1. ¿Qué es la casuística y
por qué se centran en ella los puritanos?
La casuística consiste en
enseñar a las personas cómo se sabe lo que Dios quiere que hagan en situaciones
específicas y cómo vivir con la conciencia tranquila delante de Dios. Trata, en
particular, los “casos de conciencia” o las cuestiones éticas y espirituales.
La Reforma del siglo XVI trajo un entendimiento renovado de la justificación
solo por fe y de la santificación por el Espíritu Santo, pero estas mismas
doctrinas suscitaron preguntas como: “¿Cómo puedo saber si tengo esa fe que me
justifica?” o “¿Qué significa agradar a Dios en mi trabajo?”. Por consiguiente,
como herederos de la Reforma los puritanos desarrollaron respuestas basadas en
la Palabra de Dios para ese tipo de preguntas.
2. ¿Qué lugar tenía la
consejería para los puritanos? ¿Era algo que hacían principalmente en el culto
de adoración corporativa o se hacía de uno en uno y en privado?
La respuesta es: ambas
cosas. William Perkins, que escribió un tratado fundamental sobre la
predicación, afirmó que el predicador debe aplicar la ley y el evangelio a las
diversas condiciones espirituales específicas en las que las personas se
encuentran. Alguien ignorante y a quien resulta muy difícil enseñar necesita un
trato sumamente diferente del que se le daría a alguien quebrantado bajo la
culpa del pecado. Algunos oyentes necesitan leche y otros, carne sólida.1 Cincuenta
años más tarde, la Asamblea de Westminster, en el Directorio para la Adoración
Pública a Dios, declaraba que el ministro “no debe acomodarse en la doctrina
general”, sino “hacer que se comprenda” mediante aplicaciones específicas entre
las que se incluyen enseñar la verdad, refutar los errores, exhortar a la
obediencia, advertir contra el pecado, aplicar el consuelo, y dirigir el
autoexamen. Como resultado de semejante planteamiento de la predicación,
los sermones puritanos estaban llenos de consejos prácticos.
Al mismo tiempo, los
puritanos reconocían que un pastor debe aconsejar a las familias y a los
individuos de una forma más personal. Algunos puritanos se dedicaban a esto más
que otros. John Owen dijo que algunas personas de la iglesia se enfrentarán a
dificultades espirituales particulares, como el “terror del Señor” en aquellos
que están convencidos de pecado, pero que todavía no se han convertido; los que
vuelven a caer en el pecado después de la conversión; los que sufren grandes y
largas aflicciones; los que se sienten abandonados por Dios y los que padecen
horribles tentaciones de Satanás. Entender sus casos y proporcionarles la
medicina espiritual adecuada para sanarlos, prestarles atención a estas
personas y preocuparse por ellas con paciencia y ternura forma parte del
llamamiento del pastor. La obra personal es muy fructífera tanto para
consuelo como para reprensión. Richard Baxter declaró: “Por experiencia he
descubierto que un borracho ignorante que lleva tanto tiempo siendo un oyente
improductivo, lograba más conocimiento y sentía más remordimiento de conciencia
en una conversación cercana de media hora que en diez años de predicación
pública”.4Predicar la Palabra es el principal medio de gracia, pero la
consejería personal juega también un papel relevante.
3. La casuística era un
énfasis importante para los puritanos, pero esta palabra no es lo único que se
ha ido perdiendo; también se ha desvanecido su práctica. ¿Qué hemos perdido?
¿Qué ganaríamos si la recuperáramos?
Casi hemos cortado la
experiencia y la práctica de la doctrina bíblica. Por una parte, esto ha
resultado en ocasiones en la predicación que se queda satisfecha simplemente
con enseñar, o con las aplicaciones más generales. Las congregaciones se
convierten en centros de enseñanza que producen cristianos informados, pero que
no saben cómo relacionar sus experiencias y sus batallas particulares para ser
santificados según la Palabra. El regreso a la casuística puritana haría que la
predicación fuera mucho más práctica. También manifestaría más de la sabiduría
de Dios, al sentir las personas ese “¡Vaya! ¡Ese soy yo!” porque sus corazones
resuenan con la forma en que la Biblia describe diversas experiencias
espirituales.
Por otra parte, este
divorcio entre el corazón cristiano y la cabeza cristiana ha resultado, algunas
veces, en consejería que no se basa en las sanas doctrinas de la Escritura,
sino que sigue más bien la psicología secular (con unos pocos versículos por
aquí y por allá). Este tipo de consejería puede convertirse en poco más que
afirmar cualquier cosa que alguien sienta, en lugar de hablar con autoridad a
las tristezas y los pecados de una persona. La casuística puritana haría que
las consejerías fueran más bíblicas. También exhibiría más de la autoridad y
del poder de Dios, porque él no solo se compadece, sino que ordena, juzga y
libera a los cautivos. Un ejemplo puritano de ese tipo de consejería casuística
se puede encontrar en William Bridge, A Lifting Up for the Downcast [Ánimo
en la depression].
4. Una aplicación que
usted saca es “ser un predicador de la Palabra y no un examinador de
sentimientos”. ¿Por qué es esto tan importante? ¿Cómo puede asegurarse un
pastor de estar haciendo esto?
Ciertamente, un pastor
debería formular preguntas sobre las experiencias, las acciones y las
circunstancias de la persona. Sería un necio si hablara antes de escuchar. Pero
el pastor no debe permitir jamás que las expectativas de recibir el respeto
positivo incondicional (o su propio deseo de agradar a las personas) lo
conviertan en un adulador y un lisonjero. El pastor es, más bien, un mensajero
del Señor de los ejércitos (Mal. 2:7). Debe ordenar a las personas que se
arrepientan y crean el evangelio, porque el reino de Dios se ha acercado (Mr.
1:15). Debería preguntarse a sí mismo: “¿Mi predicación y mi consejería aplican
tanto la ley como el evangelio? ¿Es Cristo su sustancia y supremo por encima de
todo? ¿Estoy preparando las almas para el Día del Juicio?”. La idea de que
limitarse a hablar sobre sentimientos hace que las dificultades se resuelvan es
profundamente equivocada. El arrepentimiento y la fe deben ejercerse en los
detalles o en los pequeños cambios.
5. Si un pastor o
cualquier otra persona quisiera ser aconsejada por los puritanos sobre
casuística, ¿cuáles serían los mejores libros a los que se podría recurrir?
Los principiantes podrían
comenzar con Thomas Brooks, Precious Remedies against Satan’s Devices[Remedios
preciosos contra las artimañas de Satanás], una gran ayuda con respecto a los
casos específicos de tentación y, como ya mencioné con anterioridad, William
Bridge, A Lifting Up for the Downcast.
Una amplia visión de la
casuística puritana para la vida cristiana se puede encontrar en Robert Bolton,General
Directions for a Comfortable Walking with God.
Los lectores más avanzados
que estén dispuestos a enfrentarse a las publicaciones del siglo XVII se
beneficiarán de leer el texto puritano clásico de William Ames, Conscience
with the Power and Cases Thereof (digital o impreso).
El súmmum de la casuística
puritana es Richard Baxter, The Christian Directory (descatalogado,
pero disponible en formato digital); pero a Baxter hay que leerlo con mucho
cuidado, porque está en el error en sus opiniones sobre la expiación y la
justificación.
Recomiendo altamente la
lectura regular de sermones puritanos como los de Thomas Manton sobre Hebreos
11. Se puede leer mucho sobre consejería bíblica con solo prestar una atención
especial a las aplicaciones (“usos”) en cada sermón.
Vía: http://www.ibrnj.org