Y Amasías dijo a Amós: Vete, vidente, huye a la tierra de Judá, come allí pan y allí profetiza; pero en Betel no vuelvas a profetizar más, porque es santuario del rey y residencia real. (Amós 7:12-13)
En los tiempos del profeta Amós, Israel
tenía una cultura religiosa, pero no una buena cultura. ¿Cómo sucedió esto?
Pues habían rechazado la palabra de Dios. Él que hablaba en estos versículos,
Amasías, ¡era un sacerdote! Se suponía que él fuese un líder religioso, pero no
toleraba que los profetas hablasen la palabra de Dios. Muchas personas están
dispuestos a ser religiosos, pero no tienen ningún interés de ser guiados e
iluminados por la Escritura. Entonces se encuentran en un lugar muy peligroso!
Días como los de Amasías y Amós vivimos donde muchos no quieren oir cuando se les presenta el evangelio de la gracia soberana y cuando se les declara la verdad simplemente volvemos a oir vete vidente...
- Si deseas ser perdonado sin arrepentimiento,
ser salvado sin nacer de nuevo, seguir a Cristo sin negarte a ti mismo.
- Si no quieres oír que idolatría, además de
venerar imágenes y santos muertos, también
es adorar al pastor y adorarte a ti mismo.
- Si no quieres ser llamado a apartar tu ego que
te dice que tú fuiste el que elegiste a Cristo y no él a ti.
- Si te indigna que, vengan a quitarte la
salvación que ya obtuviste porque repetiste “la oración de fe”.
- Si no quieres ser inquietado a abandonar la
congregación, en la que su pastor, te enaltece, te hace sentir cómodo, te
infla el ego, te dice que tú eres el centro del evangelio, que Dios te
concederá todos tus caprichos terrenales y además que tú mismo decretando
y declarando los puedes obtener, pasando por alto al único Dios.
- Si no te interesa conocer el verdadero
Espíritu Santo, porque el que te han presentado y sigues es uno que te
otorga dones sobrenaturales, te hace reír, saltar, revolcarte, te
emociona, te ensimisma, te transporta mientras escuchas de fondo una
canción de Jesús Adrián Romero.
- Si rechazas la teología porque “la letra
mata”. Y te parecen más edificantes que las escrituras, las “revelaciones”
que tiene tu pastor o sus testimonios y experiencias personales.
- Si te enoja que señalen como falso profeta al
“ungido” al que sigues y que te ha mostrado que el verdadero evangelio es
el de “la prosperidad”.
- Si no aceptas y te enardece que te vengan a
decir que la música cristiana contemporánea es una equivocada adoración a
Dios y que nuestro creador no gusta de ella.
- Si no permites que nadie te haga dudar de que
tu salvación sea producto de tus obras. Si crees que Dios te eligió porque
su presciencia le permitió ver lo “bueno” que tú ibas a ser y además que
tú lo buscarías.
- Si no deseas que confronten tus errores
doctrinales con las escrituras.
- Si no quieres escuchar de la suficiencia,
claridad, inerrancia y autoridad de la biblia.
- Si te parece que la soberanía de Dios sobre
ti, llega hasta donde tú se lo permitas y que la obra regeneradora del
Espíritu Santo, actuó sobre ti cuando tú lo quisiste.
- Si temes que alguien te demuestre,
exegéticamente, que las doctrinas de la elección y la predestinación son
100% bíblicas.
- Si te han dicho tus líderes y pastores, que hay un “nuevo” movimiento de “reformados” que son “heréticos”, y no quieres que te confirmen la duda que tienes de que este “movimiento reformado”, no sea nuevo y simplemente se trate de hombres de sana doctrina que quieren regresar el cristianismo a las raíces del verdadero evangelio de Jesús, el mismo que ya fue una vez rescatado por los reformadores del siglo XVI.
Se sigue escuchando una vez más vete,
vidente.
¡A la ley y al testimonio! Si no hablan conforme a esta palabra, es porque no hay para ellos amanecer. (Isaías 8:20)
Por lo tanto, hagamos más que criticar
a los Amasías de nuestros días. Retengamos la palabra de Dios con nuestras
palabras, pero especialmente con nuestro corazón y nuestras acciones. Mirémosle
como nuestra fuente de sabiduría autoritaria y obedezcamos. Podemos encontrar
gozo y deleite para el alma, ya que revela a Dios y la salvación a través de
Cristo. Puede traer paz a nuestros corazones atribulados. Puede convencernos
del pecado, y ayudarnos a crecer con un carácter Cristo-céntrico.
Oremos que la palabra de Dios more en
nosotros grandemente. Que nunca haya en nosotros hambre de la palabra de Dios.
"He aquí, vienen día declara el Señor
DIOS en que enviaré hambre sobre la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua,
sino de oír las palabras del SEÑOR. Y vagarán de mar a mar, y del norte hasta
el oriente; andarán de aquí para allá en busca de la palabra del SEÑOR, pero no
la encontrarán". (Amós 8:11-12). Que los corazones y el alma sean impactados fuertemente por la
palabra De Dios, y que sea proclamada en el hogar y por toda la tierra entera.
Soli Deo Gloria