Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo (1 Cor. 3:1).
Introducción
Hoy se tiene la enseñanza del “cristiano carnal” es, después
de todo, la consecuencia de un evangelismo hueco, centrado en el hombre, en el
cual se buscan decisiones a cualquier precio y utilizando cualquier método.
Cuando aquellos que dicen ser convertidos no actúan como cristianos, no aman lo
que los cristianos aman ni odian lo que los cristianos odian, y no sirven a
Cristo voluntariamente en su Iglesia, se debe encontrar otra explicación que la
de llamarlos a “decidirse” por Cristo. Ya lo han hecho y ya el predicador o el
evangelizador personal los ha declarado “cristianos”. Pero cuando no actúan
como cristianos algo anda mal. ¿Qué es? La enseñanza que he tratado de refutar
dice que el problema es que son sólo “cristianos carnales”; no han hecho a
Cristo “Señor” de sus vidas; no le han permitido ocupar el trono de sus
corazones. Una vez se comprende que esta enseñanza es antibíblica también se
comprenderá que está íntimamente relacionada con el error inicial cometido al
evangelizar. Muchas veces, el evangelismo moderno sustituye la “decisión” por
el arrepentimiento y la fe salvadora. El perdón se predica sin la verdad
igualmente importante de que el Espíritu de Dios debe cambiar el corazón. Como
resultado, se da el mismo trato a las decisiones y a las conversiones, aunque
no haya evidencia de una obra sobrenatural en la vida de las personas.
La teología del "cristiano carnal" asume que todos
los que hacen profesión de fe son creyentes genuinos, independientemente de
cualquier evidencia de lo contrario. Los que no viven y actúan como cristianos
están relegados a la segunda posición en la clase de "cristiano
carnal", cuando en realidad puede que no sean verdaderos creyentes en
absoluto. De hecho, el verdadero creyente tendrá que luchar con el pecado y
experimentar dolores de crecimiento en el proceso de la santificación. Si uno
no experimenta estos dolores de crecimiento, es poco probable que uno posea una
fe genuina.
A algunos les ha llegado a sus manos unos trataditos, donde
se muestra tres círculos que tres tipos de personas. En el del centro vemos el
ego sentado en el trono, y una cruz que representa a Cristo sin señorío fuera
del trono y unos puntidos alrededor que indica que «no ha habido una
reorganización o cambio básico en la naturaleza y el carácter de la persona. El
primero representa el no regenerado, el segundo el hermano carnal y el tercero
al regenerado. Lo más grave sobre esta suposición es que no hay base bíblica
para tal aseveración y postura. Uno debe preguntarse como revisionismo
histórico ¿Esa doctrina la ha enseñado la iglesia desde la antigüedad? ¿Existen
tres categorías de hombres? ¿Y uno de ellos el cristiano carnal?.
Conociendo la obra literaria de grandes hombres de antaño y
teólogos renombrados: John Gill, Charles Hodge, James P. Boyle (fundador del
primer seminario Bautista del Sur), Robert L. Dabney, James H. Thornwell. Unos
más antiguos: Matthew Henry, George Whitefield, Juan Bunyan, Calvino, Lutero y
San Agustín; no encontramos evidencia alguna sobre esa enseñanza. Y si nos
vamos a los viejos catecismos y confesiones: Westminster 1647, Heidenberg, la
Confesión Bautista de 1689 y la de Filadelfia de 1712 y la Declaración de Fe de
la Iglesia Bautista del Sur. También reafirman lo que dicen los credos
históricos. Nunca se ha enseñado la doctrina del “cristiano carnal”. Hoy muy
promovida en las iglesias liberales y otras fundamentalistas con “tinte”
legalista, la doctrina es nacida en el siglo XIX, buscando una segunda
experiencia, época de la iluminación e ideas antropológicas. Y como siempre
“Madre” de muchas controversias en la iglesia, es la Biblia de Scofield que
dice en sus notas« Pablo divide a los hombres en tres clases: “natural”, es
decir, el hombre adámico, no regenerado a través del nuevo nacimiento;
“espiritual”, es decir, el hombre nacido de nuevo que anda en el Espíritu y en
plena comunión con Dios; y el hombre “carnal”, es decir, el hombre renovado que
al “andar en la carne” sigue siendo un bebe en Cristo». Pero lo que interesa
aquí, ¿Qué enseña la Biblia, no la de Scofield? Esta biblia tiene
cuestionamiento respecto a esta enseñanza sobre la doctrina del hermano
“carnal”. ¿Dónde estamos? Para quienes sostienen esa doctrina se basan en el pasaje
de I Co. 3:1-4. El escritor reformado Reisinger, dice: «este tema esta
estrechamente relacionado y entretejido con la doctrina central de la iglesia,
particularmente con la justificación y la santificación». La palabra de Dios se
interpreta mediante la teología desarrollada por la iglesia a través de la
historia. Para quienes creemos en el “consejo completo de la Escritura”, Hch.
20:27, su palabra revelada que es el consejo de Dios no podemos sacar un texto
fuera de contexto. Por tanto quienes son “unipasajeristas” esto es aquellos que
usan un único pasaje para inventar una doctrina nueva. A continuación unos
pasajes o cita bíblica, sin desviarme del tema, que sostienen una doctrina
errada.
Ro. 11:26. El Israel terrenal que es el pueblo de Dios. Mt.
16:18. La sucesión apostólica y vicaria del papa. Ap. 20:1-6. El Milenio de
1000 años literal (Dispencionalista) I Ts. 4:13-18. El Rapto secreto de la
iglesia. Mt. 18:17. La iglesia cristiana gentil del nuevo pacto que existía
antes de Pentecostés. Mt. 5:34. El cristiano no debe jurar. Gn. 2:7. El alma no
es inmortal. Ez.18:20 El pecado personal (niegan la trasmisión e imputación del
pecado adámico, depravación total). 2 Co. 5:17. Una nueva creación, por tanto
no tendremos conciencia en el cielo de nuestra vida antigua. I Co. 3:1-4. El
cristiano carnal. Dos tipos de hombres. Cuando se estudia la Biblia
encontraremos dos tipos de hombres: los perdidos y los salvos, dos naturalezas,
dos tipos de obras. El mismo apóstol Pablo menciona dos listas en cuanto a las
obras: Las obras de la carne y las obras del Espíritu, Ga. 5:16-23. La
escritura habla del regenerado y el no regenerado, del no nacido de nuevo y el
nacido de nuevo. El hombre natural y el espiritual, el que tiene a Cristo y el
que no tiene a Cristo. Notemos como el apóstol Pablo previo al pasaje citado,
habla del hombre natural (quien no conoce a Cristo) y del hombre espiritual, I
Co. 2:6-16, no menciona otro tipo de hombre. Y cuando llega al capítulo 3 el
apóstol Pablo usando su retórica menciona el adverbio de modo “como” que es un
símil. Los está comparando como si no tuvieran la mente de Cristo y fueran
naturales. Entonces usa la palabra sarki,noij, “carnales”. ¿Cuáles parámetros
de pecados tendríamos para clasificar un cristiano carnal y otro espiritual? Quienes
ven una división de dos tipos de cristianos en este pasaje. Tendrán que ver
como Pablo, en Romanos 8:1-9, menciona una división establecida: aquellos que
andan conforme a la carne (los no regenerados) y lo que andan conforme al
Espíritu (los que están en Cristo). No habla de dos cristianos. Cuando Pablo
dice “carnales” habla de su conducta, no habla de un tipo de cristiano. Eran
Santificados, resultado de la santificación, I Co. 1:2. El apóstol está
apelando a la obra de Cristo cuya sangre nos hace presentarnos santos y sin
mancha e irreprensibles delante de él (Col 1:21,22). Ha confiado en Cristo?
Llaman “Cristiano carnal” al que ha hecho una profesión de fe, pero no está
«confiando en Dios». Tal posición es anti-bíblica. Todo cristiano tiene remanente
del pecado y hay bebes en Cristo, el crecimiento en gracia, el cristiano que es
castigado siempre se ha enseñado. Y siendo congruentes tenemos el pecado
adámico heredado, Ro. 7:19,23 y la lucha del creyente “la carne se opone al
Espíritu” Ga. 5:17, es doctrina del hombre en relación con Dios. Los conflictos
de los corintios no eran doctrinales sino de problemas prácticos de una iglesia
joven, sus divisiones eran producto de la carnalidad, de ese pecado remanente.
Por eso la Epístola no es doctrinal primeramente. Pero pretender que un carnal
existe es separar las bendiciones del nuevo pacto cuando dice “y hare que
andéis en mis estatutos” Ez. 36:24-27, Lc.22:20. Aquel que nunca anda no puede
ser cristiano. Cuando muchos teólogos hacen una distinción entre los tipos de
fe: fe temporal, fe milagrosa, fe especulativa o muerta, fe histórica y la fe
salvadora. La enseñanza del “cristiano carnal” no permite ninguna de estas
distinciones. Existe el peligro de quienes no distinguen esa fe puedan decir
que« han invitado a Cristo a su corazón» y se crean salvos. Y en realidad no lo
son. Se dice del “cristiano carnal” «no ha cambiado en práctica», eso es una
exclusión del arrepentimiento. Por eso el evangelio es una convocación a la fe
y el arrepentimiento. Hch. 17:30. El arrepentimiento es un cambio drástico de
la mente y el corazón, es una auto negación y servicio al Rey. Creencia sin
confianza y remordimiento sin cambio no salvan.
La imagen de Cristo equivocada. Lo que siempre se ha
enseñado desde el siglo XIX; «lo tiene como Salvador pero no como Señor». Esto
es su obediencia a su señorío como algo opcional. Cristo no puede ser dividido
Lc. 2:11. Matthew Henry dijo: «toda la gracia contenida en este libro (Mateo)
se debe a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y a menos que consintamos
en que sea Señor no podemos esperar ningún beneficio de él como nuestro
Salvador». Charles H. Spurgeon</strong> enemigo del
pragmatismo decía «cuando decimos a los mundanos que pueden ser salvos en ese
momento simplemente con aceptar a Cristo como Salvador, mientras sus corazones
siguen aferrados a sus ídolos y amando el pecado. Si les digo esto, estoy
mintiendo, pervirtiendo el evangelio, insultando a Cristo y convirtiendo la
gracia en lascivia». <strong>John Cotton</strong>
dice «No hay nadie bajo el pacto de la gracia que se atreva a permitirse
cualquier tipo de pecado, ya que si un hombre negligente cometiere cualquier
pecado, el Señor le instruirá completamente y le hará aprender tristemente cómo
se ha atrevido a jugar con los tesoros de la gracia de Dios».
Conclusión
Es una visión distorsionada de la gracia. Ro. 6:1,2.decir:
«Si, puedes continuar en pecado y ser un cristiano carnal. Y eso es
antinomianismo». Promueve la negligencia y almas para el infierno si no se
arrepienten. Crea almas que «no aman lo que los cristianos aman ni odian lo que
los cristianos odian». Son aquellos “cristianos” flojos, sin pasión por las
almas, no leen la Biblia, no oran, no cantan, no se congregan, no muestran
interés en servir a la iglesia. Siempre están metidos en problemas y lo más evidente
no muestra fruto del Espíritu ni glorifican a Dios. La obediencia está
íntimamente ligada a la seguridad de salvación, Jn. 15:10, no dice «para ser
cristiano espiritual, guarda mis mandamientos» ya que la obediencia es para
todos los cristianos. I P.1:2. El problema de muchas iglesias en su reiterativo
llamado al altar, pasar a “decidirse por Cristo” decida que él sea su Señor.
Nosotros no somos quienes hacemos Señor a Cristo, Hch. 2:36, Dios le ha hecho
Señor y Cristo. No se distingue entre la fe salvadora y la espuria. Convencido
pero no convertido, muchos están preocupados por las consecuencias del pecado y
no por la limpieza o impureza del pecado. Y el mejor parámetro es cuando
después de mucho tiempo no reciben disciplina y castigo por parte de Dios,
entonces se cumple aquello de “Pero si se os deja sin disciplina, de la cual
todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” He.12:8. Uno
de los dos tipos de personas que sí habla la Biblia y no tres. A. A Hodge
escribió: «No puedes tomar a Cristo para justificación a menos que lo tomes
para santificación».
No es solo el mundo de hoy el que necesita el evangelio.
También la Iglesia lo necesita. (Ernest C. Reisinger) - Extracto La necesidad
de esta Hora (Arrepentimiento Bíblico) Del arrepentimiento para con Dios y de
la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Hechos 20:21)
Soli Deo Gloria