masters por defender la doctrina de la separación secundaria, recomienden literatura de Spurgeon y del Dr. Lloyd-Jones, con quienes el Dr. Masters tiene exactamente la misma posición en lo que respecta a la separación secundaria. ¿Por qué no le llama herejes también a este par de hombres? No encuentro otra razón que no sea esta: el total desconocimiento bíblico de la doctrina, de la historia de la iglesia, además de una pasión desmedida en su intento de justificar su liberalismo sobre la Escritura y su heterodoxia sobre la Ortodoxia.

¿Es el Dr. Peter Masters el único ministro que enseña y practica la doctrina de la separación secundaria?

Yo aprendí la doctrina de la separación secundaria por las Escrituras y la profundicé en la iglesia Norteamericana de la que era miembro (cuando vivía en los Estados Unidos), esta iglesia afirmaba la Confesión de 1689. Supongo que esto me convierte a mí y mis pastores en “herejes” y como a nosotros, también a miles de miles de pastores que creen y obedecen esta doctrina.

A medida de mi caminar en Cristo, pude ver que otros ministros ortodoxos de igual manera la enseñaban y practicaban; y que también había personas quienes la despreciaban y atacaban. Pero hay dos siervos de Dios que alcanzaron cierta fama que creían y practicaban la “separación secundaria”, ellos son: el Dr. Martyn Lloyd Jones y el pastor Charles Haddon Spurgeon. Y esto no lo digo sin ninguna prueba, solamente basta saber la historia de estos dos ministros para reconocer que fue así.

¿Fueron los pastores Martyn Lloyd-Jones y Charles H. Spurgeon herejes?

Pido disculpas por la fotografía que acompaña este artículo, ¿Verdad que se ve mal? Es posible que no estemos de acuerdo con todas las cosas que predicaron y enseñaron estos pastores, pero creo que jamás podríamos llamarlos herejes; pero si vamos a decirle “hereje” al Dr. Peter Masters por practicar la separación secundaria, entonces por exactamente las mismas razones también debemos hacerlo con Lloyd-Jones y Spurgeon…si es que queremos ser consistentes en nuestras declaraciones, de otra manera, dejaríamos al descubierto nuestra carencia de entendimiento al respecto.

Una explicación bíblica e histórica de la doctrina de la separación secundaria

Me he visto en la necesidad de traducir un artículo, que no se encuentra disponible en idioma español, que trata de la doctrina de la “separación secundaria” por medio del cual se puede descubrir la caricatura que han hecho algunos indoctos, aprovechándose del desconocimiento de la verdadera posición doctrinal que no solamente es sostenida por el Tabernáculo Metropolitano sino que lo ha sido a través de los siglos por miles de ministros confesionales alrededor del mundo, incluyendo por supuesto al Dr.Martyn Lloyd-Jones y a Charles H. Spurgeon.

Tengo presente lo que el apóstol Pablo dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef 6:12 – RV60); en ese sentido, este artículo no debe ser tomado como algo personal.

Traducción del artículo del Dr. Peter Masters, titulado “Cuando separarse”

La Separación Secundaria – Cuando separarse.

Está claro que es un deber fundamental de los cristianos estar separados de los falsos maestros que niegan los fundamentos de la fe. “No se junten con ellos", dice el apóstol Pablo (véase 2 Corintios 6,14), “No te asocies” (Se proveen referencias completas de la Biblia al final del artículo) Este deber bíblico se ha conocido como la doctrina de la separación.

Sin embargo, hay ministros y congregaciones que creen en la Biblia quienes pertenecen a denominaciones apóstatas donde las personas que rechazan el verdadero Evangelio constituyen la abrumadora mayoría, como la Iglesia de Inglaterra, o la Unión Bautista.

Algunas veces los ministros evangélicos y miembros del clero en estas denominaciones pueden actuar de una manera bastante "independiente", pero por lo general ellos cooperan con sus líderes denominacionales y colegas quienes niegan los fundamentos de la fe. Al hacer esto, ellos ignoran y repudian el claro deber de la separación bíblica. Ellos reconocen y trabajan con aquellos a quienes el Señor llama: “lobos con piel de ovejas”

¿Es correcta la separación secundaria?

Surge la pregunta - ¿Cómo deberían tratar los evangélicos que obedecen al llamado de Dios de separase, a los compañeros evangélicos que se niegan a hacerlo?; ¿Deberían ellos mantener pleno compañerismo con los tales, o separase de los que desobedecen? Este último es llamado como “la separación secundaria”

En el pasado, las iglesias independientes, las iglesias Bautistas Estrictas y las Asambleas de Hermanos en Gran Bretaña, han sostenido y practicado unánimemente la separación secundaria, a menudo con gran pesar, ése también es nuestro deber. Pero hoy en día escuchamos a los pastores de esas iglesias diciendo que no creen en la separación secundaria. Algunos llaman a esta doctrina “hiper-separación" y hacen que suene dura y sin amor. Incluso hemos oído que se le ha llamado “el pecado de cisma”.

Nadie debe olvidar que el deber de la separación, bien sea primaria o secundaria, es dado en la Biblia a causa de la bondad infinita de Dios. Muy lejos de ser una práctica seca y sin amor, es un deber que preserva el Evangelio y protege la iglesia. Está diseñada para nuestra bendición y poder. Está allí para protegernos de miles de trampas…

Separación con discreción

Una de las razones por la que algunos pastores rehúyen de obedecerla separación secundaria es esta: ignoran que ésta debe aplicarse con discreción, en el espíritu de 1 Corintios 16:14 –“Que todas vuestras cosas sean hechas con amor”(Pablo dice esto inmediatamente después de exhortarnos a mantenernos firmes en la fe)

Si un ministro que pertenece a una denominación apóstata a sabiendas, está voluntaria y activamente cooperando con falsos maestros, jamás tendríamos comunión con él; pero si tal ministro es afligido a causa de sus colegas no-evangélicos por refutarles y darles testimonio y por negarse a cooperar con ellos, entonces debemos respetarlo, y ser caritativos. Quizás él nunca ha considerado su posición. Ciertamente deberíamos reconocerle como un hermano, tener comunión con él en privado, orar por él y convencerlo de que deje esa denominación, si está a nuestro alcance.

Sin embargo, no podríamos compartir una plataforma, o un púlpito con él, o una conferencia, o pedirle que predique para nosotros, porque eso sería avalar su denominación apóstata y confundir al pueblo de Dios. Pero no nos alejaríamos de él en la misma medida en que lo haríamos de un ministro evangélico que voluntariamente es desobediente y que coopera con los falsos maestros de su denominación.

La interpretación que hace la Biblia King James sobre Judas 22 también expresa amor en la reprobación: ‘Y recibid a los unos en piedad, discerniendo’ - RV-1862; o (en este caso) distinguiendo entre los niveles de participación en el error.

El Dr. Lloyd-Jones acerca de la separación

En tiempos recientes se ha afirmado que la separación secundaria es extremismo.

Este escritor (el Dr. Peter Masters) ha sido nombrado como uno de aquellos que va más allá del Dr. Martyn Lloyd-Jones (1899-1981), el famoso ministro de la Westminster Chapel, quien hizo un llamado a los evangélicos para que abandonen las denominaciones apóstatas.

Se afirma que el Dr. Lloyd-Jones se opuso a la separación secundaria, diciendo: “Si yo estoy convencido de que un hombre es mi hermano voy a tolerarlo. No voy a separarme de él… Hemos nacido de nuevo, por el mismo Espíritu estamos en la misma familia… No voy a separarme de mi hermano” (Unidad en la Verdad, páginas 120-121)

El Dr. Lloyd-Jones, sin embargo, no estaba hablando de la separación secundaria en aquella cita, sino acerca de la unidad entre evangélicos quienes habían abandonado las denominaciones apóstatas.

Su sueño y esperanza fue que todos los evangélicos británicos se separaran del error y se unieran en una nueva denominación. No todos estaban entusiasmados, algunos le dijeron: “Somos bautistas, y no podríamos unirnos a los paedo-bautistas”, mientras que otros dijeron, “Nosotros somos calvinistas y no podríamos unirnos a los arminianos”. El Dr. Lloyd-Jones apeló a ellos y les dijo que él no iba a separarse de su hermano y que ellos tampoco debían hacerlo.

Él no estaba hablando de separase de los evangélicos que cooperan con los no-evangélicos en sus denominaciones, porque él defendía tal separación. Él estaba apelando a la unidad entre aquellos que se habían separado. El sintió que ellos debían dejar de lado sus convicciones sobre el bautismo y las doctrinas de la gracia, y así sucesivamente, en aras de la unidad.

El Dr. Lloyd-Jones y Billy Graham

Para probar el punto recordemos la forma en la cual el Dr. Lloyd-Jones rechazó trabajar con Billy Graham, y este es un ejemplo significativo de la separación secundaria. En el año de 1963 el evangelista le pidió al Dr. Lloyd-Jones presidir el primer Congreso Mundial de Evangelismo (eventualmente llevado a cabo en Berlín en 1966; predecesor de Lausanne)

El Dr. Lloyd-Jones le dijo a Billy Graham que si él cesaba de invitar a liberales y católicos romanos en su plataforma, y desechaba el sistema de invitaciones al altar (conocido como decisionismo), entonces él lo apoyaría y presidiría el Congreso.

Billy Graham no cambiaría sus puntos de vista, y el Dr. Lloyd-Jones declinó en refrendar o aprobar o trabajar con él. Sin ninguna duda la reunión entre ellos fue conducida cortésmente (duró casi tres horas) pero el resultado fue una firme aplicación de la separación secundaria.

El Dr. Lloyd-Jones adoptó la misma actitud hacia las cruzadas en Londres que hizo Billy Graham. El Dr. Lloyd-Jones tuvo su punto de vista, y lo declaró públicamente, que tener una unidad visible con aquellos quienes están en oposición a las cuestiones esenciales de la salvación, era pecaminoso. (El también creía que el sistema de invitación al altar era una fuente de engaño en masa y causaba gran daño a las iglesias)

A pesar de la alta estima de Billy Graham con la mayoría de los evangélicos británicos, del apoyo entusiasta que recibió de los medios de comunicación seculares, del hecho de que su nombre era muy conocido, y a pesar del lugar significativo en el evangelicalismo mundial que le estaba ofreciendo al Dr. Lloyd-Jones, este último se mantuvo en su principio bíblico, y declinó todas las propuestas. El no aprobaría ni trabajaría con el Dr. Billy Graham. Esta es verdadera lealtad a la Palabra de Dios.

Por lo que merece la pena, en cuanto al presente autor (Dr. Peter Masters) se refiere, su punto de vista en cuanto a la separación secundaria no va más allá de la perspectiva del Dr. Lloyd-Jones (aunque el autor no comparte el entusiasmo que este gran hombre tuvo en sus últimos días por una nueva denominación evangélica)

Spurgeon acerca de la separación secundaria

En un famoso sermón, C.H. Spurgeon expresó la mismísima posición en estas palabras: “Para que yo no pueda poner en ridículo mi testimonio me he desligado yo mismo de los que yerran en la fe, y aun de aquellos quienes se asocian con ellos” (Metropolitan Tabernacle Pulpit 1888, No 2047) El Dr. Lloyd-Jones era de la misma opinión, pero ambos ejercieron tierna discreción.

Escuchamos algunas veces que se dice que no hay ningún texto en la Biblia que requiera una separación secundaria, pero nosotros encontramos esta aseveración asombrosa. Por un lado, los mismos textos que ordenan una separación primaria son enfáticos, insistentes, obligatorios e imperativos, demostrando cuán grande sería nuestro error si los rechazamos. Ellos son categóricos y absolutos. Ellos son obligatorios y no simplemente permisivos.

La desobediencia a estos textos (favor mirar al final del presente artículo) ciertamente pone a un creyente dentro de la categoría de uno que “anda desordenadamente” y desalineado de las instrucciones apostólicas. Por lo cual la palabra de 2 Tesalonicenses 3:14 es clara: “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence”

De otro lado, las palabras solemnes de Apocalipsis 18:4 expresan un principio profundo y profético: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados…” En 2 Juan 11 se nos enseña que aquel quien ofrece bienvenida a un falso maestro es participante de sus malas obras. Dios asigna culpabilidad al que no se separa, y nosotros no debemos sacudir esa enseñanza de la Biblia.

Al final, aquellos quienes erradamente permanecen en denominaciones apóstatas contribuyen (sea o no su objetivo) con la victoria de los enemigos del Señor. Vemos esto en el declive histórico de las que una vez fueron las grandes denominaciones evangélicas.

En este artículo hemos llamado gran error el desobedecer los textos relacionados con la separación. El Dr. Lloyd-Jones lo llama “un pecado”. Estos versículos ciertamente requieren que nos mantengamos separados de aquellos quienes dan reconocimiento y asistencia a los falsos maestros.

Algunos están ansiosos en cuanto a la separación secundaria porque ellos creen que tenemos el deber de promover la unidad entre iglesias por razón de la oración sacerdotal del Salvador de Juan 17. Este asunto será tratado en el apéndice de este artículo, pero antes, debemos considerar otra causa importante de separación.

Separación de los evangélicos mundanos

El deber bíblico de permanecer separados de ciertos evangélicos aplica, no solamente a los falsos maestros y a quienes los ayudan, sino también a los evangélicos quienes promueven una conducta pecaminosa, mundana y dañina. Esta categoría de separación incluye a aquellos quienes cometen serias transgresiones, tales como inmoralidad y demás pecados referidos en 1 Corintios 5:9, 11 y 13 y en otros lugares de la Biblia. De hecho, tanto asociaciones profesionales seculares como clubes deportivos excluyen a aquellos quienes con su conducta traen descrédito a su causa.

La conducta mundana y dañina ciertamente incluye malas palabras y juramentos, faltas graves de respeto a Cristo o a las Escrituras, e insinuación sexual deliberada o lenguaje pornográfico. Existen predicadores en nuestros días afirmando ser evangélicos sanos, quienes traen el testimonio en descredito por tales conductas, y nosotros, de ninguna manera, podemos aprobarlos.

Es realmente sorprendente que algunos evangélicos los aprueben. Ellos pueden afirmar ser reformados en doctrina, pero de hecho niegan con sus conductas el fundamento de la fe, diciendo en realidad que Dios no es Santo después de todo. ¡A Dios no le importan las borracheras, ni los juramentos, ni las vulgaridades ni tampoco el exhibicionismo mundano! De hecho, Él se deleita en ver a Su pueblo dándose riendas sueltas. Esta es la “declaración confesional” de sus vidas.

Entonces si existe un enorme problema en lo que respecta a otras formas de mundanalidad intencional. ¿Quién puede calcular el daño que la mundanalidad está haciendo en las iglesias de Cristo?

Separación del Rap y del Rock

¿Quién habría imaginado veinte años atrás que el rap, con todas sus asociaciones culturales degradadas, sería usado en la adoración y aplaudida aún dentro de las iglesias reformadas? Se ha hecho un daño incalculable, la reverencia se ha perdido, el mensaje ha sido distorsionado por la cultura, y los jóvenes son privados de toda distinción entre la iglesia y el mundo.

Las cosas pecaminosas primero permean la iglesia para después dominar la adoración mundana y poco inteligente de la actualidad, porque los pastores pensaron que distanciarse de estas cosas sería carecer de amor. En consecuencia, el rebaño es pronto mutilado, la santidad es atrofiada y el amor por Cristo da paso a una mera autocomplacencia con el fin de entretener.

La reciente pero masiva invasión de la mundanidad en la iglesia comenzó poco a poco en la década de 1960, pero la escala que podemos presenciar hoy en día no se alcanzó hasta la década de 1990, mucho después de que los ministerios de Dr. Lloyd-Jones, EJ Poole-Connor, y de otros notables, quienes incluyeron advertencias de protección en sus labores pastorales. Ellos no advirtieron de la extrema mundanalidad de hoy, ya que aún no había surgido. De hecho, nada parecido se ha visto en toda la historia de la iglesia cristiana. Las personas más jóvenes no tienen idea de lo mucho que la cultura de la iglesia se ha semejado al mundo carnal.

Exponer el error nunca es algo divisivo, al igual que tampoco lo es disciplinar el pecado o permanecer separado de las influencias profundamente perjudiciales.

El Medium es el mensaje

En la actualidad hay algunos predicadores que poseen habilidades finas de presentación y personalidades agradables. Ellos dicen que quieren ver almas salvadas, pero que erróneamente han adjuntado al Evangelio la amenaza del rock, del rap y de otros métodos manchados de pecado. Es un grave error decir que sólo nos debe interesar si ellos dicen creer en el Evangelio y tener el deseo de ganar almas: ¡No! Eso no es todo lo que nos debe preocupar.

La frase acuñada en 1964 por el filósofo Marshall McLuhan es verdadera: “el médium es el mensaje”. Él quiso decir que la manera de comunicación influencia profundamente y moldea la percepción del oyente del mensaje. El predicador habla de la santidad de Dios y el pecado del hombre, de la muerte expiatoria de Cristo, y del arrepentimiento y la fe, pero el pecador que escucha tal predicación observa la cultura a su alrededor, los artistas con ropas ligeras, y el estilo de música tomado de personas mundanas quienes la diseñaron para proclamar la inmoralidad y el desenfreno.

Consecuentemente él percibe el mensaje predicado de la siguiente manera: “tú puedes continuar disfrutando de los aspectos pecaminosos del mundo, y sin embargo Cristo te llevará al cielo”. Esta es la manera como se transa con el Evangelio, esta es la manera como el Evangelio es distorsionado. (De hecho, el grado de manipulación empleado -por los estilos musicales modernos- para conseguir una respuesta al Evangelio es mucho más distorsionado que aquel sistema de invitación al altar –practicado por Billy Graham- con el cual el Dr. Lloyd-Jones rechazó trabajar)

Textos que advierten del daño al Evangelio

El serio daño al Evangelio hace necesario que nosotros nos “mantengamos separados” de este tipo de evangélicos mundanos y perjudiciales, no importa cuán grande sea el atractivo humano de sus predicadores que han cedido el Evangelio a la cultura.

Con referencia a su propio ministerio y a los ministerios de sus colaboradores, Pablo habla de “No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado” (2 Corintios 6:3). En otras palabras, no ponemos ningún obstáculo en el camino de nadie, para que nadie se escandalice de nosotros. Nada que desacredite, distorsione, niegue o deshonre el evangelio debe ser permitido.

El pasaje continúa mostrando cómo los obreros del evangelio son aprobados y autenticados por virtudes tales como paciencia y pureza, y por la Palabra de Verdad y el poder de Dios. La adopción de la mundanalidad es bíblicamente condenada, no defendida.

El Señor Jesucristo no enseñó que el evangelio podía ser predicado de manera mundana, mucho menos con el uso de palabras sucias e insinuaciones sexuales. Por el contrario, dijo, "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mateo 5:16).

Pablo dijo que él sufriría cualquier cosa antes de “poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo” (1 Corintios 9:12) Nosotros debemos ser “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida (Filipenses 2:15-16)

La imitación deliberada y la adopción de la música y la manera de vestir asociada con el pecado y la impiedad constituye una falsificación alarmante del evangelio y nosotros no debemos cooperar con ello.

Pablo da repetidas exhortaciones a la santidad: “que el nombre de Dios y Su doctrina no sean blasfemados” (1 Timoteo 6:1) Tito es llamado a vivir una vida santa “presentándose como ejemplo de buenas obras” con “palabra sana e irreprochable” (Tito 2:1-11). El evangelio es autenticado por las buenas obras (1 Pedro 2:12) no por una conformidad al estilo de vida del mundo pecador. No importa cuán sólidamente el evangelio sea proclamado, o cuan ferviente sea el predicador, el “médium” puede distorsionar el mensaje, haciendo del mensaje una licencia para el pecado, y no una liberación del mismo.

Vemos el error en los resultados obtenidos por muchos que emplean los nuevos métodos que se conforman al mundo. Cualquier persona puede ver los clips de Internet de las principales conferencias de los jóvenes donde muchos de ellos están inmoralmente vestidos en medios de sus sesiones de alabanza con “rock cristiano”. Se comportan del mismo modo que el mundo lo hace. El Evangelio que se les predican no consigue sacarlos del mundo.

También escuchamos de las caídas colosales de los números en las iglesias que entran en estas prácticas. Se nos dice de manera fiable que de centenares de estudiantes en estas congregaciones, casi ninguno continúa caminando con el Señor después de su graduación. Estamos informados, por parte de obreros preocupados de una muy conocida mega-iglesia que usa métodos contemporáneos, de cuán pocas son las personas salvas allí que viven sus vidas en santidad y servicio a Cristo.

Separación de la estrategia de Satanás

Cuando Satanás inspiró “Evangélicos y Católicos Juntos” a finales de los 1900 en los Estados Unidos, un gran número de iglesias evangélicas rechazaron las propuestas. Satanás descubrió que tratar de unir a los creyentes de la Biblia con los católicos sobre una base doctrinal era un paso demasiado lejos y demasiado rápido.

Su siguiente campaña contra iglesias parece haber sido la promoción acelerada de adoración contemporánea y estilos de vida mundanos, primero de una manera moderada, pero cada vez más duro y más rápido a medida que pasaba el tiempo. Tal vez Satanás vio que una vez que los católicos y los evangélicos adoren de la misma manera, entonces ellos ya no verían ninguna diferencia entre ellos. ¿Quién sabe dónde terminarán estas cuestiones? ¿Quién sabe qué daño ya se ha causado?

Si tan sólo pudiéramos escuchar las instrucciones de Dios, en su protectora y preservadora bondad, para mantenernos separados de las prácticas mundanas y dañinas. La separación secundaria significa separase aun de creyentes de la Biblia cuando ellos hacen cosas que mutilan y dañan al evangelio y a las iglesias.

Como ya hemos mencionado, debemos separarnos con discreción. Si un ministro o una iglesia están empleando material contemporáneo solamente en un pequeño grado, deberíamos apelar y persuadir en lugar de romper la comunión.

Sin embargo, si el estruendo de los tambores refleja la plena manifestación de la mundanalidad, no podremos trabajar juntos. Santiago 4:4 es relevante en esta situación: “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” 2 Tesalonicenses 3:14-15 debe ser honrado – “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” Ciertamente amonestamos al obrero que ha errado como a un hermano, pero las palabras claves permanecen – “no os juntéis con él”

La advertencia solemne de Pablo en 1 Corintios 3:17 que ninguno debe dañar a las iglesias, deben advertirnos a todos nosotros: “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”

Me veo en la necesidad de decirles a los pastores, ancianos y diáconos que tenemos una elección. O mostramos bondad sin reservas, protección y solidaridad para con el ofensor, o lo hacemos con el Evangelio y con nuestras congregaciones. Endorsamos una cosa o la otra. ¿Cuál es la opción que elegiremos? Ningún pastor u oficial de la iglesia puede ser verdaderamente leal a la Palabra de Dios y actuar como protector de Su rebaño, mientras ignora la práctica de la separación bíblica secundaria, aplicada con suma discreción y siendo sensibles en gracia y piedad.

[Vea al final del artículo los textos de la doctrina de la separación bíblica]

¿Existe el deber de una unidad inter-iglesias?

Algunos pastores dudan acerca de la separación secundaria porque han sido persuadidos y presionados de que tienen una obligación bíblica de lograr una unidad evangélica entre las iglesias. Ellos han entendido la oración de Cristo, "que todos sean uno", como si esta se refiriese al deseo de una asociación terrenal formal. Pero en el Nuevo Testamento el Señor no requiere una unidad terrenal humanamente organizada. No hay ninguna señal de tal cosa en el patrón de la iglesia del Nuevo Testamento.

La unidad por la que Cristo oró fue un fenómeno espiritual, y Su oración fue totalmente respondida desde el momento en que fue hecha. Cristo oró para que Su pueblo estuviese unido en Él mismo, siendo Él el eje de la rueda, y Su pueblo los radios, quienes a pesar de que nunca se conocerían, estuvieran unidos en la semejanza a Cristo, en doctrinas fundamentales, en su manera de pensar, en su anhelo por la santidad, en el servicio por su Señor y en la esperanza por Su regreso.

Él oró para que su propio pueblo comprado con Su sangre, aunque desconocidos entre sí y alejados los unos de los otros (algunos en las alejadas y pobres aldeas del Himalaya, otros en la hostil Corea del Norte, o en Somalia, o en el mundo libre) compartieran una dependencia común en Él, y tuvieran el mismo testimonio para el mundo.

Expresamos esta unidad espiritual, siempre que podamos, de muchas formas: Si surge la oportunidad, estamos encantados de conocernos, o enviando socorro a los necesitados, ya sean calvinistas o arminianos, bautistas o presbiterianos. La unidad no es una cuestión de pertenencia a una sociedad terrenal, la única unidad de este tipo en el Nuevo Testamento es en la congregación local o particular.

Spurgeon dijo una vez que cada congregación es como un barco del evangelio que es libre de navegar junto con otros barcos de ideas afines y libres de proporcionar asistencia necesaria, pero que su fin no era necesariamente que estuviesen unidos con cuerdas adornando los océanos.

Nosotros no tenemos ninguna instrucción bíblica para formar una organización terrenal. Cada vez que se han intentado este tipo de cosas, han hecho el bien durante un tiempo, pero luego se han corrompido, y se han convertido en un medio para infectar a otras iglesias con todo tipo de error. Esta ha sido la historia de las denominaciones históricas a lo largo de su recorrido.

Con el tiempo, la comunión entre iglesias parece atraer hacia quienes las lideran, una fatal mezcla de personas que buscan promover su propia agenda dentro de las iglesias. La genialidad divina de la Biblia en realidad no exige este tipo de asociaciones, y en consecuencia no hay ninguna obligación para las iglesias a buscar afiliarse a ellos. La Palabra no los requiere, el evangelio no los necesita, y el amor, la comunión y el servicio al prójimo puede expresarse mucho mejor sin ellos.

Textos para la separación bíblica

La obligatoria, insistente, e imperativa naturaleza de los mandamientos presentados a continuación, nos dice cuán equivocado sería rechazarlos, y porqué el principio de 2 Tesalonicenses 3:6 y 14 aplica para con quienes lo hagan:

2 Corintios 6:14-18; Gálatas 1:8-9; Efesios 5:11; Romanos 16:17: 2 Juan 6-11; 2 Tesalonicenses 3:6 y 14; Tito 3:10; 1 Timoteo 1:18-20; 5:22; 6:3-5; 2 Timoteo 2:16-21; 2 Timoteo 3:5; 2 Crónicas 19:2; Apocalipsis 18:4

Referencias para la separación de las prácticas mundanas y dañinas:

Santiago 4:4; 1 Juan 2:15; Gálatas 1:4: Juan 17:13-16; Romanos 12:2; Efesios 5:8

El artículo original en idioma inglés lo encuentra por medio del siguiente link:

http://www.metropolitantabernacle.org/Christian-Article/Secondary-Separation-When-to-Stand-Apart/Sword-and-Trowel-Magazine

Otro artículo en idioma inglés que compara la separación secundaria que practicaba el pastor Martyn Lloyd-Jones con las posiciones diferentes de la conducta del Dr. John Piper y el Dr. Albert Mohler:
http://indefenseofthegospel.blogspot.com/2013/11/secondary-separation

Iglesia Bautista Reformada Gracia Soberana en Lima, Perú
Soli Deo Gloria

martes, 4 de octubre de 2016

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Herejía Pelagiana

¿Nace el ser humano en la misma condición en la que Adán fue creado? ¿En qué medida nos afectó su pecado a nosotros? Estas preguntas y otras similares tenían gran importancia porque de ellas dependía la necesidad y el alcance de nuestra salvación. Efectivamente, si el pecado de Adán solamente le afectó a él, yo puedo, con mi esfuerzo, tratar de mantenerme en la posición de inocencia en la que nazco; pero si su pecado me ha afectado, es claro que mi esfuerzo no sirve de nada y necesito la gracia de Dios para ser salvo.

Para Pelagio no hay una transmisión del pecado de Adán a sus descendientes. No nacemos con tendencias perversas, ni malos deseos; lo único que nos diferencia de Adán al ser creado es que nosotros tenemos malos ejemplos alrededor, pero aparte de eso, estamos como él, no hay en nosotros concupiscencia ni esclavitud al pecado. Por lo tanto ejercitando la voluntad, con la ayuda de la ley de Dios y el ejemplo de Jesucristo, podemos guardarnos de caer en pecado. En eso consiste para Pelagio la gracia de Dios.

Es evidente que en ese sistema al final es el hombre quien es su propio salvador y solamente de una forma muy secundaria Cristo hace algo por nosotros. Sin embargo no es esto lo que enseña la Escritura, quien habla del hombre en un estado caído y del pecado no solamente como un acto externo, sino como una tendencia y una motivación interna que se expresa en actos externos.

Para Agustín de Hipona lo que Pelagio enseñaba era, a todas luces, erróneo. Por propia experiencia él había experimentado, antes de su conversión, la fuerza descomunal del pecado, su impotencia para librarse de él y la inutilidad de su voluntad para dominarlo. Además encontró en la Escritura fundamento a su propia experiencia; para él la gracia era el poder de Dios operando de tal forma en el pecador que era la única causa de la salvación. Fuera de la gracia, el hombre está vendido al pecado sin posibilidad de librarse de él.

El pecado de Adán, decía Agustín, sí nos ha afectado a todos en dos maneras: nos ha transmitido la corrupción del pecado y la culpa inherente al mismo; en esto consiste el pecado original. Por lo tanto todo el género humano, desde Adán, es una masa condenada y perdida. Ahora bien, de entre esa masa de perdición, Dios, en su libertad, ha escogido salvar a los que él ha querido y dotarlos de fe salvadora. A los demás, en su justicia, los pasa por alto si bien les ofrece el evangelio. Los primeros le deben su salvación enteramente a Dios, a los segundos Dios tiene en cuenta su pecado.

Al tocar el tema de la predestinación Agustín estaba tocando una de las doctrinas más profundas y difíciles de la Escritura. Dios escoge, no porque previó que habían de creer, sino que escoge para que crean. No hay diferencia entre los que se salvan y los que se pierden sino solamente en una cosa: la gracia irresistible de Dios hacia los primeros y la gracia que puede ser resistida hacia los segundos.

Agustín distingue varios grados de gracia: la gracia precedente, por la que el pecador es puesto bajo convicción, la gracia operante, por la que es guiado a Jesucristo y dotado de fe salvadora, la gracia cooperante, por la que una vez renovada su voluntad, el cristiano coopera con Dios en su santificación y la gracia perseverante, por la que el redimido, aunque pueda tener descalabros momentáneos, se levanta de ellos y acaba triunfalmente su carrera en Cristo.

Hubo quienes quisieron quedarse a medio camino entre las tesis de Pelagio y las de Agustín; entendiendo que la doctrina pelagiana era puro humanismo quisieron modificarla, pero sin llegar a identificarse con lo que Agustín enseñaba. Es lo que se conoce con el nombre de semipelagianismo, en el que se admite que el pecado de Adán nos ha afectado, pero no hasta el punto de muerte espiritual, sino solamente de debilidad o enfermedad. El hombre ha quedado trastocado en ciertas facetas de su personalidad, pero otras están intactas, y una de éstas es la voluntad; por lo tanto el hombre, si quiere, puede salvarse por medio de Cristo; pero la capacidad de querer o no querer está en el hombre; en último análisis depende de la voluntad humana el salvarse. En este sistema la fe no es un regalo de Dios para que el hombre pueda salvarse, sino es fruto del esfuerzo humano. Además la predestinación es consecuencia de la presciencia de Dios, es decir, Dios salva a aquellos que sabe que van a creer.

Aunque oficialmente la Iglesia católica declaró que Agustín es uno de los grandes teólogos y lo venera con el título de 'Doctor de la Gracia', en la práctica no se identifica con sus enseñanzas, que van desde el semipelagianismo hasta el semiagustinianismo, es decir, un agustinianismo aguado en el que ya no hay cabida para la gracia soberana de Dios como única causa de salvación.

Esta doctrina pelagiana es perversa, al menos por tres puntos 1) Niega la completa depravación del hombre por el pecado. El hombre es pecador, por nacimiento, por naturaleza y por elección. Ro.3:9-19; Sal 51:5; Ro7:14-25; Gen.6:5. 2) Pues pondera las obras humanas para cooperar en la obra de Dios, la salvación del creyente por su sola gracia. Subestima la gracia y el sacrificio vicario de Cristo, quien pago en nuestros lugar toda la deuda de nuestros pecados, el no hizo un abono a la deuda, sino que la justicia de Dios se dio por satisfecha, prueba de esto es la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Ro. 3:28; Gal.2:21; 2Co.5:21; Col.2:13-15.3) Fundamentalmente, porque es contraria a lo que la Biblia, La Palabra de Dios dice, única regla de fe, infalible e inerrante. Gal.1:6-9.

En su momento Martín Lutero y Juan Calvino, entre otros reformadores, redescubrieron el mismo concepto de gracia que Agustín defendía, pero también hubo los que intentaron llegar a una solución de compromiso entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana. Estas fueron las controversias entre los calvinistas, que creían en la predestinación basada en la soberanía de Dios, y los arminianos, que creían en una predestinación basada en la fe del creyente.

Deseo añadir a lo mencionado arriba: El término “pecado original” se refiere al pecado de Adán al comer del “árbol del conocimiento del bien y del mal” y sus efectos sobre el resto de la raza humana a partir de entonces; particularmente sus efectos en nuestra naturaleza y nuestra situación ante Dios, aún antes de que tengamos edad suficiente para cometer pecados conscientemente. Hay tres corrientes principales que tratan sobre ese efecto, y son las siguientes:

Pelagianismo: El pecado de Adán no tiene otro efecto sobre las almas de sus descendientes, que no sea el que su ejemplo pecaminoso influye a aquellos que lo siguen para pecar también. De acuerdo a esta opinión, el hombre tiene la habilidad de dejar de pecar, si simplemente elige hacerlo. Esta enseñanza es contraria al número de pasajes que indican que el hombre es inevitablemente esclavizado por sus pecados (aparte de la intervención de Dios) y que sus buenas obras son “muertas” o sin valor para merecer el favor de Dios (Efesios 2:1-2; Mateo 15:18-19; Romanos 7:23; Hebreos 6:1; 9:14).

Arminianismo: Los arminianos creen que el pecado de Adán, tuvo como resultado que el resto de la humanidad heredara la propensión a pecar, comúnmente referida como la “naturaleza de pecado.” Esta naturaleza pecaminosa, ocasiona que pequemos del mismo modo que al gato su naturaleza le provoca “maullar” – sucede naturalmente. De acuerdo a esta perspectiva, el hombre no puede dejar de pecar por él mismo, y es por lo que Dios concede una gracia universal a todos, que les permite dejar de hacerlo. Esta gracia es llamada gracia preveniente. Y de acuerdo a esta doctrina, no somos responsables por el pecado de Adán, sólo por los propios. Esta enseñanza es contraria al tiempo del verbo elegido en “por cuanto todos pecaron” de Romanos 5:12. De igual manera ignora el hecho de que todos llevan el castigo por el pecado (la muerte) aunque no hayan pecado de manera similar a Adán (1 Corintios 15:22; Romanos 5:14-15,18). Tampoco se encuentra en la Escritura la enseñanza de la gracia preventiva.

Calvinismo: El pecado de Adán ha ocasionado, no sólo que poseamos una naturaleza de pecado, sino que nos ha causado que seamos culpables ante Dios, por lo que somos merecedores de castigo. Habiendo sido concebidos con el pecado original sobre nosotros (Salmo 51:5), ocasionó que nuestra herencia incluya una naturaleza de pecado, tan perversa, que Jeremías 17:9 hace esta descripción del corazón humano: “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Y no sólo Adán fue hallado culpable porque pecó, sino que su culpa y su castigo (muerte) también nos alcanza a todos nosotros (Romanos 5:12,19). Hay dos opiniones del por qué la culpa de Adán debe ser vista por Dios como perteneciente también a nosotros. La primera opinión dice que la raza humana estaba dentro de Adán en forma de semilla; y al haber pecado Adán, todos pecamos en él. Esto es similar a la enseñanza bíblica de que Leví (un descendiente de Abraham) pagó diezmos a Melquisedec en Abraham (Génesis 14:20; Hebreos 7:4-9), aunque Leví aún no había nacido sino hasta cientos de años después. La otra opinión principal, es que Adán sirvió como nuestro representante y como tal, cuando él pecó, todos nosotros fuimos encontrados igualmente culpables.

La opinión calvinista ve al hombre como incapaz de vencer su pecado, aparte del poder del Espíritu Santo, un poder que sólo es poseído, cuando uno se arrepiente de sus pecados y pone su fe en Cristo y Su sacrificio expiatorio por los pecados en la cruz. Un problema con esta opinión, está en explicar cómo son salvados los infantes y aquellos incapaces de pecar conscientemente (2 Samuel 12:23; Mateo 18:3; 19:14), puesto que no obstante, ellos siguen siendo responsables por el pecado de Adán. Millard Erickson, autor de “Teología Cristiana” (Christian Theology), piensa que esta dificultad es resuelta de la siguiente manera: “Hay una posición (opinión) que…preserva el paralelismo entre nuestra aceptación de la obra de Cristo y aquella de Adán (Romanos 5:12-21), y al mismo tiempo, señala de forma más clara nuestra responsabilidad por el pecado original. Nos volvemos responsables y culpables cuando aceptamos o aprobamos nuestra naturaleza corrupta. Hay un momento en la vida de cada uno de nosotros, cuando nos volvemos conscientes de nuestra tendencia al pecado. En ese punto, podemos aborrecer la naturaleza pecaminosa que ha estado allí todo el tiempo… y arrepentirnos de ello. Al menos habrá un rechazo a nuestra disfrazada pecaminosidad. Pero si consentimos esa naturaleza de pecado, realmente estamos diciendo que es buena. Al poner nuestra implícita aprobación a lo corrupto, también estamos aprobando o incurriendo en la acción de hace mucho tiempo en el Jardín del Edén. Nos hacemos culpables de ese pecado, sin haber cometido el pecado por nosotros mismos.”

La opinión calvinista del pecado original, es más consistente con la enseñanza bíblica, y el “pecado original” puede ser definido como “ese pecado y su culpa que todos poseemos a los ojos de Dios, como resultado directo del pecado de Adán en el Jardín del Edén.”
[10:55, 5/10/2016] +51 949 337 520: Sí, toda la gente heredó el pecado de Adán y Eva, específicamente de Adán. El pecado es descrito en la Biblia como la transgresión a la ley de Dios (1 Juan 3:4) y rebelión contra Dios (Deuteronomio 9:7; Josué 1:18). El pecado tuvo su origen con Lucifer, el “Lucero, hijo de la mañana,” el más hermoso y poderoso de los ángeles; quien no contento con ser todo esto, deseó ser el Dios altísimo, y esa fue su caída y el principio del pecado (Isaías 14:12-15). Cambiado su nombre a Satanás, él trajo el pecado a la raza humana en el Jardín del Edén, donde tentó a Adán y Eva con la misma seducción, “…serán como Dios.” Génesis 3 describe su rebelión contra Dios y contra Sus mandamientos. A partir de ese momento, el pecado ha sido transmitido a través de todas las generaciones de la raza humana hasta nosotros, los descendientes de Adán, que hemos heredado el pecado de él. Romanos 5:12 nos dice que a través de Adán, el pecado entró en el mundo y así la muerte pasó a todos los hombres porque “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Esta es la condición que conocemos como el pecado hereditario. Así como heredamos las características físicas de nuestros padres, heredamos nuestras naturalezas pecaminosas de Adán.

Adán y Eva fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26-27). Como resultado, todos los seres humanos también somos formados a la imagen y semejanza de Dios (Génesis 9:6). Sin embargo, también somos a la imagen y semejanza de Adán (Génesis 5:3). Cuando Adán cayó en el pecado, su consecuencia alcanzó a todos y cada uno de sus descendientes, habiendo sido “infectados” también con el pecado. David lamentaba este hecho en uno de sus Salmos: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” (Salmo 51:5). Esto no significa que su madre lo hubiera concebido ilegítimamente, sino que su madre había heredado de sus padres, una naturaleza pecaminosa, al igual que todos nosotros. Aún si vivimos la vida más perfecta posible, seguimos siendo pecadores, como resultado del pecado heredado. 

El haber nacido pecadores, trae como consecuencia el hecho de que todos pecamos. Nótese la secuencia en Romanos 5:12 - El pecado entró al mundo a través de Adán, al que le siguió la muerte; la muerte afecta a toda la gente; toda la gente peca porque heredó el pecado de Adán. En razón de que “. . .todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23), necesitamos un sacrificio libre de pecado para lavar nuestros pecados, algo que nosotros no tenemos poder para lograr por nosotros mismos. ¡Gracias a Dios, Jesucristo es el Salvador del pecado! Nuestros pecados han sido crucificados en la cruz de Jesús, “en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia.” (Efesios 1:7). Dios, en Su infinita sabiduría, ha provisto el remedio para el pecado que heredamos, y ese remedio está disponible para todos: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

CONTROVERSIA PELAGIANA

POSTURA

PRINCIPALES DEFENSORES
RESUMEN
TEXTOS NOTABLES

Pelagianismo
Pelagio (354-c. 430)

Julián de Eclana ( 454)

Celestio ( c. 440)
La muerte corporal era natural para Adán.

Su pecado fue un acto personal sin consecuencias para su posteridad.

Los niños nacen como Adán antes de pecar.

Nadie muere en razón del pecado ni resucita en virtud de la resurrección de Cristo.

El Antiguo y el Nuevo Testamento conducen igualmente al cielo.

En el Antiguo Testamento hubo hombres sin pecado.

La gracia de Dios consiste en la ley natural que todo hombre lleva impresa en su conciencia, en la ley que Dios dio a Moisés y en el ejemplo de Jesucristo.

El hombre nace esencialmente bueno y es capaz de hacer lo que es necesario para la salvación.
'Juliano el obispo, un hombre de vigoroso carácter, entendido en las Sagradas Escrituras y adelantado tanto en griego como en latín, fue, antes de que destapara su participación en la impiedad de Pelagio, distinguido entre los doctores de la iglesia. Pero después, intentando defender la herejía de Pelagio, escribió cuatro libros Contra Agustín, el oponente de Pelagio y luego ocho más. Hay también un libro conteniendo una discusión donde defiende su postura. Este Juliano, en tiempos de hambre y escasez, atrajo a muchos por medio de limosnas y atractivo de virtud asociándose con él en su herejía. Murió durante el reinado de Valentiniano, hijo de Constantino.' (Genadio, Vidas de hombres ilustres, 46)

Agustinianismo
Agustín de Hipona(354-430)
El hombre está muerto en pecado; la salvación es totalmente por la gracia de Dios, la cual es dada solamente a los elegidos.
'Pues no porque creímos, sino para que creyésemos, nos eligió a fin de que no podamos decir nosotros que le elegimos a él primeramente... Y no porque creímos, sino para que creamos somos llamados.'

'Pero consideremos bien nosotros las palabras del apóstol (Efesios 1:4), y veamos si por ventura nos eligió antes de la fundación del mundo, porque habíamos de ser santos e inmaculados, o más bien para que lo fuésemos... nos eligió Dios, por tanto, antes de la creación del mundo, predestinándonos en adopción de hijos, no porque habíamos de ser santos e inmaculados por nuestros propios méritos, sino que nos eligió para que lo fuésemos.'

Semipelagianismo
Juan Casiano( c. 433)
La gracia de Dios y la voluntad del hombre cooperan en la salvación, debiendo el hombre tomar la iniciativa.
'Adán no perdió con la caída -en expresión de Génesis 3:22- la ciencia del bien que había recibido.'

'Dios, viendo nuestra voluntad inclinarse al bien, viene en nuestra ayuda, nos guía y sostiene.' (De Incarnatione 13,8)

Semiagustinianismo
Próspero de Aquitania(c.390-c.463)
'La gracia de Dios viene a todos y capacita a la persona a escoger y realizar lo que es necesario para la salvación.'

Dios ofrece a todos idénticas posibilidades, poniendo a disposición de cada uno los medios adecuados.

Soli Deo Gloria