viernes, 19 de agosto de 2016

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Qué debemos pensar de los hijos de creyentes? Hercules Collins - Bautista Particular


Habiendo introducido las ordenanzas (o sacramentos) de la Iglesia en el capítulo 28, la Confesión Bautista de 1689 trata ahora específicamente el tema del bautismo, respondiendo tres importantes preguntas acerca del mismo. ¿Qué significa el bautismo? ¿Quién debe ser bautizado? ¿Cómo debe realizarse el bautismo?

Hace unos días un amado hermano presbiteriano hacía una serie de preguntas en Facebook acerca de la manera en la que deberíamos ver a los hijos de los creyentes. Él decía, “Así también que un niño no profese fe en Cristo, no significa que sea incrédulo…definitivamente, si cada niño que nace fuese catalogado como “incrédulo” solo por no profesar fe, entonces ninguno se salvaría ya que “el que no cree, no verá la vida eterna.”

La suposición del hermano es que los hijos de creyentes deben ser vistos como creyentes. Él dice, “Y si son,” esto es, si son creyentes, “¿por qué negarles el bautismo? Y si no son, ¿por qué creer que si mueren en su infancia, serán salvos?”

Lo que afirma el pedobautismo clásico es que el hecho de que un infante sea hijo de creyentes esto lo hace parte del Nuevo Pacto y por lo tanto se le debe aplicar la ordenanza del bautismo. Sin embargo, lo que este hermano afirma es que no sólo deben ser bautizados, sino que los hijos de creyentes, sean infantes o niños mayores, deben ser vistos como creyentes. Ciertamente han habido pedobautistas que han llegado a tal conclusión. Hombres como Andrew Sandlin han escrito en contra de la idea de que los hijos de creyentes necesiten ser evangelizados. En uno de sus libros, “Reformed Paedobaptism” dijo lo siguiente,

Podemos bautizar infantes de padres creyentes, de hecho porque existen las razones para creer que los hijos de los padres del pacto son elegidos…De modo que como el nuevo pacto es inherentemente redentivo, y a que el bautismo es un signo y sello de los beneficios de la regeneración, tenemos toda razón para asumir que los infantes de padres cristianos son regenerados y los bautizamos por tal razón.” Páginas 6 y 7

Sin embargo, esta no ha sido la posición de la mayoría de pedobautistas. Richard Platt, por ejemplo,hablando del Nuevo Pacto en Jeremías 31 afirmó,

Cómo entonces podemos bautizar personas en un ambiente pactual externo aparte de la regeneración?…De hecho, el bautismo de infantes introduce personas no regeneradas, incrédulas dentro de la comunidad del Nuevo Pacto.“

Entonces, debemos considerar a los hijos de creyentes como regenerados (creyentes) como dice Sandlin y aparentemente este amado hermano, o como incrédulos, como afirma Pratt y la gran mayoría de presbiterianos?

Pero, no es mi intención contender ni debatir este tema por este medio, sino compartir lo que Hercules Collins, uno de los pastores Bautistas Particulares del siglo XVII más famosos, escribió cuando “bautizó” uno de los tratados más importantes de la Reforma Protestante: El Catecismo de Heidelberg. Collins lo adaptó, según las convicciones Bautistas Particulares de la época, y que reflejaban las convicciones de la Confesión Bautista de Londres de 1689, con el fin de regalarle a su iglesia “este pequeño (pero me atrevo a decir) sano tratado de divinidad.” Collins, le escribió en el prefacio de este Catecismo Ortodoxo a su iglesia diciéndoles,

Ahora para que ustedes no sean perturbados, destrozados, ni llevados con cada viento de error, y herejía; también para que sean mejormente establecidos, fortalecidos en la segura roca y fundación de la constitución de la iglesia, sobre la cual ya habéis sido edificados, mediante la gracia de Dios que les movió para buscar el oráculo divino, y la regla del servicio Divino, como Esdras y Nehemías, buscaron en cuanto a las partes particulares de la adoración a Dios, por medio de los cuales llegaron a la práctica de aquella casi perdida ordenanza de Dios, la Fiesta de los Tabernáculos, la cual por muchos años no había sido practicada…yo he presentado, este pequeño tratado, con una benévola consideración por sus almas” Página 2

Y en su adaptación del Catecismo brindó una clara doctrina del bautismo creída y confesada por todas las Iglesias Bautistas Particulares y una clara enseñanza de la manera en la que debemos ver a los hijos de creyentes. En el capítulo 7, Del Bautismo, enseñó,

(P)regunta. 69. Quiénes son los sujetos apropiados de esta ordenanza?

(R)espuesta. Aquellos que verdaderamente profesen arrepentimiento hacia Dios, y fe y obediencia a nuestro Señor Jesucristo.

70.  Deben ser bautizados los infantes?
71. No de ninguna manera, pues nosotros no tenemos ningún precepto ni ejemplo para la práctica en todo el libro de Dios.
72. Es que las Escrituras prohiben expresamente en algún lugar el bautismo de infantes?

R. Es suficiente que el oráculo divino ordene el bautismo de creyentes, a menos que nos hagamos a nosotros mismos más sabios que los que está escrito. A Nadab y Abiú no se les prohibió ofrecer fuego extraño, sin embargo por hacerlo incurrieron en la ira de Dios, porque se les había ordenado tomar fuego del altar.
73. Puede ser la simiente infante de los creyentes bajo el evangelio bautizada justo como la simiente infante de Abraham fue circuncidada bajo la ley?
74. No, Abraham, entonces, tenía un mandamiento de Dios para circuncidar a su simiente infante, pero los creyentes no tienen un mandamiento para bautizar su simiente infante bajo el evangelio.
75. Debido a que algunos afirman que los infantes de creyentes están en el pacto de gracia con sus padres, porque no deben ser ellos bautizados bajo el evangelio, justo como la simiente infante de Abraham fue circuncidada bajo la ley?
76. Al aseverar que los infantes de creyentes están en el pacto de gracia, ellos deben estar hablando del pacto de gracia absolutamente considerado, y de ser así, entonces no habrá una total ni fatal apostasía del pacto de ninguna de las simientes infantes de los creyentes, sino que todos deben ser salvos.

O, ellos deben estar hablando condicionalmente, que cuando ellos lleguen a sus años de madurez, ellos por fe verdadera, amor, y santidad de vida, asiéndose del pacto de gracia de Dios, tendrán los privilegios de él. Si esto es lo que quieren decir, entonces que privilegio espiritual tiene ser simiente infante de creyentes más que la simiente infante de los incrédulos, si ellos también viven a años de madurez, y por fe verdadera y amor se aferran al pacto de Dios?

Además, no pertenecería el sello del pacto tanto a los hijos de incrédulos como a los hijos de creyentes? Sí, debido a que algunas veces la simiente infante del incrédulo llega a abrazar el pacto de Dios, y la simiente infante del creyente no; tan frecuente es visto esto para la tristeza de muchos padres piadosos. Supongan que toda la simiente infantil de los creyentes están absolutamente en el pacto de gracia, sin embargo los creyentes bajo el evangelio no deberían bautizar a su simiente infantil más que Lot debió circuncidarse a sí mismo o a su simiente infantil. Si él tuviera hijos así como hijas, a pesar de estar relacionado con Abraham, un creyente, y en el pacto de gracia, ya que la circuncisión fue limitada a Abraham y su familia inmediata. Si la simiente infantil de creyentes están absolutamente en el pacto de gracia, deberíamos traer a los infantes a la Mesa del Señor debido a que las mismas calificaciones se requieren para la debida realización del bautismo así como para la Cena del Señor.

El pacto hecho con Abraham constaba de dos partes: Primero, un componente espiritual, el cual estaba considerado en las promesas de Dios de ser Dios para Abraham y para toda su simiente espiritual en una manera peculiar, ya fueran circuncidados o incircuncisos, quienes creyeran como Abraham el padre de los fieles creyó. Y esto fue mostrado en la aceptación de Dios de tales personas como Su pueblo que no eran simiente de Abraham, pero que fueron comprados con su dinero, y esta promesa fue sellada a Abraham por la circuncisión, que por medio de Jesucristo (a quien tipificó Isaac) los Gentiles, la incircuncisión que creyó, les fuera contada su fe por justicia, como lo fue Abraham antes de ser circuncidado.

Segundo, la promesa consistía de un componente temporal. Así, Dios le prometió que la simiente de Abraham gozaría de la tierra de Canaan, y obtener muchas bendiciones externas, así que selló esta promesa con la circuncisión. La circuncisión también distinguía a los Judíos como el pueblo de Dios del resto de las naciones Gentiles, que no eran hasta ese momento la simiente de Abraham. Pero cuando los Gentiles llegan a creer por medio de la fe se convierten en pueblo de Dios así como los Judíos, entonces, la circuncisión, la marca que distinguía, cesó. La marca característica de ser hijos de Dios ahora es la fe en Cristo y la circuncisión del corazón.

Por lo tanto, cualquier pretensión que haya para bautizar infantes de creyentes no sirve de nada, ya sean la simiente de creyentes, ellos estando en el pacto, o la simiente infantil de Abraham, un creyente, siendo circuncidado. La circuncisión fue limitada también a la familia de Abraham, todas las demás, a pesar de ser creyentes, fueron excluidas. La circuncisión fue limitada también al octavo día, y cualquier pretensión que sea hecha, no debía realizarse ni antes ni después. Fue limitada a los varones, quienes si el bautismo vino en lugar de la circuncisión y es el sello del pacto bajo el evangelio, así como la circuncisión estaba bajo la ley, ningún otra más que los varones deben ser bautizados. Justo como bajo la ley la circuncisión tenía regulaciones particulares, así mismo es bajo el evangelio en lo que concierne al bautismo. Estas regulaciones concernientes al bautismo dependen puramente sobre la voluntad del Dador de la ley, quien determina sobre quienes, cuando, y como debe ser administrado el bautismo.” Página 75-79

Pero, qué de los hijos de los creyentes? Qué creemos, entonces, los Bautistas Reformados, de nuestros hijos? Bueno, ciertamente ellos son personas privilegiadas en sobremanera. Están siendo criados en hogares cristianos, escuchando constantemente el evangelio de salvación, aprendiendo los Diez Mandamientos, memorizando la Escritura, siendo llevados a la iglesia en donde pueden ser testigos de la obra del Espíritu Santo en medio de Su pueblo, etc.

Pero, ellos sin fe están fuera de Cristo, y por lo tanto, fuera del Nuevo Pacto y bajo la condenación del pacto de obras por estar en Adán. Sin fe, los hijos de creyentes así como los hijos de los incrédulos, necesitan a Cristo. Por ello, la responsabilidad de todo padre cristiano, no es pensar que sus hijos tienen algún beneficio salvífico por sangre o carne, sino que entendiendo que el ser hijo de Dios depende de Dios mismo, como dice el evangelio según Juan 1:13, los padres cristianos lucharán por:

1. Criarlos en la disciplina y amonestación del Señor
2. Orar por ellos y por su salvación
3. Enseñarles a cantarle a Dios
4. Los catequizarán y enseñarán la Biblia
5. Los llevarán fielmente a la iglesia para exponerlos a la Palabra de Dios
6. Les rogarán que crean en el Señor y se arrepientan de sus pecados

Pero, todo esto harán entendiendo que la salvación le pertenece a Dios, y que Sus hijos nacen de arriba, no por voluntad de sangre, ni por voluntad de varón, ni por voluntad de carne. Sabiendo que esto ocurre no como con Ismael, por quien Abraham rogó a Dios Su favor, sino como con Isaac, a quien Dios lo prometió. Orarán, entonces, a Dios rogándole que si es Su voluntad, les salve y le conceda la fe que los una a Cristo y, entonces, los incluya en el Nuevo Pacto.

Por eso hacemos y nos comprometemos con nuestros hijos en esto. No debemos tratarlos como creyentes, ni debemos quedarnos tranquilos porque están entendiendo la doctrina que les enseñamos. Ellos están muertos en sus delitos y pecados, y son hijos de ira como todos los demás. Hasta que no crean y se arrepientan no podemos estar tranquilos por sus almas. Qué necesitan nuestros hijos? La gracia de Dios que viene en el evangelio, el cual es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, sean niños o adultos.

Entonces, deben deben ser bautizados los hijos de creyentes? Debemos verlos como creyentes o como estando dentro del Nuevo Pacto? Bueno, esta fue la respuesta de Hercules Collins, un Bautista Particular, y la de todos los que se adhieren a la Confesión Bautista de Londres de 1689. Y debido a su consistencia con la Escrituras, es la razón por la cual soy Bautista Reformado.
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