“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Amós 3:3
Aquí siguen varias preguntas de una clase parecida a
parábolas, para despertar la conciencia de culpabilidad en el pueblo. ¿Andarán
dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? ¿Podrían los
profetas de Dios ser tan unánimes en profetizar contra vosotros, si el Espíritu
de Dios no hubiera estado junto con ellos, o si sus profecías fueran falsas?
Los israelitas estaban tranquilos, no creyendo que Dios estaba con los profetas
en las denuncias de la ruina que se acercaba a la nación.
Los oyentes de Amós no comprenden por qué vino a predicar
ese hombre que no es sacerdote, ni socio de los hermanos profetas. Y se
escandalizan porque se mete en cosas que, según ellos, no tienen que ver con la
religión. Las comparaciones que Amós usa en estos versos tienen un significado
claro él habla porque Dios le obliga a hablar.
El Capítulo tres del libro de Amos comienza con una
interpelación “Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra
vosotros” Dios está rugiendo como León de juicio por medio de
su enviado, de su profeta “Amos”: Los reyes, los sacerdotes y el pueblo sean
“unido” en injusticia, sean puesto “de acuerdo” ellos están en medio de una
falsa seguridad, han conciliado sus “diferencias” desde hace mucho rato aunque
la monarquía gobierna para enriquecerse, los sacerdotes solo son religiosos que
cumplen la tradición religiosa y han provisto agradar a todos los hombres menos
a Dios; finalmente el pueblo a conciliado “sean puesto de acuerdo” con ellos
aceptando un reinado, una monarquía usurpadora, un sacerdocio falso, sincrético
y podríamos decir hasta pagano; todo el pueblo, la nación toda sea pervertido.
Dios presenta por medio de su profeta ¡Amos! su diagnóstico:
el pueblo, sus gobernantes y sacerdotes se han puesto “de acuerdo” y este
“acuerdo” son transgresiones contra Dios y declara que es “maldad” sus
pecados son muchos: debemos meditar la monarquía no era la de Judá donde debe venir
el Salvador, el Sacerdocio no servían en Jerusalén, inventaron un templo, un
monte y un linaje que no es el de Melquisedec; todo el pueblo es responsable
en ponerse “de acuerdo” habiendo una verdadera monarquía la de Judá y el
sacerdocio en Jerusalén.
Por esto dice el Señor “los aplastare” Amos 5:21 rechaza sus
ofrendas, sacrificios, fiestas, cánticos y asambleas. Los ha reprobado por esto
el “juicio correrá como las aguas y la justicia como una corriente inagotable”
Amos 5:24; este es nuestro Dios quien traerá juicio a una nación que se ha
pervertido, resistiéndose con su política, gobierno y religión a su verdad,
ellos estaban “de acuerdo” (La monarquía, el sacerdocio y el pueblo)
No olvidemos que Dios no pide que nos pongamos de acuerdo,
Dios pide unidad, unidad en su Palabra y la fe que viene de Él. La unidad
bíblica requiere: Obediencia, Sujeción y Humildad bajo su Espíritu Santo.
Amós 5:12 declara toda la corrupción que vivía la nación de Israel,
el reino del norte; por esto en el año 720 vendrá Asiria una nación pagana, la
que los conquistará, dominará, humillara, los destruirá, exterminará y
desaparecerá una monarquía usurpadora, sacerdotes blasfemos y el pueblo no
podrá comprobar quienes son sus familias, su genealogía por “haber violado el
pacto de Dios” el Ser un pueblo de Dios y para Dios, una nación obediente,
sujeta y humilde.
Quiera el Señor que podamos reflexionar, tener temor,
temblor de Dios y frente al llamado de arrepentimiento volver a Dios, que el
Señor perdoné nuestras iniquidades y tenga misericordia de nosotros. Clamemos a
Dios por el perdón y vivamos para Dios, esto no es “ponerse de acuerdo” es un
llamado a la unidad, bajo la Palabra de Dios, La fe salvadora y su Santo
Espíritu, de hoy en adelante hasta que nos llame a su presencia o venga por su
iglesia, la que está segura en la fe de Jesucristo en el que hay perdón de
pecados y vida eterna.
Lo que se requiere es un caminar espiritual con Dios y la
comunión con él, el acuerdo es un requisito. Dios y el hombre fueron originalmente
principales amigos, pero el pecado estableció el desacuerdo; pero una
reconciliación hizo necesario su caminar juntos de nuevo en la persona de Jesús
y hoy tenemos que alinearnos a verdad y voluntad para nuestra salud espiritual.
Declaración de Medellín
Del 22 al 26 de agosto de 1988 se reunieron “líderes
evangélicos de once países de América Latina y de otras partes del mundo para
fomentar una reflexión seria, desde una perspectiva evangélica y bíblica, sobre
la Teología de la Liberación, con el fin de orientar a la iglesia de Cristo en
su testimonio y servicio en el contexto latinoamericano”. Entre sus
conclusiones encontramos lo siguiente: Reconocemos y confesamos que:
- A menudo nos
hemos conformado con las estructuras, valores y normas de nuestra
sociedad.
- En múltiples
oportunidades no hemos denunciado la injusticia social ni anunciado la
justicia del Reino.
- Muchos de
nosotros no nos hemos preocupado por los pobres, los marginados, los
maltratados y los necesitados como expresión de nuestra misión, llegando a
considerar dicha preocupación como opcional.
- A menudo hemos
estado egoístamente satisfechos con nuestro propio bienestar. Como pueblo
evangélico carecemos de un sentido claro de identidad y nuestra autoimagen
ha sido determinada por la condición de minoría religiosa en el continente.
Nos comprometemos a:
- Procurar
entender nuestra realidad histórica a la luz de la Palabra de Dios.
- Buscar
definir, afirmar y expresar nuestra identidad bajo el mismo criterio
anterior.
- Desarrollar
nuestra misión dentro de la realidad social, reconociendo sus dimensiones
espirituales, ideológicas y técnicas.
- Buscar un
impacto social que no crea dependencia.
- Buscar cambios
en las estructuras sociales que mantienen y promueven la injusticia, a
través de los medios legítimos a nuestro alcance; procurando la unidad y
cooperación de los cristianos en dicha búsqueda entrando en procesos.
Gén 5:22
Y Enoc anduvo con Dios trescientos años después de haber
engendrado a Matusalén, y engendró hijos e hijas.
Gén 6:9
Estas son las generaciones de Noé. Noé era un hombre justo, perfecto entre sus
contemporáneos; Noé andaba con Dios.
Gén 17:1
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el SEÑOR se le apareció, y le dijo: Yo
soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto.
2Co 6:14 - 16 No
estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen
la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O
qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un
incrédulo? ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque
nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARE EN ELLOS, Y ANDARE
ENTRE ELLOS; Y SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO.
Para andar con Jesús
Para andar con Jesús no hay senda mejor
Que guardar sus mandatos de amor;
Obedientes a El siempre habremos de ser,
Y tendremos de Cristo el poder.
Coro:
Obedecer, y confiar en Jesús,
Es la regla marcada
Para andar en la luz.
Cuando vamos así, ¡cómo brilla la luz
En la senda al andar con Jesús!
Su promesa de estar con los suyos es fiel,
Si obedecen y esperan en El.
Quien siguiere a Jesús ni una sombra verá,
Si confiado su vida le da,
Ni terrores ni afán, ni ansiedad ni dolor,
Pues lo cuida su amante Señor.
Mas sus dones de amor nunca habréis de alcanzar,
Si rendidos no vais a su altar,
Pues su paz y su amor sólo son para aquel
Que a sus leyes divinas es fiel.
Soli Deo Gloria