Por tanto, yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó su alma hasta la muerte y con los transgresores fue contado, llevando El el pecado de muchos, e intercediendo por los transgresores. Is. 53:12
Isaías 53 es uno de los
grandes capítulos de la Biblia. Muchos se han convertido leyendo esta profecía,
incluyendo el eunuco de Etiopía (Hch.
8:30-37).
En el v. 12 hay tres cosas que debemos notar:
Introducción
DEL PACTO DE DIOS - Teología del Pacto Bautista de la CBL de 1689
(Cap. 7).
¿Qué es la teología del
pacto? ¿Cuántos pactos tiene la Biblia y cuáles son estos? ¿Cuál es el
entendimiento de los pactos de los bautistas reformados?
La teología del pacto nos
ayuda a ver la historia de toda la Biblia. La teología del pacto une al pueblo
de Dios y su propósito. La teología del pacto cree que el pacto es el marco
mediante el cual se entiende la Biblia y que Dios ha establecido para lograr su
propósito con el mundo.
La teología del pacto
(también conocida como pactismo, teología federal o federalismo) es una
descripción conceptual calvinista y un marco interpretativo para comprender el
flujo general de la Biblia. Utiliza el concepto teológico de pacto como
principio organizador de la teología cristiana. La descripción estándar de la
teología del pacto contempla la historia de los tratos de Dios con la
humanidad, desde la creación hasta la caída y la redención hasta la
consumación, en el marco de los tres pactos teológicos generales vemos el pacto
de redención, el de las obras y el pacto de gracia.
Según Isaías veamos…
I. La Obra de Cristo: "derramó su
vida hasta la muerte ... habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por
los transgresores".
II. La Recompensa de Cristo: "Yo le
daré parte con los grandes, y con los fuertes repartiré despojos".
III. La Relación entre ambas cosas: "por
cuanto ".
La obra de redención se efectuó sobre la base de un pacto entre Dios el Padre y Dios el Hijo; un pacto establecido en la eternidad.
El pacto del que hablamos no es el
Nuevo Pacto porque ese fue establecido entre establecido Dios y entre nosotros.
El pacto del que estamos hablando es un pacto diferente establecido entre las
dos Personas de la Trinidad. El Nuevo Pacto requiere de nosotros fe; el pacto
entre el Padre y el Hijo requirió el derramamiento de la sangre de Cristo.
Una vez más considerando
la revelación celestial en las escrituras que sellan el acuerdo de un pacto
entre el Padre y el Hijo antes de la creación del mundo para la redención de
los pecadores elegidos. Revisaremos el plan de salvación desde antes de la
fundación del mundo como un legado pactal del Padre al Hijo. El Padre en su
eterno consejo divino confió al Hijo la obra de la redención y prometió
recompensarlo por su obra en la tierra. Esto requirió la encarnación y los
sufrimientos de Cristo, y como nuestro Señor fue obediente, fue recompensado
por su obra.
Este pacto es presentado en
Isaías 49 en la forma de un dialogo
entre el Padre y el Hijo (Ver. v. 6).
Para entender mejor ese pacto debemos notar los siguientes puntos.
1.
Las personas que entablan el Pacto. Son grandes personas: Dios
el Padre, quien exige la satisfacción por el pecado de los hombres, y Dios el
Hijo, quién se encarga de ofrecerla. El Espíritu es responsable por aplicar los
resultados de ese pacto a los seres humanos.
2.
El Propósito del Pacto. Lograr la salvación de un número
incontable de pecadores. La tarea que
tenían por delante era cómo hacerlo sin minar la justicia de Dios.
3.
La Naturaleza del Pacto. Fue por medio de compromisos hechos
por cada Persona de la Trinidad. El
Padre se comprometió sostener al Hijo (Is. 42: 1). El Hijo se comprometió
obedecer al Padre (Is. 50:5). El Espíritu Santo se comprometió aplicar la obra
de Cristo a los pecadores.
4.
Los Acuerdos Particulares.
a. El Compromiso del Padre
I.
Otorgar al Hijo tres títulos y ungirle para un triple oficio: Profeta (Is.
42:6-7; 61:1), Sacerdote (Sal. 110:4; Heb. 7:16-17, 24-25) y Rey (Sal. 2:6-8).
II. Dado
a que el trabajo que tenía que hacer era tremendamente difícil, el Padre se comprometió
darle al Hijo la fortaleza espiritual necesaria (Is. 42:5-7). La humanidad de
Cristo necesitaba nada menos que el fortalecimiento del Dios omnipotente. El
Padre le concedió esa ayuda por medio del Espíritu Santo, que vino sobre Cristo
en una forma nueva de su bautismo, juntamente con ciertas palabras de aliento
espiritual (Lc. 3:22). En momentos de gran tentación, el Padre envió a sus
ángeles para animar a Cristo (Mt. 4:11; Lc. 22:43). Y en el momento de su
muerte, el Señor fue fortalecido espiritualmente por el Espíritu Santo (Heb.
9:14).
III. Además,
el Padre prometió al Hijo que sería victorioso en Su trabajo (Is. 53: 10).
IV. También
prometió exaltar al Hijo grandemente por Su obra de redención (Fil. 2:9-11).
Ese fue parte del gozo que el Padre colocó delante del Señor (Heb. 12:2).
b.
El Compromiso del Hijo
I. El
Hijo se comprometió obedecer al Padre en todo (Is. 50:5-7; Sal. 40:6-10).
II. Se
encarnó, tomando forma de hombre, en el cual cumplió toda justicia (Mt. 3: 15)
y glorificó al Padre (Jn. 17:4).
III. En
obediencia al Padre, el Hijo dedicó Su vida a enseñar a los seres humanos,
mostrándoles el amor de Dios en forma práctica (Jn. 17:19).
IV.
Finamente,
el Hijo entregó su vida en la cruz, asumiendo la responsabilidadad de pagar completamente
el pecado de aquellas personas
a quienes el Padre le encargó salvar.
Cristo dijo, ''pongo mi vida por mis ovejas” (Jn. 10:11, 15). ¿Por cuáles
ovejas? Por las ovejas que el Padre le
dio para salvar (Jn. 10:26-29; 17·6; 9,
11, 24).
Si preguntamos, ¿cuándo fue
establecido este pacto entre el Padre y el Hijo?, la respuesta sería: En la
eternidad (2 Ti. 1:9; 1 Pe. 1:19-20).
Soli Deo Gloria