jueves, 1 de septiembre de 2016

Fortalece tu Vida Devocional

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. (Sal 90.12).

Solamente Dios puede dar la sabiduría para contar, o evaluar, o juzgar, nuestros días; sólo Dios puede hacernos entender la realidad.

Para Dios no existe el conteo de días, Él no existe dentro del tiempo, el tiempo existe dentro de Él. Dios no necesita un reloj de pulsera. De requerirlo sería uno sin manecillas, pues el Salmista afirma que para Dios “mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche”. Dios está totalmente desenganchado del tiempo.

Nosotros en cambio, vivimos engrapados al él. Cuando nacemos, el cronómetro del tiempo inicia el conteo de nuestro días, durante nuestra vida se convierte en nuestro marcapasos, en la vejez da comienzo a la cuenta regresiva de nuestra mortalidad. No podemos desentendernos de él pues, a manera de hablar, en él vivimos y nos movemos y somos.

El salmista es muy consciente de que su vida está circunscrita por el tic-tac del tiempo, y como una madre le enseña a su hijo a contar el tiempo, así él nos enseña en esta porción a tener una noción correcta. La lección no es una de organización sino de espiritualidad equivalente a lo que un enfermo escucha cuando el doctor le dice: “tienes tus días contados, aprovéchalos al máximo”. Nosotros por igual tenemos nuestros días contados, no porque estemos enfermos, sino porque somos mortales; tenemos una cita ineludible con la muerte y cada día damos un paso más cercano hacia esta.

Tal consideración no debe conducirnos primero a obsesionarnos por el consumo de productos naturales que prolonguen nuestras vidas, o decidir abandonar nuestros trabajos para disfrutar al máximo este mundo paseándonos como vagabundos. La respuesta inspirada del salmista es que cada día debemos de crecer en sabiduría, empacar nuestro corazón con ella.

Cada vez que volteamos la página del calendario de Diciembre a Enero, debemos de contar nuestros días y renovar el reto de crecer en lo espiritual. A diferencia del mundo que proclama nuevas dietas, o un nuevo régimen de ejercicio, el cristiano debe concienciarse en hacer un plan de crecimiento en la sabiduría de Dios.

Percatarnos de que la vida es corta nos ayuda a utilizar el poco tiempo que tenemos de una manera sabia. Nos ayuda a centrarnos en usar la vida para un bien eterno. Dedique tiempo para contar sus días al preguntar: "¿Qué quiero que suceda en mi vida antes de morir? ¿Qué pequeño paso puedo dar hoy hacia ese propósito?"

Esto mismo pide que lo podamos comprender, de modo de poder contar o apreciar la brevedad de nuestra vida, a fin de que seamos sabios.
Soli Deo Gloria


Qué piensa un cristiano sobre el yoga?

Para nadie es un secreto que en la última década el yoga se ha vuelto muy popular. El mundo occidental ha creado un culto a la salud física y en ese culto ha encajado bien la práctica del yoga, que hace unas décadas era rechazada por su misticismo. Vivimos en una sociedad “yogaisada”.

Como cristianos, ¿qué debemos pensar al respecto? ¿Es malo el yoga?

El yoga como religión

Una religión es un conjunto de creencias y prácticas que tienen que ver con asuntos existenciales, sobrenaturales y morales. Una religión tiene como fin el acercarnos más a lo divino de alguna manera.

Los máximos propulsores del yoga en la actualidad suelen decir que el yoga no es una religión. El famoso yoguista T. K. V Desikachar, escribe lo siguiente en su comentario a los escritos que conforman el “Yoga-Sutra” de Patanjali (el hindú considerado el padre del Yoga):

“El Yoga no es una religión. Es un conocimiento, una disciplina, una experiencia, que se adapta a las circunstancias, idiosincrasia y demanda de cada persona” (p. 20).

Sin embargo, sus palabras son una clara contradicción a lo que él mismo dice tan solo un par de párrafos atrás, citando a Patanjali:

“‘Yoga es la capacidad de dirigir tu mente hacia un objeto exclusivamente y de mantener esa dirección sin ninguna distracción’. En cuanto no se alcance ese estado, el hombre no puede unirse plenamente a Dios”.

En otras palabras, el yoga promete unión a alguna deidad. Por ende, el yoga SÍ es una religión. Es una búsqueda de conocer o encontrar a Dios, fuera de Jesucristo. De esta manera el yoga invalida la cruz de Cristo, que es el único camino al Padre (Jn. 14:6). El Yoga es una religión idólatra.

Las promesas del yoga versus las promesas de Dios

El yoga además te promete:
  • Paz, sin tener que abandonar tus pecados.
  • Equilibrio mental y espiritual, sin admitir tu debilidad y necesidad de Jesús. 
  • Felicidad, sin el gozo de Dios.
La Biblia nos muestra que vivimos en una sociedad que se ha corrompido por el pecado, y el yoga ofrece a esta sociedad lo que ella quiere: beneficios de conocer a Dios, sin tener realmente a Dios. Pero el yoga no puede dar esos beneficios (ni puede darte a Dios).

¡No necesitas el yoga!

Es sencillamente absurdo y contradictorio creer en las promesas de Dios y al mismo tiempo practicar yoga para tener descanso espiritual. Un resumen  de esta manera:

“Cuando los cristianos practican yoga, ellos deben negar la realidad de lo que el yoga representa, o fallar en ver las contradicciones entre sus compromisos cristianos y su acogida al yoga. Las contradicciones no son pocas, y tampoco son periféricas. El asunto es este: el yoga es una disciplina espiritual por la cual su adherente es entrenado a usar su cuerpo como un vehículo para alcanzar un conocimiento de lo divino. Los cristianos están llamados a mirar a Cristo para todo lo que necesitan y obedecer a Cristo a través de obedecer su Palabra. No estamos llamados a escapar de la percepción de este mundo por alcanzar un elevado estado de consciencia, sino a seguir a Cristo en el camino de fidelidad”.

Yoga sin religión

Ahora bien, sé que esto trae otras preguntas. ¿Tiene algo de malo usar las posiciones del yoga de vez en cuando como meros ejercicios físicos y estiramientos, dejando de un lado la parte espiritual? ¿Puedo tomar clases de yoga solo para ejercicios físicos, buscando dejar de lado todo lo espiritual que representa y enseña el yoga?

Nosotros los cristianos sabemos que la parte espiritual del yoga es un fraude. Como este es el caso, entiendo que no es malo tomar posiciones de yoga para hacer ejercicios o estiramientos, dejando de un lado lo místico del yoga y las profundas concentraciones. De todas formas, ¡el yoga no inventó los estiramientos y los ejercicios físicos! Ahora, debemos entender que en este caso no estamos practicando yoga: estamos haciendo ejercicios de estiramientos.

Dicho esto, no podemos ignorar que muchas personas sí creen en el lado espiritual del yoga. Si ven a un cristiano haciendo estiramientos y ejercicios con posiciones que la sociedad suele asociar al yoga, lo más probable es que se confundan y crean que el cristianismo lo aprueba. En ese caso estaríamos promoviendo la idolatría y pecando contra Cristo (como Pablo señala en 1 Corintios 8:12). Así que aquí no es solo un asunto de si es bueno para mí hacer posiciones de yoga como mero ejercicio físico o no. Esto en realidad tiene que ver con el hecho de si estoy amando a mi prójimo o no.

Entonces, ¿qué pensamos?

Ser cristiano y practicar un yoga “completo (incluyendo el lado espiritual del yoga) es una contradicción y una deshonra al sacrificio de Cristo. El yoga podrá darte una agradable y pasajera sensación de satisfacción, pero no puede llenar tu vida, dar paz auténtica y mostrarte a Dios.

Por otro lado, parte de amar al prójimo es procurar no ser de tropiezo y confusión para él. Asistir abiertamente a clases de yoga solo para hacer ejercicios físicos es ser de tropiezo en esta sociedad, así que lo mejor es no hacerlo.

Si quieres hacer posiciones de yoga en privado y como ejercicios físicos y de estiramientos para tu cuerpo, dejando a un lado lo “espiritual” del yoga, puedes hacerlo. El yoga no inventó los ejercicios. Ahora, si algún día hablas con algún amigo de esto, déjale bien claro que buscas tu gozo en Cristo y no en el fraude del misticismo del yoga.


Por último, Dios puede hacer lo que ni el yoga, ni nada en todo el mundo puede hacer. No solo darte paz a pesar de tus pecados, sino también darte libertad en Jesús, quien es el regalo más grande que existe. Toda la Biblia da testimonio de eso. Así que como cristianos, debemos tener bien claro que, o creemos en las promesas del yoga, o creemos en lo que Dios ha hablado.

Soli Deo Gloria


15 razones del por qué el yoga no es cristiano y sí es sumamente peligroso

1. Disciplina o práctica milenaria, mística-espiritual hindú (1,800 a.C.). Sus posiciones y ejercicios son inseparables de su cosmovisión; "no hay hinduismo sin yoga, y no hay yoga sin hinduismo".

2. Fueron Christopher Isherwood y la Sociedad Teosófica quienes trajeron a Occidente el budismo zen y el yoga del Oriente. No se conocían antes estas creencias ni en Estados Unidos ni en Europa. Los gobiernos estadounidense y británico impulsaron sus planteamientos. La Sociedad Teosófica fue dirigida por masonas y ocultistas (Helena P. Blavatsky, Annie Besant, Alice Bailey).

Fuente: José Lesta y Miguel Pedrero, Claves Ocultas del Poder Mundial, Ed. Edaf, Madrid, 2005.
3. En cualquiera de sus formas, la finalidad del yoga no es únicamente la relajación, la correcta respiración ni el bienestar o control físico, sino la "iluminación". Es una "vía de perfección" (de 8 pasos) a través del control de los "elementos físicos y psíquicos" de la persona que pretende el "nirvana" (extinción el sufrimiento) para alcanzar la "iluminación" (apertura del "tercer ojo") y la "unión con Dios". Los primeros 5 pasos (disciplina moral, purificación corporal y espiritual, posturas gimnásticas-corporales, control respiratorio y desconexión sensorial) dicen los yoguis hindúes, son la preparación para alcanzar los grados más altos del "yoga regio" o "raja yoga".
Fuente: Manuel Guerra Gómez, Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía, EUNSA, Navarra, 2003, p. 491 y 992.

4. La "Iluminación" se lograría despertando a "Shiva" (dios hindú) en forma de serpiente ("kundalini"),que se dice mora al final de la espina dorsal, o bien, en los genitales, con objeto de que ascienda desde ese punto por la columna vertebral y vaya "activando" uno a uno los 6 o 7 "chakras" (supuestos "centros de energía" ubicados a lo largo del cuerpo) y así se una a su esposa "Parvati" (diosa "energía") que le espera en la cabeza. El enlace Shiva-Parvati abriría el "tercer ojo" a nivel psíquico y ¿físico? Esta es la meta del "yoga kundalini" y de la "meditación dinámica".
Fuente: Fernando D. Saraví, Invasión desde Oriente: Los peligros de las nuevas filosofías hinduistas, Clie, Barcelona, 1995, p. 185-186. Mitch Pacwa, Los católicos y la nueva era, Florida Center for Peace, Miami, Florida, 1992, p. 256. La Biblia nos dice en Mateo 4, 10: “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a Él darás culto”.

5. Instructores y difusores de esta disciplina como Ana Paula Domínguez (Directora del Instituto Mexicano del Yoga) confirman que, en efecto, las diferentes posiciones de ese método encarnaban al dios "Shiva" a quien solían adorar mediante un símbolo fálico llamado "linga", y que "el objetivo era obtener la liberación al fundirse con aquella poderosa deidad".
Fuente: Milenio Diario, 12 julio 2002.

6. La apertura del "tercer ojo" ha sido motivo de interés de los yoguis, swamis y "maestros" orientales, como también de los ocultistas occidentales, pues afirman que con ello se tiene acceso al conocimiento de todo cuanto existe, de toda la realidad aún de la sobrenatural (por ejemplo, sobre el futuro). Por ello, personalidades como el fundador del satanismo, Aleister Crowley (“el satanista más depravado de todos los tiempos”) y Jon Klimo (el "médium" más famoso de la historia), practicaban y recomendaban ampliamente el yoga.
Fuente: Jaime Duarte Martínez, Nueva Era vs. Buena Nueva, México, 2007, p. 64 y 329.

7. Asociaciones como la Masonería (excomulgada por la Iglesia Católica) promueven dicha práctica oriental. En el ritual llamado "Paladión", el segundo paso (de cinco en total) consiste en la "iluminación" o apertura del "tercer ojo". Willian Shnoebelen (ex satanista y ex masón) quien practicó el ritual, afirma que ese ojo ("el Ojo que todo lo ve") "es el punto de contacto entre los humanos y la conciencia de Lucifer" y se comienza a "pensar como él piensa y a ver con sus ojos... No es una buena experiencia".
Fuente: William Shnoebelen, La Masonería más allá de la luz, Chick Publications, California, 1997, p. 197.

8. Gopi Krishna, ex yogui de Cachemira quien introdujo la teoría del "Kundalini" ("energía vital" y "serpiente"), estuvo a punto de caer en locura completa en 1937, mientras meditaba sobre su "chakra" superior (o "tercer ojo"). Dijo: "De aquí en adelante, durante largo tiempo, tuve que vivir pendiente de un hilo, debatiéndome entre la vida y la muerte, entre la salud y la enfermedad...". "He pasado por casi todas las etapas de... tipos de mente: mediúmnica, psicótica y otros; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura".
Fuente: Abraham Dastferrez, Nueva Era, Ed. Clie, Barcelona, 2000, p. 235.

9. El Swami Prabhavananda advierte sobre los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración yoga: "A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar". Los ejercicios respiratorios tienen como finalidad, en la religión hindú, aspirar el prana = la esencia del éter, el Atman-Brâhman, lo divino, la “fuerza vital” (“la energía”). Asimismo, el yogui Shakta Kaur Khalsa afirma: "El mito de que el kundalini es peligroso sólo sería posible mediante una muy mala práctica... la técnica y preparación adecuadas son el aislante necesario para el flujo correcto de la energía kundalini".
Fuente: Michel Gleghorn, “El yoga y el cristianismo: ¿son compatibles?, en:http://www.ministeriosprobe.org/docs/yoga-esp.html#text19; y Shakta Kaur Khalsa, Kundalini Yoga, Ed. Alamah, 2001, p. 10.

10. Ana Paula Domínguez y Marco Antonio Karam (Director de Casa Tíbet México), reconocieron juntos en el programa radiofónico "¿Qué tal Fernanda?" en 2004, que el yoga puede presentar un riesgo para quienes lo practican, debido, en parte, a que en México existen numerosos institutos o escuelas no autorizados para enseñarlo.

11. El Pbro. Manuel Guerra, un importante investigador de las sectas, afirma que es un riesgo "suprimir la conciencia", pues según el segundo principio del "sutra" (discurso de Buda) "el yoga consiste en impedir que la conciencia/pensamiento tome formas diversas", o sea, en la "cesación de la actividad mental".
Fuente: Manuel Guerra Gómez, Las sectas y su invasión del mundo hispano: una guía, EUNSA, Navarra, 2003, p. 992.

12. El Pbro. Alfonso Uribe Jaramillo considera: "El yoga puede ser instrumento válido para el hindú que busca con sinceridad la salvación y no ha conocido la verdad revelada por el Verbo de Dios. Pero para el cristiano es un camino erizado de peligros y, a la larga, si no lo aparta de Jesucristo, lo llevará a una gran confusión, pero no a la verdadera perfección cristiana".
Fuente: Alfonso Uribe Jaramillo, Ángeles y demonios, Lumen, Argentina, 1995, p. 205.

13. El Cardenal Norberto Rivera Carrera señala: "El yoga es, en su esencia, un ejercicio espiritual y corporal nacido de la espiritualidad hindú. Las posturas y ejercicios, aunque se presentan como un simple método, son inseparables de su sentido propio en el contexto del hinduismo. El yoga es una introducción a una tradición religiosa muy ajena al cristianismo. La palabra "yoga" significa "unión". Habría que preguntarnos: ¿unión con qué?".
Fuente: Norberto Rivera Carrera, 18 preguntas sobre la Nueva Era, México, 1996, pregunta 16.

14. El Consejo Pontificio para la Cultura y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano ubican al yoga como parte de las muchas prácticas de la New Age, al tiempo de cuestionarla como forma de "iluminación".

15. Existen ya testimonios de posesiones demoníacas, parciales o totales, en personas que practicaron el yoga. Los mismos ocultistas y médiums ya mencionados, nos confirman lo anterior, pues usaban su cuerpo con esta técnica para entrar en contacto con los "muertos" (espíritus malignos).

Por lo tanto, el Yoga es una forma actual de idolatría, esoterismo, neopaganismo, ocultismo, adivinación, comunicación "mediúmnica" y posesión diabólica.
Yoga y cristianismo son esencialmente incompatibles.
No diga ahora… que no sabía.

Por Jaime Duarte Mtz.

Soli Deo Gloria


El yoga y el cristianismo: ¿son compatibles?

¿Qué es el yoga? 

Para muchos en Occidente, el yoga es simplemente un sistema de ejercicios físicos, una forma de fortalecer el cuerpo, aumentar la flexibilidad, y aun sanar o impedir varias enfermedades del cuerpo. Pero si investigamos la historia y la filosofía del yoga, descubrimos que “muchos más que un sistema de ejercicios físicos para la salud, el yoga es . . . una antigua senda hacia el crecimiento espiritual”. Es una senda venerada en gran parte de la literatura sagrada de India.{1} Por lo tanto, si realmente queremos tener una mejor comprensión del yoga, debemos excavar bajo la superficie y analizar las raíces históricas del tema.

Pero antes de comenzar a excavar debemos comprender primero lo que significa en realidad el término “yoga”. “Según la tradición, ‘yoga’ significa ‘unión’, la unión . . .del ‘jiva’ (el yo transitorio) finito con el ‘Brahmán’ (yo eterno) infinito”.{2} El término “Brahmán” suele usarse para el concepto hindú de “Dios”, o Realidad Última. Es una sustancia impersonal y divina que “permea, envuelve y subyace todo”.{3} Con esto en mente, veamos brevemente tres textos clave que nos ayudarán a describir el origen y el desarrollo del yoga dentro de India.

Aparentemente uno puede rastrear tanto la práctica como la meta del yoga hasta los Upanishads mismos, que fueron escritos probablemente entre 1000 y 500 a.C.{4} Un Upanishad nos dice: “Une la luz dentro de ti con la luz de Brahmán”.{5} Claramente, entonces, la meta del yoga (es decir, la unión con Brahmán) es al menos tan antigua como los Upanishads.

Además, la palabra “yoga” suele aparecer en el Bhagavad Gita, un texto hindú clásico, posiblemente escrito tan atrás como el quinto siglo a.C.{6} En el capítulo 6, Krishna dice: “Así llega el gozo supremo al yogui . . . que es uno con Brahmán, con Dios”.{7}

Finalmente, alrededor del año 150 d.C., el yogui Patanjali sistematizó el yoga en ocho “miembros” en sus Yoga Sutras. Estos ocho miembros son como una escalera que supuestamente lleva al yogui de la ignorancia a la iluminación. En orden, estos ocho miembros son: yama (autocontrol), niyama (ritos religiosos), asana (posturas), pranayama (ejercicios de respiración), pratyahara (control de los sentidos), dharana (concentración), dhyana (contemplación profunda) y samadhi (iluminación).{8} Es interesante señalar que las posturas y los ejercicios de respiración, a menudo considerados la totalidad del yoga en Occidente, son los pasos tres y cuatro a lo largo del camino “real” hacia la unión con Brahmán.

Vemos que el yoga es una antigua disciplina espiritual profundamente arraigada en la religión del hinduismo. Ante esto, debemos preguntarnos sinceramente si es realmente prudente que un cristiano esté involucrado en la práctica del yoga. A continuación, seguiremos nuestra discusión estudiando algunas de las importantes diferencias doctrinales entre el yoga y el cristianismo.

El yoga y el cristianismo: ¿Cuáles son las diferencias?

Muchas personas hoy (incluyendo algunos cristianos) están dedicándose al yoga. Más adelante consideraremos si la filosofía del yoga puede ser separada realmente de la práctica del yoga, pero primero debemos establecer que hay diferencias doctrinales cruciales entre el yoga y el cristianismo. Consideremos brevemente algunas de estas diferencias.

Primero, el yoga y el cristianismo tienen conceptos muy diferentes de Dios. Como hemos dicho antes, la meta del yoga es experimentar la unión con “Dios”. Pero, ¿qué quieren decir los yoguis cuando hablan de “Dios” o de Brahmán? Precisamente, ¿a qué se nos alienta a “unirnos”? La mayoría de los yoguis conciben a “Dios” como una sustancia impersonal y espiritual, coextensiva con toda la realidad. Esta doctrina se denomina panteísmo, el punto de vista de que todo es “Dios”. Difiere marcadamente del teísmo del cristianismo bíblico. En la Biblia, Dios se revela como el Creador personal del universo. Dios es el Creador; el universo, su creación. La Biblia mantiene una cuidadosa distinción entre ambos.{9}

Una segunda diferencia entre el yoga y el cristianismo tiene que ver con sus visiones del hombre. Dado que la filosofía yoga enseña que todo es “Dios”, se deduce necesariamente que el hombre también es “Dios”. El cristianismo, sin embargo, hace una clara distinción entre Dios y el hombre. Dios es el Creador; el hombre, una de sus criaturas. Por supuesto que el hombre es único porque, a diferencia de los animales, fue creado a la imagen de Dios.{10} No obstante, el cristianismo difiere claramente del yoga en su insistencia absoluta en que Dios y el hombre son distintos.

Finalmente, consideremos brevemente cómo el yoga y el cristianismo conciben de forma diferente el problema fundamental del hombre, así como su solución. El yoga concibe el problema del hombre principalmente en términos de ignorancia; el hombre simplemente no sabe que él es “Dios”. La solución es la iluminación, una experiencia de unión con “Dios”. Esta solución (que es la meta del yoga) sólo puede ser alcanzada a través de un gran afán y esfuerzo personal. El cristianismo, sin embargo, considera que el principal problema del hombre es el pecado, el no conformarse al carácter y las normas de un Dios moralmente perfecto. El hombre, por lo tanto, está alienado de Dios y necesita reconciliación. La solución es Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del hombre”.{11} A través de la muerte de Jesús en la cruz, Dios reconcilió al mundo con Él.{12} Ahora llama a los hombres a recibir libremente todos los beneficios de su salvación a través de la fe en Cristo sólo. A diferencia del yoga, el cristianismo considera a la salvación como un regalo gratuito. Sólo puede ser recibido; nunca puede ganarse.

Claramente, el cristianismo y el yoga son puntos de vista mutuamente excluyentes. Pero, ¿son iguales todos los tipos de yoga? ¿Acaso no hay al menos uno que se ocupa exclusivamente de la salud física y el ejercicio? A continuación consideraremos más detenidamente el hatha yoga, el tipo de yoga que suele considerarse puramente físico en su naturaleza.

¿Qué es el hatha yoga?

En este artículo aprendimos que el yoga es una antigua disciplina espiritual arraigada en un sistema de creencias que es completamente incompatible con el cristianismo. Pero, ¿se cumple esto en cualquier tipo de yoga? ¿Acaso el hatha yoga no se ocupa simplemente del desarrollo físico y la buena salud?

 El hatha yoga se ocupa principalmente de dos cosas: los asana (posturas físicas) y los pranayama (ejercicios de respiración). Pero es importante darnos cuenta de que tanto el asana como el pranayama juegan un papel importante en el raja yoga (o “yoga real”) de Patanjali. En los tradicionales ocho “miembros” del sistema de Patanjali, asana y pranayama son los miembros tres y cuatro. ¿Cuál es, entonces, la relación entre el hatha yoga y el raja yoga?

Un ex practicante de yoga, Dave Fletcho, dice que las posturas de yoga “evolucionaron como una parte integral del raja . . . yoga”.{13} Él señala que el autor del famoso manual Hatha Yoga Pradipika “presenta al hatha . . . pura y exclusivamente para el logro del raja yoga”.{14} También cita a un estudioso del yoga francés que dice: “el único propósito del . . . hatha yoga es suprimir los obstáculos físicos en el . . . camino real del raja yoga, y el hatha yoga es llamado, en consecuencia, ‘la escalera hacia el raja yoga’”.{15} Fetcho está de acuerdo, y señala que las posturas físicas están “diseñadas específicamente para manipular la conciencia . . . hacia la experiencia consumada del raja yoga, el samadhi: una unión indiferenciada con la esencia primitiva de la conciencia”.{16} Estas afirmaciones deberían dejar bastante en claro que el hatha yoga, o yoga físico, ha sido considerado históricamente como simplemente una forma de ayudar al yogui a lograr la iluminación, el miembro final del raja yoga.

Esto se confirma adicionalmente al considerar el iyengar yoga, tal vez la forma más popular de hatha yoga en EE.UU. El sitio Web para el Instituto de Iyengar Yoga de San Francisco dice: “BKS Iyengar estudia y enseña el yoga tal como se desarrolla en los yoga sutras de Patanjaili [sic] y el Hatha Yoga Pradipika, entre otros textos clásicos. Por lo tanto, los asana, o posturas, son enseñados como uno de los ocho miembros . . . del yoga definidos por Patanjali”.{17} De hecho, el fin último del iyengar hatha yoga es precisamente el mismo del raja yoga de Patanjali.{18} Ambos buscan experimentar la unión con “Dios”, Brahmán, o conciencia universal.

Si todo esto es así, parece cada vez más evidente que el hatha yoga podría terminar por involucrar a sus participantes en algo que es mucho más que el ejercicio físico. Si bien tal vez no sea obvio inicialmente, la meta final del hatha es la misma que toda otra forma de yoga: la unión del yo con una conciencia impersonal y universal. Debemos recordar que la Biblia nunca exhorta a los cristianos a buscar una experiencia así. En todo caso, nos advierte acerca de los peligros potenciales de hacerlo. Ahora consideraremos si la práctica del yoga podría ser en realidad peligrosa, y por qué.

¿Puede ser perjudicial el yoga?

A pesar de sus pregonados beneficios para la salud, hay numerosas advertencias en la literatura de yoga acreditada que previene que el yoga puede ser perjudicial físicamente, mentalmente y espiritualmente, si no se lo practica correctamente.

Por ejemplo, Swami Prabhavananda advierte acerca de los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración del yoga: “A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar”.{19}

Además, muchos yoguis advierten que la práctica del yoga puede poner en peligro la cordura de una persona. Al describir el despertar del “kundalini” (el poder de la serpiente enroscada), Gopi Krishna registra su propia experiencia de la siguiente forma: “Fue variable durante muchos años, dolorosa, obsesiva… He pasado por casi todas las etapas de … tipos de mente: mediúmica, psicótica y otros; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura”.{20}

Sin embargo, finalmente, desde una perspectiva cristiana parecería que el yoga también podría ser perjudicial espiritualmente. Para entender por qué, volvamos a la experiencia del “kundalini”. El erudito de yoga Hans Riecker dice: “El kundalini es el fundamento de todas las prácticas del yoga”.{21} Pero, ¿qué es exactamente el kundalini, y por qué es tan fundamental para la práctica del yoga?

Swami Vivekananda resume la experiencia del kundalini de la siguiente forma: “Cuando se lo despierta a través de la práctica de disciplinas espirituales, sube por la columna vertebral, pasa a través de los distintos centros y llega finalmente al cerebro, en cuyo momento el yogui experimenta el samadhi, o la absorción total en la Deidad”.{22} Y el investigador John White lleva la importancia de esta experiencia aún más lejos al decir: “Si bien la palabra kundalini proviene de la tradición del yoga, casi todas las principales religiones, caminos espirituales y auténticas tradiciones ocultistas del mundo consideran que algo similar a la experiencia de kundalini tiene importancia en la “divinización” de una persona. La palabra en sí tal vez no aparezca… pero el concepto está allí… como una clave para logra la condición divina”.{23}

Al leer descripciones de este tipo sobre el kundalini, o el poder de la serpiente enroscada, un cristiano casi puede oír el siseo de “la serpiente antigua . . . [la cual engaña al mundo entero”.{24} En Edén, aduló a nuestros primeros padres diciéndoles: “Seréis como Dios”.{25} Y, si bien el cristianismo y el yoga tienen conceptos muy diferentes de Dios, ¿no es esto, en esencia, lo que promete el yoga?

Swami Ajaya dijo una vez: “La principal enseñanza del yoga es que la verdadera naturaleza del hombre es divina”.{26} Obviamente, esta no es la visión cristiana del hombre. Pero, si la meta de yoga es que uno realice su divinidad esencial a través de la unión con “Dios”, entonces ¿no debería el cristiano considerar la práctica que conduce a esta realización como algo que potencialmente es dañino espiritualmente? A continuación, concluiremos nuestra discusión preguntando si realmente es posible separar la filosofía del yoga de la práctica del yoga.

¿Puede separarse la filosofía y la práctica?

Hemos visto que el yoga es una antigua disciplina espiritual cuyas doctrinas centrales son completamente incompatibles con las del cristianismo. Aun el hatha yoga, que suele considerarse que se ocupa exclusivamente del desarrollo físico, se entiende mejor como un mero medio para ayudar al yogui a alcanzar la meta de samadhi, o unión con “Dios”. Además, hemos visto que todo yoga, incluyendo el hatha, tiene el potencial para ser dañino físicamente, mentalmente y espiritualmente.

A la luz de esta evidencia, podría parecer que la pregunta: “¿Puede separarse la filosofía del yoga de la práctica del yoga?” ya ha sido contestada en sentido negativo. Y este es, por cierto, el punto de vista de muchos estudiosos del yoga. Dave Fletcho, que perteneció a la Sociedad de Yoga Ananda Marga, ha escrito: “El yoga físico, según sus definiciones clásicas, es inherentemente y funcionalmente incapaz de ser separado de la metafísica religiosa oriental”.{27} Es más, las autoridades en yoga Feuerstein y Miller, al hablar sobre las posturas del yoga (asana) y los ejercicios de respiración (pranayama), indican que este tipo de prácticas son algo más que sólo otra forma de ejercicio; por cierto, son “ejercicios psicosomáticos”.{28} ¿Significa esto que separar la teoría de la práctica es simplemente imposible en el yoga?

Al recorrer cuidadosamente un texto introductorio sobre el hatha yoga,{29} uno ve que se ilustran muchas posturas. Varias de estas podrán ser similares, si no son idénticas, a ejercicios y estiramientos que uno ya está haciendo. Por cierto, si uno participa en un programa de estiramientos regular, esto es muy probable. Esto planteas una importante pregunta. Suponga que estas posturas de yoga del nivel inicial se hacen en un contexto completamente desprovisto de la filosofía del yoga. En un caso como éste, ¿no nos obliga la sinceridad a reconocer al menos la posibilidad de separar la teoría de la práctica?

Si bien detesto estar en desacuerdo con estudiosos que saben muchísimo más del tema que yo, esta distinción me parece válida. Sin embargo, déjeme agregar rápidamente que veo que esta distinción es legítima sólo al inicio de este tipo de prácticas, y sólo con relación a las posturas. Los ejercicios de respiración, por varias razones, siguen siendo problemáticos.{30} Pero esta distinción plantea todavía otra pregunta, porque ¿cuántas personas comienzan un programa de ejercicios con la intención de nunca avanzar más allá del nivel más básico? Y, dado que por la naturaleza misma de la práctica del yoga, esta distinción sólo podría ser válida en las primerísimas etapas, ¿por qué querría un cristiano iniciar jamás este proceso? A mí me parece que, si alguien quiere un programa de ejercicios con beneficios físicos similares al yoga, pero sin el equipaje espiritual negativo, debería considerar el aerobismo de bajo impacto o acuático, el ballet acuático o simplemente el estiramiento.{31} Estos programas pueden ser igualmente beneficiosos para el cuerpo, sin poner en peligro al alma potencialmente. En mi opinión, entonces, los cristianos harían bien en nunca comenzar la práctica del yoga.

Notas:
1. Essence and Purpose of Yoga: The Initiatory Pathways to the Transcendent (Massachusetts: Element Books, Inc., 1996), contraportada.
2.    The Watchman Expositor (Vol. 18, No. 2, 2001): 5.
3.    Ibid.
4.    Ibid., 6.
5.    Ibid., citado en Swami Prabhavananda and Frederick Manchester, The Upanishads: Breath of the Eternal (New York: New American Library, 1957), 120ff.
6.    Bhagavad Gita, trad. Juan Mascaro (New York: Penguin Books, 1962), contraportada.
7.    Ibid., 71.
8.    John Ankerberg and John Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 1996), 601.
9.    Ver Romanos 1:18-25.
10. Ver Génesis 1:26.
11. Juan 1:29.
12. Ver 2 Corintios 5:19.
13. Dave Fetcho, “Yoga,” (Berkeley, CA: Spiritual Counterfeits Project, 1978), citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 602.
14. Ibid., 603.
15. Ibid.
16. Ibid., 602.
17. Ver “Source and Context: Patanjali and Ashtanga Yoga” en http://www.iyisf.org. Esta cita fue tomada del sitio el 1 de marzo de 2002.
18. Ibid.
19. Swami Prabhavananda, Yoga and Mysticism (Hollywood, CA: Vedanta Press, 1972), 18, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604.
20. Gopi Krishna, The Awakening of Kundalini (New York: E.P. Dutton, 1975), 124, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 608.
21. Hans Ulrich Rieker, The Yoga of Light: Hatha Yoga Pradipika (New York: Seabury Press, 1971), 101, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
22. Swami Vivekananda, Raja Yoga (New York: Ramakrishna-Vivekananda Center, 1970), 16, citado en Scott, “Exercise or Religious Practice? Yoga: What the Teacher Never Taught You in That Hatha Yoga Class,” 5.
23. John White, ed., Kundalini Evolution and Enlightenment (Garden City, NY: Anchor, 1979), 17, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
24. Ver Apocalipsis 12:9.
25. Ver Génesis 3:5.
26. Swami Rama, Lectures on Yoga: Practical Lessons on Yoga (Glenview, IL: Himalayan International Institute of Yoga, Science and Philosophy, 1976, rev.), vi, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 596.
27. Dave Fetcho, “Yoga,” 2, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
28. George Feuerstein and Jeanine Miller, Yoga and Beyond: Essays in Indian Philosophy (New York: Schocken, 1972), 27-28, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
29. Por ejemplo, Richard Hittleman, Introduction to Yoga (New York: Bantam Books, 1969)
    30. Por ejemplo, los ejercicios respiratorios pueden ser físicamente peligrosos. Sri Chinmoy escribió: “Practicar pranayama sin una guía verdadera es muy peligroso. Conozco tres personas que han muerto como resultado de hacerlo…” Ver Great Masters and the Cosmic Gods (Jamaica, NY: Agni Press, 1977), 8, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604. Sin embargo, además, desde una perspectiva cristiana este tipo de ejercicios pueden ser mentalmente y espiritualmente peligrosos (al menos potencialmente) porque pueden inducir estados alterados de conciencia que pueden hacer que uno esté más vulnerable al engaño demoníaco. Por cierto, el psicólogo Ernest L. Rossi ha escrito con relación al pranayama: “La manipulación manual del ciclo nasal durante la meditación (dhyana) es la técnica más meticulosamente documentada para alterar la conciencia”. Ver Benjamin B. Wolman and Montague Ullman, eds., Handbook of States of Consciousness (New York: Van Nostrand Reinhold, 1986), 113, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 595.
31. Por supuesto que este tipo de programas necesitan ser adaptados a las necesidades y metas de la persona. Siempre es bueno hablar con su médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicios.
Por Alejandro Field 
Soli Deo Gloria
  

miércoles, 31 de agosto de 2016

Dios no es Autor del Pecado

Pero algunos tal vez digan: Si Dios interviene en el ordenamiento de todas las cosas que acontecen, también lo hace en el pecado de los hombres.

Mi respuesta es: No, en absoluto; él no tiene nada que ver con el pecado de ningún hombre. Dios no puede ir en contra de su propia naturaleza, ni efectuar acción impura alguna, igual que el sol no puede oscurecerse. Aquí has de tener cuidado con dos cosas: así como no debes pensar que Dios sea ignorante de los pecados de los hombres, tampoco debes considerar que él intervenga en dichos pecados. ¿Es factible que Dios sea el autor del pecado y el vengador del mismo? ¿Sería lógico que Dios hiciera una ley contra el pecado y que luego tomara parte en el quebrantamiento de su propia ley?  Dios, en su providencia, permite los pecados de los hombres. “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos” (Hch 14:16). Dios permitió su pecado, lo cual nunca habría hecho de no poder sacar un bien del hacerlo. De no haberse permitido el pecado, no se hubieran conocido tan bien ni la justicia de Dios al castigarlo, ni su misericordia al perdonarlo. El Señor se agrada en permitir el pecado, pero no toma parte en el mismo.

¿Pero no se dice que Dios endureció el corazón de Faraón? Esto es almo más que meramente permitir el pecado…

Dios no infunde maldad en los hombres, simplemente retira la influencia de sus dones y, entonces, el corazón de ellos se endurece por sí mismo, de igual modo que, al retirarse la luz, la oscuridad enseguida invade el aire; pero sería absurdo, sin embargo, decir que es la luz lo que oscurece el aire. Observarás que se dice de Faraón que endureció su propio corazón (cf. Ex 8:15). Dios no es el causante del pecado de hombre alguno: es cierto que interviene en la acción donde se encuentra el pecado, pero no toma parte en el pecado de la acción. Un hombre puede tocar un instrumento desafinado, pero la discordancia procede del instrumento; de igual manera, las acciones de los hombres, en tanto en cuanto son naturales, proceden de Dios, pero, en lo referente a u pecaminosidad, vienen de los propios hombres, y Dios no interviene en ellas en absoluto.
Tratado de Teología, por Thomas Watson

Soli Deo Gloria


Lugares Altos

“SÓLO QUE LOS LUGARES ALTOS NO FUERON QUITADOS; EL PUEBLO TODAVÍA SACRIFICABA Y QUEMABA INCIENSO EN LOS LUGARES ALTOS”, 2 REYES 15:4

A pesar de que Azarías tuvo muchos logros, no destruyó los lugares altos, donde se encontraban los santuarios de Judá, de la misma manera que tampoco lo hicieron su padre Amasías y su abuelo Joás. Azarías imitó a los reyes de los cuales había escuchado historias y que había observado mientras crecía. Aun cuando el padre y el abuelo de Azarías fueron básicamente reyes buenos, eran modelos deficientes en ciertas áreas importantes. Para levantarnos por encima de la influencia de modelos deficientes, debemos buscar modelos mejores. Cristo nos provee un modelo perfecto.

En los tiempos de Elías y Eliseo, había una constante entre los reyes que buscaron al Señor. Vemos una y otra vez en 2 Reyes que ellos obedecían las ordenanzas del Dios de sus padres y se volvían de sus malos caminos, pero no completamente. Algunos, como Jehú, se dedicaron en hacer cumplir las palabras del Señor, y erradicaron por completo a los seguidores de Baal, al templo de Baal y a los sacerdotes; pero no destruyeron los lugares altos. Estos eran los lugares donde el pueblo iba a sacrificar y quemar incienso a falsos dioses.

Entonces, podemos ver que ellos seguían los estatutos del Señor, pero “los lugares altos no fueron quitados”. No habían examinado cada parte de su reinado para erradicar toda idolatría y pecado.

Esto me recuerda a nuestras propias vidas como cristianos. Por la gracia soberana de Dios, somos contados entre las filas de Cristo, hemos entregado nuestras vidas al Señor que nos rescató del pecado y de la muerte eterna, perseguimos Su voluntad y procuramos guardar Sus palabras. Pero viene la pregunta: ¿se escribirá de nosotros que no hemos quitado los lugares altos?

La Biblia dice que el rey Azarías “hizo lo recto ante los ojos del Señor…Sólo que los lugares altos no fueron quitados” (2 Re. 15:3-4). Es cómo si dijese: “Caminaba recto ante el Señor, pero…”. Los lugares altos nos hablan de idolatría, y de una que el Señor tiene en cuenta. Es cierto que no siempre vemos las consecuencias inmediatas para los reyes de Israel, pero para Dios no era algo menor. Vez tras vez el Espíritu Santo inspiró y guió a que se escribiera sobre esta porción que no había sido entregada al Señor.

¿Se escribirá de nosotros que no hemos quitado los lugares altos?

Bien dijo Juan Calvino que el corazón humano es una fábrica de ídolos, y es muy posible que algunos de ellos que aún permanecen en nuestro corazón. Estos son los “peros” en nuestra vida: lugares altos que no hemos erradicado en pos de la completa santidad.

Examinemos nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, y pidamos al Padre de todas las luces que traiga un resplandor de santidad a cada rincón de nuestro ser. Tomemos los lugares altos y derribémoslos para vivir una vida cada día más entregada al Señor que nos rescató.

Sin importar cómo fue criado, ni quién influyó en su vida, usted puede avanzar más allá de esas limitaciones al tomar como ejemplo a Cristo y al tratar conscientemente de vivir como El lo hizo.

¿Qué lugar alto te está pidiendo el Señor que entregues en el altar de la obediencia y santidad?
Soli Deo Gloria