Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra... (2 Ti 4:1-2).
Los creyentes creemos que
la doctrina es fundamental para el cristianismo, o por lo menos aquellos que
defendemos la idea de que el cristianismo es mucho más que sentimientos, y con
esto me refiero a conocimientos. La palabra doctrina quiere decir enseñanza. Para
el creyente esto, es decir, la doctrina, es fundamental. Sin ella no puede
vivir. Sin embargo sabemos que hay doctrinas más importantes que otras.
Tan importante es para el
creyente que esto fue lo que Cristo hizo…enseñar! El Señor les enseñó muchas
cosas a sus discípulos y les advirtió que el que le amaba era aquel que
guardaba sus palabras (Juan 14: 21-25). Todo lo que Cristo quiso enseñarnos nos
fue escrito en la Biblia por los apóstoles siendo llevados por el Espíritu
Santo. Esta es la razón por la que la doctrina es de suma importancia para el
creyente. No estamos aquí porque sintamos lo mismo, sino porque creemos doctrinas
que nos fueron reveladas en la Escritura por medio de la regeneración del
Espíritu Santo.
Sin embargo, no todos los
creyentes creen lo mismo. Es aquí donde la doctrina cumple un papel importante,
pues de acuerdo a como uno interprete las enseñanzas bíblicas, así va a poder
convivir o congregarse con otros hermanos. Por ejemplo, en mi país existen
escasas iglesias reformadas, entre las cuales la mayor parte son
presbiterianas. Los líderes de mi iglesia nos reunimos algunas ocasiones al año
para tener comunión unos con otros y evaluar las distintas cosas que podemos
hacer para llevar la reforma a otras iglesias. Alguien podría preguntar: “Debería
un bautista reformado reunirse con presbiterianos?” Mi respuesta: Por
supuesto que sí! Y la razón es la siguiente: Existen, según ha sido definido en
teología, tres niveles de doctrina. Estos niveles son los que nos unen o
dividen.
Doctrinas
de Primer Orden
Estas doctrinas son las
bases para que una persona pueda llamarse cristiano o no. Dentro de estas está
la deidad y humanidad de Jesucristo, la Trinidad, la inspiración de la Biblia,
la salvación por medio de la justificación por la fe, etc. Aquel que niegue
alguna de estas doctrinas no es, ni puede llamarse un cristiano.
Es con estas personas con
las que no debemos mantener ningún contacto en el ámbito religioso. Por
supuesto que podemos mantener conversaciones doctrinales con ellos, pero nunca
debemos asociarnos con ellos como si fuesen hermanos, pues no lo son.
Doctrinas
de Segundo Orden
Es en estas doctrinas en
donde los creyentes pueden estar en desacuerdo y esto traerá división doctrinal entre
los hermanos en la fe. Entre estas doctrinas está el Bautismo. Como bautista el
bautismo de infantes me parece inconcebible, pero para los presbiterianos, esto
es de suma importancia en la forma de entender el pacto divino.
A pesar de que no estoy de
acuerdo con el pedobautismo, considero a los presbiterianos reformados
como hermanos en la fe y esto me permite poder tener comunión con ellos. Esto
no significa que vaya a ser miembro de alguna de sus iglesias, pues no podría
someterme a sus confesiones, ni ellos a las mías, sin embargo, por la fe que
nos une, y las doctrinas de prima importancia que compartimos, puedo y debo
amarles como hermanos y luchar por expandir el evangelio verdadero a través de
todo el mundo. Esta es la razón por la cual puedo reunirme con mis hermanos
presbiterianos para estudiar la Biblia.
Doctrinas
de Tercer Orden
Dentro de estas se
encuentra la escatología o el estudio de los últimos días. Estas doctrinas no
impiden que los creyentes tengan comunión como miembros de una misma
congregación. Es decir, el que una persona sea premilenialista, amilenialista,
postminealista no le impide a ambos ser miembros de una misma iglesia.
Ahora, quiere decir esto
que los creyentes no deben discutir en cuestión de las diferencias doctrinales?
No! Como miembros del cuerpo de Cristo estamos llamados a estudiar y someternos
a las verdades reveladas en las Escrituras. Esto nos lleva a que cuando hay
desacuerdos entre hermanos, con amor, debemos discutir y buscar esa verdad que
Dios quiere que conozcamos. Por qué? Porque la adquisición del conocimiento de
las verdades enseñadas por Cristo en su palabra le glorifica.
Los creyentes no debemos
quedarnos estáticos en nuestro conocimiento, sino que día a día, conforme vamos
madurando en la fe y conforme estudiamos la palabra de Dios, debemos someternos
a esas nuevas verdades que el Espíritu Santo no va mostrando en nuestro andar
cristiano. Y esto nos debe llevar a querer ser cada vez más bíblicos con
el fin de que Cristo sea glorificado.
Los debates respecto
a la escatología son sanos y deben servir para edificar a los creyentes, para
que estos crezcan en el conocimiento de la verdad de Dios. Por ejemplo, los
presbiterianos y los bautistas no podemos estar en lo correcto con respecto al
bautismo. Alguna de las dos posiciones debe ser la verdadera. Entonces, si
queremos crecer en conocimiento y humildad debemos debatir el tema para que si
alguien deba cambiar de posición así lo haga sabiendo que el reconocimiento de
la verdad bíblica por el creyente trae gloria y gozo a Dios.
Con esto quise mostrar que
debemos saber diferenciar con quien nos asociamos. La Biblia nos dice que
debemos asociarnos con hermanos en la fe, mientras que debemos separarnos de
los impíos en lo que respecta al culto cristiano. No debemos tener comunión con
aquellos que dicen ser creyentes pero que con sus actos niegan a Cristo (Tito
1: 16; 1 Corintios 5: 11). Pero sabiendo que debemos, siempre, contender
por la verdad.
Fuente: https://sujetosalaroca.org
Soli Deo Gloria