Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros
tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios; (1 Ti.4:1)
Nuestra respuesta es predicar la Palabra, aferrarnos a la
palabra fiel como hemos sido enseñados en la fe y en el amor que están en
Cristo Jesús. Y vivir en el poder del Espíritu Santo quien nos reveló
y nos confió estas verdades. ¿Nos aferraremos a la Palabra fiel como hemos sido
enseñados? ¿Seremos nosotros la generación que se desvía de los estándares
doctrinales y prácticos del pasado? ¿Nos avergonzaremos de nuestras opiniones
sobre la Ley, el Sábado y el Principio Regulador de Adoración, entre otras
cosas? ¿Los Bautistas confesionales prosperarán para las generaciones futuras o
daremos paso a una forma de reduccionismo doctrinal en nombre de una mayor
unidad y crecimiento de la iglesia? ¿Es la Confesión una barrera para la
plena aceptación, especialmente cuando nuestras iglesias han sido bendecidas
con tantos buenos maestros y predicadores? ¿Por qué estos hombres no son
reconocidos en el mundo cristiano más amplio? ¿Qué es una iglesia que
quiere ser humilde, útil y participar en las cosas buenas que Dios está
haciendo en otros lugares? ¿Debemos comprometer o ignorar aquellas cosas que
una vez enseñamos y abrazamos?
Y como “Bautistas Reformados” nos
adherimos a la Segunda Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689, tanto
en práctica como en doctrina.Reformado...El nombre “Reformado” se refiere a las
raíces históricas y teológicas distintivas de éstos Bautistas. Existe un
conjunto de creencias teológicas al que comúnmente se hace referencia como fe
“Reformada”. Tales grandes verdades como <strong>Sola Fide (Sólo
por fe hay justificación), Sola Gratia (Sólo por la gracia de Dios hay
Salvación), Sola Scriptura (Sólo la Biblia es la única base de fe y práctica),
Solus Christus (Sólo por medio de Cristo hay salvación), y Soli Deo Gloria
(Sólo a Dios se le debe dar la gloria en la salvación de
pecadores)</strong> son todas distintivas de la fe Protestante y
Reformada. Sin embargo, la fe Reformada es quizás mejor conocida por su
entendimiento de que Dios es soberano en el tema de la salvación del hombre. Es
decir, que Dios desde antes de la fundación del mundo, ha escogido o elegido
ciertos pecadores para salvación. Lo ha hecho soberanamente y de acuerdo a Su buena
voluntad. También, la fe Reformada enseña que, a su tiempo, Cristo vino y logró
la salvación muriendo por los pecados de aquellos elegidos por Dios.
Además, la fe Reformada enseña que el Espíritu Santo obrando
en armonía con el decreto del Padre y la muerte del Hijo aplica eficazmente
esta obra de redención a cada uno de los elegidos en su conversión. Como
resultado de este énfasis en la soberanía de Dios en la salvación, la fe
Reformada también promulga las “Doctrinas de la Gracia”; son cinco verdades
doctrinales que declaran: La depravación total del hombre, la naturaleza
incondicional de la elección de Dios, la naturaleza limitada o particular de la
expiación de Cristo, el llamado eficaz o irresistible y la perseverancia y
preservación de los Santos.
Aunado a todo esto, la fe Reformada abarca más que estas
verdades fundamentales respecto a la gloria de Dios en la salvación. Además de
ello, procura mantener en alto la gloria de Dios en la iglesia, la sociedad, la
familia y en la santidad de la vida del creyente. La fe Reformada mantiene una
perspectiva muy alta y teocéntrica de la adoración, regulada solamente por la
Palabra de Dios. La fe Reformada abraza un alto concepto de la ley de Dios y de
Su iglesia. En pocas palabras, la fe Reformada es propiamente una perspectiva
integral del mundo y de la vida, así como un conjunto concreto de doctrinas
distintivas. Como resultado de este consenso teológico surgió una gran
corriente de confesiones y credos: el Sínodo de Dort, la Declaración de Saboya,
la Confesión de Fe de Westminster y el Catecismo de Heidelberg. De manera
similar, la tradición Reformada produjo algunos de los grandes nombres de la
historia de la iglesia. Juan Calvino, Juan Knox, Juan Bunyan (autor del libro
ampliamente célebre “El Progreso del Peregrino”), Juan Newton (compositor del
famoso himno “Sublime Gracia"), el famoso comentarista de la Biblia
Matthew Henry, el gran evangelista George Whitefield, el gran teólogo americano
Jonathan Edwards, los misioneros Adoniram Hudson y William Carey, el renombrado
predicador C. H. Spurgeon, A. W. Pink y muchos otros más que sostuvieron
firmemente estas verdades de la fe Reformada. Cabe mencionar que los Bautistas
Reformados no sostienen estas verdades por una alianza ciega hacia éstos credos
históricos, ni tampoco por el hecho de que grandes personajes de la historia de
la Iglesia se mantuvieron en esta tradición. Sino más bien, los Bautistas
Reformados sostienen estas verdades porque Jesús y los Apóstoles las enseñaron
muy claramente.
La confesión de fe abrazada por las iglesias Bautistas
Reformadas toma su lugar y está profundamente arraigada en estos documentos
históricos Reformados. En un amplio contenido la Segunda Confesión Bautista de
Fe de 1689 es una copia exacta palabra por palabra de la de Confesión de
Westminster y Saboya. Por consiguiente, el término Bautista “Reformado” no es
un término equivocado. Los Bautistas Reformados permanecen inmóviles sobre el
terreno firme de la herencia de la Reforma.
Bautista...
El nombre “Bautista” resume las verdades bíblicas que se
refieren tanto a los sujetos como al modo del bautismo
Al hablar de los “sujetos” del bautismo, nos referimos a la
verdad que enseña que el bautismo es solamente para discípulos. Los Bautistas
Reformados tienen una gran deuda con los Paedobautistas (quienes bautizan
infantes) Reformados debido a que sus escritos les han forjado, desafiado,
alentado, y guiado una y otra vez. No obstante, la Biblia no es silenciosa en
el tema del bautismo. La enseñanza de que el bautismo es sólo para discípulos
es clara e indiscutible en la Palabra de Dios.
Los sujetos aptos para el bautismo no deben ser esclarecidos
en Génesis sino en los Evangelios y en las Epístolas. El bautismo es una
ordenanza del Nuevo Pacto que debe ser comprendida a la luz de la revelación
del Nuevo Pacto. No existe la más mínima evidencia en el Antiguo o el Nuevo
Testamento que apoye la noción de que los infantes de creyentes deban ser
bautizados. Cada mandamiento bíblico de bautizar y cada ejemplo de bautismo,
así como cada declaración doctrinal con respecto a la naturaleza simbólica del
bautismo, prueba que es sólo para discípulos. La Biblia es igualmente clara
respecto al modo del bautismo. El término “modo” se refiere a que el bautismo
bíblico y apropiadamente debe ser administrado por inmersión en agua. El
argumento de que la palabra tiene un significado histórico ocasional de
“rociar” o “verter” es puramente simplista. Hay palabras perfectamente mejores
en griego que significan “verter” y “rociar”. Sin embargo, la palabra común en
griego para inmersión es la palabra que se usa en el Nuevo Testamento.
El nombre “Bautista” también pretende expresar que sólo
aquellos que son convertidos y bautizados tienen el derecho a la membrecía en
la iglesia de Cristo
A esto se le refiere comúnmente como membrecía regenerada de
la iglesia. Una lectura cuidadosa de las Epístolas del Nuevo Testamento muestra
que los Apóstoles asumieron que todos los miembros de las iglesias de Cristo
eran “santos”, “fieles hermanos” (Colosenses 1:2) y “lavados por Cristo” (1
Corintios 6:11, 1 Pedro 1:22). Tristemente, muchas iglesias Bautistas hoy en
día están más preocupadas por tener una “membrecía de decisión” y una
“membrecía por bautismo” que por una membrecía regenerada. Es el deber de los
pastores y la gente de iglesias verdaderas asegurarse, de acuerdo a lo posible
de sus habilidades, que ninguna persona no convertida se abra camino a la
membrecía de una iglesia.
Bautista Reformado...
Los Bautistas Reformados se distinguen por su convicción
respecto a la Suficiencia y Autoridad de la Palabra de Dios
Aunque todos los cristianos verdaderos creen en la
inspiración e infalibilidad de la Palabra de Dios, no todos creen en la
Suficiencia de la Biblia. Todos los Cristianos verdaderos creen que la Biblia
fue “exhalada” por Dios y que es infalible y sin error en todas sus partes.
Negar esto es llamar a Dios mentiroso, y eso implica perder nuestra alma. Pero
mientras que todos los cristianos verdaderos creen esto, no todos buscan
regular la vida de la iglesia en todas sus áreas por la Palabra de Dios. Hay
una creencia general, ya sea que esté explícitamente declarada o no, que la
Biblia no es guía suficiente para decirnos “Cómo hacer la iglesia”. Esto es lo
que está detrás en gran parte del movimiento moderno de crecimiento de la
iglesia y tiene como fundamento en gran medida la creencia de que la Biblia
guarda silencio respecto a la naturaleza y propósito de la iglesia. Es por esto
que muchos se sienten con la libertad de “reinventar la iglesia”. Por alguna
razón, ¡muchos creyentes, al parecer, argumentan que Dios no dio principios en
Su Palabra acerca de la vida congregacional de Su pueblo! En estos días, el
toque de alarma del clarín de todos los pastores de ovejas instituidos por
Cristo necesita ser el del Profeta Isaías: “¡A la ley y al testimonio! Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).
Los Bautistas Reformados tienen la convicción de que la
Biblia y sólo la Biblia define lo que es una iglesia
La Biblia y sólo la Biblia define cuáles son los cargos en
una iglesia. La Biblia nos habla de su número – dos cargos: ancianos (pastores)
y diáconos –, así como sus requisitos y su función. La Biblia es la guía
suficiente con respecto a lo que es la adoración y cómo debe darse, así como
quien puede ser miembro de la iglesia y lo que es requerido de esos miembros.
La Biblia también es suficiente para instruir acerca de cómo debe ser una
iglesia y lo que debe hacer, cómo cooperar con otras iglesias, cómo enviar
misioneros, capacitar hombres para el ministerio e innumerables cosas relacionadas
con la voluntad de Dios para Su pueblo.
Los Bautistas Reformados se distinguen por tener una
convicción inquebrantable de que la iglesia existe para la gloria de Dios
Y debido a que la iglesia existe para la gloria de Dios, la
adoración a Dios y la Palabra de Dios son centrales para la vida de la iglesia.
La iglesia es la casa de Dios no la del hombre. Es el lugar donde Él se reúne
con Su pueblo de una manera especial. Sin embargo, esto no quiere decir que
deba ser un lugar aburrido, sombrío, sin emociones, o sin vida. El lugar donde
Dios habita es el lugar más glorioso en la tierra para el santo y es un oasis
para el alma sedienta del pecador que busca la gracia de Dios. Sin embargo, el
lugar donde Dios habita es también solemne y santo. “¡Cuán terrible es este
lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo,” fue la
exclamación de Jacob en Génesis 28:17. Es esta convicción la que explica la
reverencia y la seriedad de la adoración a Dios de los Bautistas Reformados.
Los Bautistas Reformados se distinguen por su convicción de que la iglesia
local es central en los propósitos de Dios en la tierra. Ésta época es la época
de las organizaciones “Paraeclesiásticas”, tales como las agencias misioneras
entre otras. Es la época de cristianos con una mentalidad de independientes que
flotan de lugar en lugar sin comprometerse nunca a una iglesia. Esta actitud no
solo es espiritualmente peligrosa, sino que es contrario a la voluntad revelada
de Dios. Si bien, muchos han diagnosticado correctamente la falla de la iglesia
en llevar a cabo su misión; la respuesta no es abandonar la iglesia, sino por
el contrario buscar su reforma y restauración bíblica. Sólo la iglesia es la
morada especial de Dios sobre la tierra. La gran comisión de la iglesia se cumple
al enviar predicadores del evangelio por iglesias locales a plantar nuevas
iglesias con los medios de la conversión, bautismo, y el discipulado. Muchas
organizaciones bien intencionadas están buscando hacerse cargo de la tarea que
el Dios viviente confió a Su iglesia. ¿A quién le ha confiado Dios el mandato
misionero? ¿A quién le dio instrucciones Dios acerca del discipulado, de dar
ánimo y formación a los creyentes? ¿A quién le confió Dios el equipar a los
santos y el entrenamiento de hombres para liderar la siguiente generación? Si
la Biblia que es completamente suficiente, responde que todas éstas son
responsabilidades de la iglesia local, entonces no estamos en la libertad de
ignorarla por razones del statu quo.
Los Bautistas Reformados se distinguen por su convicción
de que la predicación es fundamental para la vida de la iglesia
¿Cómo le agrada más a Dios salvar a los pecadores? ¿Cómo le
agrada más a Dios exhortar, impulsar y edificar a sus santos? ¿Cómo es Cristo
más poderosamente mostrado a la mente y al corazón? ¡A través de la predicación
de la Palabra de Dios! Por lo tanto, los Bautistas Reformados rechazan
rotundamente las tendencias de hoy en día hacia una enseñanza superficial,
servicios de predicación cancelados, el destinar los servicios de adoración a
testimonios, películas, dramas, danzas, cantos u otras actividades; cediendo o
sustituyendo la predicación por dichas actividades que toman ese lugar. La
Palabra de Dios debe ser central en la adoración a Dios. El Apóstol Pablo
advirtió que vendrá el día cuando hombres de iglesia, que diciendo profesar la
fe, no soportarán la sana doctrina sino que teniendo comezón de oír, acumularán
para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la
verdad, y se volverán a mitos. Fue el mandato apostólico que el Apóstol Pablo
instó con gran ahínco a Timoteo, y que en medio de tales tonterías insensatas
debía de hacer – ¡“Predica la Palabra”! – (2 Timoteo 4:2-3).
Los Bautistas Reformados se distinguen por la convicción
de que la salvación transforma radicalmente la vida del convertido
Es trágico que tal cosa necesite ser mencionada. Hoy en día
es el tiempo del decisionismo; la idea de que uno repite cierta “oración” como
si fuera una “fórmula” y como consecuencia de ello es declarado salvo. No
importa si uno sigue en pecado o busca la santidad. ¡Uno puede vivir como
demonio e ir al cielo!!! ¡Qué “buen” negocio! Muchos maestros populares que
enseñan la biblia le llaman a esto una gran demostración de la gracia de Dios.
Esto es “convertir la gracia de Dios en libertinaje”. Cuando el Apóstol Pablo
describe la conversión de los Efesios él usa las palabras más opuestas que
existen en el lenguaje humano: “en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois
luz en el Señor” (Efesios 5:8).Y en 2 Corintios 6:14 el Apóstol Pablo hace la
pregunta retórica: “¿Y qué comunión tendrá la luz con las tinieblas?” Jesús es
un gran Salvador. Él no deja a Su pueblo en su condición carente de vida (Juan
5:21, 8:12, 10:10, 10:28). Jesús vino a salvar a Su pueblo de sus pecados
(Mateo 1:21). Si alguno está en Cristo nueva criatura es (2 Corintios 5:17).
Jesús vino a hacer un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:14). No es una
enseñanza bíblica que un hombre pueda recibir a Cristo como Salvador y rechazar
Su Señorío. La Palabra de Dios no enseña en ningún lugar que Cristo puede estar
dividido. En todo caso, si uno tiene a Cristo, uno ha recibido un Cristo
completo – Profeta, Sacerdote y Rey.
Los Bautistas Reformados tienen la convicción de que la
Ley de Dios (como está expresada en los Diez Mandamientos, Éxodo 20:1-17)
regula la vida del creyente del Nuevo Pacto
El Apóstol Pablo dice en 1 Corintios 7:19 que, “La
circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los
mandamientos de Dios.” La época actual es una época antinominiana (sin ley) del
Cristianismo, la cual no hace demandas a los “convertidos”; pero el pensar de
Dios respecto a la santidad y el camino a ella no ha cambiado. La ley escrita
en el corazón del hombre en la creación (Romanos 2:14-15) es la misma ley
codificada en los Diez Mandamientos del Monte Sinaí y es la misma ley escrita
en los corazones de aquellos que entran en el Nuevo Pacto (Jeremías 31: 33 y 2
Corintios 3:3). El Apóstol Juan escribió: “El que dice: Yo le conozco, y no
guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1
Juan 2:4). El Señor Jesús le dijo a Sus discípulos que la manera en la cual
demostrarían que ellos verdaderamente le amarían era obedeciendo Sus
mandamientos (Juan 14:15). El Señor Jesús dice en el Evangelio de Mateo 7:21-23
que muchos que profesan ser cristianos se darán cuenta que terminaron siendo
echados fuera en el día postrero porque “vivían sin ley” pues no hicieron la
voluntad del Padre.
De las leyes de Dios ninguna es tan odiada como el
pensamiento que Dios requiere de los creyentes el dar de su tiempo para
adorarle y volverse de sus intereses mundanos. En años recientes muchos han
encabezado un ataque implacable contra el Cuarto Mandamiento. Albert Barnes, el
pastor Presbiteriano y comentarista de la Biblia, escribió alguna vez: “La
tendencia natural de las personas es a eliminar completamente el Sabath (Día de
reposo o Día del Señor).El Sabath tiene más enemigos que todas las demás
instituciones religiosas juntas. Asimismo, es más difícil confrontar el enemigo
aquí que en algún otro lugar; porque no entramos en conflicto con argumentos
sino con el interés propio, el placer y el amor a la complacencia y a la
ganancia”. Juan Bunyan escribió, “Un hombre mostrará más lo que hay en su
corazón y lo qué es su vida por un sólo Día del Señor que por todos los días de
la semana juntos. Deleitarnos nosotros mismos en el servicio de Dios en Su
Santo Día proporciona una mejor prueba de una naturaleza santificada que
esperar de mala gana la llegada de tales días.”
El hombre moderno está tan adicto a sus placeres, sus
juegos, y su entretenimiento que el pensamiento de tener que dejarlos por
veinticuatro horas para adorar y deleitarse en Dios es visto como esclavitud
legalista. Es una profunda pena ver a aquellos que dicen amar a Jesucristo
rehusarse a dejar sus propios placeres. Para el pueblo de Dios, que ama Su ley
y medita en ella para deleite de sus almas compradas por sangre, tal mandato no
es esclavitud, sino un regalo precioso.
Los Bautistas Reformados se distinguen por una convicción
por el liderazgo masculino en la iglesia
En esta época se está viviendo una feminización del
Cristianismo. Dios creó dos sexos y les dio roles correspondientes pero
diferentes a cada uno (complementarios). Si bien, los dos géneros son iguales
con respecto a la Creación, la Caída y la Redención; Dios ha ordenado
soberanamente que el liderazgo en el hogar, el Estado y la iglesia deba ser
masculino. Aquellas personas cuyas mentes han sido influenciadas por esta
generación encuentran desagradable y sin encajar la manera de la adoración
Bautista Reformada, su liderazgo y estructura familiar. Cuando la Biblia habla
de hombres liderando la oración, la enseñanza, la predicación y sirviendo como
ancianos y diáconos, los cristianos deben de inclinarse con corazones sumisos y
obedientes. ¡La cultura no debe marcar el rumbo ni dirigir la Iglesia de
Jesucristo!
Los Bautistas Reformados se distinguen por tener una
convicción seria respecto a la membrecía eclesiástica
Los Bautistas Reformados toman seriamente la amonestación de
Hebreos 10:24-25, “para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando
de congregarnos.” Los Bautistas Reformados toman seriamente las tareas y
responsabilidades de la membrecía eclesiástica. En otras palabras, la membrecía
realmente significa algo en las iglesias Bautistas Reformadas. No debe haber
gran disparidad entre la asistencia de un domingo por la mañana y la asistencia
por la tarde. Se espera que los mismos miembros asistan a todas las reuniones
de la iglesia. Es imposible que alguien experimente la vida de la iglesia de la
manera en la que Dios quiso y al mismo tiempo estar voluntariamente ausente de sus
reuniones. Pocas iglesias harían tal demanda, pero el concepto bíblico de
pertenecer a una iglesia presupone tal compromiso con Dios, con los pastores y
con los hermanos y hermanas.
Mi preocupación y oración en esta entrada es si aquellos que
han sostenido durante mucho tiempo las doctrinas distintivas que marcan a un
Bautista Confesional histórico continuarán abrazando, exponiendo, defendiendo y
propagando esas verdades a otra generación.
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello,
pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo
4:16).
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca
de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que
contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (Jud
1:3).