¿Qué dice la Biblia sobre
la pornografía?
Desde un punto de vista
muy técnico, la palabra pornografía no aparece en la Biblia. La palabra raíz
griega, sin embargo, aparece muchas veces en el Nuevo Testamento, y en todos
los casos, se refiere a la inmoralidad y al pecado sexual.
La palabra
"pornografía" nos llega del idioma griego, una construcción de las
dos raíces porneia y graphe. El sustantivo graphe nos es muy familiar. Es la
palabra para escribir, de la cual obtenemos nuestras palabras gráfico, y que se adjunta como sufijo a docenas de palabras en inglés como
fotografía y caligrafía. Tanto la palabra porneia (el sustantivo) como porneuo
afín (el verbo) se refieren a relaciones sexuales inmorales. Las palabras
pueden referirse a los actos de fornicación, adulterio o prostitución.
Entonces, "pornografía" se refiere a la visualización gráfica de
actos sexuales inmorales por escrito o con imágenes.
"En todos los casos
en que las palabras porneia y porneuo aparecen en el Nuevo Testamento, siempre
se refieren al pecado sexual".
En todos los casos en que
las palabras porneia y porneuo aparecen en el Nuevo Testamento, siempre se
refieren al pecado sexual. Nunca se refieren a las relaciones sexuales
ordenadas por Dios entre una pareja casada. Algunos ejemplos de la aparición de
estas palabras en las Escrituras incluyen:
Porneia (el sustantivo)
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. Mateo 15:19
"Estar lleno de toda
injusticia, inmoralidad sexual, maldad, codicia, malicia; lleno de envidia,
asesinato, contienda, engaño, maldad; ” Romanos
1:29
"En realidad se
informa que hay inmoralidad sexual entre ustedes, y tal inmoralidad sexual que
ni siquiera se menciona entre los gentiles, ¡que un hombre tiene la esposa de
su padre!" 1 Corintios 5:1
"Ahora las obras de
la carne son evidentes, que son: adulterio, fornicación, impureza,
lujuria", Gálatas 5:19.
Porneuo (el verbo)
“Huye de la inmoralidad sexual. Todo pecado que hace un hombre está fuera del cuerpo, pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo. ”1 Corintios 6:18 (ambas palabras)
"Tampoco cometamos
inmoralidad sexual, como lo hicieron algunos de ellos, y en un día cayeron
veintitrés mil;" 1 Corintios 10:8
"Con quien los reyes
de la tierra cometieron fornicación, y los habitantes de la tierra se
emborracharon con el vino de su fornicación". Apocalipsis 17:2
(nuevamente, ambas palabras)
Hacer la pregunta,
"¿Qué dice la Biblia sobre la pornografía?" Es realmente una forma de
hacer otra pregunta, que es, "¿Es pecaminosa ver la pornografía?" ¿Es
inmoral? "Podemos responder esta pregunta con la respuesta a otra uno:
¿Por qué la gente lo ve? ”En este punto, la respuesta es simple y evidente: las
personas ven la pornografía para participar en el pecado sexual. La
visualización de pornografía no tiene otro propósito que alimentar la lujuria y
participar en fantasías sexuales que conducen a la masturbación. Cualquiera que
argumente esto simplemente se está engañando a sí mismo. Entonces, ¿es
pecaminoso ver pornografía? ¿Es inmoral? Por supuesto que es.
"La visualización de
pornografía no tiene otro propósito que alimentar la lujuria y participar en
fantasías sexuales que conducen a la masturbación".
En su libro histórico, En
el altar de la idolatría sexual, el fundador y presidente de Pure Life
Ministries, Steve Gallagher, escribe:
“La masturbación ... es,
por su propia naturaleza, un acto completamente egocéntrico. De forma
rutinaria, la persona se aísla y entra en total autocomplacencia. Este tipo de
actividad representa la antítesis de la vida disciplinada que Jesús espera de
sus seguidores, y es completamente ajena al Reino de Dios.
Además, la masturbación
es impulsada por la lujuria y la fantasía. La lujuria y la masturbación no solo
están mal en sí mismas, sino que, quizás aún peor, abren la puerta a todo tipo
de perversiones más profundas. No puedo comenzar a contar a los hombres con los
que he ministrado a lo largo de los años que nunca imaginaron a dónde los conduciría
su indulgencia de lujuria y masturbación. Cualquiera que comience por este
camino puede encontrarse rápidamente fuera de control ".
El impacto de este
fenómeno sobre la iglesia es algo que espanta. La pornografía es algo tan
presente que está seguramente cambiando formas de pensar y actuar a un nivel
masivo sin que nos demos cuenta. La interacción entre hombres y mujeres, las
expectativas sexuales que el hombre trae al matrimonio y los problemas
relacionales que esto causa, la objetivización del cuerpo femenino en las
mentes de hombres y muchachos cristianos, el tiempo gastado en búsquedas de
pornografía en el Internet, y el peso psicológico y espiritual de vivir con
pecado oculto son solo algunos de los aspectos de este fenómeno tan
debilitador. La ola de pornografía es también una ola de pecado en nuestras
congregaciones.
Lo peor es que casi nunca
se discute. ¿Por qué? Para el que usa la pornografía es por vergüenza y temor a
que le miren como si fuera un monstruo; para el pastor o el líder que usa
pornografía es por temor a ser descubierto y perder su posición o destruir a su
iglesia. Y claro, ese pastor no quiere predicar en contra de lo que él mismo
está practicando. Sería muy incómodo. Sería hipocresía. Luego para los que
están libres del vicio es más fácil ignorarlo, pues nadie lo menciona. O peor,
como ellos mismos no experimentan el problema se da por sentado que es algo
fácil de combatir. “No lo hagas, y listo. ¿Cuál es el problema?” El peor de
todos es el que usa la pornografía en privado pero condena en público a otros
que lo hacen.
Enseñanza
bíblica
¿Qué dice la Biblia
acerca del tema de la pornografía? Por un lado, es obvio que esto no se discute
directamente. En tiempos bíblicos no existía la tecnología para reproducir
imágenes que es necesaria para crear los materiales de la pornografía, sean
impresos, video o digitales. Este es un vicio moderno. Pero por otro lado, la
atracción entre los sexos y el deseo particularmente masculino de querer ver cosas
ocultas no son algo nuevo. Solo menciono a David y Betsabé. Todo comenzó con un
hombre mirando a una mujer desnuda (Ver 2
Samuel 11). Si consideramos a la pornografía como una extensión de la
lujuria entonces la Biblia sí tiene algo que decir acerca del asunto y es que
es absolutamente inapropiado. Especialmente importante es el pasaje en Mateo 5:27-28 donde Jesús dice:
Ustedes han oído que se
dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una
mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.
Aunque deberíamos,
quizás, notar que la codicia a la que Jesús se refiere puede incluir más que
deseo sexual, no puede ser menos que eso, y mirar a una mujer (u hombre) para
codiciarla es precisamente lo que uno hace con la pornografía. Los materiales y
los métodos de distribución serán nuevos, pero lo que ocurre dentro de la mente
del ser humano es lo mismo que ha ocurrido por siglos: meditación visual sobre
deseo sexual ilícito. Jesús está señalando aquí que el adulterio es algo que
ocurre en el corazón, no solo en el acto físico sexual. Y el acto en la
imaginación es el mismo tipo de cosa que el acto en vivo. Es el mismo tipo de
pecado. Por eso digo que la pornografía es una extensión de nuestra
imaginación, pues nos ayuda a hacer mucho más concretamente lo que estamos
haciendo en nuestras mentes cuando deseamos poseer físicamente a otro ser
humano. Este mensaje de Jesús es un mensaje para los hipócritas que creen que
como ellos no han tocado a una mujer no han hecho nada malo. No, dice Jesús. Si
la deseaste ya has cometido una especie de adulterio.
De todos modos creo que
es menor el número de cristianos que intentaría afirmar que el uso de la
pornografía no es un pecado, pues tenemos una intuición profunda de que esto no
está bien. Es más, una de las razones por la cual la pornografía fascina tanto
es precisamente porque está mal, porque es fruta prohibida y que es por eso
tanto más dulce al paladar.
Pero más que condenar a
la pornografía y su práctica con largas erudiciones y citas bíblicas, yo estoy
interesado en explorar en estos artículos cómo se obtiene la victoria, pues
otro problema que tenemos con este vicio es que somos muy buenos para condenar,
pero no tan buenos con la compasión y restauración.
No
juzgues – ayuda
El que no tiene pecado
que tire la primera piedra. Todos los hombres experimentamos tentación sexual y
todos los hombres a veces caemos en esa tentación, aún si esa caída no resulta
en el uso de pornografía. El orador juvenil Lucas Leys cuenta que participó en
una reunión en la cual otro orador hacía una invitación porque Dios le había
dado una palabra. Le había dicho que había tres jóvenes en la audiencia que
estaban experimentando tentación sexual. La reacción de Lucas fue (así lo
cuenta él) “¿Solo tres?” Si hay cien jóvenes en la audiencia hay 100 jóvenes
que experimentan tentación sexual. Bueno quizás exagero. Es posible
(teóricamente) que solo haya 99. No nos asombraría saber que prácticamente
todos los jóvenes en la conferencia que Lucas describía vinieron al frente.
Todos experimentamos
tentación sexual. Yo lo experimento. Tú lo experimentas. Todos. (Disculpen,
damas. Estoy hablando a los caballeros aquí) Entonces no mires a una persona
que tiene un problema con pornografía como si fuera un mutante asqueroso. Es tu
hermano y la única diferencia entre tú y él es que él ha caído, quizás, un poco
más duro que tú. Peor que la pornografía es el orgullo espiritual. Acéptalo a
tu hermano y ayúdalo. Él no necesita que le condenes, pues este es un pecado en
el cual por lo general el que lo practica ya se ha condenado a si mismo
rotundamente. Lo que dice Pablo parece escrito exactamente para la situación:
“Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales
deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque
también puede ser tentado.” (Gálatas 6:1)
Me pregunto si quizás Pablo se refería a una situación particular en la cual
alguien había sido sorprendido en el acto de adulterio.
Pasos
prácticos para combatir la pornografía
¿Qué
podemos cortar?
No rechacemos soluciones
prácticas para este problema de la pornografía. A veces somos tan
superespirituales que la única solución que se nos ocurre es orar más y leer la
Biblia más. O decir “Dios te dará el poder.” Aunque esto es seguramente
importante y verdadero, no es la solución completa, y estoy seguro que el que
usa pornografía mayormente ya lo ha intentado. ¿Suena escandaloso decir que
leer la Biblia y orar no es suficiente para vencer el pecado? Bueno, Jesús
mismo recomienda acción práctica para superar el problema de codiciar una
mujer, pues el pasaje que ya he señalado en Mateo 5 continúa con:
Por tanto, si tu ojo
derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de
tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te
hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu
cuerpo, y no que todo él vaya al infierno. (Mateo 5:29-30)
Creo que todos nos damos
cuenta de que esta es una imagen exagerada usada para resaltar bien el punto:
no que practiquemos auto-amputaciones, sino que tomemos pasos extremadamente
serios y concretos para no caer en estos pecados, pues al final de la
trayectoria de esta práctica se encuentra un destino eterno terrible. Entonces,
qué cosa práctica se puede hacer para evitar este pecado. ¿Qué podemos
“cortar”? La primera que se me ocurre a mí es el alambre del internet (bueno,
algunos tienen el inalámbrico). ¡Si no puedes vencerlo córtalo! Ya sé que hay
muchas otras cosas importantes que haces en el Internet, inclusive leer los
buenísimos artículos de Biblia.com. Pero ¿Qué es más importante? ¿Estás
comprometido a cambiar, sí o no? Mejor cortar el alambre ahora que tienes la
mente clara que sentarte esta noche otra vez delante de tu pantalla y batallar
con esas emociones tan fuertes que casi siempre te van a ganar. Quizás este
artículo es la última cosa que deberías leer en el Internet.
El
contexto importa
Tuve una conversación
recientemente con el presidente de un seminario en donde todo el campus tenía
inalámbrico, inclusive en los dormitorios. Pregunté si controlaban el Internet
y me dijo que no, pues el problema de pornografía está en el corazón, no en la
situación del individuo. El que quiere ver pornografía, aseveraba, lo hará de
todos modos sin respecto a la situación. De una manera u otra encontrará lo que
busca. Por un lado estoy de acuerdo. Nadie puede decir “no fue culpa mía; fue
culpa de la situación”. La situación no es la que nos hace pecar. Cada uno de
nosotros elige lo que hace. Pero por otro lado, me parece un poco crédulo
pensar que jóvenes con acceso ilimitado al internet en sus habitaciones no se
comportarán diferentemente a lo que harían sin este acceso. ¡No seamos tan
abstractos que nos olvidamos de la naturaleza humana! No estoy de acuerdo con
que “si lo quieren hacer lo harán de todos modos.” Es que somos más complicados
que eso. A veces nuestras acciones sí dependen de las opciones que están
disponibles. No nos olvidemos también cuán fácil es ver pornografía en el
Internet. Está ahí, tan cerca y tan fascinante.
Imaginemos que antes de
la era de Internet nos encontráramos con alguna persona cristiana que en el
cajón de su escritorio tenía una pila de revistas pornográficas y que, de
acuerdo a él (o ella), nunca las usaba, pero de todos modos por alguna razón
las guardaba allí. ¿Qué le diríamos a esta persona? Seguramente algo así:
“¿Estás loco? ¿Te estás tentando a ti mismo por alguna perversa razón? ¿Cómo
vas a vivir así con esa tentación tan cerca y a tu alcance? ¿No sabes que el
deseo sexual es una de las fuerzas más difíciles de controlar en el ser
humano?” Tiene sentido esa respuesta ¿no? Creo que sí. Pero en el Internet
tenemos una montaña de revistas pornográficas al alcance de nuestros dedos y
nadie piensa que esto es loco. ¿Quién podrá resistir esa tentación, hermanos?
De acuerdo a las estadísticas, no muchos.
Dice un terapista sexual
que hasta el 80% de gente que usa pornografía lo hace de una manera adictiva
que afecta a sus relaciones personales y a su trabajo y que antes de descubrir
el cibersexo esta gente no tenía ningún problema con adicción sexual (fuente).
No me digas que nuestro comportamiento no está relacionado a la disponibilidad
de los materiales.
Práctico
sin legalismo
Entonces debemos tomar
pasos prácticos, pero por otro lado no podemos tampoco crear cercas legalistas
demasiado estrictas. Cuando hacemos esto la tendencia humana es siempre
reemplazar los conceptos bíblicos de justicia y santidad con nuestra obediencia
a las cercas. En este caso, por ejemplo, el tener un filtro de internet que
bloquea pornografía puede convertirse en algo moral en sí mismo, y el no tener
un filtro en algo que crea alguna duda acerca de tu integridad. El balance a la
idea de que la situación sí importa es que nunca podemos controlar la situación
por completo y que intentar ese nivel de control en el nombre de pureza
espiritual siempre ha engendrado un espíritu amargo, sospechoso y sectariano.
Desde esa perspectiva entiendo lo que me decía este hombre del seminario:
cercas legalístas no te paran de pecar. El pecado está dentro de ti, como dijo
Jesús: “Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más
bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.” (Marcos 7:15). Y ahí es donde lo debemos enfrentar, no en el
exterior. Entonces, cuando yo recomiendo pasos prácticos son sólo eso, ideas
específicas para cada situación que pueden ser diferentes para cada uno y no
son leyes morales.
Quizás puedo resumir
estas dinámicas así: La respuesta no es removernos totalmente de toda
posibilidad de pecar. Eso es imposible. ¡Pero tampoco pongamos la fruta
prohibida en la mesa antes de cenar! Un poco de balance, hermanos.
Ideas
Las cosas prácticas que
podemos hacer para distanciarnos de la pornografía son sinfín, pues varían con
las circunstancias. Por ejemplo, que la computadora siempre esté en un lugar
bien público. ¿Tienes una oficina? Arregla los muebles para que se pueda ver la
pantalla desde la puerta. Mejor todavía: Sácale la puerta si puedes. Un hábito
común para los que usan pornografía es hacerlo tarde a la noche cuando el resto
de la familia se ha ido a la cama. Entonces, quizás la computadora debería
estar en tu cuarto para que no puedas hacer esto, pues ahí está tu esposo y tu
esposa. O, si tienes que hacer mucho trabajo en la computadora a la noche,
consíguete una mesa con ruedas y pon el Internet en tu cuarto, pero luego para
trabajar en otras cosas te llevas la mesa a otro cuarto.
No uses inalámbrico si te
ayuda a encontrar un lugar privado donde nadie puede ver lo que estás haciendo.
Dile a tu cónyuge que estás tentado en esta área y que necesitas ayuda práctica
(no tienes que decirle todo en este momento, solo que te sientes tentado o
tentada, pues es la pura verdad). Para el soltero la situación es diferente.
Quizás sería bueno no vivir solo o sola. Una cosa que me preocupa es el
cibercafé. Estuve en uno en Perú hace unos meses en que cada computadora tenía
su propia cabina y era completamente privado. Bueno, obviamente sería bueno
evitar ese tipo de cibercafé y encontrar uno en el cual las pantallas son más
públicas.
En cuanto a instituciones
cristianas con redes y muchos usuarios, una posible solución es crear algún sistema
de monitoreo donde se guardan todos los sitios que todos los usuarios han
navegado. Cuidado con crear un ambiente hostil o de sospecha. No es realmente
necesario que un ser humano monitoree esto estrictamente. El mero hecho de que
esta información existe y puede ser investigada será una barrera muy buena,
pues ¿quién quiere tomar el riesgo de ser descubierto?
Los diferentes programas
que limitan acceso al internet pueden ser útiles y puede ser que en muchas
situaciones son exactamente lo debido. Otra estadística dice que la mayoría de
jóvenes ve pornografía en el Internet por primera vez entre las edades de 11 y
13 mientras hacen sus tareas, por accidente. Entonces quizás haya una
responsabilidad de crear cercas como estas usando programas de filtración. No
he podido encontrar programas en español, pero listo aquí algunos en inglés que
son gratuitos (si alguien conoce otros por favor mencionar en los comentarios).
Por lo general se bloquea contenido para todos los idiomas principales:
OpenDNS, K9 Web Protection, SafeFamilies, B-Gone, Covenant Eyes (cuesta)
Pero estos programas
también tienen el problema de que bloquean sitios basados en el uso de palabras
y a veces bloquean cosas buenas. También, nadie nunca puede asegurarse de haber
bloqueado todo material malo.
Las mejores soluciones
son las que nos ayudan a confiar en otros y nos fortalecen para poder
sobrepasar la tentación en cualquier situación. La pornografía nos divide con
exquisita precisión. Abre un lugar totalmente privado en el cual no tenemos el
apoyo de nuestros hermanos y fuera del cual estaremos demasiados avergonzados
para pedir ayuda. Entonces creo que lo ideal es tener un amigo o un grupo o
algún arreglo personal en el cual podemos ser responsables a un ser humano,
hermano o hermana en Cristo.
Condenación
y gracia
Si estás metido en este
pecado de pornografía hay dos tendencias que debes resistir. Una de ellas es la
tentación secundaria de justificar tus acciones. Frecuentemente el uso de la
pornografía viene en parte de frustración con la experiencia sexual, sea por
ser un joven soltero o por insatisfacción en la relación sexual o emocional del
matrimonio. Y muchas veces esa frustración se convierte en una justificación.
Por ejemplo,
“es verdad que está mal
usar la pornografía. Pero el caso mío es diferente. Yo estoy en una situación
en la cual es extremadamente difícil obedecer y por eso no está tan mal. Dios
entenderá.”
O, “mi esposa nunca está
disponible para mí. ¿Qué voy a hacer? Por lo menos así obtengo la satisfacción
que como hombre merezco. No es ideal, pero no es tan malo tampoco. Es parte de
mi naturaleza.”
O, “después de todo, es
mejor que haga esto que cometa el adulterio en vivo. Realmente me está ayudando
a ser más fiel a mi marido.”
Sin negar que quizás
tengas razón y que quizás no está bien el tratamiento que recibes de tu
cónyuge, o que eres soltero desde hace años y quieres casarte pero no puedes, o
alguna otra situación, debes de todos modos reconocer que no está bien usar la
pornografía. Son dos cosas separadas. Tus frustraciones, tus desánimos
personales – eso es una cosa. Afirmo que son importantes y que debes
resolverlos de una manera u otra. Pero el uso de la pornografía es otra cosa
totalmente diferente que siempre está mal, sin referencia a tus circunstancias.
Es más, si tienes un problema relacional en tu matrimonio la pornografía solo
hará las cosas peores. Pues ahora no estás solo comparando a tu esposa o marido
con lo que quisieras que fuera, sino con mujeres y hombres totalmente ideales
que solo existen en el ciberespacio y en la imaginación sexual del ser humano.
Solo estás garantizando que nunca estarás satisfecho en tu situación. Si eres
soltero te estás preparando para una brusca sorpresa cuando te cases, pues tu
experiencia sexual no será nada como lo que has visto en la pantalla. Tu
querida mujer u hombre será un ser humano precioso, no un objeto sexual.
Tú sabes que está mal, no
te mientas a ti mismo, no inventes excusas y justificaciones. Acéptalo por lo
que es (pecado). Empéñate en obtener la
victoria, pues te está debilitando. Tráelo a Dios y acepta su gracia para
cambiar.
Esto me lleva a la
segunda tendencia que debes resistir. No te dejes estar tan cargado con este
pecado (que es muchas veces difícil de conquistar) que no puedes progresar. No
te quedes ahí en el piso como un pedazo de plomo derretido y recongelado.
¿Cuántas veces crees que Dios te perdonará este pecado de usar la pornografía?
¿Dos veces? ¿Siete veces? ¿Treinta veces? Jesús nos dice que nosotros
deberíamos perdonar un sinfín de veces (Mateo
18:21-23). ¿Te crees que Dios te perdonará menos veces a ti cuando cometes
algún pecado? Su gracia es suficiente para ti. Es suficiente para que crezcas y
salgas de esto mientras que también tropiezas y caes y tengas que repasar los
mismos pasos otra vez. Dios no se cansa de darnos su gracia y su perdón. No
vivas como si fueras condenado, pues no lo estás. La sangre de Cristo te ha
limpiado y todavía te limpia. El riesgo no es que Dios deje de perdonarte, sino
que el pecado te tuerce y te distorsione tanto que no quieras ya recibir su
perdón y su gracia. Es decir, el pecado te puede cambiar a ti (es un riesgo muy
serio), pero nunca cambiará a Dios. Él es más misericordioso de lo que sabes y
siempre puedes volver a él.
Entonces, está mal y no
deberías hacerlo. Pero es solo a la oscura luz de tu insuficiencia que podrás ver el poder de Dios
cada día. Vivir entremedio de estas dos realidades (tu pecado y Su gracia) es
quizás la dinámica más difícil y más profunda de la vida espiritual. Debes trabajar. Debes orar, humillarte, poner
tus deseos al lado, debes meditar en las escrituras. Y sobre todo debes pedir
la gracia de Dios sin la cual no puedes hacer ninguna de esas cosas. La
victoria está a tu alcance, pues está al alcance del Dios que está obrando
dentro de tí. Lo que estoy diciendo es:
…lleven a cabo su
salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el
querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para
que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una
generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el
firmamento (Filipenses 2:12-15).
Saquémoslo
a la luz
Finalmente, hablemos más
acerca de esto. Muchas veces un buen sermón acerca de algún problema nos ayuda
mucho, pues la próxima vez que se presenta una oportunidad nos acordamos que no
estamos solos, que es importante no caer en la tentación, que a otros les
importa.
Por buena razón Dios nos
ha dado el mandato de predicar la palabra, pues es “útil para enseñar, para
reprender, para corregir y para instruir en la justicia.” (2 Timoteo 3:16) Pero
¿cuándo fue la última vez que oíste o predicaste un sermón acerca de la
pornografía? Hermanos, esto es real. Está con nosotros, aunque no queramos
admitirlo. Debemos sacarlo a la luz, aunque nos duela, o nunca tendremos la
victoria. Pastores, les doy el reto: ¡prediquen acerca de esto! Prediquen la
ley pero prediquen mayormente la gracia.
En la vida de los cristianos la visualización de
pornografía ha consumido ha muchos. Los ha llevado a actos de fornicación, adulterio
y todo tipo de perversión. Ha destrozado sus vidas y ha causado un gran daño a
los demás. Comenzó con la visualización secreta de imágenes y eventualmente
condujo a mentiras, asuntos, la destrucción de su matrimonio y la pérdida de
sus hijos.
¿Cómo podría alguien
dudar de que la pornografía es pecaminosa? No deja nada más que devastación a
su paso.
Hay otra cosa que la
Biblia dice sobre los pecados sexuales como la pornografía. Con la confesión a
Dios y el arrepentimiento verdadero y profundo, puede ser cubierto por la
sangre de Jesucristo. (Efesios 1: 7; 1
Juan 1: 7) El poder de su Cruz puede liberar al pecador, y puede ser liberado
de la esclavitud del pecado. (Romanos 6:5-14)
Soli Deo Gloria