En estos días después de conversar con
hermanos en la común fe una vez dada a los santos (Tito 1:4); nacieron
preguntas y respuestas sobre la fe Reformada y por eso aquí comparto ciertas
conclusiones respecto a la teología reformada y que este sistema de creencia
traza sus raíces a la Reforma Protestante del siglo XVI d.C. Por supuesto, los
Reformadores mismos basaron su doctrina en las Escrituras, tal como es indicado
en su credo de “sola escritura,” así que la teología reformada no es un “nuevo”
sistema de creencia sino uno que busca continuar la doctrina apostólica.
Sin embargo, la fe Reformada es quizás
mejor conocida por su comprensión de que Dios es soberano en el tema de la
salvación del hombre. Es decir que Dios ha, antes de la fundación del mundo,
escogido o elegido ciertos pecadores para salvación. Lo ha hecho soberanamente
y de acuerdo a Su puro placer. Adicionalmente, la fe Reformada enseña que, en
su tiempo, Cristo vino y logró la salvación muriendo por los pecados de
aquellos elegidos por Dios.
La fe Reformada, sin embargo, toca en
más que estas verdades fundamentales con respecto a la gloria de Dios en la
salvación. También se preocupa por la gloria de Dios en la iglesia, la
sociedad, la familia y en la santificación de la vida del creyente. La fe
Reformada mantiene una perspectiva muy alta y teocéntrica de la adoración,
regulada sólo por la Palabra de Dios. La fe Reformada abraza una alta visión de
la ley de Dios y su iglesia. Brevemente, la fe Reformada no es menos que una
perspectiva comprensiva del mundo y de la vida, así como un cuerpo de doctrinas
distintivo.
En general, la teología reformada se
mantiene firme en la autoridad de la Escritura, la soberanía de Dios, la
salvación por gracia por medio de Cristo, y la necesidad del evangelismo. Es
llamada a veces la teología del pacto por su énfasis en el pacto de Dios hecho
con Adán y el nuevo pacto que vino a través de Jesucristo (Lucas 22:20).
La Autoridad de la Escritura: La teología reformada enseña que la
Biblia es la Palabra de Dios, inspirada y autoritaria, suficiente en todo
asunto de fe y práctica.
La Soberanía de Dios: La teología reformada enseña que Dios
reina con un control absoluto sobre la creación. Él ha ordenado en su
presciencia todo lo que suceda y por lo tanto nunca es frustrado por las
circunstancias. Esto no limita la voluntad de la criatura, como tampoco hace de
Dios el autor del pecado.
La Salvación por gracia: La teología reformada enseña que Dios en
su gracia y misericordia ha elegido redimir a un pueblo para sí mismo,
rescatándolo del pecado y de la muerte.
La fe Reformada enseña que el Espíritu
Santo, trabajando en armonía con el decreto del Padre y la muerte del Hijo,
eficazmente aplica esta obra de redención a cada uno de los elegidos en sus
conversiones personales. Como resultado de este énfasis en la soberanía de Dios
en la salvación, la fe Reformada también promulga las ‘doctrinas de la gracia’:
verdades doctrinales que describen la depravación total del hombre, la
naturaleza incondicional de la elección de Dios, la naturaleza limitada o
particular de la expiación de Cristo, el llamado eficaz o irresistible y la
perseverancia y preservación de los santos.
La doctrina reformada de la salvación
es comúnmente representada por la palabra acróstica inglesa TULIP (conocida
también como los cinco puntos del Calvinismo):
T – Total Depravity (La depravación total). El hombre es completamente incapaz en su
estado pecaminoso, está bajo la ira de Dios, y no puede de ninguna manera
agradar a Dios. La depravación total significa también que el hombre, por su
propia cuenta, no buscará conocer a Dios, hasta que Dios en Su gracia lo mueva
a hacerlo (Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:10-18).
U – Unconditional Election (La elección
incondicional). Dios, desde la
eternidad pasada, ha escogido salvar a una gran multitud de pecadores, la cual
ningún hombre pueda numerar (Romanos 8:29-30; 9:11; Efesios 1:4-6,11-12).
L – Limited Atonement (La expiación limitada). También llamada una “redención
particular.” Cristo tomó sobre Sí el juicio por el pecado de los elegidos, y de
ese modo pagó por sus vidas con Su muerte. En otras palabras, Él no sólo hizo
“posible” la salvación, sino que de hecho la obtuvo para aquellos que Él hubo
escogido (Mateo 1:21; Juan 10:11; 17:9; Hechos 20:28; Romanos 8:32; Efesios
5:25).
I – Irresistible Grace (La gracia irresistible). En su estado caído, el hombre resiste
el amor de Dios, pero la gracia de Dios obrando en su vida hace que desee lo
que previamente él había resistido. Es decir, la gracia de Dios no fallará en
realizar su obra salvadora en los elegidos (Juan 6:37,44; 10:16).
P – Perseverence of the Saints (La perseverancia de
los santos). Dios protege a sus
santos de apartarse de la fe; por tanto, la salvación es eterna (Juan
10:27-29; Romanos 8:29-30; Efesios 1:3-14).
La necesidad del evangelismo: La teología reformada enseña que los
cristianos están en el mundo para hacer una diferencia, espiritualmente a
través del evangelismo, y desde el punto de vista social por sus vidas santas y
el ser humanitarios.
Otros distintivos de la teología
reformada por lo general incluyen la observancia de dos sacramentos (bautismo y
comunión), sostiene una perspectiva cesacionista de los dones espirituales (los
dones no son dados a la Iglesia), y un punto de vista no dispensacional de las
Escrituras.
La tradición Reformada produjo algunos
de los grandes nombres de la historia de la iglesia. Juan Calvino, Juan Knox,
Juan Bunyan, Juan Newton, el famoso comentarista de la Biblia Mathew Henry, el
gran evangelista George Whitefield, el gran teólogo americano Jonathan Edwards,
Adoniram Judson, William Carey, C. H. Spurgeon, A. W. Pink y una multitud de
otros que mantuvieron estas verdades no por una alianza ciega a los credos
históricos. Tampoco son mantenidas por los Bautistas Reformados meramente
porque grandes hombres en la historia de la iglesia se pararon en esta
tradición. Sino, los Bautistas Reformados mantienen estas verdades porque Jesús
y los apóstoles las enseñaron tan claramente.
En la fe reformada hubo también
entendimiento teológico doctrinal como también la aparición de una gran cantidad
de confesiones y credos: el Sínodo de Dordt, la Declaración de Savoy, la
Confesión de Fe de Westminster y el Catecismo de Heidelberg.
La confesión de fe abrazada por las
iglesias Bautistas Reformadas toma su lugar entre, y está profundamente arraigada
en, estos documentos históricos Reformados. En muchos lugares la Confesión de
1689 es una copia literal palabra por palabra de la de Westminster y Savoy.
Consecuentemente los Bautistas Reformados se paran firmemente en el suelo
sólido de la herencia Reformada.
Soli Deo
Gloria