martes, 5 de julio de 2016

¿Conoces El Evangelio?


Jesucristo comenzó su ministerio en esta tierra con estas palabras: “…El Tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15)

Es urgentemente necesario entender las condiciones e implicaciones de este breve texto bíblico.

La primera parte del versículo afirma que con la venida de Jesucristo, el reino de Dios se acercó y comenzó su establecimiento en este mundo. Por muchos siglos, la humanidad había sido dejada en la ignorancia y todos los pueblos se desviaron en sus diversas religiones, apartándose más y más de la Verdad; y el pueblo judío, con el cual Dios por su misericordia se acercó para hacer un Pacto con ellos, también se mostró infiel, de manera que solo unos pocos estaban anhelando al Mesías prometido. Entonces Dios, que les había hablado en el pasado, muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas, en la consumación del tiempo, envió a Su propio HIJO, al Verbo eterno y habló por medio de Él. (Hebreos 1:1-2)

Así que, los últimos tiempos comenzaron con el ministerio de Jesucristo y desde entonces sus seguidores han propagado sus enseñanzas por todo el planeta, anunciando que Cristo es el Rey  y Señor y que debemos someternos a su Reino.

Sin embargo, los apóstoles también profetizaron que el evangelio sería tergiversado y manchado por apóstatas, lo cual ocurrió desde los primeros siglos de nuestra era y es por esta razón, por la cual muchísimos de los que profesan ser cristianos, ni siquiera conocen de qué se trata el Evangelio. Pero Dios siempre ha preservado un remanente, que se ha mantenido fiel a las enseñazas bíblicas, porque Cristo prometió que ni las puertas del infierno podrían prevalecer contra la iglesia que Él edificaría.

La palabra Evangelio (griego euangelion) significa “buenas noticias” y era usada en el mundo antiguo por los heraldos que se adelantaban al ejército vencedor para anunciar al pueblo que la guerra había sido ganada.

El apóstol Pablo resume el Evangelio en la declaración de que Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día. (I Corintios 15.3-4), pero ¿en qué sentido esto es una buena noticia?

Estos datos no pueden ser apreciados como una buena noticia, mientras el individuo no se percate de cuál es su situación ante Dios y cuán urgentemente necesita la salvación.

Las personas no se consideran a sí mismos enemigos de Dios y no sienten que vivan en guerra con Dios. Pero la Biblia afirma que Dios ve a los hombres como sus enemigos y que está en guerra con nosotros por causa de nuestro pecado.

Esto es lo que dice la Biblia:

“Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad” (Salmo 5:5)

“Dios es juez justo, y Un Dios que se indigna cada día contra el impío”(Salmo 7:11)

“Dios ha mirado desde los cielos para ver si hay alguno que entienda, alguno que busque a Dios, todos se han desviado, a una se han corrompido, no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno” (Salmo 53:2-3)

No solo los ateos están en guerra con Dios, todos nos hemos desviado del camino recto, unos de una manera y otros de otra.

En Edén, Dios expulsó a Adán y Eva de su presencia por causa de una sola desobediencia y puso querubines para impedirles el acceso al árbol de la vida y una espada encendida que se revolvía para intimidarles (Génesis 3:24). Desde ese momento toda la raza humana vive en enemistad con Dios. Nuestros primeros padres fueron expulsados por un solo pecado y nosotros hemos pecado miles de veces, agravando nuestro merecido castigo.

Cuando llegamos a reconocer esta realidad y la miseria espiritual en la que todo hombre se encuentra, el Evangelio comienza a tener sentido.

¡La buena noticia es que hay perdón para el pecador que se arrepiente y confía en Jesús!

Pero, mientras la persona no sea consciente de la culpa de su pecado y mientras su conciencia no sea despertada para percibir la grave situación en la que se encuentra, el Evangelio seguirá siendo incomprensible. Y esta es una labor que únicamente el Espíritu Santo puede realizar.

La Biblia dice que todos nosotros éramos enemigos pero Dios ha reconciliado a los creyentes por medio de la muerte de Su HIJO. (Romanos 5.10)

Jesucristo, al morir, experimentó no solo un dolor físico indescriptible, sino que Dios el Padre descargó en él, todo el peso del castigo que merecían muchos pecadores y esta fue la pena que lo hizo gritar en la Cruz “¿por qué me has abandonado?” Dios lo trató a él como al peor de los pecadores. Sin embargo, una vez que Él realizó esta misión, habiendo vencido toda su vida contra el pecado, venció también sobre la muerte y fue exaltado al la diestra del Padre. Desde allí, volverá un día para juzgar a los vivos y a los muertos y entonces su reino será consumado.

Esta verdad se incluye en los credos de muchas iglesias, pero no parece haber afectado la vida de sus adeptos. Deberíamos preguntarnos ¿por qué? – Solamente la predicación del Evangelio en el poder del Espíritu Santo puede llevar a los pecadores a reconocer a Jesús como Señor. (I Corintios 12.3)

La victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte es la mejor noticia para todo aquel que atienda el llamado al arrepentimiento.
Soli Deo Gloria