martes, 23 de agosto de 2016

,

¿Qué enseña la Biblia sobre el alcoholismo y la embriaguez?

El Alcoholismo, la Embriaguez o la Borrachera

La embriaguez hace que la persona pierda el sentido de la decencia y trae maldiciones sobre la familia.

Génesis 9:20. Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.

Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera.

Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre.

Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. Beber alcohol nubla la razón y el discernimiento espiritual, lo cual causa que la ira de Dios descienda.

Levítico 10:8. Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés. Beber vino o alcohol no es apropiado para los que se dedican o consagran al Señor.

Números 6:2. Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas,

Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová. Una mujer que bebe alcohol era considerada impía.

1 Samuel 1:12. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

No tengas a tu sierva por una mujer impía; Consumir vino o alcohol hace que se cometan graves pecados como la burla destructora o el descontrol emocional que lleva a causar alborotos.

Proverbios 20:1. El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.

El vino o el alcohol hacen olvidar la ley de los hombres y la Ley de Dios, con la consecuencia funesta de conducir al pecado, tragedias, cárcel, multas, entre otros. El vino o el alcohol nos hace actuar malvadamente contra los demás, especialmente contra los más débiles o necesitados.

Proverbios 31:4. No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra; No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos. El vino o el alcohol son para las personas amargadas y miserables.

Proverbios 31:6. Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo. Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.
El vino o el alcohol esclavizan a las personas poco a poco, de tal manera que no les importa la hora o el tiempo, estorbando la adoración a Dios y el trabajo de sus manos.

Isaías 5:11. ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, El vino o alcohol distorsionan la verdadera masculinidad y la fuerza para trabajar; les conduce a destruir su propia fuerza y salud  por la mezcla de bebidas; y así provocan la ira de Dios. Dios lanza lamentos y juicios para los que se entregan a las bebidas.

Isaías 5:22. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!

Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

El vino o al alcohol entontecen al que los ingiere, hacen errar o pecar, trastorna el sano juicio, aturden la mente, hace tropezar; y conduce a que el hombre se deleite en las cosas más asquerosas, como el vómito.

Isaías 28:7. Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.

Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio. Beber vino o alcohol es característico de los falsos profetas, de los falsos creyentes, de aquellos que se engañan a sí mismo, pensando tontamente que los efectos dopantes del vino hacen olvidar las penas y traerá mejores días.

Isaías 56:11. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.

Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

Beber vino o alcohol es lo opuesto de estar llenos del Espíritu Santo.

Lucas 1:15. porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

Efesios 5:18. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

Más lamentos y juicios sobre los que se entregan al vino o alcohol. Para ellos son muchos dolores, heridas innecesarias, aflicciones, turbaciones, enfermedades.

Proverbios 23:29. ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando la mistura.

El vino y el alcohol atraen con su color y aroma, al principio parece ser inofensivo, pero luego su daño es tan grande que Dios lo compara con los efectos nocivos del veneno de una serpiente mortal.

Proverbios 23:31. No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

El vino y el alcohol nubla la mente, hace que las personas pierdan el sentido de la realidad; y lleva a la persona a hablar cosas sucias y malas que ni siquiera quiere hablar en sano juicio.

Proverbios 23:33. Tus ojos mirarán cosas extrañas,  Y tu corazón hablará perversidades.

El vino y el alcohol tienen un poder esclavizante tal que, aunque produzca dolores, destruya la razón, dañe las familias y cause aflicción; una vez se ha digerido, volverá a atrapar en sus mortales trampas

Proverbios 23:34. Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

Tomar una copa de vino puede ser algo lícito, pero no necesariamente conveniente. Especialmente cuando vivimos en Latinoamérica, una cultura donde las personas toman vino o alcohol con el fin de emborracharse. Tomar, aunque sea una cerveza o una copa de vino, puede ser causa de tropiezo para muchos que nos observan, e incluso para uno mismo, si hemos tenido problemas con el alcohol previamente.

1 Corintios 6:12. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.

Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios.

El ser humano no debe ser dominado por nada, mucho menos por el alcohol. Para evitar ser dominado por este vicio es mejor dejarlo por completo, pues, el vino tiene un potencial subyugador. No hay nada más lamentable que haber sido impactado por el evangelio, abandonar los vicios de la carne, y nuevamente caer en ellos. Esto conduce a un estado de peor maldad.

2 Pedro 2:19. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.

Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Si bien es cierto que en la Biblia no hay un mandato o Ley que prohíba expresamente el tomar vino o alcohol (si prohíbe las borracheras), es mejor andar conforme a los principios más elevados de la Palabra de Dios, conforme al Espíritu de Dios, buscando la máxima honra para Dios y evitando hacer daño a los más débiles o pequeños; pues, si hacemos esto, recibiremos grandes y terribles juicios de parte del Señor.

1 Corintios 8:9. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos (o bebiendo vino o alcohol), la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? (¿No será estimulado a beber vino hasta embriagarse?)

Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.

De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.

Por lo cual, si la comida (o el alcohol) le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás (no beberé vino jamás), para no poner tropiezo a mi hermano. 

Marcos 9:42. Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
Soli Deo Gloria



viernes, 19 de agosto de 2016

,

¿Paidoismo o Credoismo?

...Conoce al SEÑOR", porque todos me conocerán. (Jeremías 31:34)

Un Argumento del Bautista Reformado para el Bautismo del Creyente con base en la Teología del Pacto.

INTRODUCCIÓN

Los cristianos dentro de la tradición de La Reforma son dolorosamente conscientes de la división doctrinal sobre muchos temas. Hay varias posiciones en cuanto a la Ley de Dios y su aplicabilidad a los cristianos. En el amplio campo de la escatología, allí se encuentra al cristiano reformado con sus diferentes posiciones. El gobierno de la Iglesia es otra área, en la que los creyentes bajo la cobertura Reformada, a menudo difieren entre sí. Uno de los temas más candentes de debate entre los que se adhieren a la Teología Reformada, hablando en términos generales, se refiere al tema del bautismo. Los participantes de cada lado del debate calibran y refinan sus argumentos que servirán en su defensa.  Algunos irán tan lejos como para decir que si usted no cree en el bautismo de los niños de creyentes no puede ser Reformado. Estos que sostienen esta posición, dirán que es imposible considerar la Teología del Pacto y no adherirse al bautismo infantil. En la comprensión que ellos tienen de esto, los argumentos que surgen a favor del bautismo de infantes parten exclusivamente de una perspectiva bíblica de los pactos que excluye automáticamente cualquier entendimiento de la Teología del Pacto que no sea paidobautista. Hermanos que sostienen este punto de vista, a menudo, categorizan a todos los que no son Paidobautistas como Dispensacionalistas o, a lo menos, como Dispensacionalistas incipientes. ¿Es esta caracterización precisa y es este punto de vista sobre la Teología del Pacto la única opinión en el campo teológico que vale la pena escuchar? Es triste decirlo, pero muchos en nuestro tiempo y a través de la historia dirían que sí. Es hora de que esto termine.

Cuando utilizo las palabras Teología del Pacto, quiero decir que el enfoque de su comprensión en las Escrituras está centrado en torno al desarrollo de los diversos pactos dentro de la historia de la Redención. Este enfoque de las Escrituras toma en cuenta los pactos históricos de forma individual y trata de unirlos en un todo sistemático. Históricamente, la Teología del Pacto ha sido reconocida como la fuente del bautismo de infantes. El presente ensayo buscará que una adecuada comprensión de la naturaleza progresiva de los pactos bíblicos y la sustitución del Antiguo Pacto por el Nuevo Pacto, objete seriamente la historicidad Teológica del Pacto, sin el riesgo de conllevar a un Dispensacionalismo o al Antinomianismo.

Este ensayo buscará diferir sobre la afirmación anterior de que es imposible sostener la Teología del Pacto sin adherirse a la práctica del bautismo infantil. Por el contrario, se argumentará que la adhesión coherente a la Teología del Pacto refuta el bautismo de niños e, incluso, ratifica y demanda el bautismo del creyente dentro de la estructura del pacto en la Biblia.

DEFINICIÓN DE TÉRMINOS

Así que para que todos entendamos que se quiere decir cuando cierta terminología es usada, definamos nuestros términos antes de que se inicie la exposición. Cuando se utiliza la palabraPaido es para referirse al Paidobautismo o Paidobautistas. Los Paidobautistas creen que los sujetos a considerar para el bautismo son los creyentes y sus hijos. Cuando se utiliza la palabraCredo se refiere a Credobautismo o Credobautistas. En términos generales, un Credobautista es alguien que cree en lo que muchos llaman el bautismo del creyente. Él es alguien que cree que es necesario una declaración de fe (esto es lo que la palabra credo significa) en Cristo, antes de ser bautizado. En el sentido más amplio de la palabra, existen dos tipos de Credobautistas, los de la Teología del Pacto y los Credobautistas dispensacionales. Siendo más específico, un Credobautista, como se entiende primeramente en este ensayo, es uno que sostiene el bautismo del creyente sobre la base de su comprensión de la Teología del Pacto. Este tipo de Credobautista es lo que muchos, en nuestros días, llaman un Bautista Reformado. Cuando uso la frase Bautista Reformado, no simplemente quiero decir un Bautista Calvinista. Los dos no son necesariamente idénticos. Un Bautista Reformado, tal como se entiende en este ensayo, es aquel que se acoge a la Confesión Bautista de Fe de 1689 como su estándar confesional. Esto significa que un Bautista Reformado es aquel que sostiene una soteriología Calvinista frente al Arminianismo; la Teología del Pacto, en lugar de un Dispensacionalismo; mantiene la validez permanente de la Ley Moral de Dios como se resume en el Decálogo, incluyendo el cuarto mandamiento, a diferencia del Antinomianismo; guarda el Principio Regulativo de la Adoración, a diferencia del normativo. Con estas definiciones en su lugar, comencemos.

ACLARANDO CIERTAS CUESTIONES

La mayoría, si no todos los Paidos, coinciden en tratar de basar el bautismo de niños en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento. Ellos argumentan esto, basados en la representación parental en el Pacto Abrahámico, la unidad de los pactos y la continuidad teológica entre los testamentos. Muchos de ellos están de acuerdo con los credos de que el paidoismo no es una doctrina explícita del Nuevo Testamento, esto es, que no es una doctrina que ordena el bautismo de infantes. Algunos credos muy celosos, por otro lado, parecen haber olvidado al Antiguo Testamento como algo aún inspirado y beneficioso. Tienen una tendencia a negar la continuidad del pacto en nombre de credos explícitos y distintivos del Nuevo Testamento (En otras palabras, las presuposiciones Dispensacionales). La mayoría de ellos han incorporado una tendencia hacia el Antinomianismo  (contra la ley). En cualquier caso, este tipo de credos no tienen realmente ninguna defensa contra los paidos y su argumento sobre el pacto, excepto que su paidoismo está fundado en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento como si todas las doctrinas basadas en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento no fueran válidas.

Muchos credos claman: "Si no es repetido en el Nuevo, no haremos el Antiguo”. Afortunadamente, su credo y su conducta no siempre coinciden. (Credos dispensacionales y los credos no Dispensacionales que no están de acuerdo con la permanente validez de la Ley Moral de Dios, tal como se resume en el Decálogo, incluyendo el cuarto mandamiento, es a los que nos referimos aquí). Los paidos dicen: “Si el Antiguo no es revocado por el Nuevo y el Viejo permanece, debemos aún hacerlo". Según los credobautistas del pacto, éste debe ser el punto decisivo del debate paido-credo, si logramos conseguir llegar a algún punto en común con nuestros hermanos paidobautistas. A diferencia de los argumentos Dispensacionalistas para el bautismo del creyente, que se basa sólo en el Nuevo Testamento, los credos reformados pueden establecer su comprensión del bautismo en el mismo terreno que los paidos, al menos en parte. Esto dar lugar a esta pregunta vital: ¿Está la doctrina de la inclusión automática del infante en la comunidad del pacto revocada o modificada por la Teología del Pacto del Antiguo Testamento como para anular el paidoismo bajo el Nuevo Pacto? ¿No es éste el asunto central? Muchos credos nunca serán convencidos por los argumentos de la doctrina del pacto del Antiguo Testamento, debido a que están comprometidos con el principio de que si no se repite en el Nuevo, entonces no es obligatorio. Del mismo modo, los paidos nunca serán convencidos por textos específicos del Nuevo Testamento con respecto al tema del bautismo, ya que están comprometidos con el principio de no revocado, entonces obligante. Como hecho relevante, los paidos deben, y como muchos de ellos lo hacen, estar de acuerdo en que la evidencia explícita del Nuevo Testamento está del lado de los credos. Y, los credos deben estar de acuerdo en que la derogación explícita de la inclusión automática del infante en la comunidad del pacto es un hecho que, a lo sumo, se da por sentado en el Nuevo Testamento.

La cuestión se reduce a esto: Si el paidos no tiene una revelación de Dios para cambiar la doctrina del Antiguo Testamento de la inclusión automática de los infantes en la comunidad del pacto para los hijos de los creyentes, entonces él lo asume como obligatorio. Sin embargo, si el credo reformado puede demostrarle en el Antiguo Testamento, y aún en la doctrina el pacto del Antiguo Testamento  que, de hecho, si existe tal revelación, deberá entonces admitirlo como algo abolido y, por lo tanto, no obligatorio. Lo que podría ser convincente para el paidos es un argumento, con sus fundamentos en la Teología del Pacto del Antiguo Testamento y sus correspondientes frutos en el Nuevo Testamento, concernientes a la revocación de la inclusión automática de los infantes en la comunidad del pacto para los hijos de los creyentes.

Este argumento tendría que tener en consideración la doctrina del pacto. Éste deberá probar por la doctrina del pacto del Antiguo Testamento que la inclusión del infante fue proféticamente rescindida por el Antiguo Testamento. Luego, se debe demostrar que el Nuevo Testamento asume esta derogación y lleva el fruto de ella.

Los Bautistas Reformados (esto es Credobautistas del pacto) creen que ellos tienen el argumento que silenciará el debate o, por lo menos, provocará a los paidos a reconsiderar seriamente su posición.

EL ARGUMENTO DEL BAUTISTA REFORMADO

La doctrina del Antiguo Testamento sobre el Nuevo Pacto revoca proféticamente la inclusión automática del infante declarado en Jeremías 31:34 que ellos (es decir, los de la comunidad del Nuevo Pacto) Todos Me conocerán. Comprendiendo esto, significa que todos los ciudadanos del pacto bajo el Nuevo Pacto conocerán a Dios para salvación (lo que no ocurrió con el pacto Abrahámico o Mosaico). Los Credos Reformados, entonces, argumentan que la inclusión automática del infante dentro de la comunidad del pacto está aquí rescindida proféticamente por la Teología del Pacto del Antiguo Testamento. Entonces, lo que se espera por la enseñanza del Antiguo Testamento, es una comunidad del Nuevo Pacto en la cual todos conocen al Señor para salvación, sin ninguna excepción. Los Credos Reformados entonces dicen: "Ahora echemos un vistazo a nuestro Nuevo Testamento. Lo que deberíamos ver es la inauguración del mismo Nuevo Pacto prometido en el Antiguo Testamento, una comunidad del Nuevo Pacto (no Israel y la Iglesia, sino una transformada o un Nuevo Israel, el cual consiste de sólo aquellos que conocen al Señor) y los privilegios del Nuevo Pacto solamente conferidos a los ciudadanos del Nuevo Pacto". En otras palabras, los Credos Reformados afirman que la doctrina del Antiguo Testamento sobre el Nuevo Pacto deroga proféticamente la inclusión automática del infante y el Nuevo Testamento, da prueba de esto reservando las nuevas ordenanzas del Nuevo Pacto a los ciudadanos del Nuevo Pacto, esto es, a los creyentes, aquellos que están en la fe, la simiente de Abraham, todos aquellos que conocen al Señor.

Los Credobautistas reformados afirman que el Nuevo Pacto es nuevo en al menos dos formas: En primer lugar, a diferencia del Abrahámico y el antiguo pacto Mosaico, el Nuevo Pacto no puede ser quebrantado (Jeremías 31:32. Ver Génesis 17:14 para ver la violabilidad del Pacto Abrahámico y Deuteronomio 29:22-28 para la violabilidad del Antiguo Pacto Mosaico) y, en segundo lugar, a diferencia del viejo Pacto Mosaico, la inclusión infantil no es automática porque la ciudadanía en el Nuevo Pacto exige del conocimiento salvador de Dios. Éste es el por qué, de que los judíos incrédulos hayan sido cortados después de la inauguración del Nuevo Pacto. Es interesante observar que en el argumento de Pablo en Romanos 9-11, él hace una distinción entre israelitas (Romanos 9:6). En otras palabras, dentro del Israel del Antiguo Pacto habían dos grupos: Los creyentes y los no creyentes. Todos los israelitas, considerados aquí por Pablo, eran miembros del pacto, sin embargo, la mayoría fueron cortados después de que Cristo inaugurará el Nuevo Pacto. ¿Por qué? A causa de su incredulidad. ¿Por qué los otros (los gentiles) fueron injertados? Debido a su fe. Aquí vemos ambos aspectos de la continuidad y discontinuidad del pacto. Los judíos creyentes pasaron de ser ciudadanos del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto en su continuidad, y los judíos incrédulos pasaron de ser ciudadanos del Antiguo Pacto a ser excluidos en su discontinuidad. Bajo el Nuevo Pacto, hay un solo Israel constituido sólo por creyentes.

Automáticamente, paidobautismo y paidocomunión son entonces impensables. Usted debe conocer al Señor para estar en el Nuevo Pacto. Usted debe nacer de nuevo. Los privilegios del Nuevo Pacto están reservados para los ciudadanos del Nuevo Pacto.

Por lo tanto, el Bautismo y la Cena del Señor están reservados para los creyentes, la simiente de Abraham, para aquellos que conocen al Señor, para los ciudadanos del Nuevo Pacto. De hecho, esto es sólo una pequeña porción del argumento del Bautista Reformado. Todo el argumento incluiría el examen de todas las bendiciones prometidas del Nuevo Pacto, mostrando que éstas fueron bendiciones experimentadas por algunos de ellos en el Antiguo Pacto y, luego, siguiendo sus huellas como se revela en el Nuevo Testamento, confirman que las bendiciones prometidas son, universalmente experimentadas, dentro la comunidad del Nuevo Pacto, tal como fue profetizado por Jeremías. (Véase el excelente folleto de Greg Welty titulado, Una evaluación crítica del bautismo de infantes disponible en Bautista Reformado Publicaciones y la parte cuatro de la grabación en audio de la exposición del Pastor Sam Waldron sobre Jeremías 31:31-34, titulada La nueva constitución del pacto de la Iglesia: Un manifesto del Bautista Reformadodisponible en el Ministerio Truth for Eternity, 3181 Bradford, NE. Grand Rapids, MI 49505. Ambos son materiales obligados para los interesados en este tema).

ANTICIPANDO LAS OBJECIONES

Muchas objeciones hasta el momento, pudieron haber entrado en la mente de un paido convencido o, incluso, a la de un credo dubitativo. Echemos un vistazo sobre algunas de ellas.

Primera objeción: "¿No está usted haciendo frías, duras y falsas distinciones entre los pactos bíblicos hasta obtener su credoismo de la Biblia? Esencialmente, sólo hay un pacto, el pacto de la gracia". En  realidad, hay varias diferencias, pero esencialmente, los pactos bíblicos están relacionados. Lo que a menudo hacen los paidos es desvalorar las diferencias entre los pactos. Por ejemplo, diciendo que el pacto Abrahámico y el Nuevos Pacto son uno y el mismo pacto y diciendo que son dos distintos y sin embargo pactos vitalmente relacionados, siendo estas dos cosas, totalmente incoherentes. ¿Es el Antiguo Pacto, el Abrahámico? ¿Es el Abrahámico, el Nuevo? Uno estaría en apuros para responder que sí. Louis Berkhof nos provee un ejemplo representativo de lo que los paidos a menudo expresan sobre esta objeción cuando él afirma: "Este pacto [el Abrahámico] sigue aún vigente y es esencialmente idéntico con el "nuevo pacto” en la actual dispensación" (Louis Berkhof, Teología Sistemática, [Grand Rapids, MI, Eerdmans Publishing Company, 1986 reimpresión], pp. 631ff..).

Curiosamente, O. Palmer Robertson, otro estudioso paidobautista, no parece equipararlos cuando dice: "… el profeta [Jeremías] combina el Abrahámico con el nuevo pacto". (O. Palmer Robertson, El Cristo de los Pactos, [Phillipsburg, NJ, Presbyterian y Reformed Publishing Company, 1985 reimpresión], p.41.).

Combinar y equiparar son dos cosas diferentes. Aunque ambos, el Abrahámico y el Nuevo, funcionan al mismo tiempo bajo la actual "dispensación", ellos no se nos presentan en la Biblia como uno y el mismo, como tampoco lo son los otros pactos bíblicos.

Segunda objeción: "Desde que Dios fue quien ratificó el Pacto de Abraham en Génesis 15, cuando pasó entre las dos mitades, luego el Pacto Abrahámico, como el Nuevo, no pueden ser quebrantados, no siendo Dios quien los rompe". Jeremías estaba hablando acerca del viejo o antiguo Pacto Mosaico y no del Abrahámico. Sin embargo, respecto a la violabilidad del pacto con Abraham, Dios dice en Génesis 17:14: "Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de entre su pueblo; ha violado Mi pacto". ¿No es esto convincente? ¿Quizás la objeción se refiere a la inviolabilidad del Pacto Abrahámico por parte del lado divino? Dios no lo hizo y Él no puede romper ningún pacto, pero el hombre puede romper el pacto con Dios bajo cualquiera de ellos, el Abrahámico o el mosaico, como se habían dado originalmente, pero no bajo el Nuevo. Por cierto, la violabilidad del pacto mosaico que se encuentra en Jeremías 31:32 y Deuteronomio 29:25, junto con la violabilidad del Pacto Abrahámico como se mencionó anteriormente, es evidencia de que todos, en estos pactos, no necesariamente conocían al Señor. Las promesas del pacto con Abraham están siendo administradas ahora por Cristo bajo el Nuevo Pacto y, dado que el Nuevo Pacto no puede romperse, entonces tampoco puede el Abrahámico bajo la actual administración del Nuevo Pacto.

Tercera Objeción: "¿No se refiere la frase -Porque todos Me conocerán- de Jeremías 31:34, a una expectativa futura y no a una realidad presente, incluso a un estado eterno?". Algunos han dicho esto antes. Admito que esta promesa alcanza el estado eterno, pero si nos limitamos sólo al estado eterno, ¿cómo esta promesa del Nuevo Pacto encuentra su aplicación antes del tiempo eterno? Teniendo en cuenta el hecho de que Hebreos 8:8-13 indica el cumplimiento de la profecía de Jeremías concerniente a un conocimiento universal de la salvación de Dios, dentro de la comunidad del pacto como algo realizado o, al menos, en parte, durante la presente administración del Nuevo Pacto, nos vemos obligados a la conclusión de que el Nuevo Pacto encuentra su cumplimiento, tanto en este siglo, como en el siglo venidero. El -Todos Me conocerán- se refiere a todos los del pacto sin excepción, no a todos los del mundo sin excepción, lo que actualmente está sucediendo. Asumiendo por supuesto que todo el mundo va a conocer al Señor en el estado eterno, pero para ese tiempo, todo lo del mundo, estará todo en el pacto.

CONCLUSIÓN

Este ensayo ha sugerido que una comprensión adecuada de la Teología del Pacto apoya la posición Bautista Reformada en lo relativo al tema del bautismo y, para llegar a alguna parte en este debate con un paidobautista, uno debe abordar el tema desde el lado seguro de la Teología del Pacto.

Partiendo con la doctrina del Nuevo Pacto en el Antiguo Testamento, demostrando que este Pacto no es idéntico a todos los pactos anteriores, esto es, que este Nuevo Pacto da lugar a una comunidad de pacto en la cual todos conocen al Señor para salvación, por consiguiente, esto invalida el tradicional argumento paidobautista del pacto para el bautismo de infantes. Este argumento que parte de una Teología del Pacto, se adhiere y busca aplicar sistemáticamente, el principio de la hermenéutica Reformada, a menos que sea revocado, entonces obligado. La doctrina de la inclusión de infantes para el bautismo es revocada y, por lo tanto, no obligante y, no quedándose el Nuevo Testamento en silencio, sino siendo más bien directo y franco, dando su apoyo a este argumento. Se espera que las personas que le han dado muchas vueltas al paidobautismo, se mantengan a distancia y los que han estado convencidos de ello, puedan volver a las Escrituras para ver si estas cosas aquí expuestas son así.
Soli Deo Gloria



Por qué los Bautistas Reformados no bautizan a los niños

Este tema ha generado en los últimos años mucha discusión dentro de la Iglesia cristiana. De manera especial este aspecto de la doctrina ha impedido la completa unión entre presbiterianos y bautistas reformados.

Las dos corrientes teológicas tienen muchos puntos en común, tal vez pudiéramos decir que son los únicos grupos cristianos que comparten prácticamente el mismo cuerpo doctrinal. La confesión de fe que usan los bautistas reformados (confesión de Londres de 1689) es una copia, modificada en ciertos artículos de la eclesiología, de la confesión de fe de Westminster (presbiteriana); de manera que ambas denominaciones han compartido la misma herencia teológica, y han mantenido cierta unidad. Los autores presbiterianos como R. C. Sproul, Luis Berkhof, Charles Hodges, son muy leídos por los bautistas reformados; de la misma manera, autores bautistas reformados como Carlos Spurgeon, Arthur Pink, Jhon Bunyan son leídos por los presbiterianos. A pesar de esta unidad en casi el 99% de la doctrina profesada, persiste una diferencia insalvable, la cual está relacionada con el tema del bautismo.

Los presbiterianos dicen que el bautismo es una continuación en el nuevo pacto del sacramento de la circuncisión del antiguo pacto, y así como los padres judíos tenían la obligación de aplicar el sacramento de la circuncisión en sus hijos a una edad tierna, también los padres creyentes deben aplicar el sacramento del bautismo a sus pequeños hijos, como una señal de que ellos nacieron bajo la bendición del pacto.

Los bautistas, por el contrario, decimos que los niños no pueden ser bautizados, sino solamente los creyentes. Ahora, ¿Por qué los bautistas reformados no hacemos como el resto de reformados en el mundo, respecto al bautismo de niños? Los bautistas reformados, así como los presbiterianos, creemos que hay un solo pacto de gracia, el cual viene desde antes de la fundación del mundo y cobija a todos los períodos de la iglesia desde su inicio en Edén. Este pacto de gracia se ha manifestado a través de diferentes pactos, en especial del Antiguo y el Nuevo Pacto. Entre los dos hay continuidad, pero también hay transición.

El Antiguo Pacto, en su forma externa, incluía a todos los descendientes de Abraham, a través de Isaac, y Jacob, el padre de Israel. Todos los niños que nacían en Israel eran considerados miembros del pueblo del pacto, por lo tanto debían recibir la señal del mismo, el cual era la circuncisión (realmente la circuncisión solo se aplicaba a los niños varones, en esto vemos una transición muy significaba en el nuevo pacto, donde el bautismo debe ser aplicado a todos los que nacen de nuevo, tanto mujeres como varones). Esto no garantizaba que todos eran salvos, pues, solo los que eran de la fe eran verdaderos hijos de Abraham. No obstante, siendo la circuncisión una señal externa que identificaba a los miembros del pueblo de Dios (un pueblo nacional con límites geográficos, y relacionado con una etnia, aunque en ocasiones se recibieron extranjeros), entonces se aplicaba sobre todos los varones.

Ahora, cuando pasamos al Nuevo Pacto hay una importante transición. Ahora el pueblo de Dios no estaría limitado a un sitio geográfico, ni a una etnia en particular. La iglesia estaría en todas partes, en medio de este mundo hostil. El autor de la carta a los Hebreos nos deja ver que las ceremonias del Antiguo Pacto, las cuales estaban revestidas de muchos elementos externos, eran sombras temporales de una realidad espiritual y eterna que vendría con Cristo. Una de esas realidades eternas y espirituales que vinieron con el Mesías, fue que el pueblo de Dios ahora no estaría marcado tanto por una identidad externa (aunque si tiene muchas manifestaciones externas) sino por una nueva realidad interna. El pueblo de Dios estará en medio del mundo y será conocido por Dios mismo, el pueblo tiene un sello espiritual y es de índole espiritual. Siendo que ahora este pueblo está marcado por un distintivo netamente espiritual, entonces a él no se entra sino solamente a través de un nacimiento espiritual. Esto no significa que en el Antiguo Pacto se entraba realmente al pueblo de los salvos por medio del nacimiento físico, pero la señal debía aplicarse sobre todos, salvos y no salvos, lo único que se requería es que naciera de una familia hebrea. Siendo que la iglesia en el Nuevo Testamento no tiene un distintivo nacional con límites geográficos, ni de raza o etnia, y siendo que a ella se entra a través de un nacimiento espiritual, entonces, la señal del pacto debe aplicarse a los que nazcan espiritualmente en la familia de Dios. Si bien es cierto que solo Dios sabe quién nació de nuevo, no obstante hay unas señales externas que pueden indicarnos que una persona nació de nuevo. Es decir, una profesión creíble de fe en Cristo puede ser un indicativo de que dicha persona ha nacido de nuevo, por lo tanto, todo aquel que haga esta profesión de fe y esté dispuesto a obedecer los mandatos del evangelio debe ser bautizado. Esto es lo que practicaba la iglesia apostólica.

De manera que el mismo principio que regía en el Antiguo Pacto sigue en el Nuevo, es decir, todos los niños deben ser bautizados, pero ahora no se trata de niños en su elemento físico, sino de niños en Cristo. Todos los que van naciendo de nuevo son bebés en Cristo, y ellos deben recibir la señal del pacto, es decir, el bautismo.

Los padres creyentes aunque no pueden bautizar a sus niños porque en ellos aún no podemos ver una profesión de fe creíble en Cristo, tienen la responsabilidad de guiarlos en la fe, de criarlos en la amonestación y disciplina del Señor, de educarlos en los principios de la fe cristiana, enseñarles las Sagradas Escrituras, orar con y por ellos, unirlos a las actividades de la iglesia local e involucrarnos en la misma.

Los padres creyentes confiamos en que el Señor, en su Gracia electiva, haya escogido a nuestros hijos para salvación y por eso los educamos en la fe. En el Nuevo Testamento no encontramos ninguna enseñanza respecto al bautismo de infantes, ni por ejemplo ni por precepto.

Los hermanos presbiterianos suelen usar el silencio de las Escrituras o inferencias llevadas al extremo para concluir que en el Nuevo Testamento si se menciona el bautismo de niños, usando aquellas ocasiones en las cuales en el libro de los Hechos se nos dice que algunas personas se bautizaron junto con sus familias o sus casas. Ellos presuponen que en esas casas debía haber niños pequeños, los cuales, en consecuencia, fueron bautizados. Pero es muy peligroso armar doctrinas basadas en el silencio de la Biblia o en inferencias tan extremas. Toda vez, cuando en el mismo Nuevo Testamento encontramos el principio para saber a quiénes se debía bautizar: “El que creyere y fuere bautizado…” (Mr. 16:16). La secuencia es: primero creer y luego ser bautizado. “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados…” Hch. 2:41), recibir la palabra significa: creer de corazón en el evangelio, este es el requisito inicial que la iglesia apostólica debía ver en el candidato para luego ser bautizado.


Soli Deo Gloria



,

Qué debemos pensar de los hijos de creyentes? Hercules Collins - Bautista Particular


Habiendo introducido las ordenanzas (o sacramentos) de la Iglesia en el capítulo 28, la Confesión Bautista de 1689 trata ahora específicamente el tema del bautismo, respondiendo tres importantes preguntas acerca del mismo. ¿Qué significa el bautismo? ¿Quién debe ser bautizado? ¿Cómo debe realizarse el bautismo?

Hace unos días un amado hermano presbiteriano hacía una serie de preguntas en Facebook acerca de la manera en la que deberíamos ver a los hijos de los creyentes. Él decía, “Así también que un niño no profese fe en Cristo, no significa que sea incrédulo…definitivamente, si cada niño que nace fuese catalogado como “incrédulo” solo por no profesar fe, entonces ninguno se salvaría ya que “el que no cree, no verá la vida eterna.”

La suposición del hermano es que los hijos de creyentes deben ser vistos como creyentes. Él dice, “Y si son,” esto es, si son creyentes, “¿por qué negarles el bautismo? Y si no son, ¿por qué creer que si mueren en su infancia, serán salvos?”

Lo que afirma el pedobautismo clásico es que el hecho de que un infante sea hijo de creyentes esto lo hace parte del Nuevo Pacto y por lo tanto se le debe aplicar la ordenanza del bautismo. Sin embargo, lo que este hermano afirma es que no sólo deben ser bautizados, sino que los hijos de creyentes, sean infantes o niños mayores, deben ser vistos como creyentes. Ciertamente han habido pedobautistas que han llegado a tal conclusión. Hombres como Andrew Sandlin han escrito en contra de la idea de que los hijos de creyentes necesiten ser evangelizados. En uno de sus libros, “Reformed Paedobaptism” dijo lo siguiente,

Podemos bautizar infantes de padres creyentes, de hecho porque existen las razones para creer que los hijos de los padres del pacto son elegidos…De modo que como el nuevo pacto es inherentemente redentivo, y a que el bautismo es un signo y sello de los beneficios de la regeneración, tenemos toda razón para asumir que los infantes de padres cristianos son regenerados y los bautizamos por tal razón.” Páginas 6 y 7

Sin embargo, esta no ha sido la posición de la mayoría de pedobautistas. Richard Platt, por ejemplo,hablando del Nuevo Pacto en Jeremías 31 afirmó,

Cómo entonces podemos bautizar personas en un ambiente pactual externo aparte de la regeneración?…De hecho, el bautismo de infantes introduce personas no regeneradas, incrédulas dentro de la comunidad del Nuevo Pacto.“

Entonces, debemos considerar a los hijos de creyentes como regenerados (creyentes) como dice Sandlin y aparentemente este amado hermano, o como incrédulos, como afirma Pratt y la gran mayoría de presbiterianos?

Pero, no es mi intención contender ni debatir este tema por este medio, sino compartir lo que Hercules Collins, uno de los pastores Bautistas Particulares del siglo XVII más famosos, escribió cuando “bautizó” uno de los tratados más importantes de la Reforma Protestante: El Catecismo de Heidelberg. Collins lo adaptó, según las convicciones Bautistas Particulares de la época, y que reflejaban las convicciones de la Confesión Bautista de Londres de 1689, con el fin de regalarle a su iglesia “este pequeño (pero me atrevo a decir) sano tratado de divinidad.” Collins, le escribió en el prefacio de este Catecismo Ortodoxo a su iglesia diciéndoles,

Ahora para que ustedes no sean perturbados, destrozados, ni llevados con cada viento de error, y herejía; también para que sean mejormente establecidos, fortalecidos en la segura roca y fundación de la constitución de la iglesia, sobre la cual ya habéis sido edificados, mediante la gracia de Dios que les movió para buscar el oráculo divino, y la regla del servicio Divino, como Esdras y Nehemías, buscaron en cuanto a las partes particulares de la adoración a Dios, por medio de los cuales llegaron a la práctica de aquella casi perdida ordenanza de Dios, la Fiesta de los Tabernáculos, la cual por muchos años no había sido practicada…yo he presentado, este pequeño tratado, con una benévola consideración por sus almas” Página 2

Y en su adaptación del Catecismo brindó una clara doctrina del bautismo creída y confesada por todas las Iglesias Bautistas Particulares y una clara enseñanza de la manera en la que debemos ver a los hijos de creyentes. En el capítulo 7, Del Bautismo, enseñó,

(P)regunta. 69. Quiénes son los sujetos apropiados de esta ordenanza?

(R)espuesta. Aquellos que verdaderamente profesen arrepentimiento hacia Dios, y fe y obediencia a nuestro Señor Jesucristo.

70.  Deben ser bautizados los infantes?
71. No de ninguna manera, pues nosotros no tenemos ningún precepto ni ejemplo para la práctica en todo el libro de Dios.
72. Es que las Escrituras prohiben expresamente en algún lugar el bautismo de infantes?

R. Es suficiente que el oráculo divino ordene el bautismo de creyentes, a menos que nos hagamos a nosotros mismos más sabios que los que está escrito. A Nadab y Abiú no se les prohibió ofrecer fuego extraño, sin embargo por hacerlo incurrieron en la ira de Dios, porque se les había ordenado tomar fuego del altar.
73. Puede ser la simiente infante de los creyentes bajo el evangelio bautizada justo como la simiente infante de Abraham fue circuncidada bajo la ley?
74. No, Abraham, entonces, tenía un mandamiento de Dios para circuncidar a su simiente infante, pero los creyentes no tienen un mandamiento para bautizar su simiente infante bajo el evangelio.
75. Debido a que algunos afirman que los infantes de creyentes están en el pacto de gracia con sus padres, porque no deben ser ellos bautizados bajo el evangelio, justo como la simiente infante de Abraham fue circuncidada bajo la ley?
76. Al aseverar que los infantes de creyentes están en el pacto de gracia, ellos deben estar hablando del pacto de gracia absolutamente considerado, y de ser así, entonces no habrá una total ni fatal apostasía del pacto de ninguna de las simientes infantes de los creyentes, sino que todos deben ser salvos.

O, ellos deben estar hablando condicionalmente, que cuando ellos lleguen a sus años de madurez, ellos por fe verdadera, amor, y santidad de vida, asiéndose del pacto de gracia de Dios, tendrán los privilegios de él. Si esto es lo que quieren decir, entonces que privilegio espiritual tiene ser simiente infante de creyentes más que la simiente infante de los incrédulos, si ellos también viven a años de madurez, y por fe verdadera y amor se aferran al pacto de Dios?

Además, no pertenecería el sello del pacto tanto a los hijos de incrédulos como a los hijos de creyentes? Sí, debido a que algunas veces la simiente infante del incrédulo llega a abrazar el pacto de Dios, y la simiente infante del creyente no; tan frecuente es visto esto para la tristeza de muchos padres piadosos. Supongan que toda la simiente infantil de los creyentes están absolutamente en el pacto de gracia, sin embargo los creyentes bajo el evangelio no deberían bautizar a su simiente infantil más que Lot debió circuncidarse a sí mismo o a su simiente infantil. Si él tuviera hijos así como hijas, a pesar de estar relacionado con Abraham, un creyente, y en el pacto de gracia, ya que la circuncisión fue limitada a Abraham y su familia inmediata. Si la simiente infantil de creyentes están absolutamente en el pacto de gracia, deberíamos traer a los infantes a la Mesa del Señor debido a que las mismas calificaciones se requieren para la debida realización del bautismo así como para la Cena del Señor.

El pacto hecho con Abraham constaba de dos partes: Primero, un componente espiritual, el cual estaba considerado en las promesas de Dios de ser Dios para Abraham y para toda su simiente espiritual en una manera peculiar, ya fueran circuncidados o incircuncisos, quienes creyeran como Abraham el padre de los fieles creyó. Y esto fue mostrado en la aceptación de Dios de tales personas como Su pueblo que no eran simiente de Abraham, pero que fueron comprados con su dinero, y esta promesa fue sellada a Abraham por la circuncisión, que por medio de Jesucristo (a quien tipificó Isaac) los Gentiles, la incircuncisión que creyó, les fuera contada su fe por justicia, como lo fue Abraham antes de ser circuncidado.

Segundo, la promesa consistía de un componente temporal. Así, Dios le prometió que la simiente de Abraham gozaría de la tierra de Canaan, y obtener muchas bendiciones externas, así que selló esta promesa con la circuncisión. La circuncisión también distinguía a los Judíos como el pueblo de Dios del resto de las naciones Gentiles, que no eran hasta ese momento la simiente de Abraham. Pero cuando los Gentiles llegan a creer por medio de la fe se convierten en pueblo de Dios así como los Judíos, entonces, la circuncisión, la marca que distinguía, cesó. La marca característica de ser hijos de Dios ahora es la fe en Cristo y la circuncisión del corazón.

Por lo tanto, cualquier pretensión que haya para bautizar infantes de creyentes no sirve de nada, ya sean la simiente de creyentes, ellos estando en el pacto, o la simiente infantil de Abraham, un creyente, siendo circuncidado. La circuncisión fue limitada también a la familia de Abraham, todas las demás, a pesar de ser creyentes, fueron excluidas. La circuncisión fue limitada también al octavo día, y cualquier pretensión que sea hecha, no debía realizarse ni antes ni después. Fue limitada a los varones, quienes si el bautismo vino en lugar de la circuncisión y es el sello del pacto bajo el evangelio, así como la circuncisión estaba bajo la ley, ningún otra más que los varones deben ser bautizados. Justo como bajo la ley la circuncisión tenía regulaciones particulares, así mismo es bajo el evangelio en lo que concierne al bautismo. Estas regulaciones concernientes al bautismo dependen puramente sobre la voluntad del Dador de la ley, quien determina sobre quienes, cuando, y como debe ser administrado el bautismo.” Página 75-79

Pero, qué de los hijos de los creyentes? Qué creemos, entonces, los Bautistas Reformados, de nuestros hijos? Bueno, ciertamente ellos son personas privilegiadas en sobremanera. Están siendo criados en hogares cristianos, escuchando constantemente el evangelio de salvación, aprendiendo los Diez Mandamientos, memorizando la Escritura, siendo llevados a la iglesia en donde pueden ser testigos de la obra del Espíritu Santo en medio de Su pueblo, etc.

Pero, ellos sin fe están fuera de Cristo, y por lo tanto, fuera del Nuevo Pacto y bajo la condenación del pacto de obras por estar en Adán. Sin fe, los hijos de creyentes así como los hijos de los incrédulos, necesitan a Cristo. Por ello, la responsabilidad de todo padre cristiano, no es pensar que sus hijos tienen algún beneficio salvífico por sangre o carne, sino que entendiendo que el ser hijo de Dios depende de Dios mismo, como dice el evangelio según Juan 1:13, los padres cristianos lucharán por:

1. Criarlos en la disciplina y amonestación del Señor
2. Orar por ellos y por su salvación
3. Enseñarles a cantarle a Dios
4. Los catequizarán y enseñarán la Biblia
5. Los llevarán fielmente a la iglesia para exponerlos a la Palabra de Dios
6. Les rogarán que crean en el Señor y se arrepientan de sus pecados

Pero, todo esto harán entendiendo que la salvación le pertenece a Dios, y que Sus hijos nacen de arriba, no por voluntad de sangre, ni por voluntad de varón, ni por voluntad de carne. Sabiendo que esto ocurre no como con Ismael, por quien Abraham rogó a Dios Su favor, sino como con Isaac, a quien Dios lo prometió. Orarán, entonces, a Dios rogándole que si es Su voluntad, les salve y le conceda la fe que los una a Cristo y, entonces, los incluya en el Nuevo Pacto.

Por eso hacemos y nos comprometemos con nuestros hijos en esto. No debemos tratarlos como creyentes, ni debemos quedarnos tranquilos porque están entendiendo la doctrina que les enseñamos. Ellos están muertos en sus delitos y pecados, y son hijos de ira como todos los demás. Hasta que no crean y se arrepientan no podemos estar tranquilos por sus almas. Qué necesitan nuestros hijos? La gracia de Dios que viene en el evangelio, el cual es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, sean niños o adultos.

Entonces, deben deben ser bautizados los hijos de creyentes? Debemos verlos como creyentes o como estando dentro del Nuevo Pacto? Bueno, esta fue la respuesta de Hercules Collins, un Bautista Particular, y la de todos los que se adhieren a la Confesión Bautista de Londres de 1689. Y debido a su consistencia con la Escrituras, es la razón por la cual soy Bautista Reformado.
https://sujetosalaroca.org
Soli Deo Gloria