lunes, 14 de mayo de 2018

El Mito del Libre Albedrío CBL 1689

La mayoría de las personas dicen creer en el libre albedrío. Tiene usted alguna idea de lo que ello significa? Creo que existe mucha superstición en este tema. A la voluntad o albedrío se le considera como el gran poder del alma humana, la cual es completamente libre para dirigir nuestras vidas. Pero de qué es libre? Y cuál es su poder? ¿Que entendemos por libre albedrio?  ¿Tiene el hombre lo que entendemos por libre albedrio?  ¿Puede el hombre salvarse por su libre albedrio?  ¿Cómo pueden coexistir  el libre albedrio y la  Predeterminación? ¿Dónde se origina la controversia?

I. EL MITO DE LA LIBERTAD CIRCUNSTANCIAL

Nadie niega que el hombre posea una voluntad — esto es, la facultad de escoger lo que desea decir, hacer, y pensar. ¿Pero usted ha observado alguna vez la penosa debilidad de su voluntad? Aunque usted posee la habilidad para tomar una decisión, usted no cuenta con el poder para llevar a cabo su propósito. La voluntad puede planear un curso de acción. Pero no tiene el poder para ejecutar su intención.

Los hermanos de José lo odiaban. Lo vendieron para ser esclavo. Pero Dios usó sus acciones para convertirlo en gobernador de ellos mismos. Ellos tomaron su curso de acción para dañar a José. Pero Dios en Su poder, dirigió los eventos para el beneficio de José. José dijo, "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien." (Génesis 50:20)

Y cuántas de sus decisiones han sido tristemente frustradas? Usted puede escoger ser un millonario, pero lo más probable es que la providencia de Dios no lo permita. Usted puede decidir convertirse en un profesional, pero una enfermedad, un hogar inestable, o la escasez de recursos económicos pueden frustrar su voluntad. Usted puede escoger salir de vacaciones, sin embargo, un accidente automovilístico, puede enviarlo al hospital.

Al decir que su albedrío es libre, ciertamente ello no significa que determina el curso de su vida. Usted no escoge la enfermedad, la pena, la guerra, y la pobreza que han trastornado su felicidad. Usted no escogió tener enemigos. Si el albedrío del hombre es tan potente, por qué no escoge el vivir continuamente para siempre? Pero usted debe morir. Los principales factores, los cuales moldean su vida no proceden de su albedrío. Usted no escogió su estrato social, su color de piel, su inteligencia, etc.

Cualquier reflexión sobria en su experiencia producirá la siguiente conclusión, "El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos." (Proverbios 16:9). En lugar de exaltar la voluntad humana, debemos humildemente alabar al Señor cuyos propósitos moldean nuestras vidas. Como Jeremías confesó, "Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos." (Jeremías 10:23)

Sí, usted puede escoger lo que usted desea, y puede planear lo que hará. Pero su albedrío no es libre para alcanzar nada que sea contrario a los propósitos de Dios. Tampoco tiene usted el poder para alcanzar sus objetivos sino los que Dios le permita alcanzar. La próxima vez que usted se enamore de su propio albedrío, recuerde la parábola de Jesús acerca del hombre rico. El rico dijo, "Esto haré; derribaré mi graneros, y los edificaré mayores; y allí guardaré mis frutos y mis bienes… Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma;" (Lucas 12:18-21). Él tuvo libertad para planear pero no tuvo libertad para conseguirlo; igual sucede contigo.

II. EL MITO DE LA LIBERTAD ÉTICA

Pero la libertad de la voluntad se cita como un factor importante en la toma de decisiones morales. La voluntad del hombre se dice que es libre para escoger entre el bien y el mal. Pero, otra vez debemos preguntar, de qué es libre? Y qué cosas está en libertad de escoger la voluntad del hombre?

La voluntad humana es su habilidad de escoger entre varias alternativas. Su voluntad decide sus acciones basada en un número de opciones. Usted tiene la facultad de dirigir sus propios pensamientos, palabras, y acciones. Sus decisiones no se forman por una fuerza externa sino dentro de usted mismo. Ningún hombre está forzado a actuar en contra de su voluntad, ni forzado a decir lo que él no desea decir. Su voluntad guía sus acciones.

Sin embargo, esto no significa que el poder de decidir se encuentra libre de toda influencia. Usted toma decisiones basándose en su entendimiento, sus sentimientos, sus gustos y aversiones, y en sus deseos. En otras palabras, su albedrío no está libre de usted! Sus decisiones están determinadas por su propio carácter básico. El albedrío no es independiente de su naturaleza sino es un esclavo de ella. Sus decisiones no moldean su carácter, sino que su carácter dirige la toma de sus decisiones. El albedrío es bastante parcial a lo que usted conoce, siente, ama, y desea. Usted siempre escoge basado en su disposición, de acuerdo a la condición de su corazón.

Es sólo por esta razón que su voluntad no es libre para hacer el bien. Su albedrío es siervo de su corazón, y su corazón es malo. "Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal." (Génesis 6:5) “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Romanos. 3:12). Ningún poder lleva al hombre a pecar en contra de su voluntad, sino que los descendientes de Adán son tan malos que siempre escogen el mal.

Sus decisiones están moldeadas por su entendimiento, y la Biblia dice de los hombres, "Su necio corazón fue entenebrecido." (Romanos 1:21) El hombre sólo puede ser justo cuando desea tener comunión con Dios. Pero, "No hay quien busque a Dios." (Romanos 3:11) Sus apetitos piden pecado, y por lo tanto usted no puede escoger a Dios. Escoger el bien es contrario a la naturaleza humana. Si usted escoge obedecer a Dios, sería el resultado de un impulso externo. Pero usted es libre de escoger y por consiguiente su decisión está esclavizada a su propia naturaleza maligna.

Si se coloca carne fresca y ensalada frente a un león hambriento, el escogerá la carne. Esto es porque la naturaleza dirige su selección. Así es con el hombre. El albedrío del hombre es libre de fuerzas externas pero no de la tendencia de la naturaleza humana. Esa tendencia está en contra de Dios. Los poderes de decisión del hombre son libres de escoger cualquier cosa que el corazón le dicte; por lo cual no hay posibilidad para el hombre escoger agradar a Dios sin un trabajo previo de la gracia divina.

Lo que la mayoría de la gente quiere expresar con libre albedrío es la idea de que el hombre es por naturaleza neutral y por lo tanto capaz de escoger entre el bien y el mal. Esto simplemente no es verdad. La voluntad humana y la naturaleza humana están inclinadas sólo al mal continuamente. Jeremías preguntó, "Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?" (Jeremías 13:23) Es imposible. Es contrario a la naturaleza. Así los hombres necesitan desesperadamente la transformación sobrenatural de sus naturalezas, de lo contrario sus voluntades estarán esclavizadas a escoger el mal.

En vista de la gran alabanza que se le da al " libre albedrío," hemos visto que la voluntad o albedrío del hombre no está libre para escoger un curso contrario a los propósitos de Dios ni libre para actuar de manera contraria a su propia naturaleza moral. Su voluntad no determina los eventos de su vida ni las circunstancias de ella. Las decisiones éticas no se forman en una mente neutral sino que siempre son dirigidas por su personalidad.

III. EL MITO DE LA LIBERTAD ESPIRITUAL

No obstante, muchos aseveran que la voluntad humana elige la última opción de vida espiritual o muerte espiritual. Aquí el albedrío es completamente libre de escoger la vida eterna ofrecida por Cristo o rechazarla. Dicen que Dios dará un nuevo corazón a todos aquellos que escojan por el poder de su propio libre albedrío recibir a Cristo Jesús.

No hay duda que el recibir a Cristo es un hecho de la voluntad humana. A esto frecuentemente se le denomina "fe." Pensemos, cómo hacen los hombres para recibir al Señor voluntariamente? Generalmente responden, "Del poder de su libre albedrío." Pero como puede ser esto? Jesús es un profeta. Recibirlo significa creer todo lo que él dice. En Juan 8:41-45 Jesús dejó claro que ustedes nacieron de Satanás. Este padre de la maldad odia la verdad e imparte el mismo prejuicio en el corazón humano. Así Jesús dijo, "Porque os digo la verdad, vosotros no me creéis." Cómo la voluntad humana saldrá del hombre para escoger creer algo que la mente humana odia y niega?

Aún más, para recibir a Jesús significa aceptarlo como sacerdote — esto es, emplearlo y depender en él para establecer paz con Dios por sacrificio e intercesión. Pablo dice que la mente con la cual hemos nacido es hostil para con Dios. “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.” (Romanos 8:7) Cómo puede la voluntad o el albedrío escapar de la influencia de la naturaleza humana con la cual nació en enemistad violenta hacia Dios? Sería demencial para la voluntad escoger paz cuando cada hueso y cada gota de sangre grita en rebelión.

Así también, aceptar a Jesús significa recibirle como a rey. Significa escoger obedecer sus órdenes, confesar Su gobierno, y adorarle ante su trono. Pero la mente humana, sus emociones, y sus deseos todos gritan, "No tendremos a éste hombre reinando sobre nosotros." (Lucas 19:14) Si mi ser completo odia su verdad, odia su gobierno, y odia la paz con Dios, cómo puede mi voluntad ser responsable de recibir a Jesús? Cómo puede tal pecador tener fe?

No es a la voluntad humana sino a la gracia de Dios a quien hay que agradecerle por darle al pecador un nuevo corazón. A menos que Dios cambie el corazón, forme un nuevo espíritu de paz, verdad, y sumisión, el hombre no podrá decidir recibir a Jesucristo y la vida eterna que él brinda. Un nuevo corazón debe ser provisto antes de que un hombre pueda creer, o de lo contrario la voluntad humana estará encadenada sin esperanza a la maldad de la naturaleza humana — aún en el asunto de la conversión. Jesús dijo, "No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo." (Juan 3:7) A menos que usted nazca de Nuevo, usted no podrá ver su reino.

Lea Juan 1:12 y 13. Dice que aquellos que creen en Jesús han sido "engendrados no de voluntad de varón, sino de Dios." Así como tu voluntad no es la responsable de tu venida a este mundo, tampoco es la responsable de tu nuevo nacimiento. Es a tu Creador a quien debes agradecer por tu vida, y si alguien está en Cristo es una nueva criatura. (2 Corintios 5:17) Quién escogió el ser creado? Cuando Lázaro se levantó de los muertos, el escogió responder al llamado de Cristo, pero él no escogió venir a la vida. Así Pablo en (Efesios 2:4-5) dice, "Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)." La fe es el primer acto de una nueva voluntad creada por el Espíritu Santo. Recibir a Cristo es una acción del hombre, así como lo es el respirar, pero Dios debe darle vida primero.

Con razón Martín Lutero (el Reformador Protestante) escribió un libro titulado La Esclavitud de la Voluntad (The Bondage Of The Will) el cual considera uno de sus más importantes tratados. La voluntad son las cadenas de una naturaleza humana malvada. Ustedes que exaltan al libre albedrío como una gran fuerza se están aferrando a las raíces del orgullo. El hombre, caído en pecado, está completamente indefenso y sin esperanza. El albedrío o la voluntad del hombre no le ofrece ninguna esperanza.

Fue el libre albedrío el que escogió el fruto prohibido que nos llevó a la miseria. Solamente la gracia poderosa de Dios nos ofrece libertad. Inclínese usted ante la misericordia de Dios para salvación. Y pida al Espíritu de Gracia que forme dentro de usted un nuevo espíritu.
Por Walter J. Chantry

RECURSO ADICIONAL
El Mito del Libre Albedrío

9. DEL LIBRE ALBEDRÍO (Confesión Bautista de Londres de 1689)

1. Dios ha dotado la voluntad del hombre de una libertad natural y de poder para actuar por elección propia, que no es forzada ni determinada a hacer bien o mal por ninguna necesidad de la naturaleza.1

1. Mt. 17:12; Stg. 1:14; Dt. 30:19;

2. El hombre, en su estado de inocencia, tenía libertad y poder para querer y hacer lo que era bueno y agradable a Dios,1 pero era inestable y podía caer de dicho estado.2
1. Ec. 7:29; 2. Gn. 3:6

3. El hombre, por su Caída en un estado de pecado, ha perdido completamente toda capacidad para querer cualquier bien espiritual que acompañe a la salvación; por consiguiente, como hombre natural que está enteramente opuesto a ese bien y muerto en el pecado, no puede por sus propias fuerzas convertirse a sí mismo o prepararse para ello.1
1. Ro. 6:16,20; Jn. 8:31-34; Ef. 2:1; 2 Co. 3:14; 4:3,4; Jn. 3:3; Ro. 7:18; 8:7; 1 Co. 2:14; Mt. 7:17,18; 12:33-37; Lc. 6:43-45; Jn. 6:44; Jer. 13:23; Jn. 3:3,5; 5:40; 6:37,39,40,44, 45,65; Hch. 7:51; Ro. 3:10-12; Stg. 1:18; Ro. 9:16-18; Jn. 1:12,13; Hch. 11:18; Fil. 1:29; Ef. 2:8,9.

4. Cuando Dios convierte a un pecador y lo traslada al estado de gracia, lo libra de su esclavitud natural bajo el pecado y, por su sola gracia, lo capacita para querer y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno;1 sin embargo, por razón de la corrupción que todavía le queda, no quiere, ni perfecta ni únicamente, lo que es bueno, sino que también quiere lo que es malo.2
1. Col. 1:13; Jn. 8:36; Fil. 2:13. 2. Ro. 7:14-25; Gá. 5:17.

5. Esta voluntad del hombre es hecha perfecta e inmutablemente libre para querer sólo el bien, únicamente en el estado de gloria.1

1. Ef. 4:13; He. 12:23.
Soli Deo Gloria