La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples. (Salmos 119:130)
En el siglo XIX un
misionero cristiano (John Patón) se enfrenta con uno del mayor desafío de la
historia misionera: De predicar el evangelio a una tribu muy especial…
¡LOS CANÍBALES!
Imaginemos en tal grado de
oscuridad espiritual que se encontraban estas pobres almas desgraciadas.
Adoraban cualquier objeto
o animales (Árboles, piedras, insectos etc.).
Vivían combatiendo
continuamente con tribus rivales, siendo seres sumamente agresivos.
Los perdedores en
batallas, eran hervidos y comidos por las familias de la tribu vencedora.
Si moría el hombre,
también debía su mujer ser entregada a muerte para “acompañarlo en el más
allá”.
No había entre ellos la
más mínima regla moral.
Vivían sin bañarse,
manchados de la sangre de las guerras y de toda suciedad.
Si habría un pueblo más
desdichado y sumido en la oscuridad: ¡Este era el de los antropófagos!
¿Cómo se podría cambiar
una “cultura” de este tipo? ¿Qué cosa podría efectuar tal milagro?
Pongamos cualquier escrito
filosófico griego y verán que nada puede hacer con ellos.
Elijamos la mejor obra de
literatura de esta tierra, y no podrá influirlos.
Démosle el mejor compendio
cultural y no podrá tan siquiera cambiar la mínima costumbre de esta tribu.
La inteligencia humana es
impotente para cambiar corazones.
Pero el misionero, creía
en el Libro que puede iluminar en la oscuridad: ¡LA SANTA BIBLIA! Les
enseñó a leer, y les tradujo partes de la Biblia enseñándole el camino al
verdadero Dios a través de Jesucristo.
¿Cuál fue el resultado de
que la Biblia, la Palabra de Dios, entrara dentro del pueblo de
caníbales? Aquel grupo que se reunía en una orgía de sangre para devorar a
sus semejantes, ahora estaban limpios, y escuchando la Palabra de Dios.
¡Dejaron las armas de
guerras, dejaron el canibalismo, dejaron la violencia, dejaron de adorar los
objetos, porque por sobre todas las cosas, sus corazones fueron iluminados por
la Palabra de Dios y conocieron a Cristo como su salvador!
El mismo misionero
describe este “cuadro” del pueblo luego que durante duros años, les pudo dar la
Palabra de Dios.
“Al colocar el pan y el
vino en las manos de esos ex antropófagos, otrora manchadas de sangre y ahora
extendidas para recibir y participar de los emblemas del amor del Redentor, me
anticipé al gozo de la gloria hasta el punto de que mi corazón parecía salírseme
del pecho. ¡Yo creo que me sería imposible experimentar una delicia mayor que
ésta, antes de poder contemplar el rostro glorificado del propio Jesucristo!
“La Biblia es el “Libro que alumbra” y puede cambiar la más oscura cultura,
puede hacer entender al alma más simple de esta tierra.
Reseña Biográfica –
Wikipedia
JOHN PATON 1824-1907
John se preguntaba cómo
iba a hacer para evangelizar, y aún a civilizar, a estas tribus, pero aun así
siguió haciéndolo. Comenzó a hacer amistad con algunos allí y a aprender el
idioma de los mismos; diseñó una manera de escribir el idioma; y utilizando una
pequeña imprenta, comenzó a reproducir algunos textos Bíblicos en el idioma
Tannense.
Luego de cuatro años en
Tanna, en medio de una guerra entre diferentes tribus, uno de sus amigos
Tannenses le advirtió que esa noche habían resuelto algunos de la tribu matarlo
y comérselo. John escapó de su casa con su Biblia y con los escritos traducidos
a Tannense para nunca volver. En todo este tiempo, John se apegó a las palabras
de Jesús “He aquí, estaré contigo siempre.”
Logró abordar un barco y
salir eventualmente a Australia y luego regresó a su tierra natal de Escocia
donde conoció y se casó con Margaret Whitecross. Dos años después, John y
Margaret regresaron a las Islas Nuevas Hébridas, estableciéndose una misión en
la isla Aniwa, donde encontraron tribus similares a los de la isla de Tanna,
pero donde corrieron con mejor suerte que en la previa.
En Aniwa, también
aprendieron el idioma, establecieron dos casas para huérfanos, enseñaron a leer
la Biblia, educaron a muchos en Doctrina Cristiana y enviaban a estos mismos a
las otras tribus a evangelizar. Allí John y Margaret tuvieron varios hijos más,
uno de los cuales cuando creció regresó a las Islas Nuevas Hébridas también
como misioneros. Treinta y tres años después de establecidos en Aniwa, se
publicó el Nuevo Testamento en el idioma Aniwence.
En sus últimos años, John
y Margaret se establecieron en Australia donde ayudaban a promocionar misiones
a las Islas Nuevas Hébridas – con mucho éxito ya que por lo menos 25 misiones
se establecieron en estas islas. John murió a los 83 años, dejando un ejemplo
para todos nosotros de alguien que dedicó su vida entera a Dios y que sufrió
por alcanzar a los necesitados de la Palabra de Dios.
Recurso PDF: Testimonio de John Paton
Recurso PDF: Testimonio de John Paton
Soli
Deo Gloria