¿SE
LE PRESUME MUERTO SI FALTA A UN CULTO DE ORACIÓN?
James A. Spurgeon ayudó a su más famoso y hermano mayor,
Charles, en el ministerio del Tabernáculo Metropolitano en el siglo XIX. Se
desempeñó en varios puestos, incluyendo a partir de 1868, el de “co-pastor “,
aunque sus funciones eran principalmente administrativas. A menudo ayudó a
otras iglesias que estaban luchando, buscando promover su revitalización. Una
de estas iglesias que fue ayudada en gran medida por su ministerio estaba en
Croydon. El siguiente es un relato de un querido miembro de esa iglesia que fue
escrito por James en the Sword and Trowel (Famosa Revista que editó C.H.
Spurgeon durante su ministerio) en 1884. Mientras lo leía, no pude evitar
preguntarme ¿A cuántos miembros de la iglesia se les supondría muerto si
llegaran a faltar dos reuniones de oración?
EN LA REUNIÓN DE ORACIÓN; O MUERTO UNAS PALABRAS que hablan
de la Reunión de Oración en el Tabernáculo Metropolitano, por el pastor J.A.
SPURGEON
Acabo de perder a uno de los miembros de mi iglesia en
Croydon. Cuando fui por primera vez, me encontré con una mujer intemperante; y
por cierto, con el lado triste y doloroso de su historia. Hace unos diez años
atrás, empobrecida por el abuso del alcohol, con pocos recursos para
vivir y muy poco para comer, reducida a su mayor necesidad, resolvió muy
sabiamente que sería abstemia porque así no podía seguir.
Desde la firma de esa promesa, se convirtió en una mujer
nueva; llegó a la casa de oración, la gracia de Dios llegó a su corazón, y
desde ese momento estuvo siempre en la Capilla cuando se abrieron las puertas.
Yo solía decirle que realmente pensaba que ella vivía en el recinto.
Nunca se celebró una reunión de oración sin que la señora W
– estuviera presente. Si yo estaba o no allí, ella lo estaba. Una vez hace seis
meses, se ausentó. Cuando le pregunté donde había estado, ella dijo: “Vine y
dejé los libros, pero no me quede para la reunión”. Resulta que había venido a
la iglesia por no faltar, pero faltó porque se fue a visitar un enfermo. Esa
fue la única vez que esa señora faltó a una reunión de oración hasta que
después faltó un domingo por la noche cuando le extrañé de nuevo.
Le pregunté a mis diáconos si la habían visto u habían oído
acerca de ella, y me dijeron: “No sabemos dónde está, ella tampoco estuvo con
nosotros el pasado viernes por la noche en la reunión de oración”. Les
dije que estaba seguro de que estaba muerta, porque si hubiera estado viva
ciertamente habría estado en la reunión de oración. Nadie cuestionó lo que
dije. Todos sintieron como yo que ella no se habría perdido dos reuniones de
oración seguidas a menos que hubiese muerto, o hubiese estado demasiado enferma
para salir de su casa.
Durante el servicio de la tarde uno de los diáconos fue a
donde vivía completamente sola y al no recibir respuesta de nadie, consiguió
ayuda e irrumpió en la casa. Allí encontró justo lo que esperábamos; estaba
allí, de rodillas, muerta, en su pequeña sala, debió haber muerto en medio de
un gran sufrimiento y en el acto de orar a Dios.
Ella era un personaje notable. Visitó y regaló tratados en
la peor calle de Croydon, y tenía una manera singularmente feliz de ganarse a
las personas muy malvadas, a quienes iba a contarles la historia de su propia
vida, y decirles que ella solía ser como ellos, pero que por la gracia de Dios
se había convertido, y que el don de la gracia que ella tenía podría hacer lo
mismo para ellos.
Se cuenta una
historia como un ejemplo de las bromas que le solían jugar. Un joven pensó en
asustarla; así que se vistió como el diablo tanto como su imaginación le
permitió hacer. Cuando ella llamó a la puerta, la abrió y gritó: “Yo soy el
diablo”, y comenzó a gritarle. Sin embargo, ella no se alarmó en lo absoluto,
tranquilamente- se puso las gafas y lo miró de arriba abajo, y le dijo: “Tú no
eres el diablo, eres solamente uno de sus hijos”. Pensé que la anciana obtuvo
lo mejor de esa experiencia en ese momento. Le pregunté si alguna vez lo volvió
a ver y ella respondió: ” ¡Oh no, querido! Él sólo bajó la cabeza y se
fue. “La echaremos de menos profundamente; nuestras reuniones de oración
tendrán un espacio en blanco, el de la Sra. W. Es una ausencia que no vamos a
superar fácilmente. Espero que algunos de ustedes serán tales asistentes
constantes en las reuniones de oración que si llega a pasar que se ausente dos
veces seguidas diremos de ti: “Estoy seguro de que nuestro hermano o hermana ha
de estar muerto”, aunque no queremos partir tan pronto como lo hizo nuestra
buena amiga en Croydon.
(Tomado de Sword and Trowel: 1884 [London : Passmore y
Alabaster, 1884 ] , 89-90 ).
http://tomascol.com/would-you-be-assumed-dead-if-you-missed-a-prayer-meeting
Fuente: http://www.ibrsuba.org/
Soli Deo Gloria