Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OKMás información | Y más
" Llévate a este niño y críamelo, y yo te daré tu salario". —Éxodo 2:9
Estas palabras fueron dichas por la hija de Faraón a la madre
de Moisés. Es muy probable que no sea necesario informar de las circunstancias
que las ocasionaron. Seguramente no es necesario decir que, al poco tiempo de
nacer este futuro líder de Israel, sus padres se vieron obligados, por la
crueldad del Faraón egipcio, a esconderlo en una arquilla de juncos a la orilla
del río Nilo. Estando allí, fue encontrado por la hija de Faraón. Su llanto
infantil la movió a compasión con tanto poder que decidió, no sólo rescatarlo
de una tumba de agua, sino educarlo como si fuera de ella. Miriam, la hermana
de Moisés, quien había observado todo sin ser vista, se acercó ahora como
alguien que desconocía las circunstancias que habían ocasionado que el niño
estuviera allí. Al escuchar la decisión de la princesa, Miriam ofreció
conseguir una mujer hebrea para que cuidara al niño hasta tener edad suficiente
como para aparecer en la corte de su padre. Este ofrecimiento fue aceptado, por
lo que Miriam fue inmediatamente y llamó a la madre a quien la princesa le
encomendó el niño con las palabras de nuestro texto: “Lleva este niño y
críamelo, y yo te lo pagaré”.
Con palabras similares, se dirige Dios a los padres. A todos
los que les da la bendición de tener hijos, dice en su Palabra y por medio de
la voz de su Providencia: “Lleva este niño y edúcalo para mí, y yo te lo
pagaré”. Por lo tanto, usaremos este pasaje para mostrar lo que implica educar
a los hijos para Dios.
1.Son hijos de Él más bien que nuestros
Lo primero que implica educar a los hijos para Dios, es tener
conciencia y una convicción sincera, de que son propiedad de Él, hijos de Él
más bien que nuestros. Nos encarga su cuidado por un tiempo, con el mero
propósito de formarlos de la misma manera como ponemos a nuestros hijos bajo el
cuidado de maestros humanos con el mismo propósito. A pesar de lo cuidadosos
que seamos para educar a los hijos, no podemos decir que los educamos para
Dios, a menos que creamos que son de Él porque, si creemos que son exclusivamente
nuestros, los educaremos para nosotros mismos y no para Él. Saber que son de Él
es sentir profundamente y estar convencidos de que Él tiene un derecho soberano
de hacer con ellos lo que quiere y de quitárnoslos cuando Él disponga. Que son
de Él y que Él posee este derecho es evidente, según innumerables pasajes de
las Sagradas Escrituras. Éstas nos dicen que Dios es el que forma nuestro
cuerpo y es el Padre de nuestro espíritu, que todos somos sus hijos y que, en
consecuencia, no somos nuestros, sino de Él. También nos aseguran que tal como
es de Él el alma del padre y la madre, de Él es el alma de los hijos.
Dios reprendió y amenazó varias veces a los judíos porque sacrificaban los
hijos de él en el fuego de Moloc (Ez. 16:20-21). A pesar de lo
claro y explícito que son estos pasajes, son pocos los padres que parecen
sentir su fuerza. Son pocos los que parecen sentir y actuar como si tuvieran
conciencia de que ellos y los suyos son propiedad absoluta de Dios, que ellos
son meramente padres temporales de sus hijos y que, en todo lo que hacen para
ellos, debieran estar actuando para Dios. Pero resulta evidente que tienen que
sentir esto antes de poder criar a sus hijos para Él porque ¿cómo pueden educar
a sus hijos para un ser cuya existencia no conocen, cuyo derecho a ellos no
reconocen y cuyo carácter no aman?
2. Dedícalos para ser de Él eternamente
Una segunda implicación, muy relacionada con lo anterior de
educar a los hijos para Dios, se trata de dedicarlos o entregarlos sincera y
seriamente para ser de Él eternamente. Ya hemos demostrado que son propiedad de
Él y no nuestra. Al decir, dedicarlos a Él, queremos decir sencillamente que
reconocemos explícitamente esta verdad o que reconocemos que los consideramos
enteramente de Él y que los entregamos sin reservas a Él para el tiempo y la
eternidad… Si nos negamos a dárselos a Dios, ¿cómo podemos decir que los
educamos para Él?
3. Ten las motivaciones correctas
En tercer lugar, si educamos a nuestros hijos para Dios,
tenemos que hacer todo lo que hacemos por ellos basados en motivaciones
correctas. Casi la única motivación que las Escrituras consideran correcta es
hacerlo para la gloria de Dios y tener un anhelo devoto de promoverla; y no
considerar que nada se hace realmente para Dios que no fluya de esta fuente.
Sin esto, por más ejemplar que sea, no hacemos más que dar fruto para nosotros
mismos y no somos más que una vid sin vida. Por lo tanto, tenemos que ser
gobernados por esta motivación al educar a nuestros hijos si queremos educarlos
para Dios y no para nosotros mismos. En todos nuestros cuidados, trabajos y
sufrimientos por ellos, una consideración por la gloria divina debe ser el
incentivo principal que nos mueve. Si actuamos meramente basados en nuestro
afecto paternal y maternal, no actuamos basados en un principio más elevado que
el de los animales irracionales a nuestro alrededor, muchos de los cuales
parecen amar a sus hijos con no menos ardor ni estar menos listos para
enfrentar peligros, esfuerzos y sufrimientos para promover su felicidad que
nosotros para promover el bienestar de los nuestros. Pero si el afecto paternal
puede ser santificado por la gracia de Dios y las obligaciones paternales santificadas
por un anhelo de promover su gloria, entonces nos elevamos por encima del mundo
irracional para ocupar nuestro lugar correcto y poder educar a nuestros hijos
para Dios. Aquí podemos observar que la verdadera religión, cuando prevalece en
el corazón, santifica todo. Hace que aun las acciones más comunes
de la vida sean aceptables a Dios y les da una dignidad e importancia que en sí
mismas no merecen… Por lo tanto, el cuidado y la educación de los hijos, por
más insignificantes que le parezcan a algunos, deben realizarse teniendo en
cuenta la gloria divina. Cuando así se hace, se convierte en una parte
importante de la verdadera religión.
4. Edúcalos para su servicio
En cuarto lugar, si hemos de educar a nuestros hijos para
Dios, tenemos que educarlos para su servicio. Los tres puntos anteriores que
hemos mencionado se refieren principalmente a nosotros mismos y nuestras
motivaciones. Pero este punto tiene una relación más inmediata con nuestros
hijos mismos. A fin de capacitarnos para instruir y preparar a nuestros hijos
para el servicio de Dios, tenemos que estudiar diligentemente su Palabra para
asegurarnos de lo que Él requiere de ellos, tenemos que orar con frecuencia
pidiendo la ayuda de su Espíritu para ellos, al igual que para nosotros… Hemos
de cuidarnos mucho de decir o hacer algo que pueda, ya sea directa o
indirectamente, llevarlos a considerar la fe cristiana como algo de importancia
secundaria. Por el contrario, hemos de trabajar constantemente para poner en
sus mentes la convicción de que consideramos la fe cristiana como la gran
ocupación de la vida, el favor de Dios como el único objetivo al cual apuntamos
y el disfrutar de Él de aquí en adelante como la única felicidad, mientras que,
en comparación, todo lo demás es de poca importancia.
Tomado de “Children to Be Educated for God” (Los hijos han de
ser educados para Dios) en The Complete Works of Edward Payson, Vol.
III (Las obras completas de Edward Payson, Tomo III), reimpreso por Sprinkle
Publications.
Edward Payson (1783-1827): Predicador norteamericano congregacional; pastor
de la Congregational Church de Portland, Maine; nacido en Rindge, Nueva
Hampshire, Estados Unidos.
Dios temible
en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están
alrededor de él. Salmo 89:7
Introducción
¿La adoración corporativa
e instrumental en las iglesias de hoy es simplemente una cuestión de
preferencia? ¿Muestra la Biblia como debe regularse la música que adoptamos?
Hoy esto nos lleva ver la
realidad de muchas Iglesias que pasan
por alto y de ahí la confusión de muchos
en el presente respecto al tema. En la práctica, la música ha estado bajo la
influencia de la cultura popular prevaleciente.
Nuestro
servicio de adoración debe ser apostólico
Ahora deseo tomar en este post el nombre de los apóstoles para
una mayor presentación de este artículo.
¿Te imaginas a Pablo
tocando una guitarra eléctrica, Pedro en la batería y Juan cantando voces? Y un
coro completo con los demás apóstoles? Si hubiéramos visitado la
Iglesia Primitiva de Roma, Ahí ¿Hay un ministerio (ministro, director) de
música? ¿Cómo era el servicio de adoración?
La respuesta es que no hay
ministerio de música en la Iglesia Primitiva de Roma, Corinto, Efeso y en las
Iglesias de Cristo según las escrituras en el nuevo pacto.
¿Lees en algún lugar de la
biblia donde tienen a un grupo de jóvenes separados para que adoren? La
respuesta es que la Biblia no ha
cambiado. Y Dios tampoco ha cambiado en cuanto a cómo quiere ser adorado. El
servicio de adoración siempre debe ser reverencial, respetuoso, adorador...
¡apostólico!
Entonces, el principio regulador
tiene un lugar de mayor importancia con
el Dios de la Biblia.
¿Qué hay,
pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo
para edificación. 1 Corintios 14:26 Pero hágase
todo decentemente y con orden. 1
Corintios 14:40 Pues Dios no
es Dios de confusión, sino de paz. Como
en todas las iglesias de los santos. 1
Corintios 14:33
Cuando lees las
escenas de adoración en el Nuevo Testamento, ¿qué encuentras? Encuentras hombres
maduros adorando, predicando y enseñando. Eso es apostólico!!!. Entonces…
Nuestro servicio de
adoración se compone de una asamblea de adoración, no de un grupo de
espectadores en una actuación. El énfasis de nuestro servicio de adoración es
la predicación de la palabra de Dios. Eso es lo más importante que debemos
hacer. Nuestro servicio de
adoración no está diseñado para complacer a los adolescentes y niños. No es un
programa. No es una serie de rituales hechos por el hombre.
Toda la congregación está
involucrada en el servicio de adoración de principio a fin. Los niños se
sientan con sus padres amorosos. Cantando desde el corazón y escuchando la
palabra de Dios expuesta por los hombres llamados de Dios. Ese es el servicio
de adoración simplista que encontramos en la Biblia con respecto a la iglesia
infantil de hoy.
Y llegamos al autor de
Hebreos para contemplar e unificar la adoración apostólica de manera práctica y
simple del nuevo pacto.
Muchos han sintetizado la
teología de la adoración en el Nuevo Testamento como una lucha para los
cristianos desde la iglesia primitiva. En particular, la forma en que se
produjo la venida, la vida, la muerte y la resurrección de Cristo y, en algunos
casos, revolucionó el culto al judaísmo del Antiguo Testamento, ha sido objeto
de un debate considerable, y los errores en esta cuestión han llevado a varios
errores prácticos, a veces graves. Sin embargo, esta controversia no es algo
nuevo. Los creyentes de los primeros años del cristianismo, especialmente los
que salieron del judaísmo, tuvieron dificultades para reconciliar la transición
entre el culto judío y el culto cristiano. De hecho, la confusión se
intensificó hasta tal punto que algunos apostataron del cristianismo a favor de
la adoración de su herencia judía. Y el libro de Hebreos funciona como la
respuesta suprema del NT a este difícil dilema. Como Peterson sugiere,
Hebreos presenta la
teología más completa y totalmente integrada de la adoración en el Nuevo Testamento.
Todas las categorías importantes del pensamiento del Antiguo Testamento sobre
este tema (santuario, sacrificio, altar, sacerdocio y pacto) están relacionadas
con la persona y la obra de Jesucristo.
Por lo tanto, un estudio
cuidadoso del mensaje del libro de Hebreos, incluida su bien desarrollada
teología de la adoración cristiana, revela que si bien la adoración del NT
tiene sus raíces en la revelación del AT, la adoración en y por medio de
Jesucristo es superior a la adoración del judaísmo.
Y hoy en el presente se relativiza a adoración
contemporánea o tradicional, dejando la adoración apostólica a un lado
escrituralmente. (La adoración que ha sido
designada por Dios, hoy es sustituido por una nueva forma de adoración).
Cuando el apóstol Pablo simplifica nuestra adoración en su carta a los
Filipenses.
Porque
nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Flp 3:3
¡Esa es la razón más
importante para elegir un lugar de culto domingo tras domingo! Según Jesús, la
verdad te hará libre.
La
Base Scriptural para el Principio Regulador de Adoración
¿Cómo deberíamos
adorar a Dios? Esa es la pregunta que se está considerando en este post. Y creo
que la respuesta ya está implícita en nuestra adherencia firme a la Biblia como
la palabra inspirada de Dios, y como la única regla infalible de nuestra fe y
práctica (CBL 1689). En este artículo voy a intentar
demostrar dos cosas de las Escrituras: (1)
la primera es el hecho que hay un principio regulador enseñado en las
Escrituras, y (2) el segundo es lo
que éste principio significa – y cómo debería ser aplicada – hoy, en nuestras
iglesias.
A.
El Antiguo Testamento
Comenzamos, pues,
considerando unos ejemplos de lo que el Antiguo Testamento enseña.
[1] Y el primero se encuentra en
Génesis 4, donde leemos sobre la adoración de Caín y Abel
Este pasaje nos dice que
la adoración de Caín fue rechazada por Dios, mientras la de Abel fue
recibida. También nos dice que la razón
que Dios rechazo a Caín y recibió Abel no fue simplemente una diferencia entre
los dos hermanos. No fue sólo que algo
estaba mal con el actitud subjetiva de Caín, en comparación con el actitud de
Abel. También hubo una diferencia vital en el contenido objetivo de su
adoración. Por eso es que Dios tuvo
respeto no tan solo a Abel sino también a la ofrenda que él trajo a Jehová.
Abel ofreció lo que Dios le plació recibir, mientras que Caín no estaba
dispuesto a hacerlo. La razón de esto,
en mi opinión, es que Abel puso atención a la revelación que Dios había dado
hasta ese tiempo en la historia, mientras que Caín lo trato ligeramente. Es posible, por cierto, que Dios dio una
revelación directa a Abel. Pero es más
seguro que él actúo sobre la base del mismo dato de relevación que nosotros
mismos tenemos en los primeros tres capítulos de Génesis. Cuando Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva
con el piel de animales, es evidente que los animales tuvieron que ser muertos
primero para este propósito (Gen. 3:21).
De esto Abel hubiera concluido que su propia esperanza con Dios fue por el
sacrificio de un substituto de muerte. Pero si consideramos el punto de vista
de que Abel, dio con la “forma correcta de adoración”, por medio de la
intuición, eso nos lleva a la misma conclusión. En el momento en que Dios
acepto Abel y su sacrificio—también rechazó a Caín y su ofrenda—por ese mero
hecho Él dejó perfectamente en claro,
que la manera aceptable de adoración fue la manera de Abel. Aunque Caín supo esto, él no estaba dispuesto
a adorar a Dios en esa manera aceptable.
No es una exageración en ninguna manera, cuando decimos que esto fue la
caída de Caín: él no estuvo dispuesto a limitarse a una manera de adoración que
tenía aprobación divina. Así que vemos
un principio bien claro aquí: adoración que no tiene aprobación de Dios es
prohibida.
[2] En
segundo lugar le pido que tomen nota del hecho de que este mismo
principio es enseñado en el segundo mandamiento
El segundo mandamiento
dice: «No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros
y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, Y que hago misericordia en
millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.» En el primer mandamiento Dios declara ser el
único Dios verdadero, quién solamente debe de ser adorado. En el segundo Él nos
dice «el tipo de adoración con la cual Él debería ser honrado, para no atrevernos a formar una concepción carnal
de Él». En cuanto a esto Calvino ha dicho: «aunque Moisés solamente habla de
idolatría (aquí), aún no queda duda que por sinécdoque, tanto como en el resto
de la Ley, Él condena todo los servicios ficticios que los hombres en su
ingenio han inventado».
[3] Como tercer ejemplo,
consideraremos brevemente la construcción del tabernáculo en el tiempo de
Moisés
Y aquí permítanme decir,
que sería difícil pensar en una forma de dar mayor peso a este principio, lo
que encontramos en la narración de la revelación de –y preparación de –la
adoración de Dios por parte del pueblo del Antiguo Testamento. (1) Cada estudiante de los cinco libros de
Moisés sabe que detallada fue esa
revelación. No es una exageración decir
que cada aspecto de la construcción del
tabernáculo fue prescrito por Dios, y que nada fue dejado a la imaginación del
hombre. ¿No dijo Dios a Moisés: «Y mira, y hazlos –y con ‘hazlos’ Él entiende
cada cosa en el Tabernáculo—conforme a su modelo, que te ha sido mostrado en el
monte»? [Ex. 25:40] Es cierto, por supuesto, que Dios hizo uso
de los hombres en la construcción del
Tabernáculo. Pero, no es cierto, como es
comúnmente asumido que el Tabernáculo fue un producto creativo meramente
natural y un impulso artístico del pueblo de Dios para construirlo. Sin duda
estos hombres tuvieron un talento creativo natural. Pero eso no fue suficiente;
la Biblia está bien clara de eso.
Las cosas que pasaron
dentro del Tabernáculo fueron producidas (como la misma Biblia) por revelación
especial divina: «Mira, yo he llamado por su nombre á Bezaleel, hijo de Uri, hijo
de Hur, de la tribu de Judá; Y lo he henchido de espíritu de Dios, en
sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio, Para inventar
diseños, para trabajar en oro, y en plata, y en metal, Y en artificio de
piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para obrar en toda suerte
de labor. Y he aquí que yo he puesto con él á Aholiab, hijo de Ahisamac, de la
tribu de Dan: y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para
que hagan todo lo que te he mandado... harán conforme a todo lo que te he
mandado.» [Ex. 31:2-11]. Que lejos esta esto del argumento que tanto
se escucha hoy día, al efecto que ‘obra de arte’ en el Tabernáculo de Moisés.
La verdad es que no hubo ‘obra de arte’ en el Tabernáculo, a menos que por
‘obra de arte’ signifiquemos una clase única inspirada e infalible, y esa clase
de arte no se da más.
Lo que hemos dicho sobre
el Tabernáculo también era cierto del Templo más elaborado. Nada fue dejado a
las innovaciones del hombre. Cuando « David dio a Salomón su hijo la traza del
pórtico, y de sus casas, y de sus oficinas, y de sus salas, y de sus recámaras,
y de la casa del propiciatorio» (1
Crónicas 28:11) no hubo nada en esto de su propio innovación. Al contrario,
«Todas estas cosas, dijo David, se me han representado por la mano de Jehová
que me hizo entender todas las obras del diseño.»
Ahora ¿Por qué es esto tan
importante? ¿Por qué todo tuvo que ajustarse a un modelo revelado primero a
Moisés, y más adelante a David? La razón es evidente: No adorarán a Dios de
ninguna otra manera que como Él ha ordenado. Como dijo Calvino una vez: «No
estoy consciente de lo difícil que es de persuadir el mundo que Dios rechaza e
incluso abomina cada cosa referente a su adoración que sea ideada por razón
humana.» Pero la verdad es que «no hay nada más peligroso a nuestra salvación
que una adoración de Dios absurda y perversa.»
[4] Encontramos otro pasaje
instructivo en Levítico 10 – en la historia de Nadab y Abiú, los hijos de
Aarón
Ellos murieron, leemos,
cuando «salió fuego de delante de Jehová que los quemó» (Lev. 10:2). ¿Y por qué
sucedió esto? Las Escrituras dicen que sucedió por qué ellos «ofrecieron delante de Jehová fuego extraño,
que él nunca les mandó» (v.1). Ahora, no dice que esto paso porque ellos no
fueron sinceros – o porque a ellos les faltaban ‘buenas intenciones’; ni dice
que sucedió porque ellos hicieron algo que Dios había expresamente prohibido.
No, lo que dice es que ellos hicieron esto sin antes asegurarse primero de que
tenían una orden para hacerlo. Y tiene como su fin el enseñarnos que la
adoración que no es mandado por Dios mismo es, por consecuencia,
prohibida.
[5] Y en cuanto a la rebelión de Coré
Moisés y Aarón fueron
designados por el Señor para mediar entre Dios y Su pueblo. Pero Coré –y los
que le siguieron—no les gusto está designación exclusiva. Ellos quisieron soltarse de esta idea
‘estrecha’ que solamente había un camino correcto; a saber, el camino que Dios
ha designado. Así que ellos se rebelaron
contra esta restricción. Pero el resulto bien conocido muestra, otra vez, que
ofensivo fue esto a Jehová.
Tras todo el Antiguo
Testamento encontramos prueba abundante de la magnitud de esta maldad: cada vez
que los hombres no estaban satisfechos de alabar a Dios en la manera designada
por Él—cada vez que ellos trajeron sus propias innovaciones—Dios siempre ha dejado perfectamente claro que Él estaba
disgustado grandemente con la adoración de ellos.
[6] Tomen al Rey Saúl, por ejemplo
Saúl no tenía ninguna
autorización, de Dios, de participar de la función sacerdotal (1 Sam. 13:11 FF). Aun así afirmó,
debido a la presión de la circunstancia, que él se sintió esforzado «…pues, y
ofrecí holocausto» en Gilgal (V. 12). Bien puede ser, por lo que sabemos, que
él actúo con lo que hoy muchos llamarían ‘lo mejor de las intenciones.’ Con
todo esto sabemos que Dios lo encontró ofensivo. Samuel le dijo
«Locamente has hecho» porque no se limitó a lo que Dios había ordenado
(V. 13). Fue, de hecho, debido a esto que Dios quitó el reino de Saúl y se lo
dio a David (V. 14). ¿No hace esto perfectamente claro que éste principio tiene
un lugar de mayor importancia con el
Dios de la Biblia?
[7] Y considere lo que le paso a Uza
Cuando David intentó
primero traer el arca, descuidada por un
gran tiempo, a Jerusalén, los bueyes se tropezaron de repente. En ese momento
Uza extendió su mano para estabilizar el arca con el fin de evitar que se
caiga. Eso es muy natural, puede ser que
estemos inclinados para decir, y una acción inocente. Pero la Escritura dice
que «é hiriólo allí Dios por aquella temeridad» (2 Sam. 6: 7). No podemos encontrar la razón atrayente, pero se
indica claramente en la Escritura. Uza murió porque--como David explica más
adelante-- «por cuanto no le buscamos según la ordenanza» (1 Cron. 15:13). Sucedió, es decir, porque fallaron en no
preocuparse con lo que Dios había ordenado expresamente. Pero qué diferente fue
cuando «los hijos de los Levitas trajeron el arca de Dios… como lo había
mandado Moisés conforme a la palabra de Jehová» (1 Cron. 15:15). Vemos otra vez el mismo principio revelado
claramente: lo que no es mandado por Dios es prohibido.
[8] Y considere al Rey Jeroboam
Cuando llego ser rey, él
quiso consolidar su asimiento sobre los diez tribus que se rebelaron contra la
casa de David. Y para ello las Escrituras dicen que «ordenó» o «instituyó» una
clase de adoración que «él había inventado de su corazón» (1 Reyes 12:32,33). Por esta razón un hombre de Dios fue enviado de
Judá para denunciar esta adoración desautorizada. Y eso no es todo, porque
Jeroboam siempre es mencionado, después de ese tiempo, de ser la persona que
«hizo» pecar a Israel como sociedad corporal (1 Reyes 15:30). No exageramos, pues, cuando decimos que ésta era la
fuente de la cual vino la última caída de Israel. La adoración que había sido designada por
Dios fue sustituida por una nueva forma de adoración. Era adoración no ordenada por Dios, y por lo
tanto fue prohibido.
[9] Y recuerde el pecado del rey
Uzías
Las Escrituras dicen que
«entrando en el templo de Jehová para quemar sahumerios en el altar del
perfume» (2 Cron. 26:16). Azarías el sumo sacerdote intervino
valerosamente para oponerse al acto de la adoración inventada de Uzías. Y fue
justificado por la intervención de Dios, porque el rey fue inmediatamente
golpeado con la lepra, como muestra del juicio de Dios. Una vez más está claro
que lo qué no es ordenado por Dios es un aborrecimiento para Él.
[10]
Y luego esta el rey Acaz.
La Biblia dice que Acaz
«Quemó también perfume en el valle de los hijos de Hinnom, y quemó sus hijos
por fuego, conforme a las abominaciones de las gentes que Jehová había echado
delante de los hijos de Israel» (2
Crónicas 28:3). Lo que probablemente
nos hace encoger, mientras que leemos esta historia, es que éstos eran pequeños
niños desamparados. Pero ésa no era la razón principal por la que esta práctica
fue condenada por el Señor, según Jeremías el profeta. No, la primera razón-que
es mucho más importante-es indicado de esta manera por el profeta: «Y han
edificado los altos de Topheth, que es en el valle del hijo de Hinnom, para quemar
al fuego sus hijos y sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi
corazón» (Jer. 7:31). ¿Cómo puede Dios hacerlo más claro? Adoración
que no es ordenada por Dios es por consecuencia prohibida.
Aquí, entonces, está el
principio uniforme enseñado en las Escrituras del Antiguo Testamento, resumidas
en estas palabras de Moisés: «No añadiréis á la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios
que yo os ordeno» (Deut. 4:2). Esto
se aplica al conjunto de nuestras vidas, por supuesto, y no solamente a la
esfera de la adoración. Pero en ninguna otra parte está como vital, como está
en esta esfera, de excluir cada invención humana.
B. El Nuevo Testamento
Pero la pregunta que
debemos considerar ahora es ésta: ¿es esto también la doctrina del Nuevo
Testamento?
[1] Quiero comenzar con las palabras
de Jesucristo mismo, concerniente a la tradición Judía
Él denuncio a los escribas
y a los Fariseos porque «bien invalidaban el mandamiento de Dios para
guardar vuestra tradición» (Mc. 7: 9).
Y debido a este hecho nuestro Señor siguió hablando referente a Su adoración:
«Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí. Y en
vano me honra, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres» (Mc. 7:6,7 [citado de Jeremías 29:13]).
No hay duda que esto fue ofensivo a ellos. Pero eso no es lo qué importa. Lo
que importa es que Dios fue ofendido. Y según Jesucristo la causa de la ofensa
era doble en naturaleza: (1) primero, se había puesto a un lado lo qué Dios
había ordenado, y [2] en segundo lugar, había una rito diligente de algo qué no
fue ordenado por Dios; a saber, tradiciones artificiales hechas por el hombre.
Vemos, pues, que incluso las tradiciones que se estiman altamente entre hombres
son ofensivas a Dios a menos que sean lo que Él ha ordenado.
[2] El Segundo ejemplo que quiero
considerar es Cristo y la mujer samaritana
Nadie nunca ha expuesto el
principio regulador con más fuerza y claridad que Jesucristo lo hizo, en su
encuentro con la mujer samaritana (Juan
4:22-26). Aquí, como Calvino señala, nuestro Señor «divide el tema en dos
porciones. Primero, Él condena las formas de adorar a Dios que los samaritanos
utilizaban como supersticiosas y falsas, y declara que la forma aceptable y
justa estaba con los judíos. Y Él pone la razón de la diferencia que los judíos
recibieron garantía de la palabra de Dios sobre Su adoración, mientras que los
samaritanos no tenían ninguna certeza de los labios de Dios. En segundo lugar,
Él declara que las ceremonias observadas hasta ahora por los judíos pronto
serían terminadas.» Respecto al primer punto-donde nuestro Señor les dijo
«ustedes samaritanos adoran lo que no sabéis» - Calvino hace esta conclusión:
«todas las supuestas buenas intenciones son golpeadas por este rayo, que nos
dice que los hombres no pueden hacer nada sino errar cuando se dirigen por su
propia opinión, sin la Palabra o el mandato de Dios.» Entonces se va al segundo
punto, diciendo: «diferenciamos de los padres solamente en la forma exterior
[de adoración], porque en su adoración de Dios [en tiempos del Antiguo
Testamento] estuvieron limitadas a las ceremonias que fueron suprimidas por la
venida de Cristo.» Así pues, si preguntamos lo que significa adorar a Dios «en
espíritu y en verdad» esto es la respuesta de Calvino: «es quitar las cubiertas
de las ceremonias antiguas y conservar simplemente lo que es espiritual en la
adoración…» El problema es que «puesto que los hombres son carnales...se placen
de hacer lo que corresponde a sus naturalezas. Eso es porqué inventan muchas
cosas en la adoración de Dios…[cuando] ellos deben considerar que están
tratando con Dios, que no más está de acuerdo con lo carnal que el fuego lo
hace con el agua.» Para adorar a Dios en
espíritu y en verdad, entonces, es adorar a Dios de la manera que él ahora nos
ordena. Y «es simplemente insoportable» como Calvino dice, «que la regla
colocada por Cristo debe ser violada.» Los que quieran adorar al Dios
verdadero, aceptablemente, deben hacerlo tan en espíritu y en verdad-porque
eso, y solamente eso, es lo que Él ha ordenado.
[3] Considera la gran comisión
El principio regulador está
claramente implícito en estas palabras de Jesucristo: «Toda potestad me es dada
en el cielo y en la tierra. Por tanto,
id, y doctrinad…bautizándolos… Enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado» (Mateo 28:18-20). Esto
en nuestra opinión, es exactamente lo que hicieron los apóstoles. Enseñaron lo
qué Cristo les había ordenado, no qué Él había ordenado más sus propias
invenciones. Sabiendo que toda la autoridad perteneció a Él, sabían que no
había lugar para sus propias innovaciones. En las palabras de Calvino, «Él
envía a los apóstoles con esta reserva, que no presentarán a sus propias
invenciones, sino que entreguen puramente y fielmente, de mano a mano (como
decimos), lo que Él les había confiado.» Ahora por supuesto podemos decir que
estas palabras se aplican a nuestra existencia entera como cristianos. Pero el
punto es que nada es de mayor interés a Dios que la adoración que Él ha
ordenado.
[4] La vista de Pablo de las
Escrituras
Este principio también se
implica claramente en la vista de Pablo de las Escrituras: «Toda Escritura es
inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
instruido para toda buena obra.» (2 Ti.
3:16,17). No es nuestro argumento que cuando Pablo escribió estas palabras
él pensaba, específicamente, sobre la adoración. Pero es seguramente evidente
que la declaración del apóstol no sería verdad si hay cualquier aspecto de la
adoración que no es claramente-y enteramente-revelado a nosotros en la Biblia.
No hay necesidad de
elaborar el punto. Pero, quizás, no será superfluo considerar brevemente lo que
hicieron los apóstoles en la iglesia apostólica cuando este principio fue
desatendido, o amenazado.
[5] La reprimenda de Pablo a los
gálatas
En la carta de Pablo a los
gálatas hay una mención clara de la adoración desautorizada. «Más ahora, habiendo conocido a Dios, o más
bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo á los flacos y pobres
rudimentos, en los cuales queréis volver á servir? Guardáis los días, y los
meses, y los tiempos, y los años. Temo
de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.» (Gal. 4:9-11) La gente a quien Pablo escribió esta carta
observaba probablemente los días y las estaciones especiales designadas por
Dios en el sistema ceremonial del Antiguo Testamento (Ex. 23:14-17, 34:18, etc.). Pero, si ése es el caso, solamente hace
la fuerza de la objeción del apóstol todo el más fuerte cuando está aplicado a
los días especiales que Dios nunca ordenó. Cuando vino Cristo el sistema
ceremonial del Antiguo Testamento de adoración fue reemplazado. Fueron
incluidos en esto los días sagrados anuales, e incluso los sábados judíos. Para
que los gálatas siguieran celebrando estos días era actuar como si todavía
esperaban el advenimiento del Mesías. Y ustedes pueden ver el uso. ¿Si el
apóstol miró la necesidad de decir esto a la gente que continuaba observando a
los días que habían sido ordenado antes, pero ahora obsoleto, qué diría él a la
gente, hoy en día, que observan los días santos especiales que nunca ordenó
Dios?
A este punto necesitamos fijarnos
de lo que dijo Pablo sobre esto en Romanos
14. Aquí el apóstol dio instrucciones al fuerte para ser paciente con el
débil, porque el débil todavía no entendía la libertad que él tenía en
Jesucristo. De hecho ellos ya no más estaban bajo cualquier obligación de
observar incluso los días especiales que Dios había, hace una vez, designado a
través de Moisés. Pero el problema era que algunos de los miembros de la
iglesia en Roma todavía no entendían esto. Y, mientras que fuera solamente un
miembro particular de la iglesia que fue afligida con esta debilidad
lamentable, Pablo estaba dispuesto de ser paciente con él. Él estaba dispuesto,
es decir para tolerar en membresía de la iglesia a una persona quien sentía
obligado-por tener una conciencia mal informada – de observar éstos días. En Gálatas 4, sin embargo, el apóstol
tenía una diversa preocupación en vista. En este caso la iglesia en conjunto se
había sometido a un yugo de esclavitud. La iglesia de los Gálatas, como
congregación, se había rendido a las demandas ‘del débil’ observando estos días
de una manera institucional. Y cuando sucedió esto el apóstol era muy
inflexible en su oposición. La razón es que es incorrecto que la iglesia haga
una parte de su adoración corporativa a cualquier cosa que Cristo no ha
mandado. Es una cosa, decir, tolerar la debilidad en miembros individuales.
Pero es otra cosa cuando esta opinión errante es impuesta sobre toda la
congregación. [Aún esto es exactamente lo que vemos hoy en día en la mayoría de
las iglesias reformadas.]
[6] La advertencia de Pablo a los
Colosenses
Consideren también la
iglesia de Colosas. A esta iglesia el apóstol escribió: «Por tanto, nadie os
juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, ó
de sábados» (2:16). Él también los
advirtió para no ser estafados por los que intentaron inducirles en delicias
«afectando humildad y culto á los ángeles» (2:18). «Tales cosas» dice Pablo «tienen á la verdad
cierta reputación de sabiduría en culto voluntario» (v.23). Aquí, otra vez,
tenemos un uso del principio que dice que ‘lo qué no es ordenado por lo tanto
es prohibido.’
[7] El libro de Hebreos
El libro entero de Hebreos
es, entre otras cosas, una extendida aplicación del principio regulador.
Sostiene que el sistema entero de adoración, ordenado por Dios bajo la
administración Mosaico del pacto de Dios, es ahora obsoleto (8:13). ¿Y qué tenemos en su lugar? La respuesta es que tenemos ‘lo auténtico’ -
no las viejas «copias» de cosas divinas, sino “las cosas divinas mismas” (9:23). En cuanto que la gente de Dios, en la época
de Moisés, vino a una montaña terrestre (12:18), nosotros «venimos al monte
Sión… la ciudad del Dios vivo… la Jerusalén divina» y así sucesivamente (12:23).
La iglesia de hoy, es decir, tiene que vivir en el reino de realidades
divinas, y ya no más en el reino del simbolismo vago. ¿Qué pensaríamos de una madre que descuida a
su propio bebé real para subir al ático para jugar con las muñecas de su niñez? Y eso es exactamente lo que estamos viendo en
muchos denominaciones reformadas que hace tiempo fueron firmes –en cuanto ellos
vuelven a los elementos débiles y mezquinos de la adoración ceremonial y
simbólica. Como creyentes bajo el Nuevo
Testamento nosotros tenemos que adorar en la esfera del ‘espíritu y de verdad’,
no en la esfera de lo material y representativo, como nuestros hermanos y
hermanas del Antiguo Testamento hicieron.
Muchas iglesias de hoy,
que se llaman reformados, están clamando
para una vuelta a la adoración ceremonial. Llaman a esto el
‘renacimiento litúrgico.’ Si tales iglesias fueran realmente serias en su
demanda de ser bíblicas, serían bastante constantes de ir hasta el final,
adoptando el sistema entero del Antiguo Testamento. Entonces tendrían un coro compuesto de gente
de la tribu de Levi. Recolectarían a una
orquesta entera en vez de una combinación de su propia opción. E incluso abogarían la reconstrucción del
templo de Jerusalén. Y, si lo hicieran, podríamos por lo menos respetarlos por
ser constantes. Pero, por supuesto, la verdad es que estos ‘elementos débiles y
mezquinos’ de la adoración ceremonial del Antiguo Testamento no tienen ningún
lugar legítimo en la iglesia del nuevo convenio. No necesitamos los coros, las
orquestas, las batas púrpuras, las velas, el incienso, el baile, o el
funcionamiento dramático. ¿Por qué?
Porque estas representaciones vagas solamente son obstáculos de la
realidad de nuestro privilegio tras el Nuevo Testamento; el privilegio de ir en
cada día del Señor—en la observancia fiel de los ejercicios ordenados de la
adoración de Dios—directamente dentro
los lugares divinos y a la presencia de Jesucristo. Qué el Señor restablezca y reforme Su iglesia
otra vez de modo que pare de volverse a lo débil y mezquino, y vuelva a la
simplicidad y a la belleza de la adoración espiritual.
¿Cuál debe ser nuestra
actitud frente a éste privilegio impresionante? ¿Estamos con la libertad de
hacer como nos place, de formar nuestro propio ‘estilo’ de adoración, mientras
que el pueblo de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento tenían que estar
seguros que adoraban a Dios solamente como Él mandó? No, la verdad se ubica en la dirección
opuesta: nosotros-sobre todo-deberíamos aborrecer y rechazar todas estas
innovaciones. ¿Qué no es esto la base
del siguiente advertimiento? «Mirad que no desechéis al que habla. Porque si aquellos no escaparon que
desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos
al que habla de los cielos…Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la
gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; Porque
nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb.
12: 25, 28, 29). Si nos atrevemos a inventar nuestra propia manera de
adoración, cuando Dios nos ha dicho del cielo lo que Él requiere de nosotros,
nuestro pecado será muy mayor que el de los Israelitas bajo el antiguo
administración del convenio. La manera de adoración bajo el nuevo convenio
ahora ha sido instituida por Jesucristo.
A diferencia de la adoración del antiguo convenio, nunca será
reemplazada hasta que nuestro Señor vuelva.
¡Qué atrevido y audaz sería, pues, para cualquiera de nosotros de
suponer cambiar lo que Él ha ordenado!
Nadab y Abiú,
hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego
en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño,
que Él no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los
consumió, y murieron delante del SEÑOR. Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es
lo que el SEÑOR habló, diciendo: "Como santo seré tratado por los que se
acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado." Y Aarón
guardó silencio. Levítico 10: 1-3.
La
doctrina de la adoración
¿Qué
ha ordenado Dios para la adoración?
¿Qué
debemos hacer para adorar correctamente a Dios cuando nos reunimos como un
cuerpo de iglesia?
¿Qué
nos ha ordenado Dios que hagamos en la adoración?
¿Qué
es la adoración del Nuevo Testamento o del Nuevo Pacto?
¿Qué
enseñan las Escrituras acerca de la adoración en la iglesia?
¿Es
Dios realmente tan interesado en los detalles de la adoración?
¿Dice
Dios expresamente en las Escrituras, especialmente en el Nuevo Testamento, lo
que la iglesia debe hacer en la adoración cuando estamos reunidos o Dios nos da
libertad para hacer lo que queramos mientras la Biblia no lo prohíba?
Introducción
Permítame comenzar en
Génesis y sentar bases primarias y sencillas para entender lo que Dios desea en
la adoración. Recuerde que fue Dios quien estableció el día de adoración y Él
estableció los medios de adoración. Y por eso hoy debemos tener cuidado de como
poder observarlo y participar en la adoración pública. En Génesis vemos la
sugerencia de Satanás sobre Adán y Eva cuando escucharon la voz de Satanás y en
donde desecharon la voz de Dios y comieron el fruto prohibido y así dejaron de
adorar de acuerdo a la voz de satanás y la propia imaginativa de nuestros
primeros padres en el huerto. Esto nos muestra que podemos adorar de acuerdo
con nuestra vana imaginación y así pecar como lo hicieron Adán y Eva. Ahora
caminemos y veamos la historia brevemente de Caín y Abel y de cómo Abel trajo
el sacrificio que Dios ordenó y Caín trajo lo que quería. Abel adoró a Dios a
la manera establecida según Dios y Caín trató de adorar a Dios a su manera y
realmente Dios no aceptó su sacrificio y estaba airado contra él. Y ahí vemos
la primera víctima e instancia de una guerra de adoración que resulta en la
muerte de Abel.
En la historia de las
iglesias protestantes, en realidad solo hubo dos vistas de la adoración hasta
las últimas décadas. Esos dos puntos de vista realmente se rompieron de esta
manera. El primer punto de vista decía que mientras no se prohibiera lo que hagas
en la adoración a Dios según las Escrituras, estaba bien participar. La segunda
opinión afirmaba que, a menos que encontremos un mandato específico u orden con
el ejemplo en las Escrituras, no debemos incorporar nada en la adoración a
Dios. Este segundo punto de vista, que realmente ha sido el punto de vista
minoritario, que comienza con la creencia de que si Dios le ha ordenado a sus
criaturas que lo adoren, entonces ha expresado expresamente en las Escrituras
cómo y por qué medios debe ser adorado.
Así que el debate
realmente se redujo a esta pregunta. ¿Dice Dios expresamente en las Escrituras,
especialmente en el Nuevo Testamento, lo que la iglesia debe hacer en la
adoración cuando estamos reunidos o Dios nos da libertad para hacer lo que
queramos mientras la Biblia no lo prohíba? Pero
meterse de lleno en este debate que realmente se ha dejado de lado en nuestros
días es la idea de que se nos permite hacer lo que queramos hacer en la
adoración, especialmente si nos hace sentir que adoramos. Y parte del
problema que ha sido tanto una maldición como una bendición, es que el debate y
la discusión en nuestros días realmente se reduce a la música como una parte de
la adoración. Y lo que está diciendo es cuando alguien en una iglesia se
levanta y dice que tendremos 20 o 30 minutos de adoración y luego habrá
predicación. Lamentablemente, la preferencia gobierna el día y ahí es donde la
gente se enoja. Y eso es a lo que realmente esta pasando en el día de hoy se ha
desatado unaguerra sobre el concepto de
adoración a Dios según las escrituras.
Y en donde por lo general
hoy se ve en muchas iglesias, donde el pastor simplemente comienza el servicio
por la mañana del domingo; con la adoración tradicional y contemporánea (mezcla
de himnos y cantos y música contemporánea con todo los géneros disponibles). Y aquí deseo presentar una
tercera opción que no debería ser realmente una opción pero en realidad debería
ser la norma. ¿Qué hay de la adoración
bíblica? ¿Qué tal si aprendemos lo que Dios ha dicho en su Palabra acerca de la
adoración y descubrimos lo que Dios desea en la adoración y luego nos
involucramos en eso con todo nuestro corazón? Nueva idea?
Entonces hagamos y
respondamos una muy buena pregunta. ¿Es Dios realmente tan interesado en los
detalles de la adoración?
Miremos juntos y lo que
puede no ser una historia muy familiar para ti. Y está en Levítico 10: 1-3.
Nadab y Abiú,
hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego
en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño,
que El no les había ordenado. Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los
consumió, y murieron delante del SEÑOR. Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es
lo que el SEÑOR habló, diciendo: "Como santo seré tratado por los que se
acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado." Y Aarón
guardó silencio.
Entendamos lo que está
ocurriendo aquí. Primero, Nadab y Abiú son sacerdotes. Se les había instruido
cuidadosamente acerca de cómo se suponía que Dios debía ser adorado. Pero
fueron descuidados en su acercamiento a Dios. Ofrecieron lo que el texto llama
fuego no autorizado o extraño. Ahora, lo que se suponía que debían hacer era
tomar fuego del altar y poner ese fuego en el incensario y quemar el incienso
ante el Señor. Ahora porque desde el altar? ¿Y porque ese fue el fuego que cayó
del cielo?. Dios no permitió que los israelitas encendieran su propio fuego
para el altar sino que Él lo encendió. Y cuando Salomón construyó el Templo en
Jerusalén, Dios encendió el fuego en el altar de nuevo. Esto es para recordar a
los israelitas que Dios debe ser adorado por sus medios, no por los suyos.
Nadab y Abiú no
obedecieron el mandato específico de Dios de como quemar el incienso, estos no
consideraron la adoración del Antiguo Pacto, y Dios los mató. Ahora estos son
los dos hijos de Aarón. Estos jóvenes habían estado en la presencia del Señor.
Pero el Señor estaba aclarando su perspectiva y al leer el versículo 3 y ver lo que el Señor dijo.
Entonces Moisés
dijo a Aarón: Esto es lo que el SEÑOR habló, diciendo: "Como santo seré
tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré
honrado." Y Aarón guardó silencio.
¿Qué podemos rescatar de
esta historia del Antiguo Testamento?
Primero, Aquí
se ve fácilmente que Dios es serio acerca de cómo debe ser adorado.
Segundo,
si Dios es tan celoso y estricto que los quito la vida a dos sacerdotes por
usar fuego no desde el altar, entonces aquellos de nosotros que nos acercamos
en adoración a Dios nunca debemos acercarnos con una actitud casual y frívola.
Tercero,
si Dios quito la vida a estos dos hombres en ese lugar, Entonces haríamos bien
en buscar en las Escrituras para descubrir lo que Dios nos ha ordenado respecto
a la adoración.
Ahora también en la
historia de la redención vemos a un hombre Uza, quien extendió la mano y tocó
el Arca del pacto y Dios lo mató allí en el acto. Solo intentaba sostener el
Arca para evitar que cayera al lodo. Pero Dios había ordenado que el Arca no se
tocara y se suponía que debía llevarse de cierta manera y Uza era de la tribu
sacerdotal y sabía todo esto y, sin embargo, desobedeció al Señor en lo que
consideraríamos un asunto menor.
Muchos piensan que Dios ya
no opera de esa manera. Vemos otra situación en el N.T. en el Libro de los
Hechos y tener la historia de Ananías y Safira, quienes mintieron acerca de su
ofrenda y el Señor los mató a ambos.
Lo que debemos deducir de
estos eventos es que Dios es muy serio acerca de cómo se le debe adora. Y que
usted y yo nunca debemos asumir que tenemos el derecho de cambiar la adoración
de Dios para que se adapte a nosotros, y como lo deseamos.
Déjame decir esto. Muchos
han cometido el error de decir este tipo de cosas y confesión, “La adoración no
es sobre nosotros. Se trata de Dios”. Deberíamos estar mucho más interesados en
lo que Dios desea que en si nos beneficiamos o no de la adoración. Pero lo que he descubierto y
aprendido a lo largo de los años es que Dios ha diseñado la adoración para Él y
no para nuestro beneficio, aunque entendemos, Dios no necesita nuestra
adoración. Nosotros necesitamos adorar a Dios y al adorar recibimos su
bendición y así beneficiarnos de parte de Dios. Pero lo que nunca debemos hacer
es pensar que podemos reorganizar o inventar cosas que nos ayuden a obtener
algún beneficio percibido. Si Dios ha diseñado la adoración para que nos
beneficie y se glorifique a sí mismo, entonces debemos averiguar qué Dios nos
ha ordenado que hagamos en la adoración. Porque eso será beneficioso para
nosotros espiritualmente.
Entonces, ¿Qué nos ha ordenado Dios que hagamos en la
adoración?
Recordemos que si bien hay
algunos principios que nos vienen de la adoración del Antiguo Testamento, ese
tipo de adoración se completó en Cristo. Es por eso que no tenemos los
sacrificios y las restricciones dietéticas y las leyes de limpieza en el Nuevo
Testamento.
Entonces, ¿Qué es la adoración del Nuevo Testamento o
del Nuevo Pacto?
1.
La adoración a Dios es toda nuestra vida
Por consiguiente,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto
racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación
de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es
bueno, aceptable y perfecto. Romanos 12:
1-2
La adoración ahora abarca
la totalidad de nuestras vidas. Todo lo que hacemos como creyentes es un acto
de adoración. ¿Estamos adorando a la
carne o estamos adorando a Dios? Si estamos siendo cada vez más conformados
al patrón de vida de este mundo caído, entonces estamos adorando a la carne.
Pero si estamos comprometidos en un discipulado personal y viviendo para
Cristo, entonces estamos adorando a Dios. Debido a que Dios nos ha creado para
adorar, todo lo que hacemos es un acto de adoración. La pregunta que debemos
hacernos es ¿a quién o qué estamos adorando?
Pero de lo que realmente
estamos hablando en este artículo es la adoración corporativa. ¿Qué debemos hacer para adorar
correctamente a Dios cuando nos reunimos como un cuerpo de iglesia?
2.
El culto corporativo no es opcional
Y consideremos cómo
estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a
otros, y mucho más al ver que el día se acerca. Hebreos 10:24-25
Usted ha escuchado a la
gente decir esto: "Puedo adorar a Dios tan bien o mejor que si no fuera a
la iglesia el domingo". La respuesta es no, no se puede. Puede sentirse
como si lo hiciera, pero no lo hizo. La asistencia a la iglesia no es opcional
y eso es incluso para el incrédulo. Dios ha ordenado que le demos un día en
siete como un día de adoración y descanso. Y todos los que no son creyentes
serán juzgados por la Ley de Dios. No asistir a la iglesia es un delito grave
porque es un acto de adoración propia y un rechazo de Dios.
3.
El culto corporativo está regulado por los mandamientos de las Escrituras.
Entonces, ¿qué enseñan las Escrituras acerca de la adoración en la iglesia?
Ellos, pues, salieron de la presencia del
concilio, regocijándose de que hubieran sido tenidos por dignos de padecer
afrenta por su Nombre. Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no
cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo. Hechos 2: 41-42
Observaciones:
- La iglesia aprendió de
inmediato lo que Dios ordenó en la adoración.
- Había una membresía de
la iglesia. Sabían cuántos fueron bautizados y aquellos que fueron bautizados
se dedicaron a la comunión. Alguien contó y siguió la pista de los miembros.
- La adoración de la
iglesia centrada en la Palabra de Dios. (La doctrina de los apóstoles).
- La iglesia observó las
ordenanzas: el bautismo y la cena del Señor.
4.
El Nuevo Testamento nos enseña lo que debemos hacer en la adoración
corporativa.
- Lectura pública de las
Escrituras.
“Entretanto que
llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza.”
1 Timoteo 4:13
- La predicación y
enseñanza de las Escrituras.
Te encargo
solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los
vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra;
insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha
paciencia e instrucción. 2 Timoteo 4: 1-2
Este es un mandato para
Timoteo y, por extensión, para la iglesia, especialmente para los pastores y
ancianos. Este mandato viene con un juramento implícito. Pablo está jurando a
Timoteo a una carga. Este cargo lo tiene que ejecutar y eso es predicar la
Biblia. Así que los pastores en la adoración no solo deben leer el texto de las
Escrituras en público, sino que deben predicar el texto. ¿Qué significa eso?
¿Significa que cuentas algunas buenas historias? ¿Se supone que los sermones
son sermones de rascacielos? Lo que quiero decir con eso es que son solo una
historia sobre otra. No. El predicador debe reprender, y exhortar. Debo decirle
a la iglesia lo que dice el texto, lo que significa el texto y lo que debemos
hacer en respuesta al texto. Y el predicador debe hacer eso con total
paciencia, lo que significa que usted y yo no lo entenderemos todo al mismo
tiempo.
Nuestro conocimiento de
las Escrituras crecerá y el conocimiento de todos crecerá a diferentes ritmos,
así es como usted identifica a los líderes en la iglesia. Además, Pablo le dice
a Timoteo que no solo predique la Palabra con paciencia, sino también con doctrina.
Así que la predicación de la Palabra será de naturaleza doctrinal. Eso es lo
que es la predicación. Es la doctrina incendiada.
Pero todos han escuchado
esto, ¿verdad? "La doctrina divide". Y lo que la persona que
dice eso significa es que no debemos predicar la doctrina porque dividirá a la
gente. Eso es verdad. ¿Pero podría ser que esto es lo que se supone que sucederá?
Dice…
Porque vendrá
tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de
oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán
sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos. Pero tú, sé sobrio en todas las
cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu
ministerio. 2 Timoteo 4: 3-5
Vivimos en un día en el
que tenemos miedo de ofender a nadie. Pero Pablo nos dice que el Evangelio es
una ofensa para el incrédulo y, por lo tanto, un falso convertido se sentirá
ofendido por la verdad. Gary acaba de terminar de enseñar a través de Juan 6 en
la Escuela Dominical y lo que el Señor Jesús dijo una y otra vez ofendió a la
gran multitud que lo seguía. Y vio como uno sería discípulo y luego otro se
ofendió y se alejó. Se volvió hacia los doce que estaban allí de pie y dijo:
"¿También te irás?" Pedro, que era un verdadero converso y un
verdadero discípulo, dijo: "¿A dónde iríamos? Solo tú tienes palabras de vida
eterna y hemos llegado a saber que eres el Santo de Dios”. Por lo tanto, la doctrina que ofende no ahuyentará a un
verdadero discípulo. Pero el falso convertido se ofenderá. Sin embargo,
tenga la seguridad de que el falso convertido no dejará de llamarse cristiano.
Simplemente harán lo que Pablo dijo y encontrarán maestros que les dirán lo que
quieren aquí.
- El canto de los salmos,
himnos y canciones espirituales
Que la palabra de
Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y
amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales,
cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Colosenses 3:16
Explica salmos, himnos y cantos espirituales.
Estos no deberían
enseñarnos simplemente a movernos emocionalmente.
La teología de la iglesia
se expresa en su adoración.
Debemos tener cuidado con
lo que cantamos acerca de Dios cuando se adora corporativamente.
- La oración es parte de
la adoración.
Exhorto, pues,
ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias
por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad,
para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y
dignidad. 1 Timoteo 2: 1-2
- Las ordenanzas son parte
de la adoración.
Mateo
28:19; Hechos 2:42, y 1 Corintios 11: 17-34
- Obedecer la Palabra es
parte de la adoración.
Y consideremos cómo
estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a
otros, y mucho más al ver que el día se acerca. Hebreos 10: 24-25